Con bastante retraso he leído la homilía del Santo Padre Francisco del 23 de junio. El Papa afirma rotundamente: “¡Hoy tenemos más mártires que en los primeros siglos! Pero también existe el martirio cotidiano, que no implica la muerte pero es también “perder la vida” por Cristo, cumpliendo con su deber con amor, según la lógica de Jesús, la lógica del don y del sacrificio”. Como era la víspera de san Juan, el Papa dijo que el Bautista “Murió por la causa de la verdad cuando denunció el adulterio de Herodes y Herodías. ¡Cuántas personas pagan un alto precio por su compromiso con la verdad! ¡Cuántos hombres justos prefieren ir contracorriente! ¡No tengáis miedo de ir contracorriente! ¡Sean valientes!”
Nuestro blog nació en septiembre del año pasado Contracorriente. Y seguimos contracorriente: contra el olvido de Dios y el desprecio de su santa ley, el amor a Dios sobre todas las cosas y el fiel cumplimiento de los Mandamientos de la ley de Dios.
Contra la desobediencia al Papa, la fiel obediencia al Vicario de Cristo en la tierra.
Contra la anarquía litúrgica, la fidelidad a las rúbricas y al espíritu de la Iglesia.
Contra la muerte del alma por el pecado mortal, la vida de la gracia santificante que nos diviniza.
Contra la leyenda negra de España e Hispanoamérica, el amor a la patria hasta dar la vida por ella.
Contra la pena de muerte ejecutada en el vientre de las madres de niños inocentes, la pena de muerte para el asesino recalcitrante, si fuese necesario.
Contra la disolución de la familia por el divorcio, la familia católica que reza unida.
Contra el capitalismo salvaje que permite que millones de personas mueran de hambre, la justa distribución de los bienes de la tierra y la limosna.
Contra el pansexualismo denigrante y bestial, la castidad y pureza cristianas.
Contra las modas mundanas y deshonestas, la modestia y el pudor cristiano de la mujer católica.
Contra las diversiones pecaminosas y frívolas, las diversiones sanas y santas.
Contra el hedonismo y las afecciones desordenadas, la vida austera de oración y sacrificio.
Contra las mentiras y las calumnias constantes, la verdad evangélica y el amor al prójimo.
Contra la tristeza morbosa y enfermiza, la alegría de los hijos de Dios y el entusiasmo por la vida.
Contra la indigencia de los pobres que malviven en las calles de Barcelona, más asociaciones católicas como los Jóvenes de San José.
Contra los hijos de las tinieblas y sus infernales proyectos, la luz evangélica de los hijos de María santísima y sus actividades apostólicas.
Contra la ateocracia totalitaria, el Reinado Social de Nuestro Señor Jesucristo.
El Sumo Pontífice termina su homilía diciendo: “Que María ayude a hacer siempre nuestra lógica del evangelio, ¡Sean valientes! ¡Vamos adelante!”
P. Manuel Martínez Cano mCR
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