Contracorriente

~ Blog del P. Manuel Martínez Cano, mCR

Contracorriente

Archivos diarios: 19 noviembre, 2014

Cristo, asumiendo la vida humana, es revelador claroscuro del amor de Dios

19 miércoles Nov 2014

Posted by manuelmartinezcano in Uncategorized

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Cristo es la respuesta a las preguntas radicales que hicimos antes y, por tanto, a todas las posibles situaciones de la vida, de dos maneras: como revelador y como liberador real.

Como revelador, asumiendo plenamente la vida humana, incorporándose a nuestra situación confusa, limitada, insatisfactoria, nos revela que Dios es amor: responde a la gran pregunta en la que se implican todas las demás.Guerra-Campos.5

Revelador claroscuro, es decir, la luz de la revelación cristiana es suficiente para que podarnos confiar, pero no puede satisfacer a los que exijan de ella la aplicación del método científico o explicativo. La revelación cristiana no es una experiencia que se pueda repetir en laboratorio, a gusto del consumidor, para comprobar una determinada ley física, ni es un principio racional de índole matemática universal, del cual se puedan extraer con absoluta seguridad e indiscutibilidad toda clase de aplicaciones; es decir, la revelación no corresponde a ninguno de los dos procedimientos de la ciencia; el inductivo y el deductivo. La revelación cristiana se realiza por otro camino, el de la manifestación personal, por el cual conoce el amigo al amigo, el esposo a la esposa; vía de apertura de la intimidad, absolutamente intransferible. Es un hecho singular, que no cabe en las categorías habituales de la ciencia; pero que vale para la persona humana más que la ciencia.

Esta manifestación de tipo personal es, además, claroscura, porque ilumina el misterio del hombre, da respuesta al problema del mal, a la pregunta sobre la existencia del amor, no tanto con palabras o explicaciones, que son muy sobrias, cuanto con un solo hecho, el mismo hecho de la asociación solidaria de Cristo a nuestra situación. La vida histórica de Jesucristo aparece como la vida de alguien que ciertamente es sobrehumano, siendo al mismo tiempo humano; aparece vinculada estrechamente con el poder divino, como alguien amado por el Padre y, sin embargo, abandonado a la misma situación de muerte, dolor, incomprensión, etc., de los demás hombres, a los cuales esta situación los incita a rebelarse, a pensar que no son centro de ningún amor; lo que induce a sospechar que el poder supremo no existe o existe de forma ciega o inconsciente o, si es consciente, no se interesa por nosotros, tiene otros planes, indiferente e impasible respecto de nuestras aspiraciones subjetivas. Por lo mismo, el hecho de que Jesús, solidarizándose fraternalmente con nosotros, asociando nuestro destino al suyo, viviendo implicado en nuestra situación y, sin embargo, dándonos muestras claras de que el Padre le ama y no le abandona con crueldad o pasividad indiferente, es la demostración única y suficiente de que el Padre también nos ama, de que el poder supremo, a pesar de apariencias contrarias, es para nosotros amor. Aunque no entendamos cómo, nos consta el hecho de que el conjunto de los sucesos y las cosas es dispuesto por Dios para nuestro bien, es decir, el Padre nos ama.

Esto tiene una inmensa actualidad. Porque los razonamientos en este campo son quebradizos; lo que satisface a unas personas o a una generación, a otras les desencanta. Solamente un hecho, como el apuntado, un hecho visible, de acuerdo con nuestra experiencia histórica, es manifestación inequívoca del amor de Dios.

Consiguientemente, tal revelación no aporta explicaciones: nos aporta orientación y confianza. Se puede decir con verdad que, aunque el cristianismo contiene doctrina, una expresión verdadera de la realidad misteriosa, que es la venida de Cristo, con todas sus consecuencias, es más que doctrina que satisfaga intelectualmente la curiosidad humana; más que respuesta a preguntas racionales es motivo de confianza, inspiración global que nos permite confiar en que la vida tiene sentido en su totalidad y que su clave es amor, aunque luego, al analizar cada situación en concreto, cada etapa de la vida, cada fenómeno, no podamos defendernos con facilidad ante los que nos ataquen y ni siquiera podamos satisfacernos a nosotros mismos desde el punto de vista intelectual.

La respuesta es de orientación para la confianza. La explicación satisfactoria para el entendimiento se remite a la plenitud que esperamos, a la visión de Dios, que será nuestra perfección de hombres. La fe es una candela humilde en medio de la noche; no ilumina más que el trozo mínimo de terreno necesario para poner los pies. La visión hasta el horizonte y más allá del horizonte no será satisfactoria hasta que salga el sol.

Revelación claroscura y docilidad.Por ser claroscuro, el cristianismo, al mismo tiempo que da luz, hace posible la oscuridad, o sea, no ver, la rebeldía contra esa luz, negarse a recibirla como respuesta, según sean los condicionamientos que uno trate de imponerle.

El que tenga una actitud objetiva, realista, dócil, que reciba la luz, que se le dé y procure aprovecharla sin exigir más, se siente feliz con la respuesta cristiana. El que ponga condiciones diciendo: «A mí hay que esclarecerme esta y esta cuestión», termina normalmente por no ver el cristianismo como respuesta. Cae en la ceguera, en el pecado contra el Espíritu Santo, que es despreciar la luz que se tiene so pretexto de que no se le da la que a uno se le antoja. Se cumple la palabra del Señor: «Al que tuviere se le dará, y al que no tuviere, incluso lo poco que tuviere se le quitará.»

Es fácil soñar que todo sería más cómodo si la revelación fuera del todo clara y contundente, pero de hecho el cristianismo brota de una revelación claroscura, que, por lo mismo, requiere una actitud de honestidad interior y de docilidad, sobre todo, una actitud incondicional, estar dispuesto a acoger lo que se nos ofrezca y a aprovecharlo porque lo necesitamos, aunque no sea tan abundante como quisiéramos; a dar un paso tras otro en la noche a la luz del candil y no sentarnos al borde del camino con la exigencia de que salga el sol; porque si hacemos eso, probablemente ni saldrá el sol ni nos moveremos, mientras que si avanzamos a la luz del candil, podremos salir de la oscuridad y llegar al término, a la desembocadura de nuestras aspiraciones vitales. Baste haber aludido a esto.

José Guerra Campos

Imitación de Cristo 90

19 miércoles Nov 2014

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Capítulo 51

Que debemos emplearnos en ejercicios humildes
cuando no podemos en los sublimes

Jesucristo.– 1. Hijo, no puedes permanecer siempre en el deseo fervoroso de las virtudes, ni perseverar en el más alto grado de la contemplación, sino que es necesario, por el vicio original, que desciendas alguna vez a cosas bajas, y a llevar la carga de esta vida corruptible, aunque te pese y fastidie.
Mientras lleves el cuerpo mortal, sentirás tedio y pesadumbre de corazón.
Es preciso, pues, mientras vives en carne, gemir muchas veces por el peso de la carne, porque no puedes ocuparte sin interrupción en los ejercicios espirituales y en la divina contemplación.jesus cruz

2. Entonces conviene que te emplees en ejercicios humildes y exteriores, consolándote con hacer buenas obras; y espera mi venida y la visita del cielo con firme confianza; sufre con paciencia tu destierro y la sequedad del espíritu, hasta que otra vez yo te visite y seas libre de toda congoja.
Porque te haré olvidar las penas, y que goces de gran serenidad interior.
Yo extenderé delante de ti los prados de las Escrituras para que, dilatado tu corazón, corras la carrera de mis mandamientos.
Entonces dirás: «No son comparables las penas de este tiempo con la gloria que se nos descubrirá» (Rom 8,18).

No se puede votar en conciencia

19 miércoles Nov 2014

Posted by manuelmartinezcano in P. Manuel Martínez Cano, Uncategorized

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Mosén Carrera decía que dejemos en paz a los políticos, para que ellos obren en conciencia. Pues no. Los políticos, como todo hombre y mujer, deben obrar de acuerdo con la ley de Dios. No se pude obrar en conciencia a secas.Wert-religion-escuela-opcion-politica_TINIMA20121216_0070_20

El violador viola a una mujer en conciencia, se da perfectamente cuenta de lo que hace; como el que arrambla con miles de millones de euros, se da perfectamente cuenta, arrambla en conciencia, puede hacerlo tranquilamente a la luz del sol o en la oscuridad de la noche. Como hicieron Lenin, Hitler y muchos monstruos humanos. San José María nos dice en el número 22 de Camino: “Sé recio. – Sé viril. – Sé hombre. – Y después… sé ángel”. Ángeles deberíamos ser. No ladrones, violadores, terroristas, tiranos, mentirosos… Los que mienten son hijos del demonio, que es el padre de la mentira. Y muchos políticos mienten.

¡Atención! léanlo dos o tres veces, son palabras de San José María Escrivá de Balaguer: “Aconfesionalismo. Neutralidad. – Viejos mitos que intentan siempre remozarse. ¿Te has molestado en meditar lo absurdo que es dejar de ser católico, al entrar en la universidad o en la Asociación profesional o en la Asamblea sabia o en el Parlamento, como quien deja el sombrero en la puerta?”. (Camino 353) ¡No! Siempre hemos de obrar con el nombre puesto, con la conciencia cristiana verdadera. Porque la conciencia puede estar deformada, depravada, endemoniada.

A mis alumnos les explicaba que la conciencia psicológica es el conocimiento intelectual íntimo que cada uno tiene de sí mismo. La conciencia moral es la misma inteligencia humana que hace un juicio práctico sobre la bondad o malicia de sus propios actos. La conciencia moral puede ser verdadera, errónea, cierta, dudosa, perpleja, escrupulosa, delicada, laxa, etc.

La conciencia verdadera es la que juzga sus actos humanos en conformidad con la Ley moral, la Ley de Dios. “¡Nunca se puede legitimar la muerte de un inocente!” gritó en España San Juan Pablo II. No se debe votar a partidos abortistas. No se debe votar a ningún partido con representación política en el Parlamento. Son abortistas. Los abortistas colaboran con su voto al asesinato de millones de niños y niñas en las entrañas de sus propias madres. Ni mal menor, ni consensos; la Ley de Dios.

Los católicos tenemos el sagrado deber de formar recta y verdaderamente nuestra conciencia. Adquirir los necesarios conocimientos morales que nos permitan formar nuestra conciencia cristiana. Empecemos por el catecismo de la Iglesia, Santo Tomás de Aquino, San Alfonso María de Ligorio, la moral para seglares del P. Royo Marín, etc.

La conciencia verdadera es la regla subjetiva de los actos que realizamos, con plena advertencia y perfecto conocimiento; porque sólo ella capta el verdadero y auténtico valor de la Ley eterna, origen y fuente de toda moralidad.

“La alegría de la buena conciencia es como un anticipo del paraíso” (San Agustín). Y la verdad es que vemos poca alegría en la gran mayoría de nuestros contemporáneos. Terminamos con esta advertencia de San José María: “Confusionismo. – Supe que vacilaba la rectitud de tu criterio. Y, para que me entendieras, te escribí: el diablo tiene la cara muy fea, y, como sabe tanto, no se expone a que le veamos los cuernos. No va de frente. – Por eso, ¡cuántas veces viene con disfraz de nobleza y hasta de espiritualidad!” (Camino 384).

Manuel Martínez Cano, mCR.

Mensajes de fe 8

19 miércoles Nov 2014

Posted by manuelmartinezcano in Mensajes de fe, Uncategorized

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La mayor de todas las fortunas es tener la gracia santificante. El más importante de los negocios debe ser, ante todo, guardar la gracia santificante recibida con el Bautismo. Pero el que comete un pecado mortal la pierde: hace quiebra.Tentaciones-desierto

Pero la puede recobrar con la Confesión. Por esto la Confesión es denominada la segunda tabla de salvación, el segundo Bautismo.

La Confesión es el medio necesario, insustituible para salvarnos después del pecado mortal. Así como el mecánico que se mancha el traje con aceite lubrificante sólo se lo puede limpiar si lo lava con Jabón o con ácidos adecuados para este fin, del mismo modo el «Jabón», el «ácido» que puede volver a limpiar el alma, después del pecado mortal, es la Confesión.

Cuando decimos Confesión, entendemos también la Confesión «In voto», o sea el acto de dolor perfecto. Este consiste en un sincero pesar por haber causado una grave falta a Dios, que es tan bueno, causando tantos dolores a Jesucristo, con el ánimo de no ofenderle ya y, además, con el propósito, por lo menos implícito, de confesarse.

El acto de dolor perfecto es, por lo tanto, mejor que el acto de dolor imperfecto. Expliquémonos, con un ejemplo. Un niño, después de haber cometido una falta grave, murmura: «¡Lo que he hecho! ¡Mamá morirá de pena cuando lo sepa!» (dolor perfecto). Tiene un dolor más perfecto que el que sólo pensase: «¡Ahora sí que la voy a pagar de Verdad!» (dolor imperfecto).

El dolor perfecto borra inmediatamente los pecados aun antes de que uno se confiese, y por eso se comprende en seguida cuán útil es que cada uno de nosotros conozca bien esta importantísima verdad.

En efecto, siendo hoy tan frecuentes los casos de muerte repentina, se sigue de aquí que el acto de dolor perfecto es, para muchísimos, la única vía que los libra del infierno. El Santo Cura de Ars cuenta que uno salvó su alma precisamente porque tuvo tiempo de hacer un acto de dolor perfecto en el espacio que va desde el puente a las rocas que estaban debajo, contra las que se destrozó la cabeza.

El acto de dolor perfecto no es difícil. ¿Qué cosa más fácil que decir de corazón: «Dios mío, te amo; me pesa haberte ofendido»?

Sin embargo, para la mayor parte de los que viven en el pecado, sin hacer mucho caso, el acto de dolor perfecto no es cosa fácil, como no es fácil tampoco inducir a éstos para que ayuden a los pobres cuando lo podrían hacer sin molestarse mucho.

En la práctica es una cosa buena que después del pecado vayan pronto a confesarse; así estarán más seguros de haber vuelto a la gracia de Dios. Para ser perdonados con la Confesión basta también el acto de dolor imperfecto, que es más fácil. En efecto, a todos les desagrada haber merecido él infierno con sus pecados.

El que para confesarse aguarda a tener más de un pecado en su conciencia se parece al que habiendo cogido una pulmonía dijese: No merece la pena llamar al médico para una sola enfermedad; esperaré a que vengan otras y así me curaré de todas de una sola veza. Este se iría pronto al otro mundo.

¡Seamos sagaces! La prudencia que usamos con la bicicleta o con Ia pulmonía tengámosla también con nuestra alma, y por esto, así como el que se hiere desinfecta inmediatamente la llaga para que no le sobrevenga cualquier grave infección, y luego, en cuanto puede, va al médico para la curación completa, del mismo modo el que por desgracia cae en pecado mortal debería desinfectar inmediatamente el alma del pecado al menos con el acto de dolor perfecto, y, apenas le fuese posible, ir a confesarse. Obrando de este modo no permanece en peligro de condenación y se preserva de nuevos pecados, cada vez más graves en los que inevitablemente caería si estuviese mucho tiempo en pecado mortal. Por el contrario, así como los corredores que quieren ganar no esperan a que las cámaras de sus bicicletas estén vacías del todo, sino que las inflan a menudo, teniéndolas siempre bien hinchadas, del mismo modo se puede hacer con el alma. Aunque no haya pecados mortales conviene confesarse a menudo, para mantenerse mejoren gracia de Dios.

El que no teniendo pecados mortales va también a confesarse, obtiene un aumento de gracia y. por lo tanto, fuerza para resistir a las tentaciones.

De lo que se ha dicho sobre la importancia de la Confesión aparece claro que es preciso confesarse bien, es decir, con un vivo dolor de los pecados propios, con un firme propósito de evitarlos en adelante y con el valor de decir todos los pecados, al menos mortales.

Por esto, cuando vayamos a confesarnos hagamos todo lo posible para realizar una buena confesión. Si no se tiene valor para decir a un confesor todos nuestros pecados, vayamos a otro.

Meditación: la anunciación y embajada del ángel.

19 miércoles Nov 2014

Posted by manuelmartinezcano in Meditaciones de la Virgen, Uncategorized

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1º El Ángel ante María. -El Ángel de la Encarnación, es uno de los espíritus más grandes y hermosos que rodean el Trono de Dios. -Contémplale tan magnífico, tan sublime, tan brillante y encantador, que al decir de muchos nos parecería el mismo Dios.anunciacion_murillo -Considera la importancia de la embajada que lleva a María y la dignidad de la misma, cuando el Señor no se la encarga a un hombre, como lo solía hacer en otras ocasiones, en que fueron sus embajadores Moisés, Elías, Eliseo, los profetas y patriarcas, etc…, sino que es un ángel y de los más elevados el que envía a la Santísima Virgen. -Así convenía que la que era más que ángel por su original pureza fuera visitada por no ángel del Señor. -Y ¡cómo la visita! -Entra el Ángel en la habitación de María y la ofrece sus respetuosas reverencias -él que nunca se había postrado más que ante el trono de Dios… ahora se postra ante las plantas de María- ¿qué vería el Ángel en Ella? -Acostumbrado a ver las maravillas del Cielo… ¿qué podría ver de maravilloso en la tierra?… Y, sin embargo, al ver a María, queda asombrado, lleno de pasmo y admiración. -Después de la belleza y hermosura de Dios nunca, ni en el mismo Cielo, habla él visto algo semejante a aquella Virgen escondida en su retiro de Nazaret. -Y el mundo no la conocía…, y es que para conocerla, hay que mirarla con ojos de ángel, no con ojos de tierra.

2º El saludo. -«¡Dios te salve, la llena de gracia!»… «El Señor es contigo y bendita eres entre todas las mujeres». -Es fruto de esta admiración… es una explosión de entusiasmo…, cada frase viene a ser un desahogo de cariño y de amor. -¡Cuánto ama el Ángel a María!… Parece que no acierta- a acabar su saludo de alabanza. -Esas palabras, en boca humana, hubieran parecido una adulación ridícula y desde luego una apasionada exageración: pero ¿qué decir de las palabras de un Ángel que no puede adular que no puede mentir, ni exagerar? -¿Qué será María?

3º La Embajada. -El Ángel expone su objeto: la Concepción y el Nacimiento de un hijo que será el Mesías. -Pide a María su consentimiento. -Toda la creación, los hombres, los ángeles…, el mismo Dios habla ahora por boca del Ángel. -Todos esperan con anhelo, con impaciencia, la respuesta de. María…; momento sublime, grandioso…, de esa palabra pende la Redención…, la salvación de la humanidad. -El Ángel va delineando la figura del Mesías…. se llamará Jesús…, será el Santo de los Santos… será el Hijo del Altísimo, y a la vez el Hijo de María. -¡María será verdadera Madre de Dios! -Por vez primera se oyen en este paso, los deliciosos nombres de Jesús y de María. -Ésta, ha sido hasta ahora la doncellita humilde y escondida de Nazaret. Desde este momento será María, la Madre de Jesús. En esta embajada del Ángel, se encierra toda la fe, todos los deseos, todas las esperanzas de la humanidad; así mismo todas las grandezas y todas las riquezas de gracias de que María se veía colmada desde su Inmaculada Concepción. -Eternamente memorable será la embajada del Ángel a María.

4º Tu presencia ante María. -¿Te presentas tú ante ella con ese entusiasmo, fervor y cariño como el Ángel?

¿Sabes estudiar, apreciar y reverenciar como él a tu Madre? -El Ángel una vez…. tú muchas veces puedes conversar con María. -¿Lo haces así, viviendo constantemente de su presencia… haciéndolo todo con Ella y por Ella? -Piensa en las embajadas que Dios a ti también te envía por medio de sus ángeles…, el de tu Guarda…, de tus superiores… de la Virgen…, a veces Él mismo directamente… ¿Cómo recibes estas inspiraciones, llamamientos, toques al corazón?…

Pide a Dios ojos de ángel para conocer y estudiar bien a tu Madre… para amarla con locura…, para vivir siempre para Ella. -Pídele deseos de cooperar a la gracia, recibiendo sus inspiraciones con espíritu de fe, vengan de donde vinieren y procurando seguirlas en todo. -Invoca al Ángel de la Anunciación y al Ángel de tu Guarda.

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