Adoración de los magos

 Cuando éstos fueron a Belén, según se desprende del texto sagrado, José y María, ya habían dejado el establo y llevaban viviendo en una casa varios meses, y allí tuvo lugar la adoración de los magos venidos de Oriente y guiados por una estrella milagrosa.1 reyes magos  (1)_thumb

La tradición le ha dado a los magos el nombre de reyes, y por el número de dones, se ha dicho sin duda que eran tres a los que se les ha dado los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar, quienes le ofrecieron al Niño oro, incienso y mirra.

El Evangelio no cita a San José, pero es de suponer que estaba allí en la casa juntamente con María.

La fiesta de los magos es llamada «Epifanía», palabra griega que significa «manifestación» del Niño-Dios al mundo pagano.

Huida a Egipto y matanza de los inocentes

 La providencia de Dios interviene. Los magos son avisados sobrenaturalmente para que regresen a su patria por otro camino y no vuelvan a estar con Herodes, porque éste intenta dar muerte al Niño Jesús.

Dios podía haber desbaratado el proyecto de Herodes, porque Él es omnipotente, el creador de cielos y tierra, pero quiso en todo asemejarse a nuestra condición humana, y así mediante tales humillaciones y como niño que necesita auxilios de otros, ir realizando nuestra redención. José, pues, fue con la Virgen y el Niño camino de Egipto, viniendo a ser en esta ocasión el salvador del Salvador del mundo, y en Egipto estuvieron hasta la muerte de Herodes.

Entonces éste, viendo que había sido burlado por los magos, se encolerizó sobremanera, y mandó matar a todos lo niños que había en Belén y en sus términos, de dos años para abajo según el tiempo que había averiguado de los magos (Mt. 2, 16).

Estancia en Egipto y regreso a Nazaret

 Según la tradición se estableció la Sagrada Familia en Matarieh, barrio de Heliópolis, a pocos kilómetros del Cairo, y allí estuvieron un año o a lo sumo dos hasta que un ángel le comunicó a José que había muerto Herodes. He aquí las palabras del ángel: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel, porque han muerto los que querían quitar la vida al Niño».

 «Se levantó, tomó consiguo al niño y a su Madre, y partió para la tierra de Israel. Más oyendo que Arquelao reinaba en Judea, en lugar de su padre Herodes, temió llegarse allá; pero avisado en sueños, se retiró a la parte de Galilea, y habitó en una ciudad llamada Nazaret… » (Lc. 2, 19-23).

Como vemos San José se atuvo a la orden recibida del ángel, tanto al partir para Egipto como al regresar a Nazaret. Él vivía feliz con su amada esposa la Virgen María y con su hijo Jesús, porque tenía plena conciencia de que en todos los momentos estaba cumpliendo la voluntad de Dios.