10 -Parece atrevido afirmar que las naciones democráticas hayan favorecido la expansión comunista.
-Sí, lo parece. Pero los hechos son éstos. Basta dar un vistazo a la obra «Triumph and Tragedy», de Winston Churchill, en la que con toda tranquilidad informa de la entrega de varias naciones europeas a la URSS. En su relato sobre el final de la II Guerra Mundial y conversaciones con Stalin y Roosevelt, Churchill dice así: «El momento era propicio para las decisiones; por lo tanto le dije: No caigamos en el juego de los despropósitos, y nos perdamos en detalles. En lo que a Gran Bretaña y Rusia se refiere, ¿qué le parecería si ustedes tuvieran el 90 por 100 de predominio en Rumanía y nosotros el 90 por 100 de predominio (of the say) en Grecia; y cada uno de nosotros el 50 por 100 en Yugoslavia? Mientras los intérpretes traducían estas palabras, escribía en media hoja de papel: RUMANIA:
Rusia, 90 por 100; los otros, 10 por 100. GRECIA: Gran Bretaña, 90 por 100 (de acuerdo con los EE. UU.); Rusia, 10 por 100. YUGOSLAVIA: 50 y 50 por 100. HUNGRIA: 50 y 50 por 100. BULGARIA: Rusia, 75 por 100; los otros, 25 por 100. Empujé el papel a través de la mesa a Stalin, quien había entretanto oído la traducción. Hubo una corta pausa. Tomó entonces su lápiz azul y puso en él una larga rúbrica y me lo devolvió. Todo fue hecho en menos tiempo que es necesario para contarlo. Hubo después un largo silencio; el papel estaba entre nosotros. Finalmente le dije: ¿No parecería un poco cínico EL HABER DISPUESTO DE LA SUERTE DE MILLONES DE SERES HUMANOS en una forma tan desenvuelta? Quememos este papel. No, guárdeselo, contestó Stalin. Roosevelt añadió: Usted puede tomarlo, pero quiero que estas concesiones no sean reveladas antes de las próximas elecciones. Hay millones de poloneses, lituanos, estonianos, etc., en los Estados Unidos y, como hombre práctico, no quiero perder sus votos,» (Archivo de Teherán. Publicado por el State Department. Taquigrafiado por el señor Bohlen.)
11 -¿Qué consecuencias han sufrido esos pueblos como efecto de las decisiones de los demócratas Churchill y Roosevelt?
-Es una tragedia imposible de narrar. Daremos algunos datos. Churchill ordenó entregar entre mayo y junio de 1945, 30.000 casacas del Movimiento Nacional Cosaco, 40.000 anticomunistas rusos del general Vlassov, 16.000 chetniks serbios, del coronel Liotich, 10.000 anticomunistas eslovenos del general Andrei Preselj, 35.000 refugiados anticomunistas casacas, incluso niños, el CL Cuerpo de Caballería Rusa, formado en Yugoslavia por emigrados rusos. Asimismo millares de refugiados croatas. El ejército inglés les prometió que nunca serían entregados a los soviéticos. Pero lo fueron y también todos ellos asesinados. Igualmente, como en abril de 1940, los soviéticos asesinaron en los bosques de Katín, a 15.000 oficiales polacos prisioneros.
Exactamente obraba Roosevelt. Fue el primer presidente norteamericano que reconoció oficialmente el régimen soviético, en 1933. Después le facilitó todos los medios para montar la industria de la URSS, con millones de dólares en maquinaria y fábricas, así como el envío de ingenieros y técnicos. China cayó en el comunismo gracias a la política americana. Su sucesor en la presidencia de los Estados Unidos, el masón Harry Salomón Truman, destituyó a Mac Arthur, el glorioso general que se daba cuenta del peligro que rondaba en el Extremo Oriente, y que fue la causa de que Carea, China y más tarde Vietnam, Laos, Camboya y otros pueblos asiáticos estén bajo la dictadura sangrienta del comunismo.
12 -Es difícil de entender que el capitalismo y el comunismo, en sus altas instancias, tengan esta afinidad.
-La doctrina de la Iglesia nos lo explica. El capitalismo liberal es la causa y la madriguera del comunismo. Lo dice Pío XI, en la «Divini Redemptoris»: «En esta misma encíclica nuestra hemos mostrado que los medios para salvar al mundo actual del desastre a que el liberalismo amoral nos ha llevado, no consisten en la lucha de clases y en el terror, ni tampoco en el abuso autocrático del poder estatal, sino en la penetración de la justicia social y del sentimiento de amor cristiano en el orden económico y en el orden social. Hemos mostrado cómo una sana prosperidad sólo puede obtenerse aplicando los verdaderos principios de un sano corporativismo que respete la debida jerarquía social, y cómo todas las corporaciones deben unirse en armónica unidad, inspirándose en el principio del bien común de la sociedad. La misión más genuina y principal del poder público y civil consiste precisamente en promover eficazmente esta armonía y la coordinación de todas las fuerzas sociales» (31).
Luego, el liberalismo, el capitalismo liberal, lleva al comunismo. Y son liberales todos los que aceptan la democracia inorgánica, aunque se llamen centristas, demócratas cristianos, derecha civilizada.
13 -Pero, ¿qué se busca con estas alianzas del capitalismo y del comunismo?
-Es cosa revelada y con documentación abundante, que en la historia hay una lucha por el Reino de Dios, o al servicio del diablo y sus agentes. La política no es ajena a los intereses divinos o a la perdición de los hombres y los pueblos. El liberalismo es descristianizador desde sus raíces, así como el comunismo es ateo militante contra Dios. Pero más allá del capitalismo y del comunismo actúa la Sinarquía, que desde 1922, bajo un documento titulado «Movimiento Sinarquista del Imperio», propugna una etapa de superación del comunismo y del capitalismo, y tecnocráticamente prepara el gobierno mundial. En el Pacto Sinárquico, en sus artículos 597 y 598, se puede leer: «No pudiendo aceptar desolidarizarnos de ningún ser, queremos que la actual revolución mundial lleve a los pueblos en un movimiento irresistible -más allá del marxismo ortodoxo materialista como del falso liberalismo capitalista-, hacia una alta civilización espiritualista sellada del sello del humanismo universal». Es la preparación de la República Totalitaria Universal, verdadera ciudad de Satanás, denunciada por León XIII en la «Humanum Genus», Es el plan de esclavitud y de degradación de toda la humanidad en manos del superestado mundial.
Pío XII denunció este plan, con estas palabras: «Es preciso impedir que la persona y la familia se dejen arrastrar al abismo a que tiende a arrojarle la socialización de todas las cosas; socialización al término de la cual la terrible imagen de Leviatán llegará a ser una horrible realidad. Con todas sus energías librará la Iglesia esta batalla, en la que están en juego valores supremos: dignidad del hombre y salvación eterna de las almas» (Discurso a los católicos austríacos, del 14-9-52).