Tiene la voz nuestra presidenta: “A mi entender, el Rvdo. P. Abad de Montserrat ha sufrido el mal de altura, física y espiritual. Ha dicho que la “doctrina social de la Iglesia reconoce a Cataluña como nación”. No es verdad. Puede ser verdad, sólo en el sentido que lo decía San Antonio Mª Claret: “mi nación es Sallent”, el pueblecito catalán donde nació.”

Habla Pedro: “A mí lo que más se me ha atragantado han sido estas palabras del Abad: “apoyaré la decisión de la población, también si es a favor de la independencia”. ¿Desde cuándo es criterio de verdad lo que decida la población? ¿Siempre es bueno lo que haga el pueblo? Fue el  “pueblo”, el que asesinó a sus hermanos benedictinos de Montserrat y a más de siete mil sacerdotes y religiosos, y millares de millares de seglares; fue el pueblo el que destruyó más de 20.000 templos, monasterios, parroquias, obras de arte,…”

Habla Salomé: “Eso que llaman pueblo, no ha sido nunca tan manipulado por los organismos políticos y sus medios de comunicación como en nuestros días. No siempre es verdad lo que dice la mayoría. En el vientre de una mujer embarazada no hay un conjunto de lo que a cada uno le dé la gana decir. Es un niño o una niña.  No es verdad eso que llaman “interrupción del embarazo”; es el asesinato de niños y niñas inocentes e indefensos. Padre Abad; el pueblo tiene poder para asesinar a inocentes.”

Andrés dice: que el romanticismo es como la imaginación, la loca de la casa, que decía santa Teresa de Jesús. Yo añado que también es la loca de cientos monasterios, noviciados y seminarios. El P. Abad ha dicho que “el Vaticano establecería nuevas relaciones diplomáticas con un hipotético estado catalán” Romanticismo imaginativo, diametralmente opuesto al “seny catalán”, sentido común catalán.

Ruth: “Es evidente que Cataluña se está descristianizando a marchas forzadas. Por tanto, esas fantasmales relaciones diplomáticas, no serían con Cataluña, porque como dijo el santo patriarca de Vic: “Cataluña será cristiana, o no será”. Las cosas forzadas anticristianas las manipulan los enemigos de Dios, de la Iglesia y de España y, por tanto, los enemigos de Cataluña.”

La voz de María: En mi casa y en las casas de todos mis familiares siempre hemos hablado en catalán; y ninguno de nosotros tiene prejuicio de hablar con quién sea en español, que es el otro idioma oficial de nuestra Cataluña, tradicional e histórica. No entiendo porque el Abad advierte que “la lengua es lo que denota la soberanía de un pueblo, cuando este no tiene soberanía política”, y que “tocar la lengua es tocar un aspecto delicado y sensible” Al Reverendo se le olvida decir que tanto el catalán como el castellano, son idiomas de España que hay que fomentar y cultivar.

 

Magdalena, Presidenta.

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