Es un hecho histórico indiscutible que el hombre es un “animal religioso”. En los pueblos prehistóricos encontramos indicios de religiosidad en los monumentos megalíticos, sepulturas, amuletos y objetos relacionados con Dios. Los hombres de los pueblos históricos reconocen su dependencia de un Ser Supremo y que existe otra vida después de la muerte. Distinguen entre el bien y el mal moral y tiene como obligatorios ritos y sacrificios a Dios. Esta obligación ha sido grabada por Dios en la conciencia de las personas. La religión es la aceptación racional y libre con que los hombres reconocemos nuestra dependencia de Dios. Tenemos la obligación de relacionarnos con Dios, relaciones de amor, de amistad, de ternura. Dar culto a Dios en público y en privado.
En los pueblos cultos es patente y constante la fe en Dios y el desarrollo de sus religiones. En oriente destaca el confucionismo (China); el budismo (India) el islamismo en varias naciones; el judaísmo en Israel, pueblo elegido por Dios. El hombre es animal religioso y sociable por naturaleza. Por tanto, la sociedad también es obra de Dios y, como tal tiene el deber de dar culto a Dios. Las sociedades civiles deben dar culto a Dios y promover la religión en sus naciones como lo más beneficioso para el bien común de la sociedad.
Entre los pueblos occidentales están las religiones de los griegos, romanos, galos, germanos, escandinavos, aztecas, incas etc.… Los pueblos no solo han dado culto a Dios sino que han sentido la necesidad de practicar su religión. Esta obligación ha sido grabada por Dios en la conciencia de las personas para que todas se salven y para que todas las naciones alcancen su fin social. Las religiones que se practican en el mundo son contradictorias entre sí en su doctrina, moral y culto. Como Dios no puede contradecirse, solo una religión puede ser la verdadera. Tenemos la obligación de reflexionar hasta encontrar la verdadera religión. La única religión que ofrezca garantías ciertas de su carácter divino y sobrenatural.
La filosofía y la historia demuestran que solo la religión cristiana es la verdadera religión. Por la trascendente personalidad de Jesucristo, su vida admirable, su doctrina sublime y la supervivencia de la Iglesia, a pesar de las persecuciones. Los milagros y las profecías son pruebas de la divinidad de la Iglesia Católica. La religión cristiana tiene un origen histórico (no es una mitología) y una tradición libre de errores y fraudes. Nuestros lectores y todos los humanos tenemos la obligación de buscar, indagar y reflexionar hasta encontrar la verdadera religión. La única religión que ofrezca garantías de su carácter divino y sobrenatural. Seguiremos, Dios mediante, con los milagros y las profecías.
P. Manuel Martínez Cano, m.C.R.