Punto primero
En el viernes siguiente a la octava del Corpus Christi celebramos la fiesta del Sagrado Corazón. El Corazón de Jesús, es el Corazón del amigo que no falla. !Oh Jesús, dame un corazón que te sea siempre fiel! !Oh Jesús, dame un corazón inasequible a la deslealtad! !Oh Jesús, dame un corazón semejante a Tu Corazón que corresponda a Tu amor, con mi generosidad, con mi olvido propio, con mi entrega a pensar en los otros jóvenes que tengo que ganar para Tu causa, para que conozcan Tu amor. Fiesta del Sagrado Corazón, día de comunión fervorosísima, reparadora, de unión íntima, durante el día con el Corazón de Nuestro Señor.SagradoCorazonDeJesus
Punto segundo
Verano de 1984. Campamentos para bastantes. Vacaciones para todos. Ejercicios en las dos primeras semanas de Septiembre para los que estáis aún con esa deuda. Pero alerta durante el verano, para no bajar la guardia frente al enemigo. Aumentar el tiempo de Oración. Alargar la acción de gracias de la Sagrada Comunión. Ser más conscientes de guardar los ojos, oídos y lengua de todo desorden. Hemos de reparar ahora y alcanzar por nuestra súplica y nuestra reparación, que se acelere la hora del tiempo de los Sagrados Corazones de Jesús y de María.
Punto tercero
Me contaba la hija del que fue además de un gran magistrado, uno de los mayores especialistas que ha habido en el derecho foral navarro, D. Gerardo Vadearlos, que en cierta ocasión se dirigió a él el alcalde de una pequeña población navarra, para pedirle consejo en materia política y tener una clara norma de conducta como católico para la acción en ese campo. D. Gerardo esperó a contestarle al día siguiente y de su puño y letra le escribió esta proposición:
«Republicanos moderados y españoles disidentes
todos los embolados y católicos poco creyentes».
Magnífica manera de definir la postura que debe adoptar un católico creyente y en concreto un joven de nuestra Asociación: ninguna concomitancia con los «moderados», sean los pseudocatalanistas del CIU o los demócratas cristianos, todos ellos podridos de liberalismo; ninguna concomitancia con los embolados progresistas, marxistas y separatistas, o disidentes de la tradición española. El reinado social de Jesucristo, la restauración de la unidad católica y la reconstrucción de toda la autenticidad hispánica en instituciones y libertades, al servicio de la fe católica. Queremos tener también a D. Gerardo Valcarlos de maestro también como hombre católico, fiel a la tradición católica y española, para pensar como él y obrar como él en la vida social y política.

Rvdo. P. José María Alba Cereceda, S.I.
Meridiano Católico Nº 79, julio de 1984