Contracorriente

~ Blog del P. Manuel Martínez Cano, mCR

Contracorriente

Archivos diarios: 19 marzo, 2014

Quas Primas del papa Pio XI 3

19 miércoles Mar 2014

Posted by manuelmartinezcano in Magisterio, Uncategorized

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“Quas primas” del Sumo Pontífice Pío XI sobre la fiesta de Cristo Rey (III)

I. La realeza de Cristo

Fundada en la unión hipostática

pio_xi Y es San Cirilo de Alejandría el que describe acertadamente el fundamento de esta dignidad y de este poder de Nuestro Señor: “Posee Cristo el poder supremo sobre toda la creación, no por violencia ni por usurpación, sino en virtud de su misma esencia y naturaleza”. Es decir, la autoridad de Cristo se funda en la admirable unión hipostática. De donde se sigue que Cristo no sólo debe ser adorado como Dios por los ángeles y por los hombres, sino que, además, los ángeles y los hombres deben sumisión y obediencia a Cristo en cuanto hombre; en una palabra, por el solo hecho de la unión hipostática, Cristo tiene potestad sobre la creación universal

Por otra parte, además, ¿hay realidad más dulce y consoladora para el hombre que el pensamiento de que Cristo reina sobre nosotros, no sólo por un derecho de naturaleza, sino además por un derecho de conquista, adquirido, esto es, el derecho de redención? Ojalá los hombres olvidadizos recordasen el gran precio con que nos ha rescatado nuestro Salvador: Habéis sido rescatados… no con plata y oro corruptibles, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de Cordero sin defecto ni mancha. No somos ya nuestros, porque Cristo nos ha comprado a precio grande. Nuestros mismos cuerpos son miembros de Cristo.

II. Carácter de la Realeza de Cristo

Triple potestad

En segundo lugar, para declarar brevemente la eficacia y la naturaleza de esta autoridad regia es casi innecesario afirmar que abraza el triple poder que es esencial a toda verdadera autoridad. Los testimonios, citados de la Sagrada Escritura sobre la universalidad del reino de nuestro Redentor constituyen una prueba más que suficiente de esta afirmación, Y es, por otra parte, dogma de fe católica, que Jesucristo fue dado a los hombres como Redentor, en quien deben confiar, y como legislador, a quien deben obedecer (24). Los santos Evangelios no sólo refieren que Cristo legisló; más aún, lo presentan legislando; y el divino Maestro, en diferentes circunstancias y con diversas expresiones, ha enseñado que los que cumplen sus leyes son los que demuestran que le aman y los que permanecen en su caridad. Por lo que toca al poder judicial, Jesús, al responder personalmente a los judíos que le acusaban de haber violado el sábado con la maravillosa curación del paralítico, afirma que el Padre le había dado el poder judicial: Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha entregado al Hijo todo el poder de juzgar. Y en este poder queda incluido el derecho de premiar y de castigar a los hombres, aun durante su vida mortal, porque este derecho no puede quedar separado del poder judicial. Además, hay que atribuir a Jesucristo el poder ejecutivo, por estar todos los hombres obligados a obedecer las órdenes de Cristo, poder dotado de las facultades  necesarias para imponer castigos, a los que nadie puede sustraerse.

 

Espiritualidad y temporalidad de la Realeza de Cristo

Sin embargo, los textos citados de la Biblia demuestran con toda evidencia que este reino es principalmente espiritual y que su objeto propio son las realidades del espíritu, conclusión confirmada personalmente por la manera de obrar del Salvador. Porque en varias ocasiones, cuando los judíos, y aun los mismos apóstoles juzgaron equivocadamente que el Mesías devolvería la libertad al pueblo judío y restablecería el reino de Israel, Cristo deshizo y refutó esta idea vanamente esperanzada. Cuando la muchedumbre maravillada, quería proclamarle rey, Cristo rehusó este honroso título huyendo y escondiéndose en la soledad. Finalmente, en presencia del gobernador romano manifestó que su reino no era de este mundo. Los evangelios describen este reino como un reino cuyo ingreso exige una penitencia preparatoria, ingreso que a su vez sólo es posible por medio de la fe y del bautismo, el cual, si bien es un rito externo, significa y produce la regeneración del alma. Este reino no se opone solamente al reino de Satanás y a la potestad de las tinieblas; y exige de sus súbditos no sólo que, con el desprendimiento espiritual de las riquezas y de los bienes temporales, observen una moral pura y tengan hambre y sed de justicia, sino que exige además la abnegación de sí mismos y la aceptación de la cruz. Cristo, como Redentor, rescató a la Iglesia con su sangre; y Cristo, como sacerdote, se ofreció a sí mismo y se sigue ofreciendo perpetuamente como víctima por los pecados del mundo; ¿quién no ve, por tanto, que la dignidad real del Salvador participa y muestra la naturaleza de ambos oficios? Por otra parte, incurriría en un grave error el que negase a la humanidad de Cristo el poder real sobre todas y cada una de las realidades sociales y políticas del hombre, ya que Cristo como hombre ha recibido de su Padre un derecho absoluto sobre toda la creación, de tal manera, que toda ella está sometida a su voluntad. Sin embargo, mientras vivió sobre la tierra, Cristo se abstuvo totalmente del ejercicio de este poder, y así como entonces despreció la propiedad y la administración de los bienes humanos, así también permite, y sigue permitiendo el uso de éstos a sus poseedores. Expresa bien esta permisión el conocido texto: No arrebata el reino temporal el que da el reino celestial. Por tanto, la autoridad de nuestro Redentor abarca a todos los hombres; extensión bien declarada por nuestro predecesor, de inmortal memoria, León XIII, con las siguientes palabras, que hacemos nuestras: El poder de Cristo se extiende no sólo sobre los pueblos católicos y sobre aquellos que, por haber recibido el bautismo, pertenecen de derecho a la Iglesia, aunque el error los tenga extraviados o el cisma los separe de la caridad, sino que comprende también a cuantos no participan de la fe cristiana, de tal manera que bajo la potestad de Jesús se halla todo el género humano. Y en esta extensión universal de poder de Cristo no hay diferencia alguna entre los individuos y el Estado, porque los hombres están bajo la autoridad de Cristo, tanto considerados individualmente como colectivamente en sociedad. Cristo es en efecto, la fuente del bien común y del bien privado: En ningún otro hay salvación, pues ningún otro nombre nos ha sido dado bajo el cielo, entre los hombres, por el cual podamos ser salvos. Es el dador de la prosperidad y la felicidad verdadera a los individuos y a los Estados, porque la felicidad del Estado no procede de distinta fuente que la felicidad de los ciudadanos, ya que el Estado no es otra cosa que el conjunto concorde de ciudadanos. No nieguen, pues, los gobernantes de los Estados el culto debido de veneración y obediencia al poder de Cristo, tanto personalmente como públicamente, si quieren conservar incólume su autoridad y mantener la felicidad y la grandeza de su patria. Porque lo que escribíamos, al comenzar nuestro pontificado, acerca de la decadencia de la autoridad del derecho y del respeto de la autoridad, sigue manteniendo su validez en estos días, a saber: “Desterrados Dios y Jesucristo -lamentábamos- de las leyes y del gobierno de los pueblos, y derivada la autoridad, no de Dios, sino de los hombres, ha sucedido que… hasta los mismos fundamentos de autoridad han quedado arrancados, una vez suprimida la causa principal de que unos tengan el derecho de mandar y otros la obligación de obedecer. De lo cual no ha podido menos de seguirse una violenta conmoción de toda la humana sociedad, privada de todo apoyo y fundamento sólido.

Catecismo Social de la Iglesia 52

19 miércoles Mar 2014

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12- Se habla de un viraje eclesiástico, de que la Iglesia no debe presentar batalla frente al divorcio civil, de que no es necesario que la legislación defienda el matrimonio sacramental.

-Quienes dicen esto están marginados de la doctrina católica, sean quienes sean. En este caso recoge espléndidamente la verdad, monseñor Antonio de Castro Mayer, obispo de Campos, Brasil, que en «Principios Directivos», sintetiza así: «La indisolubilidad del vínculo conyugal es de mandato divino, fijado ya en los comienzos de la humanidad. De donde, cualquier divorcio, incluso de un matrimonio meramente civil, se opone a la ley de Dios. catecismo social2. No es, pues, lícito al Estado violar la Ley Divina, instituyendo el divorcio. En el caso de que lo haga, se expone a la justicia de Dios. 3. Como el Magisterio ordinario y universal enseña que el matrimonio natural es indisoluble, por voluntad divina, como consta en el Génesis, no es miembro de la Iglesia católica quien conscientemente (scienter et volenter) admite la tesis del divorcio, propugnándolo, defendiéndolo, o empeñándose para que se instaure en el país.

De acuerdo con el Código de Derecho Canónico (can. 1.325, 2.°), el católico que actúa de esa manera es hereje y está sujeto a las penas eclesiásticas que sancionan a los herejes (excomunión, etc.). 4. El parlamentario que da su voto a las enmiendas favorables al divorcio, peca gravemente. Como él practica un acto público, de por sí, debe para obtener el perdón de Dios Nuestro Señor, reparar el escándalo provocado, y esforzarse por deshacer el mal practicado. En este caso, mediante la retractación pública y luchando lealmente para que sea anulada la ley inicua para cuya victoria

concurrió con su voto. 5. Es partícipe de la rebeldía contra la Ley Divina quien, con pleno conocimiento de causa, vota a candidatos favorables al divorcio en el Congreso Nacional. Pide la moral que, también, esta falta grave sea reparada en toda la medida de lo posible, por ejemplo, actuando con empeño junto a los parlamentarios conocidos, en el sentido de que se abstengan de cualquier pronunciamiento a favor del divorcio y luchen positivamente por la indisolubilidad del vínculo conyugal. 6. Se encuentra en estado de pecado mortal, sin poder recibir los Sacramentos y cometerá sacrilegio si lo hiciere, el católico divorciado que vuelva a casarse, o que no tiene el firme propósito de nunca divorciarse».

13 -Canónicamente la Iglesia admite la separación matrimonial. ¿No es lo mismo que el divorcio?

-La declaración de separación del matrimonio difiere sustancialmente del divorcio. En éste desaparece el matrimonio en la legalidad civil. En la declaración de nulidad hay una sentencia que comprueba que nunca ha existido el matrimonio, ya por defecto de forma, o sea, porque por falta de asistencia de sacerdote en la ceremonia, por impedimento dirimente sin dispensa, como lo sería el matrimonio entre dos primos carnales, o por falta de libertad. En estos casos no ha existido matrimonio. La separación legal se reconoce cuando se demuestra el adulterio por parte de uno de los cónyuges, pero entonces el matrimonio permanece indisoluble. Asimismo se reconoce la separación legal si uno de los cónyuges educa acatólicamente a los hijos, o si se dedica a actividades indignas como el homicidio, la estafa, el terrorismo. Y no es verdad lo que algunos dicen que los ricos logran fácilmente la nulidad o separación legal por los tribunales eclesiásticos. Estadísticamente esto es falso. Y se basa en la picaresca de las «revistas del corazón», que se dedican al sensacionalismo de la «dolce vita» y a las estrellas y divos de moda.

Económicamente, en los tribunales eclesiásticos, hay unas tasas modestas para los que no abundan en fortuna. Y también total gratuidad en muchos casos.

sacrilegio si lo hiciere, el católico divorciado que vuelva
a casarse, o que no tiene el firme propósito de nunca
divorciarse».
13 -Canónicamente la Iglesia admite la separación matrimonial.
¿No es lo mismo que el diyorcio?
-La declaración de separación del matrimonio difiere
sustancialmente del divorcio. En éste desaparece
el matrimonio en la legalidad civil. En la declaración
de nulidad hay una sentencia que comprueba que nunca
ha existido el matrimonio, ya por defecto de forma, o
sea, porque por falta de asistencia de sacerdote en la
ceremonia, por impedimento dirimente sin dispensa, como
lo sería el matrimonio entre dos primos carnales,
o por falta de libertad. En estos casos no ha existido
matrimonio. La separación legal se reconoce cuando se
demuestra el adulterio por parte de uno de los cónyuges,
pero entonces el matrimonio permanece indisoluble.
Asimismo se reconoce la separación legal si uno
de los cónyuges educa acatólicamente a los hijos, o si
se dedica a actividades indignas como el homicidio, la
estafa, el terrorismo. Y no es verdad lo que algunos
dicen que los ricos logran fácilmente la nulidad o separación
legal por los tribunales eclesiásticos. Estadísticamente
esto es falso. Y se basa en la picaresca de las
«revistas del corazón», que se dedican al sensacionalismo
de la «dolce vita» y a las estrellas y divos de moda.
Económicamente, en los tribunales eclesiásticos, hay
unas tasas modestas para los que no abundan en fortuna.
Y también total gratuidad en muchos casos.

Tratado de la verdadera devoción 58

19 miércoles Mar 2014

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Consagración de sí mismo a Jesucristo, la Sabiduría encarnada,
por medio de María

(El Amor de la Sabiduría Eterna, 223-227)

¡Oh Sabiduría eterna y encarnada! ¡Oh amable y adorable Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, Hijo único del Padre Eterno y de María, siempre Virgen! Os adoro profundamente en el seno y en los esplendores de vuestro Padre, durante la eternidad, y en el seno virginal de María, vuestra dignísima Madre, en el tiempo de vuestra Encarnación.
mariaOs doy las gracias porque os habéis anonadado tomando la forma de un esclavo para sacarme de la cruel esclavitud del demonio. Os alabo y glorifico porque os habéis sometido a María, vuestra Santa Madre, en todo, a fin de hacerme por Ella vuestro fiel esclavo. Pero ¡ay! ingrato e infiel como soy, no he cumplido las promesas que tan solemnemente os hice en el Bautismo; no he guardado mis deberes, no he merecido ser llamado vuestro hijo ni vuestro esclavo, y como nada hay en mí que no merezca vuestra repulsa y vuestra cólera, no me atrevo a aproximarme por mí mismo a vuestra Santísima y Augusta Majestad. Por esto he recurrido a la intercesión de vuestra Santísima Madre, que Vos me habéis dado como medianera para con Vos, y por este medio espero obtener de Vos la contricción y el perdón de mis pecados, la adquisición y la conservación de la Sabiduría.

Os saludo, pues, ioh María Inmaculada! tabernáculo viviente de la Divinidad, en donde la Sabiduría eterna escondida quiere ser adorada por los ángeles y los hombres. Os saludo, ioh Reina del cielo y de la tierra!, a cuyo imperio está todo sometido, todo lo que está debajo de Dios. Os saludo, ¡oh refugio seguro de los pecadores! cuya misericordia no falta a nadie; escuchad los deseos que tengo de la divina Sabiduría, y recibid para ello los votos y las ofertas que mi bajeza os presenta:

Yo, N…, pecador infiel, renuevo y ratifico en vuestras manos los votos de mi bautismo. Renuncio para siempre a Satanás, a sus pompas y a sus obras, y me entrego enteramente a Jesucristo, la Sabiduría encarnada, para llevar mi cruz tras El todos los días de mi vida. Y a fin de que le sea más fiel de lo que he sido hasta ahora, os escojo hoy, ¡oh María!, en presencia de toda la corte celestial, por mi Madre y mi Señora. Os entrego y consagro en calidad de esclavo mi cuerpo y mi alma, mis bienes interiores y exteriores, y aun el valor de mis buenas acciones pasadas, presentes y futuras, otorgándoos un entero y pleno derecho de disponer de mí y de todo lo que me pertenece, sin excepción, a vuestro agrado, a la mayor gloria de Dios, en el tiempo y en la eternidad.

Recibid, ¡oh Virgen benignísima!, esta pequeña ofrenda de mi esclavitud en honor y unión de la sumisión que la Sabiduría encarnada quiso observar para con vuestra Maternidad; en homenaje del poder que ambos tenéis sobre este pequeño gusano y miserable pecador; y en acción de gracias por los privilegios con que os dotó la Santísima Trinidad.
Protesto que para en adelante quiero, como verdadero esclavo vuestro, procurar vuestra honra y obedeceros en todo.

¡Oh Madre admirable!, presentadme a vuestro querido Hijo en calidad de eterno esclavo, a fin de que como me rescató por Vos, me reciba de vuestras manos. ¡Oh Madre de misericordia!, hacedme la gracia de alcanzarme la verdadera sabiduría de Dios y de colocarme a este efecto en el número de los que amáis, enseñáis, guiáis, alimentáis y protegéis como hijos y esclavos vuestros. ¡Oh Virgen fiel!, hacedme en todo tan perfecto discípulo, imitador y esclavo de la Sabiduría encarnada, Jesucristo, vuestro Hijo, que por vuestra intercesión y a ejemplo vuestro, llegue, a imitación vuestra, a la plenitud de la perfección sobre la tierra y de la gloria en los cielos. Así sea.

Imitación de Cristo 58

19 miércoles Mar 2014

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Capítulo 21

Que se ha de descansar en Dios sobre todos los bienes

El Alma.- 1. Alma mía, descansa sobre todas las cosas siempre en Dios, que es el eterno descanso de los santos.
Concédeme tú, dulcísimo y amantísimo Jesús, que descanse en ti sobre todas las cosas creadas:
Sobre toda salud y hermosura; sobre toda gloria y honra.
Sobre todo poder y dignidad; sobre toda ciencia y sutileza.
Sobre todas las riquezas y artes; sobre toda alegría y gozo.
Sobre toda fama y alabanza; sobre toda suavidad y consolación.
Sobre toda esperanza y promesa; sobre todo merecimiento y deseo.
Sobre todos los dones y regalos que puedes dar e infundir; sobre todo gozo y dulzura que el alma puede recibir y sentir.
En fin, sobre todos los ángeles y arcángeles, y sobre todo el ejército celestial.
Sobre todo lo visible e invisible, y sobre todo lo que no eres tú, Dios mío.

2. Porque tú, Señor, Dios mío, eres bueno sobre todo:imitacion-de-cristo
Tú solo, altísimo.
Tú solo, potentísimo.
Tú solo, suficientísimo y llenísimo.
Tú solo, suavísimo y agradabilísimo.
Tú solo, hermosísimo y amantísimo.
Tú solo, nobilísimo y gloriosísimo sobre todas las cosas, en quien están, estuvieron siempre y estarán todos los bienes junta y perfectamente.
Por eso es poco y no basta cualquier cosa fuera de ti que me das o prometes o me descubres de ti mismo, no viéndote ni poseyéndote cumplidamente.
Porque no puede mi corazón descansar verdaderamente y contentarse del todo, si no descansa en ti, trascendiendo todos los dones y todo lo creado.

3. ¡Oh Esposo mío amadísimo Jesucristo, amador purísimo, Señor de todas las criaturas! ¿Quién me dará alas de verdadera libertad para volar y descansar en ti?
¡Oh! ¿Cuando me será concedido ocuparme en ti cumplidamente y ver cuán suave eres, Señor, Dios mío?
¿Cuándo me recogeré del todo en ti, para que por tu amor no me sienta a mí, sino a ti solo sobre todo sentido y modo, y de un modo no manifiesto a todos?
Pero ahora muchas veces gimo y llevo mi infelicidad con dolor.
Porque en este valle de miseria acaecen muchos males, que me turban a menudo, me entristecen y anublan; muchas veces me impiden y distraen, halagan y embarazan, para que no tenga libre la entrada a ti y no goce de tus suaves abrazos, los cuales sin impedimento gozan los espíritus bienaventurados.

4. Muévante mis suspiros y la gran desolación que hay en la tierra, ¡oh Jesús, resplandor de la eterna gloria, consolación del alma que anda peregrinando!
Delante de ti está mi boca muda, y mi silencio te habla.
¿Hasta cuándo tarda en venir mi Señor?
Venga a mí, pobrecito suyo, y lléneme de alegría. Extienda su mano y libre a este miserable de toda angustia.
Ven, ven, pues sin ti ningún día ni hora será alegre; porque tú eres mi gozo y sin ti está vacía mi mesa.
Miserable soy, y como encarcelado y preso con grillos, hasta que tú me recrees con la luz de tu presencia, y me pongas en libertad y muestres tu amigable rostro.
Busquen otros lo que quisieren en lugar de ti, que a mí ninguna otra cosa me agrada ni agradará sino tú, Dios mío, esperanza mía, salud eterna.
No callaré ni cesaré de clamar hasta que tu gracia vuelva y me hables interiormente.
Jesucristo.- Aquí estoy; a ti he venido, pues me llamaste. Tus lágrimas, y el deseo de tu alma, y tu humildad y la contrición de tu corazón, me han inclinado y traído a ti.

El Alma.- 5. Y respondí: Señor, yo te llamé y deseé gozar de ti, dispuesto a menospreciarlo todo por ti.
Porque tú primero me despertaste para que te buscase.
Seas, pues, bendito, Señor, que hiciste con tu siervo esta bondad según la muchedumbre de tu misericordia.
¿Qué tiene más que decir tu siervo delante de ti, sino humillarse mucho en tu acatamiento, acordándose siempre de su propia maldad y vileza?
Porque no hay semejante a ti en todas las maravillas del cielo y de la tierra.
Tus obras son perfectísimas; tus juicios, verdaderos, y por tu providencia se rige el universo.
Por eso, alabanza y gloria a ti, ¡oh sabiduría del Padre! Alábete y bendígate mi boca, mi alma y juntamente todo lo creado.

Tiet Gaspar

19 miércoles Mar 2014

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Anécdotas y recuerdo de Gaspar Borrull i Font

«Una vida entregada a los más pobres»

Gaspar Borrull fue socio y fundador de Cristianos de Cataluña y estuvo movido siempre por el espíritu de ayudar a los más débiles. Ya desde joven, en su parroquia, en la que el rector era el Dr. Joaquín Masdeixexart, pertenecía al grupo que visitaba a los enfermos.indigente

En su mundo laboral, como administrativo en la empresa Anglo Española, también se dedicó al apostolado. Y como creyente practicó la doctrina social de la Iglesia, que él había estudiado, y realizó actividades apostólicas y de reivindicación de mejoras salariales. Por este motivo fue despedido de la empresa, aunque en el juicio laboral su despido fue considerado como «improcedente».

Sin embargo, Gaspar Borrull ya no volvió más a este sector económico. Parece que Dios lo llevó por otros caminos, pues se incorporó al mundo de los más pobres, dedicándoles todas las horas del día en cuerpo y alma durante 35 años.

Durante los años 1958/59 acompañó al Sr. Fèlix Millet i Maristany (que fue presidente de la FJCde C.) en el soporte de gestión y administración de la construcción del monolito que se hizo en Montserrat dedicado a la «Federación de Jóvenes Cristianos de Cataluña».

A partir de 1960, como socio y fundador de la OCPD (Orientación Católica Profesional del Dependiente), se incorporó y continuó con su labor de formación en el campo social, llevando el comedor y residencias para estudiantes de las calles San Severo y Martí, de Barcelona.

Hacia los años 1984/85 comenzó una nueva pobreza en la ciudad de Barcelona. Se popularizó hablar del «IV Mundo», y la realidad imponía la afirmación de que en Barcelona «había hambre». Entonces el comedor de la calle Canuda se convirtió en un comedor de pobres, mendigos de todo tipo, alcohólicos, emigrantes sin recursos. Muchos de ellos no podían pagar ni el mínimo. En el comedor de Canuda se agolpaba la gente, formando colas en la calle de 200 a 250 personas. «Y como ‘trabajar por los pobres no llena la bolsa’ (aunque Dios fue providente con nosotros ) la entidad se vio desbordada económicamente para hacer frente a esta realidad tan dramática».

Borrull empezó a pedir ayuda de palabra, y mediante cartas, a fundaciones, a «cajas», a personalidades, Ayuntamiento y Generalitat: su vida era agotadora. Desde las 6 de la mañana que se levantaba para ir muchos días a Laudes y Misa en la parroquia de San Francisco de Paola, con mosén Llauradó, que conocía, todo ello antes de ir a trabajar, no paraba. No acababa nunca de trabajar. Y cuando yo le decía que no cogiera tanto trabajo, él me decía «yo no me la busco, ¡si me viene!». Él no tenía un «no» para nadie, ¡o todo o nada!

Un gesto muy característico de él era que al acercarse a un pobre por la calle (lo conocían del comedor de Canuda) pasaba su brazo sobre el hombro del pobre y le decía: ¿qué te pasa ? El pobre le decía «no tengo casa… ni trabajo… ni familia» Y Borrull respondía: mañana ven a verme a Canuda y hablaremos.

La vida en familia se veía muy reducida, debido al largo horario de trabajo, pues cuando salía del comedor de Canuda iba todavía a la «Hora de Dios», en el Raval, a solucionar más problemas. Él me decía: «¡Madre! Yo para mí no pido nada».

El sábado por la noche solíamos celebrar la fiesta en familia, todos sus miembros, debido a que también el comedor durante muchos años funcionaba los domingos.

Era una persona incansable. No le gustaba conducir… pero ya a los 47 años aprendió a fin de ir a recoger comida para los pobres en el Banco de Alimentos y también a la Cruz Roja. Decía que el trabajo se hace con alegría… era una alegría que le salía del fondo del corazón, debido a su vida de oración. Era muy devoto del Dr. Pere Tarrés (que aún no estaba beatificado), al que siempre se encomendaba y más de una vez fue patente su ayuda en las necesidades de su trabajo apostólico.

Cuando el comedor ya no podía sostenerse por carencia económica, la Entidad decidió cerrarlo, pero Borrull no podía dejar a 250 personas pobres y desvalidas en la calle sin comer (en aquel tiempo sólo había dos o tres comedores a Barcelona). Esto le costó sudor y lágrimas. Miró de pedir ayuda a personas influyentes y amigas para que la Generalidad subvencionara una parte de los menús.

Pero, en espera la subvención, había ya una cantidad de capital de 600.000 pesetas para hacer frente algunos pagos y arreglos, sin los cuales sería necesario cerrar el comedor. Entonces, la Entidad dio el permiso para pedir un préstamo a «la Caixa» de 600.000 pesetas, que fue concedido. Pero llegado el tiempo de devolver dicho préstamo, la Entidad no disponía del dinero para rescatarlo, y con ello otra vez estaba en la puerta la quiebra y peligraba la misma supervivencia de la Entidad benéfica.

Borrull consultó a su familia: todos, matrimonio e hijos, participaron en este tipo de consejo familiar. Y se planteó si teníamos que poner nosotros mismos nuestros ahorros y rescatar el préstamo… ¡no podía ser que se cerrara el comedor y tantos pobres se quedaran en la calle sin comer! «Pensábamos: La Entidad cuando pueda ya nos lo devolverá el dinero… Pero nunca llego ese día… Y el préstamo rescatado ascendía a 600.000 pesetas más los intereses de 200.000 y demora: Total: 800.000 pesetas».

«Nuestra situación era preocupante: nuestros ahorros se habían fundido. Pero la Providencia velaba sobre nosotros y se valió de una cosa pequeña: Aquel año el hogar de en Borrull jugaba a la lotería de Navidad sólo un modesto boleto. Y les tocó el «gordo»: lo que mostró que era la Providencia de Dios es que apenas les tocaron las 800.000 pesetas que habían avanzado de sus propios ahorros para hacer frente al préstamo. El milagro fue que los tocara las 800.000 pesetas justas: Dios es providente».

Como este hecho providencial -continúa relatando quien fue su esposa- hubo muchos, pequeños detalles, como facilitarle el aparcamiento necesario para su vida de servicio a los pobres, o poder celebrar con un viaje gratuito el 25 aniversario de su matrimonio, etc.

Borrull amaba la vida y la familia sencilla. Y, al ver tantos hogares destrozadas por el vicio, decía «son pobres de todo de cuerpo y de espíritu». ¡Nosotros sí somos felices!

Cuando salía del comedor de Canuda al atardecer, terminaba su jornada yendo a «la Hora de Dios», en el Raval, a solucionar más problemas y a dar camas para ir a dormir a una pensión a los que dormían en la calle. Eran las 12 de la noche cuando llegaba a su casa y cenaba.

Nunca decía que estaba cansado. Y eso durante 35 años. Y no quiso nunca cambiar de trabajo. ¿Cuándo podría descansar?

Dios lo solucionó a su manera. Borrull se puso enfermo a los 70 años y murió. Dios, que conoce el interior de los hombres, ¡supo cómo hacerlo!

Josefina Bori i Vivas,

viuda de Gaspar Borrull i Font

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“Espíritu Santo, infúndenos la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con audacia, en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente”. Padre Santo Francisco.

"Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la construyen. (Salmo 127, 1)"

Nuestro ideal: Salvar almas

Van al Cielo los que mueren en gracia de Dios; van al infierno los que mueren en pecado mortal

"Id al mundo entro y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado" Marcos 16, 15-16.

"Es necesario que los católicos españoles sepáis recobrar el vigor pleno del espíritu, la valentía de una fe vivida, la lucidez evangélica iluminada por el amor profundo al hombre hermano." San Juan Pablo II.

"No seguirás en el mal a la mayoría." Éxodo 23, 2.

"Odiad el mal los que amáis al Señor." Salmo 97, 10.

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