Su Santidad Francisco nos ha dicho varias veces que estemos alerta ante la mundanidad, que el diablo quiere que la Iglesia sea mundana, muy mundana. Como buen jesuita, nos recuerda una de las tres peticiones de San Ignacio en los Ejercicios Espirituales: “Pedir conocimiento del mundo, para que aborreciendo, aparte de mí las cosas mundanas y vanas.” El mundo es el conjunto de los hombres y mujeres malos y corruptores que públicamente presumen de pecadores, con la intención satánica de inducir a otros a pecar y perder la fe. Es el escándalo globalizado y democrático que pervierte las mentes y los corazones de los que afirman que no necesitan a Dios. Les basta la diosa democracia. No se alteren, por favor, que es malo para la salud. El divorcio, el aborto, el mal llamado matrimonio homosexual, la eutanasia, los espectáculos aberrantes y bestiales, etc. claman al Cielo y lo ha traído la democracia.papa_francisco_noticia_getty_1205

En su primera carta, San Juan dice: “Sabemos que somos de Dios, mientras que el mundo todo está bajo el maligno” (1ª Jn 5, 19). El mundo está gobernado por el demonio, a quien Jesús llama: “el príncipe de este mundo” (Jn 12, 31). El diablo: “es príncipe de todos los malos que hay en el mundo” (San Agustín). Y hoy hablamos de un mundo globalizado democráticamente. “Todo cuanto hay en el mundo es concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos y soberbia de la vida” (1ª Jn 2, 16).

El mundo es el conjunto de los hombres malvados que odian a Cristo y a su Iglesia. “El mundo me odia” dice Cristo, y advierte a sus discípulos: “Si el mundo os odia sabed que primero me odió a mí” (Jn 15, 18). Las obras del mundo son perversas, diabólicas, por eso Cristo lo condena: “Yo he dado testimonio de que sus obras son malas” (Jn 7, 7). El pecado cometido públicamente con la intención satánica de tentar a otros para que pequen es el pecado por antonomasia del mundo democrático: “Ay del mundo por sus escándalos”, dice el Señor (Mt 18, 7)

El mundo es el conjunto de “valores” de los hombres y mujeres necios, frívolos, pecadores, corruptos, escandalosos… El mundo son las riquezas, los placeres, honores, medios de comunicación inmorales, las modas indecentes, consumismo, nazismo, anarquismo, liberalismo, capitalismo salvaje, democratismo. Todo sin Dios y contra Dios.

El mundo es el reino del demonio que “anda en torno nuestro mirando a quien devorar” en la tierra, para llevarnos con él eternamente al infierno. Lo último que he leído del Papa Francisco: “Es una contradicción pensar en cristianos que se odian. Es una contradicción. Y esto busca siempre el diablo: hacer que nos odiemos. Porque siembra la cizaña y el odio. Él no conoce del amor, el amor es de Dios.” Y el demonio es odio.

P. Manuel Martínez Cano, mCR.