He estado diez días en “la tierra de María Santísima”, Andalucía, dando los puntos de meditación de los ejercicios espirituales de san Ignacio de Loyola, a unas monjas de vida contemplativa. Sobre mi mesa de trabajo me encuentro con mucha información que merece algunas matizaciones. Seguro que ya estáis al corriente de esas novedades.
Buenas gentes se escandalizan de que el Gobierno de subvenciones a varias asociaciones y entidades del lobby homosexual, de los proabortistas y otras que defienden un laicismo radical. Pues que le vamos a hacer, eso es la democracia. Con impuestos pagados por ciudadanos honrados se pueden subvencionar actividades públicas que corrompen a sus propios hijos. Para los demócratas no hay bien ni mal; verdad o mentira. Lo que ellos dicen y hacen, se puede decir y hacer y el pueblo a callar, porque los políticos son sus legítimos representantes.
Fabián Fernández de Alarcón, vicepresidente de Profesionales por la Ética, ha manifestado que “España no puede permitirse el lujo de financiar con nuestros impuestos programas y partidos presupuestarias de mantenimiento de entidades, asociaciones y proyectos varios. Pero si además los beneficiarios tienen un sesgo ideológico definido, la indignación es mayor. Bien está que se ayude a grupos sociales desfavorecidos o excluidos, pero financiar la entrada de colectivos homosexuales para formar a nuestros niños en los colegios e institutos y promover el aborto nos parece demasiado. El Gobierno tiene una oportunidad de oro para poner fin a ayudas genéricas de corte ideológico o de mantenimiento de estructuras burocráticas”. En total 1.588.171 Euros.
El arzobispo Silvano Tomasí, observador permanente de la Santa Sede, ante las naciones Unidas y otros organismos internacionales de Ginebra, denunció en la 23 sesión del Consejo de Derechos Humanos que “más de cien mil cristianos son asesinados al año por la fe”. Mártires de Cristo, cuya sangre es semilla de nuevos cristianos. Es evidente, que muchísimos católicos no somos santos. Pero en la Sagrada Escritura, Dios nos dice “sed santos como yo soy santo”. Y Dios hecho hombre, nuestro Señor Jesucristo, nos dice: “sed perfectos como mi Padre celestial es perfecto”. Esa es nuestra asignatura pendiente.
Cristo también nos dice: “amad a vuestros enemigos”. A los que asesinan a nuestros mártires, muchos de ellos en países musulmanes. El Corán manda a los musulmanes extirpar de la tierra a los que no aceptan el Islam. Es necesario pues “combatir los nobles combates de la fe”, a los que nos llama san Pablo: oración, sacrificio y apostolado. La Nueva Evangelización es cuestión de santidad y martirio.

P. Manuel Martínez Cano, mCR