Pedro: El Señor nos ha dicho “por sus frutos los conoceréis” (Mt. 7,16) Una democracia que ha dado los frutos podridos del divorcio, el aborto, la eutanasia, la deformación pedagógica, la manipulación de embriones, el llamado matrimonio homosexual, etc. Es mala, muy mala.
Salomé: Las ideologías modernas consideran al hombre como un conjunto de instintos, reduciéndolo a mero animal, evolucionado ciegamente y, por lo tanto, presumiendo de elevarlo, en realidad, lo rebaja a simple materia, lo destruye.
Santiago: La modernidad representa el intento de recrear la realidad. Es la ideología luciferina que enseña que el hombre es como Dios, igual a Él por eso ha desafiado a Dios y lo quiere expulsar de la vida familiar, social y política.
Judit: Rousseau decía que lo que el individuo advierte que es el bien, es lo bueno; y lo que advierte que es el mal, es lo malo. No es la razón la que debe iluminar al hombre, sino el sentimiento ciego e instintivo. Y en esas estamos.
Pablo: En su encíclica “Deus Caritas est”, Benedicto XVl enseña que el fin y regla de la política es la justicia, no la libertad, como enseña el liberalismo. Ni la liberación, como enseña el marxismo. El Estado agnóstico moderno está destinado a la disolución, como dijo el Beato Juan Pablo ll en su discurso a la Unión de los Juristas Católicos, el 5 de diciembre de 1982.
Rut: La democracia actual que lleva consigo el desarrollo del liberalismo, condenado por la Iglesia, no puede ser una opción política para los que defendemos, con la Iglesia, el Reinado Social de nuestro Señor Jesucristo.
Andrés: Pio Xll habló de una “democracia sana”, fundamentada en la ley natural y la revelación divina. Quería el Estado Católico, es decir, un ordenamiento jurídico basado sobre el derecho natural y respetuoso del mismo.
María: La libertad democrática moderna no está supeditada a la verdad y al bien, como siempre se ha entendido; no obra por criterios, sino por pura autodeterminación de la voluntad. Así se justifican las violaciones, los robos, el aborto y todo lo que “pida el cuerpo”.
Mateo: Y, como la libertad moderna, no tiene límites, se declaran los derechos humanos más absurdos y antinaturales como el aborto. Los tribunales franceses han reconocido el derecho a “no nacer” y a derecho al resarcimiento por el daño de haber nacido.
Sara: Los “derechos humanos” actuales y los futuros que proclaman los partidos democráticos, no tienen otro fundamento que la voluntad de la persona humana, que no quiere verse limitada ni por la verdad ni por el bien.
José: Para mí, es evidente que no hay ningún derecho humano sin su correspondiente deber. El derecho de decidir sobre la vida de los niños inocentes que viven en las entrañas de sus madres, es un derecho luciferino. La vida de un sólo niño, está por encima de lo que decidan todos los parlamentos democráticos.
Magdalena: He leído que en 1960 más del 90% de los jóvenes españoles se declaraban creyentes. Y hoy sólo el 30%. Es evidente, pues, que estructuras sociales sanas, ayudan a que la vida religiosa de la mayoría de una nación sea posible. La democracia actual descristianiza.
Magdalena, Presidenta