Contracorriente

~ Blog del P. Manuel Martínez Cano, mCR

Contracorriente

Archivos diarios: 14 octubre, 2013

Página para Meditar: Orar y Formarnos

14 lunes Oct 2013

Posted by manuelmartinezcano in Padre Alba, Uncategorized

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apostolado intelectual, apostolado político, apostolado social, católico, criterio católico, derecho natural, formarnos, oración, orar, orar y formarnos, Patria, piadoso, reconquista de España, Reinado social de Jesucristo, Reinaré en España, vida de piedad

Ayer me decía un sacerdote que es a su vez un profundo pensador: «Si el católico, por piadoso que sea, no conoce

P.Alba, SJ

P.Alba, SJ

además la doctrina social y política de la Iglesia, y no tiene por ideal para su Patria la realización del Reinado social de Jesucristo, prácticamente, para la vida pública de la acción es como si fuera ateo». Creo que esta dicho con toda exactitud y con toda exigencia la necesidad de formarse seriamente en el criterio católico, el mismo tiempo que se cultiva la vida de piedad y de oración.

La gran calamidad que se ha abatido desde hace varias generaciones sobre vuestro pueblo es la carencia en sus cuadros dirigentes de hombres que tengan una visión lúcida de lo que es la soberanía social de Jesucristo, la organización de la sociedad civil según el derecho natural y cristiano. Un pueblo que era profundamente cristiano, que se batió en guerras todas ellas exclusivamente religiosas en defensa de su fe, que ha realizado la obra de evangelización y civilización cristiana en todo el mundo más gigantesca a lo largo de su historia, al carecer de reyes, políticos, clases dirigentes, eclesiásticos persuadidos de que su único esfuerzo había de dirigirse a que la promesa de Jesucristo, »Reinaré en España», se tradujera en la realidad política y social, se ha convertido en un pueblo descreído, con una fe enferma y en grandes zonas en avanzado estado de descristianización y apostasía. La reconquista de España para Jesucristo y el hacer que vuelva a ser la nación misionera por antonomasia, es la obra más larga. Nuestra consigna para este año que comenzamos ha de ser: orar y formamos.

Orar para hacernos dignos ciudadanos del reino de Jesucristo; Formamos para conocer todas las exigencias de su doctrina sobre la sociedad, para que se acelere el día de su Reinado social en España por nuestro apostolado intelectual, político y social.

Rvdo. P. José María Alba Cereceda, S.I.
Meridiano Católico Nº 55, enero de 1982

El infierno en San Juan de Ávila.

14 lunes Oct 2013

Posted by manuelmartinezcano in Uncategorized

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Ejercicios espirituales dirigidos por San Juan de Ávila, Infierno, Joaquín Marturet, Salamanca, san juan de ávila, sj

1. Existe

83. Avisa el Señor a los suyos y amenaza a los ajenos; porque a los unos les dice que sientan de su galardón San Juan de Ávilagrandemente, pues con este rigor lo da. A otros dice que cómo piensan escapar de las manos de su rigor siendo enemigos, si así son tratados los hijos e hijas escogidos para grande bien.

84. «No os engañéis con decir: Cristianos somos, que ni los fornicadores ni los adúlteros ni los ladrones ni los avarientos ni los que se emborrachan ni los maldicientes no entrarán en el reino de Dios» (1 Cor. 6, 9-10). ¡Desdichada su comida, desdichados sus placeres, desdichado cuanto hablan y cuanto pasean, si no han de entrar en el reino de Dios!

2. Van muchos

85. «Multi sunt vocati, pauci vero electi» (Mr. 20, 16): Muchos son los bautizados y se llaman cristianos; pero pocos los escogidos, porque pocos viven como cristianos. Uno le dijo: «¿Son pocos Señor los que se salvan? Y el Señor le respondió: Esforzaos a entrar por la puerta estrecha porque os digo que muchos serán los que busquen entrar y no podrán» (Lc. 13, 23- 24). «Cerrada la puerta muchos dirán: Señor ábrenos. El os responderá: no os conozco» (v. 25).

¡Oh Rey de la gloria! ¿Que no conocéis a los hombres? ¿No los criasteis? ¿No los redimisteis? -Sí, mas no los conozco, porque pecaron.

86. «Grande es mi tristeza e incesante el dolor de mi corazón » (Rom. 9, 2). ¿Sabéis por qué? Porque dicen que van muchos al infierno. No es ésta opinión de Santo Tomás o de Escota, sino determinación y sentencia del Hijo de Dios, que lo dijo en el santo Evangelio. Dios por quien es, nos dé gracia para que seamos de los pocos escogidos y no de los muchos perdidos.

3. Camino para ir a él

87. «El camino de los pecadores está enlosado pero su fin es el infierno y las tinieblas» (Ecl. 21, 11). Ahora paréceles así, camino muy llano, pero después será al revés; después verán lo que seguían y si eran ellos los dichosos y libres. Los justos, éstos dice el Señor que son los libres, los dichosos, los que tienen buena vida, los que andan por buenos caminos. Señor, los caminos que Vos enseñáis a vuestros amigos, los pasos por donde Vos los lleváis, no tienen tropezadero; en grande libertad viven y grande razón tienen para estar contentos; porque aunque parezca camino angosto, aunque a juicio de la carne haya alguna estrechura, en fin, son caminos seguros, dichosos, rectos, que llevan a buen paradero, «pues te encomendará a sus ángeles, para que te guarden en todos los caminos» (Ps. 90, 11). Muy guardada está la Iglesia y el alma de un justo.

88. En el infierno hay dos cosas: culpa y pena; y porque en el infierno hay culpa, ninguno va allá por la voluntad de Dios; él se va por sus malas obras. Dios es como buen Juez, que ahorca al malo, mas no quería que hiciese aquel mal.

89. El árbol, que siendo plantado en la Iglesia y estando alentado con tal espíritu, no produjera los frutos, que pone San Pablo, ya está amenazado y le está dicho en el Evangelio lo que será de él: «Todo árbol, pues, que no lleve fruto bueno, será cortado y echado al fuego» (Mt. 3, 10). Habemos de entender que estaremos sujetos a maldición, como la higuera, que no tuvo fruto para Cristo.

90. Hacer buenas obras en este mundo llama el Apóstol sembrar. Hacer malas obras también es sembrar; pero hay diferencia, que el fruto de las buenas obras, lo que se coge de esta semilla, dice que es vida eterna, que no se pudo más decir; y el fruto de las malas es corrupción y muerte eterna de los malos. «El que siembra iniquidad, cosecha desventura» (Prov. 22, 8). «Pues siembrar vientos, recogerán tempestades» (Os. 8, 7).

91. ¡Oh peligros del infierno tan para temer! Y ¿quién es aquél, que no mira con cien mil ojos no resbale en aquel hondo lago, donde para siempre llore lo que aquí temporalmente rió? ¿Quién no endereza sus caminos, porque no le tomen por descaminado de todo el bien? ¿Dónde están los ojos de quien esto no mira, las orejas de quien esto no oye, el paladar de quien esto no gusta?

Verdaderamente señal es de muerte no tener obras de vida. Nuestros pecados son muchos, nuestra flaqueza grande, nuestros enemigos fuertes, astutos y muchos y que mal nos quieren; lo que en ello nos va es perder o ganar a Dios para siempre.

Y ¿por qué entre tantos peligros estamos seguros; entre tantas llagas sin dolor de ellas? ¿Por qué no buscamos remedio antes que anochezca y se cierren las puertas de nuestro remedio?

92. ¿Qué pensáis que sentirá el que esperaba salvarse, cuando oyere su sentencia de condenación y le digan: «Nunca tendrás parte en Dios ni te faltarán tormentos ni compañía de demonios »? «Ligatis manibus et pedibus eius», arrojadle a las tinieblas de allá afuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes» (Mt. 22, 13). «Atadas las manos», porque no podrá más bien obrar y porque no se podrán defender. «Y los pies», porque no podrán huir, sino pecar para siempre y arder para siempre.

93. iOh si preguntaseis al triste que está en el infierno tantos miles de años en tormentos, que no se acabarán: «Hermano, ¿qué sembraste que tal cosecha cogiste? ¿Por qué camino viniste a tanta miseria, a tantos tormentos, de donde nunca, mientras Dios fuere Dios, saldrás? ¿Qué senda te aportó a tanto mal?».

94. El pecado es el camino. Muchos han cometido pecados mortales, que si hubieran en el tiempo de su tentación confesado y comulgado, no hubieran caído en el abismo del pecado. Metidos en éste, muy breve camino hay para entrar en el infierno; porque no falta más, sino que le quiebren el vaso de vidrio, que es este cuerpo que traemos a cuestas, que es una pura flaqueza, y basta para quebrado un dolor de costado o una apoplejía; entonces diera el hombre mil mundos por haber hecho lo que ahora le rogamos.

4. Penas

a) De sentido. 95. ¿Cómo podréis sufrir el infierno, pues todas las penas de esta vida no son tanto como la menor de allá? Porque aunque otro tormento no hubiera, sino el lugar oscuro y tenebroso debajo de la tierra, lleno de hedor horrible, sería bastante; añadid los tormentos de demonios, fuego, piedra, azufre, hambre, sed, aullidos, visiones intolerables y estar excomulgados de Dios, feos, negros, hediondos… ; así estarán los malaventurados condenados.

96. Si tu alma no come, morirá. ¿Qué entendéis por morirá? Que morirá a la vida de la gracia; no me refiero a la vida natural, que ésa no la puede morir, siempre estará viva, aunque esté en el infierno, mientras Dios fuere Dios. Su muerte, cuando el alma se separa del cuerpo, la llama San Juan segunda; la primera es cuando muere a la gracia por el pecado.

Los que están en el infierno estarán, como los que están en agonías de muerte; siempre estarán tragando la muerte y nunca acabarán de morir; tendrán muerte siempre viva y vida siempre muerta.

97. No hay proporción de las penas del infierno a las del purgatorio: las del infierno son eternas, rigurosísimas; las del purgatorio, temporales con mil favores y refrescos; ya dicen acá una misa por vos, ya os rezan algunas oraciones y os ofrecen otros sufragios.

b) Pena de daño. 98. El que vive en este mundo consigo propio, sin Dios en el obedecer, se halla en el otro sin Dios en el gozar. ¡Oh, lástima grande, que habiendo en Dios tantos bienes como en El hay: tanto poder y tanto saber; tanto amor y caridad; hermosura y riquezas, eternidad y millones de bienes, que no hay lengua que los pueda declarar, el malaventurado infernal se queda ayuno de todo esto, como si no existiera!

¿Qué le aprovecha que haya todos estos bienes y maravillas en Dios, si no ha de gozar de El ni de ellos? Esta pena es la mayor del condenado, la privación del gozo de Dios. Llamase poena damni.

99. ¡Qué maldad para asombrar! Dejar a Dios por el demonio, y estando camino del cielo, meterse de pies en el infierno y querer más tratar con Dios enojado, que con El, apacible y manso. Pues si quien peca hijo es del diablo, ¡qué mal padre tienes! ¿Qué puedes heredar de tal padre sino infierno, lo que él posee y tiene? Y eso es lo que da a sus hijos.

100. ¿Y qué piensas que es infierno? Ser lanzado un hombre de la mesa de Dios, llena de hartura y de lumbre, y echado en las tinieblas de fuera con la voz del Juez, que dice: «Apartaos de Mí malditos de mi Padre al fuego eterno». Juntarse con Dios es paraíso; apartarse de Dios es infierno.

5. Eternidad

101. Aparejaos, gentes, para la sentencia, que habéis de oír: «Apartaos…, etc.». ¿Huisteis de Mí? Yo huiré de vosotros. ¿No me quisisteis? Apartaos de Mí para siempre. ¿Dónde irá un hombre echándolo Dios de Sí? ¿Hay otro Dios como Tú que lo reciba? Palabra recia: «Apartaos de Mí… ».

102. ¡Oh malaventurado el que por tan pequeño rato se atreve a echar sobre sí penas eternas, penas que nunca se han de acabar, penas que no han de tener remedio! Que esta certidumbre tienen que aquellos tormentos y penas no han de haber fin ni remedio ni jamás han de salir de allí ni han de gozar de bien alguno.

6. Reflexiona

103. Señor, ¿infierno para mí, perder a Dios, desterrado de Dios para siempre jamás? ¿Qué haré para ser librado aquel día? -Velad orando para que seáis dignos de huir estas cosas y estar delante del Hijo de Dios.

-Decidme: ¿oráis? -¿Qué hemos de orar? -Pedid a Dios que para aquel día espantoso podáis estar en pie; pedidlo, lloradlo, suplicadlo. Así es menester, que con mucho trabajo lo alcanzaron de Dios los santos.

104. Examinaos. ¡Ay de aquél que no se mira! ¡Ay de aquél que de sí se olvida! Cuanto menos te mires ahora quién eres, tanto más te mirarás y remirarás, después que estés ardiendo en los infiernos. Entonces hará Dios que te estés mirando y será el mayor tormento que tendrás. Querrás huir de ti y no podrás; querrás olvidarte de ti, y mientras Dios fuere Dios, te estarás mirando y te tendrás a ti mismo delante de tus ojos mirándote y remirándote y dando vueltas, para que no quede nada de ti que delante de tus ojos no lo tengas. ¡Mírate!

105. «Dolores inferni circundederunt me: los dolores del infierno me cercaron» (Ps. 17,6). ¡Oh Señor, que estoy aquí y mi nombre en el infierno! ¿Qué mucho que me den una bofetada, que me huellen por ahí todos? Lo doy todo por bien empleado, porque no me eche donde merezco; porque la Majestad de Dios me sea mansa, yo sufro todo eso de buena voluntad.

106. Si no están los soberbios quebrantados, si no están por el suelo; no ha entrado Dios por su casa, no saben qué cosa es Dios. Tiembla el que a Dios siente; tiembla, como hoja en el árbol, de la justicia de Dios…

Bueno es conocer el hombre quién es; bueno es pensar en sus miserias, pero no mucho; no escarbes mucho que peligrarás. Cuando uno pasa un río, conviene no mirar al agua, sino la tierra firme. No has de pensar luego que estás ya en el infierno; mira que eso es víspera de la desesperación; mira a tierra firme; mira que la misericordia de Dios te puede perdonar eso y muy mucho más que eso. ¿Qué remedio para estos dos males, para los que nunca se miran y para los que mirándose mucho desmayan? ¿Habrá aquí por ventura algún flaco desmayado que diga: « ¿Quién soy yo para ir al cielo? ¿Quién soy yo para que Dios me perdone?

A éste tal le dice Jesucristo nuestro Señor: No desmayes, esfuérzate, prosigue lo que comenzaste, no desfallezcas en la mitad del camino, que de todo es remedio mi Carne; no te espanten tus males ni tus pecados, que de todo es cura y medicina mi Carne.

107. Pues queremos parte en el cielo con Jesús, no nos descontente su compañía en la tierra; porque El determinado está de no tener por compañero en su gozo, sino al que lo fue de sus penas.

¿No es mejor penar aquí un poco por Cristo, que arder allá para siempre con Lucifer? ¿No es mejor escondemos un poco al mundo y después en el reino de Dios parecer gloriosos delante de todos?

Probado habéis de ser, si habéis de ser coronado. Por eso mirad que seáis como el oro, que se apura en el fuego y no como paja que se quema en él.

Ejercicios espirituales dirigidos por San Juan de Ávila
Joaquín Marturet, S.J. Salamanca-1980 (p.75-80)

Misioneros de la Verdad y el Bien

14 lunes Oct 2013

Posted by manuelmartinezcano in P. Manuel Martínez Cano, Uncategorized

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barrabás, Bautismo, centroáfrica, Cristo, democracia, escéptico, kelsen, misioneros, Pilatos, virgen

El bautismo nos hace hijos de Dios, herederos del Cielo y miembros de la Iglesia Católica; militantes del Reino de Cristo, apóstoles y misioneros. He recibido una carta de unos misioneros que están en Centroáfrica, donde hay una guerra civil que sufren en sus carnes. Pero son valientes: “de aquí no nos vamos, tenemos que hacer todo lo que podamos por estas pobres gentes”. En la vigilia de oración y penitencia que convocó el Santo Padre Francisco, no solo se rezó por la paz en Siria sino en  todo el mundo. Miles de misioneros llevan la paz de Cristo a muchos rincones de esta tierra.

Nosotros también tenemos el sagrado deber de ser apóstoles, misioneros, en el lugar en el que vivimos. Nadie puede dispensarse. Todos somos necesarios en la misión de recristianizar nuestros ambientes, familias, trabajo, etc. Ser misionero es dar testimonio de Cristo, predicar con la palabra, las obras y el ejemplo que Dios nos ama y nos espera en la vida eterna del Cielo. Cristo suele manifestarse por medio de los bautizados que viven coherentemente su vida sobrenatural.

El Papa nos ha dicho que la vida cristiana tiene una actitud alegre, la alegría del corazón. Y, como la  causa de nuestra alegría es la Virgen María, con Ella debemos ir a todas partes. Ella proclamó la grandeza del Señor y se alegró profundamente en el Señor. Nosotros también, porque el mundo muere de tristeza y desolación.

San Pablo dice en su carta a Timoteo que Dios quiere que todas las almas se salven. Nosotros también, convencidos de que sólo somos instrumentos de la gracia de Dios. Cristo es el único redentor pero, por su infinita misericordia, podemos colaborar con Él en la salvación eterna de las almas.

Hace años le oí decir a un jesuita que San Ignacio decía que mejor que un rey se convierta haciendo Ejercicios Espirituales que predicar unas misiones donde se conviertan muchas personas. El argumento que daba es que un rey católico fomentaría en su reino las buenas costumbres que ayudarían a millones de personas a vivir moralmente y a salvar eternamente sus almas. Cómo estamos muy lejos de ésa tesis; a misionar con la Virgen santísima todos nuestros ambientes!

No es lo mismo que un régimen político sea ateo, laico o católico. El pensador escéptico Kelsen termina su obra “La democracia” transcribiendo el capítulo 18 del evangelio de san Juan en el que Pilato pregunta a Jesús: “¿qué es el verdad?” Kelsen dice: “Y como Pilato no sabe lo que es la verdad y por ser romano está acostumbrado a pensar democráticamente apela al pueblo presente y provoca un plebiscito”. Como sabemos, el pueblo presente pidió la muerte de Cristo y la libertad de Barrabás, que era un bandido. El escéptico Kelsen, comentando esta injusticia, escribe: “Es posible que algunos arguyan que los creyentes, los creyentes políticos, objeten que este ejemplo se pronuncia precisamente más bien en contra de la democracia que en su favor. Y es preciso reconocer el valor de esta objeción, pero con una condición: que estos creyentes estén tan seguros de su verdad política que debe, llegado el caso, ser también realizada por una violencia sangrienta. Como el Hijo de Dios. Nuestros mártires dieron ese testimonio sangriento de la verdad y hacer el Bien siempre.

                                                                                                                              P. Manuel Martínez Cano mCR

 

La Voz de los sin Voz XLII

14 lunes Oct 2013

Posted by manuelmartinezcano in Uncategorized

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catolicismo liberal, democracia, derecho a la ivda, dictaudra, evangeli, filiación divina, ley divino positiva, ley eterna, ley natural, leyes divinas, leyes positivas, partitocracia, quas primas, relativisimo, San Pío X

Pedro: La partitocracia atea, impuesta por la casta política actual, que desprecia La ley de Dios y la doctrina de la Iglesia, sólo se preocupa de los intereses particulares de la clase política. “El bien común de la sociedad que es elemento esencial de la sociedad humana” (León Xlll). Le importa un pimiento.

Salomé: Es verdad que el “mundo político” ha dado la espalda a Dios y sólo le preocupa la economía y los bienes materiales, en lo que está fracasando día a día. Pero el “mundo político” no agota la realidad humana, más bien es un grupito de presión que manipula a las masas. Nosotros debemos luchar ininterrumpidamente para establecer el orden social cristiano.

Santiago: San Pio X condenó a la democracia que llega al grado de perversidad de afirmar la soberanía del pueblo. El catolicismo liberal del siglo XIX llegó al grado de perversidad de identificar la democracia con el evangelio.

Judit: Es indiscutible que todos tenemos derecho a la vida. Que no es un derecho otorgado por la democracia. La vida es un don divino que debemos cuidar religiosamente. La democracia asesina a niños y niñas inocentes e indefensos. También a deficientes mentales, enfermos,  etcétera.

Pablo: Vuelvo a la “soberanía del pueblo”. Si todo poder viene de Dios, como Cristo dijo a Pilato, no hay soberanía del pueblo, ni leyes democráticas. Sólo son leyes auténticas que obligan en conciencia, las leyes positivas conformes con las leyes divinas: La ley eterna, la ley natural y la ley divino positiva.

Rut: No se puede conciliar la “dictadura del relativismo”, condenada por Benedicto XVI, como verdadero cáncer de nuestras culturas, con la verdad absoluta, que enseña la Iglesia y que fundamenta toda verdad objetiva moral o política.

Andrés: Está visto que la nueva religión del Hombre sin Dios, la democracia, impone su ideología agnóstica y materialista a los individuos y a las sociedades. Hasta la Iglesia católica debe someterse a las leyes civiles del Estado.

María: Los católicos no deben buscar los bienes temporales por ellos mismos sino, en tanto en cuanto, les sirven para santificarse en esta vida terrena y alcanzar la eterna felicidad del Cielo.

Mateo: La ley natural, que es la ley divina, debe ordenar la vida de toda sociedad humana en cualquier parte del mundo; sin olvidar que ese orden social debe ser perfeccionado por el orden sobrenatural de la gracia de Dios; si no la sociedad se hará pagana.

Sara: En una sociedad cristiana la ley natural se perfecciona con el Reinado social temporal de Nuestro Señor Jesucristo. Las sociedades políticas, y no sólo las personas individualmente, deben obediencia y culto a Cristo “porque la realeza de Cristo exige que todo el Estado se ajuste a los mandamientos divinos y a los principios cristianos” (Pio XI, Quas Primas, 1925,20).

José: Pienso exactamente lo mismo, y no soy de la opinión reinante en nuestros días, de que el protagonista de la vida social y política es el hombre. Porque el verdadero protagonista de la historia es Cristo, Rey de los individuos y de las naciones.

Magdalena: Sí, porque es verdad que el hombre necesita ser ordenado por la política al bien común; pero por encima de cualquier orden temporal, el hombre está llamado por la moral a vivir virtuosamente y, por la religión, a vivir su filiación divina sobrenaturalmente.

                                                                                                                                              Magdalena Presidenta

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Ejercicios Espirituales predicados por el P. Cano

Meditaciones y Pláticas del P. José María Alba Cereceda, S.I.

Varios volumenes de apóx. 370 páginas. Precio volumen: 10 €. Pedidos: hnopablolibros@gmail.com

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“Espíritu Santo, infúndenos la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con audacia, en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente”. Padre Santo Francisco.

"Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la construyen. (Salmo 127, 1)"

Nuestro ideal: Salvar almas

Van al Cielo los que mueren en gracia de Dios; van al infierno los que mueren en pecado mortal

"Id al mundo entro y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado" Marcos 16, 15-16.

"Es necesario que los católicos españoles sepáis recobrar el vigor pleno del espíritu, la valentía de una fe vivida, la lucidez evangélica iluminada por el amor profundo al hombre hermano." San Juan Pablo II.

"No seguirás en el mal a la mayoría." Éxodo 23, 2.

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"Jamás cerraré mi boca ante una sociedad que rechaza el terrorismo y reclama el derecho de matar niños." Monseñor José Guerra Campos.

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