14 -Algunos dicen que se puede aprobar el aborto cuando la procreación no ha sido deseada, pues en este caso el hijo es un intruso, y lo deseable es propagar vidas humanizadas y no simplemente vidas humanas. Y, desde luego, que se debe abonar el aborto terapéutico.catecismo social
-El aborto siempre es un crimen. Y los que lo practican están excomulgados. Es una violación gravísima del quinto Mandamiento: «No matarás». Científicamente es cosa cierta que en un feto recién formado palpita allí una vida distinta de la de la madre. Es ridículo salir por la tangente sobre la procreación deseada y no deseada. Cuando una pareja practica el acto conyugal, sabe perfectamente lo que hacen. «Sería admitir que un hecho biológico que no ha recibido aún de libertad ni de voluntad alguna, ningún tipo de reconocimiento humano ni de aceptación, y que por tanto no posee en sí mismo sentido alguno, podría prevalecer sobre un derecho, sobre un acto de voluntad razonado, sobre un ejercicio de la libertad sensato y fundamentado», escribe E. Ouelqueje, en «La volonté de procréer. Réflexion philosophique» («Lumiereet vie», 21, n. 119, pág. 66). En la misma línea está considerar como un intruso al ser que, entrañado en la madre, ha supuesto un acto voluntario de primera categoría. Los ladrones, que son realmente intrusos, no son recibidos con la puerta abierta de par en par ni con efusiones amorosas.
Y la responsabilidad del acto conyugal es tan seria que toda vida humana está llamada a realizarse como vida humanizada. Hacen muy poco favor a la racionalidad y a la libertad del hombre y de la mujer los que recortan a mera biología el acto más humano y natural. Y aunque se disfrace de terapéutico, el aborto siempre es un asesinato. Acudir al aborto terapéutico para eliminar una vida es caer en el absurdo de que los medios justifican el fin.
15 -¿Cuál es la calificación moral para los que practican el aborto?
-Está plenamente clarificada en el canon 2.350 del actual Código de Derecho Canónico: «Los que procuran el aborto, incluso la madre, incurren, si el aborto se verifica, en excomunión latae sententiae». También incurren en excomunión los que aconsejan el aborto e intervienen en el mismo. Y se comprende que este pecado sea de naturaleza gravísima. Se ha hablado con toda razón de los «quirófanos-patíbulos». La plaga de abortos es el genocidio de mayores proporciones de todos los tiempos de la historia. Ya se sabe que desde que se fertiliza el óvulo con la célula masculina, se produce la vida. La ciencia demuestra que cuando los componentes bioquímicos de la esperma se depositan en el óvulo, empieza una nueva vida con capacidad para alcanzar su plenitud de persona humana. Ya de tamaño embrionario -apenas superior a los dos milímetros-, se vertebran órganos de la nueva vida. A las pocas semanas, el cerebro ya es completo. El crimen del aborto es terrible y de consecuencias nefastas.
16 -Hay casos en que la salud de la madre lo parece aconsejar…
-Responderemos con este texto del 4 de agosto de 1973, publicado en «ABC»: «Algunos célebres intelectuales se pronunciaron hace poco durante un debate público en París a favor de la libertad sin restricciones en el aborto. Y un colega preguntó al materialista Monod, premio Nobel: ¿Permitiría usted el aborto provocado de una mujer tuberculosa y exhausta y vejada por un marido brutal y alcohólico rotundo, con el feto destinado irremedíablemente a graves perturbaciones emocionales y defectos congénitos insuperables? –Es un caso evidente de respuesta afirmativa, contestó Monodo- Un momento de silencio, señores, arguyó el colega: el profesor Monod acaba de asesinar a Beethoven, porque así fueron los padres del mayor genio musical que el mundo ha conocido.» Si los padres de Mozart hubieran practicado el aborto, el gran músico no hubiera existido, ya que fue el quinto de sus hermanos.
Wagner, fue el séptimo hijo. O’Connell, el libertador de Irlanda, fue el hijo número 13. El pintor alemán Alberto Durero, tuvo 17 hermanos. Haydn fue el hijo décimo. San Ignacio de Loyola fue también el décimo y el más pequeño de los hermanos. Con el aborto, genios de la ciencia, del arte y de la santidad, se habrían malogrado.