Las Naciones

Las naciones y los pueblos como los individuos son premiados o castigados por Dios según sus obras. Dios castiga en la tierra abriéndose siempre a la Misericordia infinita. Y. castiga eternamente en el infierno donde queda de manifiesto su infinita justicia. Pero como las naciones y los pueblos no tienen más vida que la histórica y temporal, Dios premia y castiga las naciones en su propia historia y en el desarrollo de sus generaciones.

Valle_de_los_caidosHoy las naciones han rechazado la luz de la fe, y se han en tragado a la impiedad y a la amoralidad con una extensión y profundidad en contra de la propia naturaleza que no conoció jamás civilización pagana alguna. Toda civilización pagana, fue respetuosa con la religión de sus padres y con la vida desde su concepción. En víspera de la aprobación y firma de la ley inmoral del aborto se consumará en España la marea de impiedad y de inmoralidad que todo lo anega. España ha empezado a ser castigada ya con el azote marxista que se irá haciendo más y más cruel, hasta la guerra generalizada Pero, ¡ay de los que se mofan de la Ley de Dios! Parafraseando al autor clásico podemos decir que, «del Rey abajo ninguno» de los que han empujado la impiedad y hecho posible el crimen abominable del aborto, se verá libre de un terrible castigo. Los triunfos del impío, duran menos que la hierba de los tejados.

La salvación

La salvación del mundo se hizo carne en la Sagrada Familia. La Salvación de España y del mundo se ha de hacer carne viva en las familias de la Unión Seglar. Decía D. Leocadio Galán que los nuevos hogares han de ser como el que se construyen los pajarillos: con plumas y materiales blandos por dentro, pero con espinos y púas fuertes por fuera, para que los hijos se sientan a gusto en familia, pero seriamente defendidos de los enemigos por fuera. Preciso, ¿no? Padres con lavara de la autoridad en la mano y la palabra de cariño y el beso de amor en sus labios.

Ese será el remedio y la salvación de España. Esas familias darán santos a la Iglesia, sacerdotes y misioneros al mundo y salvadores a la Patria. Y el Señor guardará a esas familias en el día de la ira divina.

Rvdo. P. José María Alba Cereceda, S.I.
Meridiano Católico Nº 88, junio de 1985