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Cristo venceEs doctrina teológicamente cierta que los demonios producen efectos mágicos. La magia es aquello que produce efectos admirables y desacostumbrados. Un amigo de mi juventud, llamó a un sacerdote conocido porque en su casa ocurrían cosas muy extrañas. Entre otras en un instante, las imágenes religiosas que tenía en el comedor, daban la vuelta cara a la pared. Yo no vi este fenómeno, pero me fío de lo que dicen mis amigos, sino se demuestra lo contrario. El exorcista P. Francisco de Paula Solá S.J, que en el cielo estés, dijo en una entrevista: Aparte de esto (la posesión diabólica) existe también la influencia diabólica, muy frecuente, y que es muy diferente. Se trata de una influencia que se manifiesta en cosas extrañas.

En la Sagrada Escritura aparecen casos de intervención diabólica que producen efectos muy extraños: Los encantadores de Egipto que convertían báculos en serpientes (Ex. 7,10-12); la sierva pitonisa que producía grandes beneficios a sus amos, adivinando cosas (Hech 23, 8ss); el mago Elimas. Nuestro Señor Jesucristo dice que vendrán muchos falsos profetas que obrarán  grandes señales y prodigios (MT. 24,24).

En los escritos de los Santos Padres dicen que aparecen demonios que han realizado cosas mágicas, dando oráculos. La magia cesa invocando el nombre de Cristo y la señal de la Cruz.

En nuestros tiempos es muy frecuente oír hablar de espiritismo, sesiones diabólicas, misas negras. El Magisterio de la Iglesia nos dice que no es lícito asistir a cualquiera o cualquier alocución o manifestación espiritista, ni siquiera a las que presentan apariencia de honestidad o de piedad, ora interrogando a las almas, ora solo mirando, aún con protesta tácita o expresa de no querer parte con los espíritus malignos (Denzinger 2182).

En el número 1673 del Catecismo de la Iglesia Católica, leemos: Cuando la Iglesia pide públicamente y con autoridad, en nombre de Jesucristo, que una persona o un objeto sea protegido contra las asechanzas del maligno y sustraída a su dominio, se habla de exorcismo. Jesús lo practicó (cf Mc 1, 25) de él tiene la Iglesia el poder y el oficio de exorcizar (cf Mc 3, 15;6,7.13).

Dirigiéndose a los católicos de todo el mundo Su Santidad Pablo VI, lanzó este interrogante: ¿Cuáles son las necesidades de la Iglesia? No os maraville como simplista, hasta como supersticiosa e irreal nuestra respuesta: una de las grandes necesidades es la defensa de ese mal que llamamos demonio.

P. Manuel Martínez Cano, mCR

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