Administrador Apostólico de CALAHORRA-LA CALZADA-LOGROÑO
…«Francisco Franco Bahamonde, hijo de Dios y servidor de la Patria, como tal ha muerto ayer, invocando en su testamento los nombres de Dios y de España para el perdón y la convivencia fraternos, para nuestra unidad y progreso» (…) Cuando la vida se entrega a Dios como el último acto consciente y meritorio de nuestra peregrinación, en el seno de la Iglesia, como lo ha hecho nuestro hermano Francisco Franco, no es para llenarnos de angustia por nuestros pecados, si no para confiar más en que la esperanza cristiana nos abra un horizonte luminoso ante los definitivos caminos de la eternidad. El Jefe del Estado era un hijo de Dios que formaba parte de la comunidad de los creyentes». (…).
«Como cristiano practicante, devoto de la Eucaristía y de la Santísima Virgen, ha muerto en la fe después de una prolongada enfermedad llevada con signo indeclinable de resignación cristiana y está ya en las manos de Dios». (…).
«Como servidor de la nación, por encima de opciones siempre perfectibles, son dignas del máximo respeto su dedicación plena y su abnegación al servicio de la Patria, no sólo desde el ejercicio de la Jefatura del Estado, sino desde otros cargos de la máxima responsabilidad, actitudes estas fundamentales que merecen no sólo nuestra admiración, sino también nuestro reconocimiento y gratitud».
«La Iglesia española, que se ha visto asistida por su ayuda, también lo recuerda con gratitud y respeto (…)».
(Homilía: Boletín Oficial del Obispado, noviembre 1975, págs. 274, 275.)
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