…«No olvidemos que esta celebración de la muerte de nues­tro Jefe de Estado es un acto totalmente religioso (…). No es misión mía emitir un juicio moral sobre la vida de nuestro her­mano (…). Sin embargo, por encima de cualquier discrepancia y de las limitaciones propias de toda condición humana, creo poder afirmar que Francisco Franco nos ha dado a todos los es­pañoles, y a los cristianos de un modo especial, algunas leccio­nes sobre las que deberíamos reflexionar y que aparecen sinteti­zadas en su testamento espiritual».

Franco-03«Una lección de amor a nuestra patria, que él supo traducir en un constante servicio, con una entrega, una lealtad y un tesón que todos debemos agradecer y aprender. Así lo proclaman sus últimas palabras: «A la que amo hasta el último momento y a la que prometí servir hasta el último aliento de mi vida».

«Él trabajó por conseguir una patria unida, unidad que nun­ca debemos identificar con uniformidad. Por ello, una vez más, nos parece oportuno recoger sus palabras: «Mantened la unidad de las tierras de España, exaltando la rica multiplicidad de sus regiones como fuente de fortaleza de launidad de la patria».

«Su gesto de perdón nos indica por dónde puede y debe ve­nir esta unidad de los hombres de España. Por el amor, por la reconciliación, por la amplitud de corazón para abrirse a una múltiple comprensión de los demás (…).

«Él nos indica en su testamento por dónde debemos enca­minar nuestros esfuerzos… En su intento de abrazar a Dios y a España nos está indicando cómo la fidelidad a los principios del Evangelio, a la enseñanza de la Iglesia, han de ser los grandes faros que iluminen todo nuestro quehacer a todos los niveles. Sólo siguiendo fielmente la Ley de Dios podremos conseguir de verdad todas esas metas»…

(Homilía: Boletín Oficial del Obispado, diciembre 1975, págs. 305, 306, 307.)

El Boletín se encabeza con una foto de Franco «in memoriam.–.