Contracorriente

~ Blog del P. Manuel Martínez Cano, mCR

Contracorriente

Archivos mensuales: marzo 2014

La revelación de Dios

26 miércoles Mar 2014

Posted by manuelmartinezcano in Uncategorized

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1. CONOCIMIENTO DE DIOS POR LA REVELACIÓN

La Santa Iglesia enseña que Dios puede ser conocido con certeza mediante la luz natural de la razón humana a partir de las cosas creadas (Concilio Vaticano II).

Jesus-con-doctoresSin embargo, en las condiciones históricas que se encuentra la persona humana experimenta muchas dificultades para conocer a Dios con solo la luz de la razón. Por ello el hombre necesita ser iluminado por la Revelación de Dios, no solamente en las verdades que superan su entendimiento, sino también en las verdades religiosas y morales que, de suyo, son accesibles a la razón. Sólo así puede conocer estas verdades con una certeza “firme y sin mezcla de error” (Vaticano I).

2. NOCIÓN DE REVELACIÓN

Revelación es lo mismo que remoción de un velo, o sea, la manifestación de una cosa oculta.

La Revelación divina es la manifestación sobrenatural hecha por Dios a la Humanidad en orden a su salvación eterna.

Por una decisión enteramente libre, Dios se reveló al hombre. Lo hizo manifestando su misterio, su amor divino y eterno a los hombres. Dios Padre revela plenamente su plan divino enviando a su Hijo amado, nuestro Señor Jesucristo, y al Espíritu Santo.

Al revelarse a sí mismo, Dios quiere hacer a los hombres capaces de responderle, de conocerle y de amarle más allá de lo que ellos serían capaces por sus propias fuerzas.

Dios se reveló a los hombres directamente: Adán y Eva, Moisés, etc.; y también habló a los hombres mediante los ángeles: Gabriel a la Virgen María; o por medio de los Profetas y los Apóstoles.

Revelación divina pública es la que Dios manifestó con carácter oficial y obligatorio para todo el género humano. Fue manifestada por Dios en el Antiguo Testamento, confirmada y completada por Nuestro Señor Jesucristo en el Nuevo testamento y predicada por los Apóstoles. Con la muerte del último de ellos, San Juan, se cierra el ciclo de la revelación pública.

Revelación divina privada es la que hace Dios con carácter oficioso y particular a ciertas personas o grupos, aunque de ella pueda beneficiarse toda la Humanidad. Tales son, entre otras, las revelaciones del Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita Mª de Alacoque y las apariciones de la Virgen en Lourdes y Fátima.

 3. EL HECHO HISTÓRICO DE LA REVELACIÓN

La Revelación divina pública la hizo Dios por etapas, según las necesidades y disposición de la Humanidad.

Primero habló Dios a Adán y Eva y luego a Noé. Es la etapa primitiva de la Revelación, que lleva en germen la promesa de un Redentor.

Después habló Dios a los Patriarcas Abraham, Isaac y Jacob, destinatarios de la promesa mesiánica y padres del Pueblo de Dios; es la etapa patriarcal.

Luego habló Dios a Moisés y al mismo Pueblo escogido, especialmente en la Revelación del monte Sinaí; es la etapa mosaica.

Dios, por medio de los Profetas, mantuvo viva la expectación mesiánica del Redentor prometido al pueblo escogido, Israel; es la etapa profética.
Por último, “cuando vino la plenitud de los tiempos” (Gal. 4,4) llegó también la plenitud de la Revelación divina al presentarse el Hijo de Dios hecho hombre entre los hombres.

La historia de la Revelación divina, aunque es antigua y sobrenatural, aparece ante la investigación y a la crítica como una historia verdadera, bien fundada y documentada, vinculada a dos pueblos de singular relieve histórico: el pueblo de Israel y el pueblo cristiano, la Iglesia.

4. TRADICIÓN DIVINA

La Revelación divina llega a los hombres por medio de dos conductos o fuentes: la Tradición divina y la Sagrada Escritura. Estas dos fuentes de revelación están tan unidas entre sí como las aguas del río a su cauce, de tal modo que no puede concebirse una Sagrada Escritura independiente de la Tradición divina ni una Tradición independiente de la Escritura. Son las dos fuentes de la Revelación que contienen el único depósito de la fe revelado por Dios a los hombres.

La Tradición divina es la transmisión y conservación de la doctrina revelada por Dios desde el tiempo de los Apóstoles hasta nosotros, por medio de la predicación oral y la fe de la Iglesia.

Jesucristo no escribió, predicó y enseñó de viva voz y encargó a los Apóstoles, no que escribieran, sino que predicasen.

San Pablo decía a los primeros cristianos: “Os alabo porque en todas las cosas os acordéis de mí y conservéis las tradiciones, tal como os la he transmitido” (1 Cor. 11,2).

La Tradición divina la tenemos hoy en:

a) El consentimiento unánime de los Santos Padres sobre una doctrina de fe o costumbres que ellos tienen por cierta, como testigos o como doctores auténticos y acreditados.

b) El sentir unánime de los teólogos.

c) El sentir unánime del pueblo cristiano.

d) Las definiciones de los Concilios y de los Papas.

e) Las profesiones de fe o credos.

5. SAGRADA ESCRITURA

La Sagrada Escritura (o Biblia) es el conjunto de libros escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo, que tienen a Dios como autor principal y al hombre como autor secundario.

La Sagrada Escritura se divide en dos partes: Antiguo y Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento contiene 46 libros, inspirados por Dios antes de la venida de Jesucristo. El Nuevo Testamento contiene 27 libros, inspirados por Dios, escritos después de Jesucristo por los Apóstoles y discípulos del Señor.

Libros del Antiguo Testamento:

a) Históricos:

Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio, Josué, Jueces, Rut, Samuel, 1º y 2º; Reyes, 1º y 2º; Paralipómenos o Crónicas, 1º y 2º; Esdras (Esdras y Nehemías), Tobías, Judit, Esther, Macabeos, 1º y 2º.

b) Didácticos o poéticos:

Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantar de los Cantares, Sabiduría, Eclesiástico.

c) Proféticos:

Los cuatro grandes profetas: Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel, con Lamentaciones y Baruc.

Los doce profetas menores: Amós, Oseas, Miqueas, Sofonías, Nahún, Ageo, Habacub, Zacarías, Malaquías, Abdías, Joel, Jonás.

Los libros del Antiguo Testamento fueron escritos entre los siglos XVI y II antes de Jesucristo, en arameo.

Libros del Nuevo Testamento:

a) Históricos:

Los cuatro Evangelios: San Mateo, San Marcos, San Lucas, San Juan

Los Hechos de los Apóstoles

b) Didácticos:

Las catorce Epístolas de San Pablo: a los Romanos, a los Gálatas, a los Efesios, a los Filipenses, a los Colosenses, a Tito, a Filemón, a los Hebreos, 1ª y 2ª a los Corintios, 1ª y 2ª a los Tesalonicenses, y dos a Timoteo.
Epístolas católicas: una de Santiago, dos de San Pedro, tres de San Juan y una de San Judas.

c) EL libro profético del Apocalipsis

Los libros del Nuevo Testamento fueron escritos entre mediados y fin del siglo I de nuestra era cristiana, en griego, menos el Evangelio de San Mateo, que probablemente fue escrito en Arameo.

San Jerónimo (siglo IV-V) hizo una traducción de todos los libros de la Sagrada Escritura al latín. Es la Biblia oficial de la Iglesia llamada Vulgata.

6. INSPIRACIÓN DIVINA DE LA BIBLIA
El autor principal de la Biblia es Dios, y el autor secundario el hombre.

Inspiración, en sentido bíblico estricto, es una acción divina o influjo sobrenatural por el cual Dios ilumina el entendimiento del autor sagrado para escribir un libro, y mueve eficazmente su voluntad para que exprese la verdad que Él mismo quiere expresar.

La Sagrada Escritura es la palabra de Dios, y por lo mismo, libre de todo error. La palabra de Dios, que no puede engañarse ni engañar a otros, excluye todo error y contradicción.

Dios, suma verdad, no puede ser autor del error. “La Sagrada Escritura no puede mentir” (San Jerónimo).
En la Sagrada Escritura encuentra la Iglesia su alimento y su fuerza porque en ella recibe la palabra de Dios en toda su pureza. El Padre que está en los cielos sale amorosamente al encuentro de sus hijos para conversar con ellos por medio de su Palabra.

El oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios, oral o escrita, ha sido encomendado sólo al Magisterio vivo de la Iglesia, el cual lo ejercita en nombre de Jesucristo.

“El desconocimiento de las Escrituras es desconocimiento de Cristo” (San Jerónimo).

7. GÉNEROS LITERARIOS DE LA BIBLIA
Dios al inspirar al autor sagrado respeta las cualidades personales y literarias de cada hombre y se acomoda a las circunstancias y ambientes de su época, pero hace que el autor conciba rectamente lo que debe expresar y lo exprese fácilmente.

En la Biblia hay distintos géneros literarios, como hemos visto en la clasificación de sus libros en históricos, didácticos y proféticos; y en cada caso hay que precisar lo que ha querido decir el autor sagrado.

Pero no puede admitirse de ningún modo la libre interpretación de los hechos bíblicos, basándose en unos supuestos géneros literarios, como hacen algunos, como si el autor sagrado, al explicarnos los hechos, pretendiera engañarnos o contarnos fábulas.

La intención del autor es explicarnos la verdad revelada por Dios objetivamente. Por tanto, si algunos hechos de la Biblia se encuentran en tradiciones populares o en alguna narración mitológica de algunos pueblos de la antigüedad, no se puede concluir que hay cosas en la Sagrada Escritura que son un mero ornato poético y simbólico (los árboles del Paraíso, la serpiente tentadora, etc…) como si fueran sólo puras imágenes bíblicas, sin verdadera realidad objetiva. Los autores sagrados narran y explican la realidad.

No se puede admitir, sin ninguna razón sólida, ningún género literario que se aparte del sentido literal histórico de los libros inspirados por Dios.

8. AUTORIDAD HISTÓRICA Y CIENTÍFICA DE LA BIBLIA
La Sagrada Escritura goza de una autoridad singular y única entre todos los libros del mundo. No hay libro de la Antigüedad que ofrezca las garantías de historicidad y autenticidad que ofrece la Sagrada Escritura. El autor clásico de quien se conservan mejores documentos es Virgilio. Y de Virgilio sólo conocemos tres códigos unciales. En cambio del Evangelio tenemos doscientos diez. ¡Superioridad aplastante!

De Aristóteles, que vivió trescientos años antes de Cristo, cuyo Tratado de Lógica sigue siendo la base de todo el razonamiento filosófico, el manuscrito más antiguo que conservamos de sus obras es de 1.400 años posterior a él. En cambio, de los Evangelios, existen manuscritos muy próximos a su redacción. El Evangelio de San Juan se escribió en el año 95. Pues bien, el papiro Reyland que se conserva en Manchester, es una copia del Evangelio de San Juan que, según los científicos, se escribió en el año 130, tan sólo treinta y cinco años después.

De los tres siglos posteriores a Jesucristo han llegado hasta nosotros treinta papiros evangélicos. Es un caso único en toda la Historografía grecorromana.

El crítico inglés de Literatura Clásica B.H. Streeter ha manifestado que los Evangelios en cuanto a su autenticidad tienen la posición más privilegiada que existe entre todas las obras de la Antigüedad.

Quien no admita lo que dicen los Evangelios, no puede admitir nada de la Historia Antigua, pues los hechos que narran los Evangelios constan con mucho más rigor histórico que todos los demás acontecimientos antiguos que la Historia reconoce como auténticos.

Página para meditar nº 79

26 miércoles Mar 2014

Posted by manuelmartinezcano in Padre Alba, Uncategorized

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Punto primero
En el viernes siguiente a la octava del Corpus Christi celebramos la fiesta del Sagrado Corazón. El Corazón de Jesús, es el Corazón del amigo que no falla. !Oh Jesús, dame un corazón que te sea siempre fiel! !Oh Jesús, dame un corazón inasequible a la deslealtad! !Oh Jesús, dame un corazón semejante a Tu Corazón que corresponda a Tu amor, con mi generosidad, con mi olvido propio, con mi entrega a pensar en los otros jóvenes que tengo que ganar para Tu causa, para que conozcan Tu amor. Fiesta del Sagrado Corazón, día de comunión fervorosísima, reparadora, de unión íntima, durante el día con el Corazón de Nuestro Señor.SagradoCorazonDeJesus
Punto segundo
Verano de 1984. Campamentos para bastantes. Vacaciones para todos. Ejercicios en las dos primeras semanas de Septiembre para los que estáis aún con esa deuda. Pero alerta durante el verano, para no bajar la guardia frente al enemigo. Aumentar el tiempo de Oración. Alargar la acción de gracias de la Sagrada Comunión. Ser más conscientes de guardar los ojos, oídos y lengua de todo desorden. Hemos de reparar ahora y alcanzar por nuestra súplica y nuestra reparación, que se acelere la hora del tiempo de los Sagrados Corazones de Jesús y de María.
Punto tercero
Me contaba la hija del que fue además de un gran magistrado, uno de los mayores especialistas que ha habido en el derecho foral navarro, D. Gerardo Vadearlos, que en cierta ocasión se dirigió a él el alcalde de una pequeña población navarra, para pedirle consejo en materia política y tener una clara norma de conducta como católico para la acción en ese campo. D. Gerardo esperó a contestarle al día siguiente y de su puño y letra le escribió esta proposición:
«Republicanos moderados y españoles disidentes
todos los embolados y católicos poco creyentes».
Magnífica manera de definir la postura que debe adoptar un católico creyente y en concreto un joven de nuestra Asociación: ninguna concomitancia con los «moderados», sean los pseudocatalanistas del CIU o los demócratas cristianos, todos ellos podridos de liberalismo; ninguna concomitancia con los embolados progresistas, marxistas y separatistas, o disidentes de la tradición española. El reinado social de Jesucristo, la restauración de la unidad católica y la reconstrucción de toda la autenticidad hispánica en instituciones y libertades, al servicio de la fe católica. Queremos tener también a D. Gerardo Valcarlos de maestro también como hombre católico, fiel a la tradición católica y española, para pensar como él y obrar como él en la vida social y política.

Rvdo. P. José María Alba Cereceda, S.I.
Meridiano Católico Nº 79, julio de 1984

Quas Primas del papa Pio XI 3

19 miércoles Mar 2014

Posted by manuelmartinezcano in Magisterio, Uncategorized

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“Quas primas” del Sumo Pontífice Pío XI sobre la fiesta de Cristo Rey (III)

I. La realeza de Cristo

Fundada en la unión hipostática

pio_xi Y es San Cirilo de Alejandría el que describe acertadamente el fundamento de esta dignidad y de este poder de Nuestro Señor: “Posee Cristo el poder supremo sobre toda la creación, no por violencia ni por usurpación, sino en virtud de su misma esencia y naturaleza”. Es decir, la autoridad de Cristo se funda en la admirable unión hipostática. De donde se sigue que Cristo no sólo debe ser adorado como Dios por los ángeles y por los hombres, sino que, además, los ángeles y los hombres deben sumisión y obediencia a Cristo en cuanto hombre; en una palabra, por el solo hecho de la unión hipostática, Cristo tiene potestad sobre la creación universal

Por otra parte, además, ¿hay realidad más dulce y consoladora para el hombre que el pensamiento de que Cristo reina sobre nosotros, no sólo por un derecho de naturaleza, sino además por un derecho de conquista, adquirido, esto es, el derecho de redención? Ojalá los hombres olvidadizos recordasen el gran precio con que nos ha rescatado nuestro Salvador: Habéis sido rescatados… no con plata y oro corruptibles, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de Cordero sin defecto ni mancha. No somos ya nuestros, porque Cristo nos ha comprado a precio grande. Nuestros mismos cuerpos son miembros de Cristo.

II. Carácter de la Realeza de Cristo

Triple potestad

En segundo lugar, para declarar brevemente la eficacia y la naturaleza de esta autoridad regia es casi innecesario afirmar que abraza el triple poder que es esencial a toda verdadera autoridad. Los testimonios, citados de la Sagrada Escritura sobre la universalidad del reino de nuestro Redentor constituyen una prueba más que suficiente de esta afirmación, Y es, por otra parte, dogma de fe católica, que Jesucristo fue dado a los hombres como Redentor, en quien deben confiar, y como legislador, a quien deben obedecer (24). Los santos Evangelios no sólo refieren que Cristo legisló; más aún, lo presentan legislando; y el divino Maestro, en diferentes circunstancias y con diversas expresiones, ha enseñado que los que cumplen sus leyes son los que demuestran que le aman y los que permanecen en su caridad. Por lo que toca al poder judicial, Jesús, al responder personalmente a los judíos que le acusaban de haber violado el sábado con la maravillosa curación del paralítico, afirma que el Padre le había dado el poder judicial: Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha entregado al Hijo todo el poder de juzgar. Y en este poder queda incluido el derecho de premiar y de castigar a los hombres, aun durante su vida mortal, porque este derecho no puede quedar separado del poder judicial. Además, hay que atribuir a Jesucristo el poder ejecutivo, por estar todos los hombres obligados a obedecer las órdenes de Cristo, poder dotado de las facultades  necesarias para imponer castigos, a los que nadie puede sustraerse.

 

Espiritualidad y temporalidad de la Realeza de Cristo

Sin embargo, los textos citados de la Biblia demuestran con toda evidencia que este reino es principalmente espiritual y que su objeto propio son las realidades del espíritu, conclusión confirmada personalmente por la manera de obrar del Salvador. Porque en varias ocasiones, cuando los judíos, y aun los mismos apóstoles juzgaron equivocadamente que el Mesías devolvería la libertad al pueblo judío y restablecería el reino de Israel, Cristo deshizo y refutó esta idea vanamente esperanzada. Cuando la muchedumbre maravillada, quería proclamarle rey, Cristo rehusó este honroso título huyendo y escondiéndose en la soledad. Finalmente, en presencia del gobernador romano manifestó que su reino no era de este mundo. Los evangelios describen este reino como un reino cuyo ingreso exige una penitencia preparatoria, ingreso que a su vez sólo es posible por medio de la fe y del bautismo, el cual, si bien es un rito externo, significa y produce la regeneración del alma. Este reino no se opone solamente al reino de Satanás y a la potestad de las tinieblas; y exige de sus súbditos no sólo que, con el desprendimiento espiritual de las riquezas y de los bienes temporales, observen una moral pura y tengan hambre y sed de justicia, sino que exige además la abnegación de sí mismos y la aceptación de la cruz. Cristo, como Redentor, rescató a la Iglesia con su sangre; y Cristo, como sacerdote, se ofreció a sí mismo y se sigue ofreciendo perpetuamente como víctima por los pecados del mundo; ¿quién no ve, por tanto, que la dignidad real del Salvador participa y muestra la naturaleza de ambos oficios? Por otra parte, incurriría en un grave error el que negase a la humanidad de Cristo el poder real sobre todas y cada una de las realidades sociales y políticas del hombre, ya que Cristo como hombre ha recibido de su Padre un derecho absoluto sobre toda la creación, de tal manera, que toda ella está sometida a su voluntad. Sin embargo, mientras vivió sobre la tierra, Cristo se abstuvo totalmente del ejercicio de este poder, y así como entonces despreció la propiedad y la administración de los bienes humanos, así también permite, y sigue permitiendo el uso de éstos a sus poseedores. Expresa bien esta permisión el conocido texto: No arrebata el reino temporal el que da el reino celestial. Por tanto, la autoridad de nuestro Redentor abarca a todos los hombres; extensión bien declarada por nuestro predecesor, de inmortal memoria, León XIII, con las siguientes palabras, que hacemos nuestras: El poder de Cristo se extiende no sólo sobre los pueblos católicos y sobre aquellos que, por haber recibido el bautismo, pertenecen de derecho a la Iglesia, aunque el error los tenga extraviados o el cisma los separe de la caridad, sino que comprende también a cuantos no participan de la fe cristiana, de tal manera que bajo la potestad de Jesús se halla todo el género humano. Y en esta extensión universal de poder de Cristo no hay diferencia alguna entre los individuos y el Estado, porque los hombres están bajo la autoridad de Cristo, tanto considerados individualmente como colectivamente en sociedad. Cristo es en efecto, la fuente del bien común y del bien privado: En ningún otro hay salvación, pues ningún otro nombre nos ha sido dado bajo el cielo, entre los hombres, por el cual podamos ser salvos. Es el dador de la prosperidad y la felicidad verdadera a los individuos y a los Estados, porque la felicidad del Estado no procede de distinta fuente que la felicidad de los ciudadanos, ya que el Estado no es otra cosa que el conjunto concorde de ciudadanos. No nieguen, pues, los gobernantes de los Estados el culto debido de veneración y obediencia al poder de Cristo, tanto personalmente como públicamente, si quieren conservar incólume su autoridad y mantener la felicidad y la grandeza de su patria. Porque lo que escribíamos, al comenzar nuestro pontificado, acerca de la decadencia de la autoridad del derecho y del respeto de la autoridad, sigue manteniendo su validez en estos días, a saber: “Desterrados Dios y Jesucristo -lamentábamos- de las leyes y del gobierno de los pueblos, y derivada la autoridad, no de Dios, sino de los hombres, ha sucedido que… hasta los mismos fundamentos de autoridad han quedado arrancados, una vez suprimida la causa principal de que unos tengan el derecho de mandar y otros la obligación de obedecer. De lo cual no ha podido menos de seguirse una violenta conmoción de toda la humana sociedad, privada de todo apoyo y fundamento sólido.

Catecismo Social de la Iglesia 52

19 miércoles Mar 2014

Posted by manuelmartinezcano in Uncategorized

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12- Se habla de un viraje eclesiástico, de que la Iglesia no debe presentar batalla frente al divorcio civil, de que no es necesario que la legislación defienda el matrimonio sacramental.

-Quienes dicen esto están marginados de la doctrina católica, sean quienes sean. En este caso recoge espléndidamente la verdad, monseñor Antonio de Castro Mayer, obispo de Campos, Brasil, que en «Principios Directivos», sintetiza así: «La indisolubilidad del vínculo conyugal es de mandato divino, fijado ya en los comienzos de la humanidad. De donde, cualquier divorcio, incluso de un matrimonio meramente civil, se opone a la ley de Dios. catecismo social2. No es, pues, lícito al Estado violar la Ley Divina, instituyendo el divorcio. En el caso de que lo haga, se expone a la justicia de Dios. 3. Como el Magisterio ordinario y universal enseña que el matrimonio natural es indisoluble, por voluntad divina, como consta en el Génesis, no es miembro de la Iglesia católica quien conscientemente (scienter et volenter) admite la tesis del divorcio, propugnándolo, defendiéndolo, o empeñándose para que se instaure en el país.

De acuerdo con el Código de Derecho Canónico (can. 1.325, 2.°), el católico que actúa de esa manera es hereje y está sujeto a las penas eclesiásticas que sancionan a los herejes (excomunión, etc.). 4. El parlamentario que da su voto a las enmiendas favorables al divorcio, peca gravemente. Como él practica un acto público, de por sí, debe para obtener el perdón de Dios Nuestro Señor, reparar el escándalo provocado, y esforzarse por deshacer el mal practicado. En este caso, mediante la retractación pública y luchando lealmente para que sea anulada la ley inicua para cuya victoria

concurrió con su voto. 5. Es partícipe de la rebeldía contra la Ley Divina quien, con pleno conocimiento de causa, vota a candidatos favorables al divorcio en el Congreso Nacional. Pide la moral que, también, esta falta grave sea reparada en toda la medida de lo posible, por ejemplo, actuando con empeño junto a los parlamentarios conocidos, en el sentido de que se abstengan de cualquier pronunciamiento a favor del divorcio y luchen positivamente por la indisolubilidad del vínculo conyugal. 6. Se encuentra en estado de pecado mortal, sin poder recibir los Sacramentos y cometerá sacrilegio si lo hiciere, el católico divorciado que vuelva a casarse, o que no tiene el firme propósito de nunca divorciarse».

13 -Canónicamente la Iglesia admite la separación matrimonial. ¿No es lo mismo que el divorcio?

-La declaración de separación del matrimonio difiere sustancialmente del divorcio. En éste desaparece el matrimonio en la legalidad civil. En la declaración de nulidad hay una sentencia que comprueba que nunca ha existido el matrimonio, ya por defecto de forma, o sea, porque por falta de asistencia de sacerdote en la ceremonia, por impedimento dirimente sin dispensa, como lo sería el matrimonio entre dos primos carnales, o por falta de libertad. En estos casos no ha existido matrimonio. La separación legal se reconoce cuando se demuestra el adulterio por parte de uno de los cónyuges, pero entonces el matrimonio permanece indisoluble. Asimismo se reconoce la separación legal si uno de los cónyuges educa acatólicamente a los hijos, o si se dedica a actividades indignas como el homicidio, la estafa, el terrorismo. Y no es verdad lo que algunos dicen que los ricos logran fácilmente la nulidad o separación legal por los tribunales eclesiásticos. Estadísticamente esto es falso. Y se basa en la picaresca de las «revistas del corazón», que se dedican al sensacionalismo de la «dolce vita» y a las estrellas y divos de moda.

Económicamente, en los tribunales eclesiásticos, hay unas tasas modestas para los que no abundan en fortuna. Y también total gratuidad en muchos casos.

sacrilegio si lo hiciere, el católico divorciado que vuelva
a casarse, o que no tiene el firme propósito de nunca
divorciarse».
13 -Canónicamente la Iglesia admite la separación matrimonial.
¿No es lo mismo que el diyorcio?
-La declaración de separación del matrimonio difiere
sustancialmente del divorcio. En éste desaparece
el matrimonio en la legalidad civil. En la declaración
de nulidad hay una sentencia que comprueba que nunca
ha existido el matrimonio, ya por defecto de forma, o
sea, porque por falta de asistencia de sacerdote en la
ceremonia, por impedimento dirimente sin dispensa, como
lo sería el matrimonio entre dos primos carnales,
o por falta de libertad. En estos casos no ha existido
matrimonio. La separación legal se reconoce cuando se
demuestra el adulterio por parte de uno de los cónyuges,
pero entonces el matrimonio permanece indisoluble.
Asimismo se reconoce la separación legal si uno
de los cónyuges educa acatólicamente a los hijos, o si
se dedica a actividades indignas como el homicidio, la
estafa, el terrorismo. Y no es verdad lo que algunos
dicen que los ricos logran fácilmente la nulidad o separación
legal por los tribunales eclesiásticos. Estadísticamente
esto es falso. Y se basa en la picaresca de las
«revistas del corazón», que se dedican al sensacionalismo
de la «dolce vita» y a las estrellas y divos de moda.
Económicamente, en los tribunales eclesiásticos, hay
unas tasas modestas para los que no abundan en fortuna.
Y también total gratuidad en muchos casos.

Tratado de la verdadera devoción 58

19 miércoles Mar 2014

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Consagración de sí mismo a Jesucristo, la Sabiduría encarnada,
por medio de María

(El Amor de la Sabiduría Eterna, 223-227)

¡Oh Sabiduría eterna y encarnada! ¡Oh amable y adorable Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, Hijo único del Padre Eterno y de María, siempre Virgen! Os adoro profundamente en el seno y en los esplendores de vuestro Padre, durante la eternidad, y en el seno virginal de María, vuestra dignísima Madre, en el tiempo de vuestra Encarnación.
mariaOs doy las gracias porque os habéis anonadado tomando la forma de un esclavo para sacarme de la cruel esclavitud del demonio. Os alabo y glorifico porque os habéis sometido a María, vuestra Santa Madre, en todo, a fin de hacerme por Ella vuestro fiel esclavo. Pero ¡ay! ingrato e infiel como soy, no he cumplido las promesas que tan solemnemente os hice en el Bautismo; no he guardado mis deberes, no he merecido ser llamado vuestro hijo ni vuestro esclavo, y como nada hay en mí que no merezca vuestra repulsa y vuestra cólera, no me atrevo a aproximarme por mí mismo a vuestra Santísima y Augusta Majestad. Por esto he recurrido a la intercesión de vuestra Santísima Madre, que Vos me habéis dado como medianera para con Vos, y por este medio espero obtener de Vos la contricción y el perdón de mis pecados, la adquisición y la conservación de la Sabiduría.

Os saludo, pues, ioh María Inmaculada! tabernáculo viviente de la Divinidad, en donde la Sabiduría eterna escondida quiere ser adorada por los ángeles y los hombres. Os saludo, ioh Reina del cielo y de la tierra!, a cuyo imperio está todo sometido, todo lo que está debajo de Dios. Os saludo, ¡oh refugio seguro de los pecadores! cuya misericordia no falta a nadie; escuchad los deseos que tengo de la divina Sabiduría, y recibid para ello los votos y las ofertas que mi bajeza os presenta:

Yo, N…, pecador infiel, renuevo y ratifico en vuestras manos los votos de mi bautismo. Renuncio para siempre a Satanás, a sus pompas y a sus obras, y me entrego enteramente a Jesucristo, la Sabiduría encarnada, para llevar mi cruz tras El todos los días de mi vida. Y a fin de que le sea más fiel de lo que he sido hasta ahora, os escojo hoy, ¡oh María!, en presencia de toda la corte celestial, por mi Madre y mi Señora. Os entrego y consagro en calidad de esclavo mi cuerpo y mi alma, mis bienes interiores y exteriores, y aun el valor de mis buenas acciones pasadas, presentes y futuras, otorgándoos un entero y pleno derecho de disponer de mí y de todo lo que me pertenece, sin excepción, a vuestro agrado, a la mayor gloria de Dios, en el tiempo y en la eternidad.

Recibid, ¡oh Virgen benignísima!, esta pequeña ofrenda de mi esclavitud en honor y unión de la sumisión que la Sabiduría encarnada quiso observar para con vuestra Maternidad; en homenaje del poder que ambos tenéis sobre este pequeño gusano y miserable pecador; y en acción de gracias por los privilegios con que os dotó la Santísima Trinidad.
Protesto que para en adelante quiero, como verdadero esclavo vuestro, procurar vuestra honra y obedeceros en todo.

¡Oh Madre admirable!, presentadme a vuestro querido Hijo en calidad de eterno esclavo, a fin de que como me rescató por Vos, me reciba de vuestras manos. ¡Oh Madre de misericordia!, hacedme la gracia de alcanzarme la verdadera sabiduría de Dios y de colocarme a este efecto en el número de los que amáis, enseñáis, guiáis, alimentáis y protegéis como hijos y esclavos vuestros. ¡Oh Virgen fiel!, hacedme en todo tan perfecto discípulo, imitador y esclavo de la Sabiduría encarnada, Jesucristo, vuestro Hijo, que por vuestra intercesión y a ejemplo vuestro, llegue, a imitación vuestra, a la plenitud de la perfección sobre la tierra y de la gloria en los cielos. Así sea.

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“Espíritu Santo, infúndenos la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con audacia, en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente”. Padre Santo Francisco.

"Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la construyen. (Salmo 127, 1)"

Nuestro ideal: Salvar almas

Van al Cielo los que mueren en gracia de Dios; van al infierno los que mueren en pecado mortal

"Id al mundo entro y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado" Marcos 16, 15-16.

"Es necesario que los católicos españoles sepáis recobrar el vigor pleno del espíritu, la valentía de una fe vivida, la lucidez evangélica iluminada por el amor profundo al hombre hermano." San Juan Pablo II.

"No seguirás en el mal a la mayoría." Éxodo 23, 2.

"Odiad el mal los que amáis al Señor." Salmo 97, 10.

"Jamás cerraré mi boca ante una sociedad que rechaza el terrorismo y reclama el derecho de matar niños." Monseñor José Guerra Campos.

¡Por Cristo, por María y por España: más, más y más!

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