Pablo: La impiedad se ha institucionalizado. La impiedad y el salvajismo humano. Las leyes democráticas del aborto, divorcio etc. Han institucionalizado el mal moral. Estamos en las antípodas de la Europa cristiana, con su profesión de fe en la vida pública y sus leyes positivas fundamentadas en la ley divino natural.

Magdalena: No se puede dejar la ley de Dios en vano. Ni la concordia en las relaciones de la Iglesia y el poder político. La violencia y malestar social hunde sus raíces en la conciencia deformada por las ideologías imperantes; sólo la Iglesia tiene los medios espirituales necesarios para formar la conciencia sobre bases humanas y sobrenaturales.

Juan: Una sociedad sólidamente asentada, debe tener en cuenta a los cuerpos intermedios que la configura: familia, municipio, empresa, universidad etc. Financiar sus actividades sociales sanas con los impuestos justos de todos los contribuyentes.

Judit: La restauración de todas las cosas en Cristo, como enseña el Magisterio de la Iglesia, implica no sólo la restauración dentro de la Iglesia, pueblo de Dios, sino también la restauración de todas las cosas humanas y sociales.

Andrés: La Iglesia, al evangelizar a los pueblos, los civiliza. La acción misionera de España en América del sur y otras partes de la tierra es sencillamente extraordinaria. “Una obra sin par”, decía el beato Juan Pablo II.

María: Es verdad que todas las culturas históricas conocieron su declive y extinción. Han sido obras de los hombres. Pero la civilización cristiana, que sufre una gran decadencia, volverá a restaurar su antiguo esplendor, porque es obra de Dios. Para ellos es necesario el coraje y valentía de la jerarquía eclesiástica y de los seglares.

Mateo: Sí, es necesario el enfrentamiento cara a cara con los hijos de las tinieblas y vencerlos hasta conseguir la conversión de sus corazones. Así conseguiremos el establecimiento universal del Reinado Social de nuestro Señor Jesucristo.

Sara: Su santidad Francisco ha hablado muchas veces del demonio y su influencia en las almas y en la sociedad. Lo último que le he leído, es lo siguiente: “El demonio lanza todos los días en nuestros corazones la semilla del pesimismo y la amargura… Abrámonos entonces al soplo del Espíritu Santo que no deja de esparcir semillas de esperanza y confianza” ¡quién como Dios!

José: Indiscutiblemente, debemos combatir los nobles combates de la fe. Job dice que “la vida del hombre sobre la tierra es milicia”. Una lucha constante contra Satanás y sus secuaces. San Pío X dice: “ Dada la guerra continua de la carne contra el espíritu, de las tinieblas contra la luz, de Satanás contra Dios… a las pacíficas conquistas de la Iglesia se van haciendo continuos ataques, tanto más dolorosos y funestos cuánto más propende la humana sociedad a regirse por principios adversos al concepto cristiano, y, aún más, a apostar totalmente de Dios” ¡Nada sin Dios!

 Magdalena Presidenta