cviiMi profesor de Historia, Ascética y Mística, Mosén José Ricart Torrens, ante tantos desvaríos y corruptelas que se decían y hacían en nombre del Concilio Vaticano II, escribió el libro “Lo que no ha dicho el Concilio”. En el cual demuestra que los autores de artículos, libros y aberraciones litúrgicas y dogmáticas, no habían leído el Concilio; y si lo habían leído era bajo la inspiración del príncipe de este mundo, el diablo; del diablo se decía, escribía y predicaba lo siguiente: “No existe, es el nombre vulgar para designar lo males de esta vida”.

Luzbel, Lucifer, Satanás, el diablo es uno de los personajes centrales de la Sagrada Escritura; el Magisterio de la Iglesia no ha cesado de recordarnos esa verdad teológica.

El Concilio Vaticano II, aunque excluye la intención de dar definiciones, usa con gran cuidado crítico las expresiones bíblicas y nos habla explícitamente del culto de los ángeles, a quienes “la Iglesia… profesó peculiar veneración e imploró piadosamente el auxilio de su intercesión” [LG 50, 1]

El mismo Vaticano II, habla de Satanás, al menos en los siguientes pasajes:

  • “El hombre, tentado por el Maligno, abuso de su libertad, alzándose contra Dios” (Gs. 13,1)
  • “El hombre es incapaz de superar eficazmente por sí mismo los asaltos del mal” (Gs. 13,2).
  • “Pero el Señor mismo ha venido a librar al hombre del poder de las tinieblas y de satanás” (Ag. 3,1)
  • “Arrojando fuera al príncipe de este mundo (JN 12, 31), que lo retenía en la esclavitud del pecado” (Gs. 13,2).
  • “El Hijo de Dios, con su muerte y resurrección, nos ha librado del poder de Satanás” (Sc. 6,1).
  • “Nos arrancó de la esclavitud de Satanás y del pecado” (Gs. 22,3).
  • “Una dura contienda contra el poder de las tinieblas se extiende a través de toda la historia humana” (Gs. 37,2).
  • “Con demasiada frecuencia los hombres han sido engañados por el Maligno” (LG. 16).
  • “La Iglesia consigue con su obra que todo lo bueno que se halla depositado en la mente y en el corazón de los hombres, en los ritos y en las culturas de los pueblos, no solamente no desaparezca, sino que se purifique, se eleve y se perfecciones para la gloria de Dios, confusión del demonio y felicidad del hombre” (LG. 17; Ag. 9,2).
  • “Cristo derroca el imperio del diablo y aparta la variada malicia de los crímenes” (Ag. 9,2).
  • “La Madre del Redentor es insinuada proféticamente en la promesa de victoria sobre la serpiente, dada a nuestros primeros padres caídos en pecado” (Lg, 55)7

Además la Liturgia alude frecuentemente tanto a los ángeles como a los demonios.

¡¿Quién como Dios?! Fue el grito de combate del arcángel San Miguel contra Luzbel. Andamos a él siempre:

Arcángel San Miguel, defiéndenos en la lucha, sé nuestro ampara contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes. Y tú, príncipe de la milicia celestial, lanza al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros malignos espíritus, que discurren por el mundo para perder a las almas. Amén.

 Manuel Martínez Cano

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