maria_y_jesus4“¡Recen con frecuencia a la Virgen María, que es una buena Madre!” Es la petición del papa Francisco a la que hemos de corresponder generosamente. La Virgen María es la Reina y Señora del Cielo y de la tierra. Acudamos a su intercesión maternal, porque Ella es medianera de todas las gracias y siempre está dispuesta a alcanzarnos de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo las gracias que necesitamos, en este valle de lágrimas, para alcanzar la eterna felicidad del Cielo. El Papa nos pide: “recen por mí que tengo mucha necesidad de oraciones”. Antes de rezar la oración del ángelus, en su visita a Cerdeña, el Papa Francisco: “¡Sean siempre verdaderos hijos de María y de la Iglesia y demuéstrenlo con vuestra vida, siguiendo el ejemplo de los santos!” Seamos hijos de la Virgen, que nuestras miserias y limitaciones no sean motivo que impidan acercarnos a nuestra Madre del Cielo. Porque como dice el papa: “Hoy María nos mira. Necesitamos su mirada llena de compasión y de atención”.

El Papa nos está exhortando a dar testimonio de nuestra fe y amor a Dios y a nuestros coetáneos. En esta ocasión nos dice: “No tengamos miedo a salir y mirar a nuestros hermanos y hermanas con la mirada de la Virgen. Ella nos invita a ser verdaderos hermanos. Y no permitamos que algo o alguna cosa se interpongan entre nosotros y la mirada de la Virgen. ¡Madre dónanos tu mirada!”

Sí, de nuestra devoción  y a la Virgen María, florece un apostolado entusiasmado por la salvación eterna de los hermanos y hermanas que el Señor coloca en nuestro entorno. Ella: “desde la Encarnación, ha adquirido una especie de jurisdicción sobre toda misión temporal del Espíritu Santo, de suerte que ninguna criatura recibe las gracias que Dios concede, sino por sus manos”.

San Vicente de Paúl el gran apóstol de los pobres y los ancianos, dice: “Cuando la Madre de Dios es invocada y tomada por patrona de las cosas importantes, es imposible que no salgan bien y redunden en gloria de su Hijo y Salvador nuestro”. Todos conocemos nuestras miserias, limitaciones y pecados que nos pueden hacer pensar que no valemos nada, ni podemos hacer nada por la salvación de las almas. Tentación del demonio, porque unidos a nuestra santísima Virgen lo podemos todo.

 P. Manuel Martínez Cano, m.C.R.