En su homilía de la beatificación de los 522 mártires españoles, el Cardenal Ángelo Amato, dijo que: “En el periodo oscuro de la hostilidad anticatólica de los años treinta, vuestra noble nación fue envuelta en la niebla diabólica de una ideología, que anudó a millares y millares de ciudadanos pacíficos, incendiando iglesias y símbolos religiosos, cerrando conventos y escuelas católicas, destruyendo parte de vuestro precioso patrimonio artístico”. En los años cincuenta, el gran intelectual francés, Marcel de la Bigue de Villeneuve, afirmaba en su libro “Satanás en la ciudad” que los asesinatos de los “sin Dios” en España no podían explicarse sin una inspiración satánica.
La niebla diabólica que envuelve hoy a España y al mundo entero, son las ideologías antihumanas y antidivinas impuestas por el democratismo fundamentalista que mata a millones de niños y niñas inocentes cada año; el capitalismo salvaje que deja que mueran millones de personas cada año por falta de alimentos. El laicismo militante contra la doctrina Católica en todos los ámbitos; ideologías satánicas que esclavizan con droga y músicas infernales a millones de jóvenes y adolescentes; la ideología de género que elimina los sentimientos naturales de intimidad y pudor, banalizando la sexualidad.
El Cardenal Amato también recuerda que: “En aquel periodo, mientras se encontraba en el exilio, Don Luigi Sturzo, diplomático y sacerdote católico italiano, en un artículo de 1933, publicado en el periódico «El Matí» de Barcelona, escribía con intuición profética, “que las modernas ideologías son verdaderas religiones idolátricas, que exigen altares y víctimas, sobre todo víctimas, miles, e incluso millones” . Y añadía que “el aumento aberrante de la violencia hacia las víctimas fueran mucho más numerosas que en las antiguas persecuciones romanas”.
El Cardenal Amato nos recuerda lo que nos han dicho los últimos papas: “Hay que ir contracorriente, con coraje, con valentía, combatiendo los nobles combates de la fe”, como siempre hicieron los santos. La Reina de los mártires, María santísima nos protegerá siempre.
P. Manuel Martínez Cano, m.C.R.