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Después del Principio y Fundamento, quiere san Ignacio que el ejercitante aprenda a examinar su san ignacioconciencia cada día. El examen particular y cotidiano tiene tres tiempos y dos veces examinarse. El primer tiempo, es a la mañana en levantándose, debe el hombre proponer con diligencia, aquel pecado particular o defecto que se quiere corregir y enmendar.

El segundo tiempo es que al mediodía pidamos gracia a Dios para recordar las veces que he caído en ese pecado o defecto para enmendarme.

El tercer tiempo es hacer lo mismo por la noche, comparando un examen con el otro, y proponer enmienda. Cada vez que el hombre cae en aquel pecado o defecto particular, póngase la mano en el pecho doliéndose de haber caído.

Conferir los exámenes de un día con los otros para ver el progreso espiritual.

El examen general de conciencia es para limpiar el alama y hacer mejor así la confesión general. San Ignacio dice: “Presupongo en mí tres pensamientos o incitaciones a obrar, es a saber, uno propio mío, el cual sale de mi mera libertad y querer y otros dos que vienen de fuera, el uno que viene del buen espíritu y el otro del malo.

San Ignacio, pasa a reparar los pecados de pensamiento, palabra, obra y omisión, que podemos hacer, recordando los mandamientos de la ley de Dios de la santa Madre Iglesia, los pecados capitales…

Modo de hacer el examen general y contiene en si 5 puntos.

El primer punto es dar gracias a Dios Nuestro Señor por los beneficios recibidos.

El segundo, pedir gracia para conocer los pecados y lanzarlos.

El tercero, demandar cuenta al ánima: desde la hora que se levantó hasta el examen presente de hora en hora, o de tiempo en tiempo; y primero del pensamiento, y después de la palabra, y después de la obra, por la misma orden que se dijo en el examen particular.

El cuarto, pedir perdón a Dios Nuestro Señor de las faltas.

El quinto, proponer enmienda con su gracia. Pater Noster. El examen debe hacerse al mediodía y por la noche.

San Juan de Ávila dice: “Los peligros muy grandes entre otros, tenemos en esta vida, que debemos evitar viviendo con gran vigilancia para conseguirlo:

1)     El uno es no mirarnos, no tomarnos en cuenta de quienes somos ¡Ay de quien no se ha examinado! ¡Ay de quien no se procura saber quién es!

2)     El otro es, después de habernos visto y de saber quiénes somos, desmayar. ¡Ay de aquél que después que se ha examinado y ha caído en la cuenta de lo que, desmaya!

No podrán durar mucho las faltas, si dura en vos este examen y este tomaros cuenta y reprenderos cada día y cada hora. Y si duran las faltas, dice el P. Rodríguez, comentando este pasaje y por ventura años os estáis tan inmortificados tan vivos y enteros en vuestras pasiones como al principio, es porque no usáis como debéis de estos medios”.

Es conveniente empezar por el examen particular, porque al computar sus faltas, se recorre ya gran parte del campo del examen general. En Ejercicios, el examen particular se hace para quitar faltas y defectos en la práctica de los ejercicios particulares, en las meditaciones del día y las negligencias en guardar las adiciones o normas que da san Ignacio.

Las faltas voluntarias, no combatidas, pueden, poco a poco hacernos olvidar el amor que Dios nos tiene y el que debemos tenerle a Él.

Beata Mª Pilar Izquierdo (27 de junio de 1906  Zaragoza – 27 de Agosto 1945):

“Procurar en el examen detenerte un poco, y en el examen particular embeberte por completo; espero que esos dos puntos los harás cada día mejor”. “El examen particular lo puedes hacer de este punto: Jesús mío, como si me fuese a morir, perdóname la vida pasada y todas mis ignorancias y también todo lo que no te hago por mi culpa”. “Te es muy necesario hacer el examen particular, buscando en todas las partes sus divinos ojos, y cuando llegue la noche, te examinarás si verdaderamente has puesto tu corazón en buscar sus divinos ojos. Ya verás, si lo haces así, qué dulce te será la vida y cuánto amaras a nuestro Amado”.

 

P. Manuel Martínez Cano mCR