Franco salvó la vida de millares de judíos que buscaban refugio fuera de sus propios países.
Me interesa insistir en este último tema, porque la conducta de Franco, que algunos
tergiversan, para desfigurarle, contrasta con la de ciertos países europeos, como Inglaterra, que rechazaron a los judíos que en ella buscaban refugio. Recojo, para colocar las cosas en su sitio, lo que Rogelio Baón cuenta: «Si los judíos salvados directa o indirectamente por Franco se congregasen en la madrileña plaza de Oriente para tributarle un homenaje de gratitud, resultaría una estruendosa manifestación que ahogaría buena parte de los lamentos de quienes murieron en los campos de concentración nazis. Varios colaboradores de Franco, en relación con el tema judío, coinciden en subrayar que él siempre distinguió entre actitud política y actitud humanitaria, entre Israel-Estado y pueblo judío.
Creó la ficción legal de hacer españoles a los sefarditas (de ahí que salvasen la piel los de Grecia y Bosnia); el primer barco que zarpó hacia Haifa era el Plus Ultra y procedía de Barcelona con medio millar de judíos; confirmó y respetó el estatuto de los 14.000 judíos, en 1941, residentes en el Marruecos español, etc. En materia consular, no pocos —varios millares— de pasaportes y salvoconductos fueron facilitados a judíos en la época nazi e incluso, desde la embajada de El Cairo, en el periodo próximo a la guerra de los Seis Días. De todo ello, sin embargo, tienen buena prueba la Secretaría de Estado norteamericana y el gobierno federal alemán.
Entre 60.000 y 200.000 judíos (¿quién puede ponerse de acuerdo en tan peliaguda contabilidad futurible?) oscilan los que deben un recuerdo cariñoso a Franco. Alguna voz aislada, como la del doctor Chaim U. Lipschitz, ha reconocido tanta acción generosa del Caudillo de los españoles al decir: «El mes próximo iré a dar las gracias a Franco, en nombre del pueblo judío, porque durante la Segunda Guerra Mundial salvó a millares de una muerte cierta»»
En agradecimiento a Franco, en la sinagoga de Nueva York, se celebra por él un acto religioso todos los 20 de noviembre.
Monseñor Guerra Campos, en La Iglesia en España. Síntesis histórica (separata del Boletín Oficial del Obispado de Cuenca del 5 de mayo de 1986), escribe:
«Franco protegió a innumerables judíos perseguidos en territorios ocupados por Alemania, en los años 1942 y siguientes, y salvó numerosas vidas dándoles acogida provisional y libre paso por España. Fue España la única nación que emprendió una operación de salvamento de judíos, que benefició a no menos de 45.000, lo cual impresionó justamente a la opinión católica norteamericana» (p. 34, nota 9).
* * *
Me permito insistir en este tema porque conviene dar a conocer a la opinión pública la verdad sobre la conducta del Caudillo con relación a los judíos en unas circunstancias verdaderamente difíciles y cargadas de riesgo. He aquí el texto de la carta que publicó el diario ABC, en su número de 13 de marzo de 1994:
«Señor director: en las noticias de la noche de Antena 3 Televisión, hablando de la película La lista de Schinder, el locutor citó cómo el embajador señor Sanz Briz (y cito las palabras del locutor), «contraviniendo las órdenes del general Franco», salvó a miles de judíos.
Durante la ocupación alemana en Francia le tocó a mi padre, entonces coronel, Antonio Barroso Sánchez-Guerra, ocupar el puesto de agregado militar en la Embajada de España en París. El entonces embajador, así
como todo el personal civil de la Embajada, siguiendo órdenes del Gobierno español se trasladó a Vichy, donde estaba el Gobierno de Pétain. Solamente se quedaron en el París ocupado por los alemanes los agregados militares con mi padre al frente, por ser el decano, y con ellos, naturalmente, sus familias, por tanto, esto que le cuento lo he vivido personalmente.
Al empezar en París la persecución a los judíos y en toda la Francia ocupada, se recibió orden del Gobierno español de atender a todos los judíos sefarditas, darles pasaporte español y ayudarles a trasladarse a España. Muchos fueron los que así se salvaron. ¿Cuántos? Posiblemente quedará en alguna parte el registro de todos ellos. A algunos los hemos conocido a nuestro regreso a España y ellos pueden dar fe de lo que digo. Pero la orden vino del Gobierno del entonces general Franco. Hay cosas que no se pueden decir alegremente en TV, si no se tiene certeza de ello. Rosario Barroso Felt».
(…) Confirma lo que acabamos de escribir Eduardo Palomar Baró, en la carta que publicó en ABC, el 1 de diciembre de 1994, y que es tal y como sigue:
«Señor director: Con todo merecimiento, el Gobierno húngaro ha honrado la memoria del diplomático español Ángel Sanz Briz, concediendo a su viuda la medalla del Mérito de Hungría por haber salvado a más de cinco mil judíos durante la ocupación nazi de Budapest en el año 1944. Lo que resulta un poco chocante y curioso es que casi todos los medios de comunicación hayan silenciado la directísima intervención de Franco respecto a los judíos perseguidos por Hitler y que residían en Francia, Hungría, Grecia, Rumania, Polonia y Bulgaria. Para ser fieles a la historia reciente, vale la pena citar el testimonio del rabino Chaim Lipschitz, del seminario hebreo Torah Vodaath and Mesivta, en Brooklyn, publicado en la revista Newsweek en febrero de 1970: «Tengo pruebas de que el jefe del Estado español. Francisco Franco, salvó a más de sesenta mil judíos durante la II Guerra Mundial. Ya va a ser hora de que alguien dé las gracias a Franco por ello». En el libro La banalidad del bien, de Enrico Deaglio (Ed. Feltrinelli, Milán), en uno de sus párrafos dice: «Si bien el papel de la España franquista en las operaciones de salvamento de los judíos europeos ha sido silenciado casi del todo, fue decididamente superior al de las democracias antihitlerianas». Por todas las acciones de Franco respecto a los judíos, en las sinagogas de los EEUU, todos los 20 de noviembre se pronuncia un responso o «kadish» en memoria del hombre que libró a tantos hebreos del holocausto.
Pingback: Artículos de la Semana (30/07/2013) | Blog del P. Manuel Martínez Cano