Parte Segunda
DE LA DEVOCIÓN MÁS EXCELENTE
A LA SANTÍSIMA VIRGEN
Motivos de esta perfecta consagración
151. Cuarto motivo. – Esta devoción, fielmente practicada, es un excelente medio para que se enderece a la mayor gloria de Dios el valor de nuestras buenas obras.
Casi nadie obra con referencia a este noble fin, por más que a ello está obligado, ya sea por ignorar dónde está esa mayor gloria, ya sea por no quererla alcanzar. Pero comoquiera que la Santísima Virgen, a quien se ha cedido el valor y el mérito de las buenas obras, conoce perfectamente dónde está la mayor gloria de Dios, un perfecto servidor de esta buena Señora, que está enteramente consagrado a Ella, puede afirmar seguramente que el valor de todas sus acciones, pensamientos y palabras se emplea en la mayor gloria de Dios. ¿Es posible hallar nada más consolador para un alma que ame al Señor con un amor puro y desinteresado, y que se propone más la gloria y los intereses de Dios que los suyos propios?
152. Quinto motivo. – Esta devoción es un camino fácil, corto, perfecto y seguro para llegar a la unión con Dios que es la perfección cristiana.
1.º Es un camino fácil, es un camino que Jesús ha recorrido viniendo a nosotros, y en que no se encuentra ningún tropiezo para llegar a El.
Es verdad que es posible llegar a la unión con Dios por otros caminos, pero será pasando por muchas más cruces y extraños desfallecimientos, y al través de muchas más dificultades, penosísimas de vencer. Será menester pasar por noches oscuras, por combates, por agonías terribles, por encima de montañas escarpadas, por punzantes espinas y horrorosos desiertos. Pero por el camino de María se marcha dulce y tranquilamente. En verdad también se encuentran rudos combates que librar y dificultades que vencer, pero esta buena Madre se coloca tan cerca de todos los fieles servidores para alumbrarlos en sus tinieblas y en sus dudas, para fortalecerlos en sus temores, para sostenerlos en sus batallas y sus dificultades, que verdaderamente este camino virginal para hallar a Jesucristo, es un camino de rosas comparado con los demás caminos. Ha habido algunos Santos, bien que en corto número, como San Efrén, San Juan Damasceno, San Bernardo, San Bernardino, San Buenaventura, San Francisco de Sales, etc., que han ido a Jesús por este camino dulce, porque el Espíritu Santo, Esposo fiel de María, se lo ha mostrado por una gracia singular; pero otros Santos, que son en mayor número, no han entrado, sin embargo, o han entrado muy poco, por más que hayan sido devotos de la Santa Virgen, en este camino. Y por esto han pasado por pruebas más rudas y más peligrosas.
153. ¿De qué viene, pues, me preguntarán algunos devotos de María, que los servidores fieles de esta buena Madre tienen tantas ocasiones de padecer, y que efectivamente sufren más que los que no lo son tanto? Se les contradice, se les persigue, se les calumnia, nada se sufre en ellos, o bien marchan en tinieblas interiores y por desiertos en que no cae la menor gota de rocío del cielo; ¿por qué sucede que los tales devotos sean los más menospreciados, siendo así que esa devoción a la Santísima Virgen hace tan fácil el camino?
154. Respondo a esta dificultad, que siendo los más fieles servidores de la Santísima Virgen sus mayores favoritos, es verdad que reciben de Ella las gracias y favores del cielo más grandes, que son las cruces, pero sostengo que también son los servidores de María los que soportan estas cruces con más facilidad, mérito y gloria, y que lo que detendría mil veces a otro o le haría caer, no les detiene una sola vez, antes bien les hace avanzar, porque esta buena Madre endulza todas estas cruces que Ella les prepara con el azúcar de su dulzura maternal y con la unción del puro amor.
155. 2.º Esta devoción a la Santísima Virgen es un camino corto para hallar a Jesucristo, ya sea porque en él no hay extravíos, ya sea porque, como acabo de decir, por él se camina con más gozo y facilidad y, por tanto, con más prontitud. Se avanza más en poco tiempo de sumisión y de dependencia de María, que en años enteros de propia voluntad y de apoyo sobre sí mismo; porque el hombre obediente y sometido a la divina María cantará victorias señaladas sobre todos sus enemigos.
Pingback: Artículos de la Semana (23/07/2013) | Blog del P. Manuel Martínez Cano