Contracorriente

~ Blog del P. Manuel Martínez Cano, mCR

Contracorriente

Archivos diarios: 23 julio, 2014

Imitación de Cristo 75

23 miércoles Jul 2014

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Capítulo 38

Del buen régimen en las cosas exteriores
y del recurso a Dios en los peligros

1. Hijo, con diligencia debes mirar que en cualquier lugar y en toda ocupación exterior estés libre dentro de ti y señor de ti mismo, y que todas las cosas estén debajo de ti y no tú debajo de ellas, para que seas señor y director de tus obras, no siervo ni esclavo venal, sino más bien libre y verdadero israelita, que pasa a la suerte y libertad de los hijos de Dios.
Los cuales tienen bajo los pies las cosas presentes y contemplan las eternas.
Miran lo transitorio con el ojo izquierdo, y con el derecho lo celestial.maria
Y no les atraen las cosas temporales para estar asidos a ellas; antes ellos las atraen más para servirse bien de ellas según están ordenadas por Dios e instituidas por el Supremo Artífice, que no hizo cosa en lo creado sin orden.

2. Si en cualquier acontecimiento estás firme y no juzgas de él según la apariencia exterior, ni miras con la vista del sentido lo que oyes y ves, antes luego por cualquier negocio entras en lo interior, como Moisés en el tabernáculo a pedir consejo al Señor, oirás algunas veces la respuesta divina y volverás instruido de muchas cosas presentes y venideras. Pues siempre recurrió Moisés al tabernáculo para determinar las dudas y dificultades, y tomó el auxilio de la oración para esquivar así los peligros y maldades de los hombres.
Así debes entrar en el secreto de tu corazón, pidiendo con eficacia el socorro divino.
Pues por eso se lee que Josué y los hijos de Israel fueron engañados por los gabaonitas, porque no consultaron primero con el Señor (Jos 9), sino que, creyendo fácilmente en las blandas palabras, fueron con falsa piedad engañados.

Santiago Apóstol

23 miércoles Jul 2014

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El 25 de julio, la Iglesia universal festeja al apóstol Santiago. En la ciudad de Compostela, nacida en torno de su sepulcro, se concentran es estos momentos numerosos fieles. Allí, España le honra como a su patrono. Allí confluyen, desde hace más de mil años, innumerables peregrinos de toda la cristiandad. Santiago, Roma y Jerusalén han sido, durante centurias, las metas de las mayores peregrinaciones de la Iglesia católica.santiago-apostol

Pasados veinte siglos, entre los sepulcros o lugares de los apóstoles, solamente Santiago en Compostela, San Pedro y San Pablo en Roma, conservan vivo todavía un culto resonante; y acaso el de Compostela sea el más afectuoso y el más popular ¿Qué podemos esperar del apóstol Santiago? Según un conocido testimonio de la Europa medieval, el motivo principal de atracción para los peregrinos de Santiago era «visitar el cuerpo de un apóstol que, a su vez, había tenido la dicha de ver y de tocar a Dios hecho hombre». Visitaban a un testigo del Señor. La Iglesia es apostólica. Está fundada sobre testigos enviados por Jesús. Por ellos enlazamos de un modo sensible con el Hijo de Dios asociado a nuestra historia.

Los Apóstoles, por tanto, son piezas básicas en la vida cristiana, ya que ésta no se alimenta sólo de aspiraciones o de teorías, sino de realidades atestiguadas. Todos los apóstoles podrían suscribir estas admirables palabras de San Juan, el hermano de Santiago: «Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos, lo que palparon nuestras manos tocando al Verbo de vida… –la vida eterna, que estaba en el Padre y que se manifestó…-, os lo anunciamos a vosotros, a fin de que viváis también en comunión con nosotros… para que sea vuestro gozo colmado» Podemos esperar de Santiago, sobre todo, que nos ayude a purificar y enderezar la fe, como principio y fundamento de toda nuestra vida; a situarnos con exactitud ante el reino de Dios, proclamado por Cristo y su Iglesia. El reino de Dios es un descubrimiento del amor; es adoración; es perdón de los pecados, docilidad filial, fraternidad en casa del Padre, visión completa de la realidad según los planes de Dios, esperanza de una vida plena.

El anuncio de este reino suscita la expectación de muchos. Pero, a veces, nos empeñamos en suplantarlo por un reino a la medida de nuestras pretensiones inmediatas, subordinado al logro egoísta de la independencia y del bienestar. Así, los discípulos de Jesús soñaban con la restauración política del reino de Israel, que estaba entonces bajo la dominación de los romanos. Santiago y Juan solicitaban para sí los primeros puestos. Jesús encauza su ambición hacia lo esencial: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber mi cáliz?», es decir, ¿podéis asociaros incondicionalmente a la suerte, al destino, que me reserva el Padre? La suerte de la cruz. Y la respuesta es decidida: «Podemos». Santiago será el primero de los apóstoles en dar su sangre por el Señor. Cuando el Resucitado va a despedirse de los apóstoles, «les habla del reino de Dios… Ellos le preguntaban: ¿Es ahora cuando vas a restablecer el reino de Israel?» La respuesta de Jesús es tajante: «No os toca a vosotros eso… (Con el poder del Espíritu) seréis mis testigos hasta el extremo de la tierra.» El Señor no juzgaba la legitimidad de las aspiraciones políticas de Israel; no las condenaba; pero las desliga de la misión directa confiada a los apóstoles.

El reino es Él, cualesquiera que sean las circunstancias exteriores. El Evangelio es fecundo por sí mismo. Transfigura, como un fermento activo, la vida en la tierra; pero no está limitado por la eficacia de nuestros programas, ni su esperanza se nutre de los éxitos temporales. La fe es confiada («Pedid y recibiréis»); pero, al mismo tiempo, es incondicional («Padre, si es posible, pase de mí esta cáliz, pero hágase tu voluntad y no la mía»). Misterio de la cruz: el poder de Dios, manifestado en Cristo, no actúa como un realizador satisfactorio de nuestras pretensiones inmediatas, sino como demostración de que nos ama y de que está con nosotros para realizar un programa de vida superior, cuya prenda tangible es la resurrección de Jesucristo. Santiago, patrono de España, nos ha inspirado siempre este aprecio de la fe, como valor primario. Con su protección se ha dado en nuestra patria un prodigio histórico: que, a través de siglos de presencia mahometana, se haya conservado la continuidad de un pueblo cristiano, sin diluirse, mientras, por ejemplo, las espléndidas cristiandades del país de San Cipriano o de San agustín se han desvanecido. Y no fue una conversación meramente defensiva: la fe, que había sido el aglutinante supremo en el interior del país, impulsó en su momento a España a una expansión misionera que, juntamente con Portugal, le dio a la Iglesia su universalidad geográfica.

La fidelidad se mostró, una vez más, como fuerza creadora. Son hechos innegables por los que nosotros y el mundo entero debemos dar gracias a Dios. No tenemos por qué avergonzarnos de que nuestros padres hayan estimado la fe como el bien máximo que podían ofrecer a sus hermanos en todo el mundo. Lamentaremos, si acaso, en la presencia de Dios lo que haya habido de defectuoso en el cumplimiento de dicha tarea. En las actuales condiciones de la historia, vuelve Jesús a preguntarnos, como a Santiago, si estamos dispuestos a seguirle.

La tentación de ahora no es urgir al Señor para que instaure un reino temporal, ni pedirle los primeros puestos. La tentación es más bien invitarle a que se retire, a que nos deje concentrar toda nuestra esperanza y todo nuestro corazón en el reino que nosotros mismo intentamos construir en el tiempo. Es decirle a los apóstoles que han dado demasiada importancia a la fe. Se aboga por que los pueblos renuncien a su consagración, a las motivaciones trascendentes; se busca un modo prácticamente ateo, como forma de convivencia, con peligro de que se convierta en forma de vida.

Yo espero que el Apóstol vele sobre nosotros, sobre nuestras familias, sobre todo el pueblo de España, para que se reavive el gozo y el compromiso de la fe. Y como la fe, que es don continuamente ofrecido por Dios a cada uno, nos ha venido ligada a una tradición, que también es don de Dios, haga el Apóstol que las generaciones sucesivas hereden de nosotros la fidelidad al Evangelio.

24 de julio de 1972

 Monseñor José Guerra Campos

Post mortem Francisco Franco: Obispo de San Sebastián

23 miércoles Jul 2014

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Obispado de SAN SEBASTIÁN.

«Los asistentes no quedaron satisfechos con la homilía pro­nunciada (por Mons. José María Setién), porque en ella no se había hecho alusión a la vida y obra del Jefe del Estado. Por ello, se levantaron agrias voces de protesta contra don José Ma­ría Setién, incluso soeces insultos. Este incidente duró unos ocho minutos. Y para calmarlo, hubo de subir el Sr. Gobernador a los micrófonos del presbiterio, donde con voz firme pidió que se respetase el templo de Dios y la persona de la Jerarquía, alu­diendo al testamento 180px-Retrato_Oficial_de_Francisco_Francoespiritual del Caudillo y rogando a los asis­tentes una oración en silencio «por lo que no hemos oído». Re­cobrada una calma nerviosa, se hizo la oración de los fieles en la que el canónigo don José Arámburu pidió expresamente por el alma del Jefe del Estado, Francisco Franco, Caudillo de Espa­ña (…). Fuera del recinto sagrado, terminado el funeral, se can­tó por el gentío congregado en el atrio el himno de la Falange. Y, a continuación, un grupo bien nutrido de personas se acerca­ron al domicilio del Sr. Obispo en actitud amenazante… En el domicilio del Sr. Obispo, protegido por fuerzas de la Policía, des­pués de encaramarse al balcón del piso primero, se izó a media asta la bandera nacional, disolviéndose la gente después de un buen espacio de tiempo. Estas manifestaciones contra el señor Obispo Auxiliar han venido repitiéndose por espacio de varios días. Se recitaba el Padre nuestro, se cantaba el himno «Cara al sol», se daban gritos patrióticos y se proferían insultos contra Mons. Setién».

(Información del Bol. Of. del Obispado, sección «Iglesia Diocesana», núm. de diciembre de 1975, pág. 618.)

 

El 27 de noviembre, en la Acción de gracias, solemne por la proclamación del nuevo Rey, el Obispo Don Jacinto Argaya dijo:

«Permitidme una confidencia…: No pude estar presente aquí el día del funeral por el alma de S.E. el Caudillo. Fuimos testigos de la ejemplaridad de su vida familiar, de la devoción en sus prácticas religiosas y de tantos otros rasgos que le acreditaban como cristiano conse­cuente. Ese cristiano que tan manifiesto ha quedado en sus no­bles palabras póstumas de testimonio de fe, de perdón a los enemigos, de preocupación por la patria temporal que dejaba.

No se quebró después la línea que aquí se había iniciado. Sin entrar a enjuiciar su actuación política, nadie regateará elo­gios para la plena entrega a las tareas de gobierno, para la ri­gurosidad y seriedad impuesta en todas sus funciones, para el ejemplo de su vida privada, para la estabilidad lograda en un país que durante siglo y medio venía siendo atormentado por tremendos vaivenes políticos. No es posible eludir una alusión a sus últimos días. Incorporado a Cristo por el bautismo, por una fe intensamente vivida, por un amor a la Eucaristía paten­temente manifestado, le tocó hacer culminar esta incorporación con otra de tipo más personal y humano, si cabe hablar así: la del sufrimiento. Su muerte no fue la trágica de un atentado, de un accidente, sino, como la de Cristo, la culminación de un lar­go período de tremendos sufrimientos de toda índole. Parecía, ya el final, que no había lugar en su cuerpo para una nueva llaga o un nuevo sufrimiento. Acá en la tierra le tocó purificarse antes de pasar la frontera de la muerte. Y esos méritos obteni­dos en su vida y en su larga agonía le habrán acompañado aho­ra ante el Tribunal del Cielo. (…) El Jefe del Estado recién fallecido puedo estar ya, a estas horas, en condición de interceder por nosotros, pero puede también necesitar de nuestros sufragios.

Carecería de sentido, por otra parte, rendir un homenaje a la memoria de Franco y desconocer y olvidar sus últimos deseos que fueron los de su vida entera: «Velad también vosotros y para ello deponed frente a los supremos intereses de la patria y del pueblo español toda mira personal. No cejéis en alcanzar la justicia social y la cultura para todos los hombres de España y haced de ello vuestro primordial objetivo. Mantened la unidad de las tierras de España, exaltando la rica multiplicidad de sus regiones como fuente de la fortaleza de la unidad de la patria». Marchando hacia la patria eterna, Francisco Franco nos ha precedido con la señal de la fe y duerme el sueño de la paz…»

 

 

No, Zapatero

23 miércoles Jul 2014

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Zapatero, el ex presidente de España que culminó el programa socialista de destruir las raíces cristianas de nuestra patria -“a España no la va a conocer ni la madre que le parió”- (Alfonso Guerra) ha propuesto la “alianza permanente entre las confesiones religiosas”, vinculadas a la ONU y a la Alianza de Civilizaciones” para crear una “autoridad religiosa global” que, naturalmente, había de ser masónica, porque, como dicen los papas, el fin de las sectas secretas es la destrucción de la civilización cristiana.

Los papas San Juan Pablo II y Benedicto XVI han alabado el diálogo entre los culturas y las religiones pero “no solo desde la razón positivista” porque “Una razón que sea sorda a lo divino y relegue la religión al ámbito de las subculturas, es incapaz de entrar en el diálogo de las culturas”. Los enemigos de la Iglesia han intentado por todos los medios violentos que desaparezca de la faz de la tierra. En varios países, sigue la lucha violenta y en, otros, la lucha política anticristiana. Todos luchan contra la educación católica en los colegios y en las universidades.

Zapatero afirma que ninguna religión puede presentarse como verdadera. Por supuesto, solo es verdad lo que se vota en los parlamentos democráticos. El dogma fundamental del ex presidente es “La única verdad es la libertad”. ¿La libertad, para qué? para asesinar a millones de niños en el vientre de sus madres, para asesinar ancianos y enfermos en los hospitales… Eso es libertad satánica que hace siempre el mal, algunas veces disimuladamente. Zapatero: la libertad es para hacer el bien, para amar Dios sobre todas las cosas, al prójimo, aunque sea enemigo, y a la patria (en nuestro caso a España) la nación de eterna cruzada ¿volverán nuevos cruzados? sí, si lo quiere el Señor.verdad y libertad

La única verdad no es la libertad. La verdad, Zapatero, es Cristo, Dios y hombre verdadero, Rey y Señor de todas las naciones. Y la única religión fundada por Cristo es la católica. Sólo una religión puede ser verdadera, pues solo hay un Dios. Las distintas religiones que hay en el mundo se contradicen en su doctrina, moral y culto. Como Dios no puede contradecirse, solo una religión puede ser verdadera. Tenemos la obligación de reflexionar hasta hallar la verdadera religión.

Zapatero, yo y todas las personas deberíamos tener muy presente que en el mismo instante de nuestra muerte seremos juzgados por Cristo. Los mueran en gracia de Dios irán al Cielo, para ser felices eternamente, y los que mueran en pecado mortal al infierno, donde sufrirán eternamente.

Padre Manuel Martínez Cano, mCR.

Meditación sobre María Inmaculada: el misterio

23 miércoles Jul 2014

Posted by manuelmartinezcano in Meditaciones de la Virgen, Uncategorized

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Medita bien lo que significa y representa este misterio y procura ahondar en él, pues es muy provechoso conocerlo a fondo.

1º Estado de la humanidad antes del pecado. – Recuerda lo que era y lo que hubiera sido el hombre sin el pecado de Adán. ¡Plan sublime y magnífico el de Dios!-Terminada la creación de los demás seres, el Señor quiere nombrar y crear un Rey de aquella creación, y piensa en el hombre… con qué cariño le forma en su cuerpo… con sus propias manos… no con su palabra, como a las otras criaturas.-Y, sobre todo, cómo le infunde el alma, espiritual, inmortal, imagen y semejanza de su divinidad.-Esto es poco, recuerda el paraíso terrestre, lugar de delicias y palacio de ese hombre… la vida feliz, sin penas, amarguras, sufrimientos, dolores, lágrimas, etc…, nada de tristeza, todo era alegría y satisfacción.-En su alma puso la integridad o sujeción de las pasiones a la razón… la ciencia infusa para saberlo todo sin trabajo ni estudio, y sobre todo, la gracia santificante para que fuera un santo siempre. El destino de la humanidad, ser feliz y ser santa sirviendo y amando a Dios sin cesar…, su fin, sin pasar por la muerte, trasladarse al Cielo, para alabar allí a Dios eternamente. -¡Magnífico, sublime, divino, el plan de Dios! – Detente a meditarlo, saborearlo y gustarlo como si fuera real y efectivo.inmaculado_corazon2

2. º La caída.-Vino el pecado y con él todos los males.-El autor del dolor y del sufrimiento no fué Dios… Él no nos hizo para sufrir, fuimos nosotros mismos al pecar.-El maldito pecado, causa de todo mal.-Contempla las tristezas, angustias, dolores y tormentos del corazón humano, desde Adán hasta ahora… mira las enfermedades asquerosas, dolorosas y repugnantes que afligen al hombre, Y sobre todo, la muerte con sus sufrimientos y agonías, con su humillación y corrupción del sepulcro… ¡qué cuadro más horrible!- Todo por aquel pecado.-Compara aquel plan felicísimo de Dios y este estado tan lastimoso del hombre.-Ahora, pasiones brutales que nos asemejan a las bestias…, pecados de todas clases, aun los más bajos y degradantes… pérdida de la santidad, de la inmortalidad y de la vista de Dios… Y más que nada, el infierno como término de esta vida tan triste, pues el cielo se cerró con aquel pecado y ya nadie podía entrar en él. Medita bien esto, y deduce de aquí lo que será el pecado cuando Dios justo así lo castiga.

3. º Universalidad de este pecado.-Lo peor de este pecado es que fue universal para todo el género humano.-Adán en el Paraíso no era una persona particular, era la fuente de la vida que se había de propagar a todos los hombres…, representaba a la humanidad…, allí en él, estábamos todos incluidos. -Todo lo que Dios le dió, no fue solo para él, sino también para los demás…, todos habíamos de ser iguales a él.-Esto no es una injusticia ni una crueldad.-Si un padre es inmensamente rico ricos serán sus hijos…, pero si ese padre dilapida su hacienda y se queda sin nada aunque no tengan culpa, sus hijos nacerán en la pobreza, ¡esto es natural!… Así fue con nosotros.- Nadie más rico que Adán, nosotros también debíamos serlo, así lo quiso Dios… pero todo lo perdió él y nacimos sus hijos desnudos en cuerpo y en el alma… ¡qué pena!, pero es verdad.

4. º María Inmaculada-Contempla ahora el alma de María al entrar en el mundo.-También Ella debía ser como nosotros y nacer como nosotros… pero Dios la exceptúa y Ella sola… la única… nace tal, cual se formó en las manos del Señor… pura… limpia… sin mancha… inmaculada. – Detente a admirar esta hermosura y a felicitar a María por ser inmaculada. – Mira a los ángeles acompañándola con palmas y celebrando su entrada en este mundo, que no es una derrota como en nosotros… sino un triunfo sobre la serpiente. Canta con los ángeles alabanzas a la Virgen, al verla así aparecer tan hermosa en la tierra.-No ha habido, ni habrá flor más blanca que el alma de María en su concepción. – Piensa además, cómo por no pecar, no debió de sufrir, ni padecer, ni morir, pero Dios quiso que fuera así, para ser como su Hijo, que por amor se abrazó a la Cruz. Esto es, en Ella, el sufrimiento no fué como en nosotros por castigo, sino por amor a Dios, para ser como Jesús… y por amor a los hombres, para servirnos de consuelo. – Dale gracias por ello, y anímate a sufrir como Ella y a amar la Cruz también como Ella.

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“Espíritu Santo, infúndenos la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con audacia, en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente”. Padre Santo Francisco.

"Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la construyen. (Salmo 127, 1)"

Nuestro ideal: Salvar almas

Van al Cielo los que mueren en gracia de Dios; van al infierno los que mueren en pecado mortal

"Id al mundo entro y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado" Marcos 16, 15-16.

"Es necesario que los católicos españoles sepáis recobrar el vigor pleno del espíritu, la valentía de una fe vivida, la lucidez evangélica iluminada por el amor profundo al hombre hermano." San Juan Pablo II.

"No seguirás en el mal a la mayoría." Éxodo 23, 2.

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