Fiesta de la Inmaculada en la Cartuja

Estuve presente con Salvador, Jesús y Rafael en la profesión temporal del Hermano Lorenzo María Sanz, en la cartuja de Aula Dei. A las 9 de la mañana, mientras sonaban majestuosas las campanadas en la torre, entraban en el coro de la gran iglesia los cartujos del monasterio.inmaculada-04 El Hermano Lorenzo se situó en el primer lugar más cerca del altar. Siguieron las oraciones y salmodia rituales que precedieron a la Santa Misa. En el ofertorio el P. Prior se adelantó a las gradas. Allí con voz emocionada pronunció su profesión el Hermano Lorenzo. Luego el P. Prior le cambió la cogulla negra por la blanca de la Orden Cartujana, suplicándole al Señor cambiara a su vez en el Hermano Lorenzo al hombre viejo por el hombre nuevo nacido ya de la justicia y la santidad. Y acompañado de dos profesos mayares, volvió a su lugar en el coro. Siguió la Santa Misa. Terminó la postración durante la acción de gracias. Silenciosamente volvieron aquellos santos varones a sus celdas. Nosotros pudimos abrazar en el claustro, a la salida, al Hermano Lorenzo María y expresar nuestro gozo. Aquella mañana un agua muy fina ponía un manto de recogimiento en todas las cosas. Pero nuestras almas estaban bañadas en una luz que venía del otro lado de los sentidos. Comimos fraternalmente en el interior del monasterio, la sobria y apetitosa comida cartujana. Qué experiencia de caridad junto a Lorenzo, junto al P. Prior, junto al P. Pablo. ¡0h Cartuja de Aula Dei, Casa de Dios, remanso de cielo, puerta de la pobreza para poseer todos los tesoros!

Os tuve durante todo el día presente a todos, a toda la Asociación, a cada uno en particular. Quise traerme en el corazón las lecciones de la Cartuja: todo sencillez, naturalidad y generosidad sin fronteras en el servicio de Dios; todo silencio y vida interior para encontrar al Amor y estarse amando al Amado; todo caridad para con el Creador y con sus criaturas, en la gran familia de los hijos de Dios. Sencillez, vida interior, caridad, es el regalo que os traje ese día. Y un himno de acción de agracias a Dios que nos ha hecho el beneficio inmenso de haber escogido de entre nuestras filas al Hermano Lorenzo, para que en la Cartuja viva sólo para Dios y para bien de nuestras almas.

Rvdo. P. José María Alba Cereceda, S.I.
Meridiano Católico Nº 102, diciembre de 1986