Año Mariano
De gran gozo ha de ser para todos nosotros que el Año Mariano promulgado por nuestro Padre Santo haya comenzado el mismo primer sábado de mes del mes de Junio, dedicado al Sagrado Corazón.
Está Año Mariano en la idea del Papa quiere ser una renovación del rezo del Rosario y de la vida de devoción a la Santísima Virgen, en la que el Papa y la Iglesia ponen todas sus esperanzas de-salvación.
A San Antonio Mª Claret le dijo la Virgen María: «Antonio, en el rezo del Rosario está la salvación de tu Patria.» Ahora la Virgen nos ha dicho per medio de Sor Lucía de Fátima: «El Rosario es el último medio que se concede al mundo. Después del Rosario ya no habrá otro.»La voz del Papa en medio de la Iglesia, abre su mensa je y dice al mundo: “El Rosario es para todo el mundo, para todas las familias, para la Iglesia, la tabla de salvación.»
Esa enseñanza realizada no solamente de palabra, sino de una forma plástica a través de la Televisión en todo el mundo, ha sido la primera piedra del Año Mariano. A los 70 años del mensaje de la Virgen en Fátima, la víspera del milenario de la conversión de Rusia, el mundo entero, en Roma, en Lourdes, en el Pilar, en América española y en América inglesa, en Asia y en África, millones de católicos se han puesto todos juntos a rezar unidos el Rosario, en unión con el Papa y para alcanzar los frutos del Año Mariano. Toda aquella oración, recordaba a los Hechos de los Apóstoles cuando nos escriben que «estaban todos unánimes en Oración por Pedro.
Qué debemos hacer
Ante todo una renovación profunda del rezo del Rosario en familia y en particular, convencidos de que el rezo del Rosario ha de ser para nosotros el instrumento de salvación del mundo de que nos ha hablado la Virgen, y la preparación ante la proximidad del tercer milenio del cristianismo, como con palabras misteriosas gusta el Papa de aludir a los años que faltan de-consumación del siglo XX. En segundo lugar una renovación de nuestra esperanza en María. Ella es la luz del mundo en esta hora de tinieblas universales. Y pedirle al Espíritu Santo que ilumine a nuestros Directores y todos los miembros de la Asociación para que acertemos en los medios que nos han de llevar a una revitalización de nuestra vida cristiana y mariana, a fin de que en nuestra vida se concreten los frutos del Año Mariano.
Rvdo. P. José María Alba Cereceda, S.I.
Meridiano Católico Nº 108, junio de 1987