La Virgen María nos regala en este AÑO MARIANO con dos nuevas vocaciones a la vida contemplativa: al Carmelo y a la Cartuja. Toda la Asociación unida, demos gracias a Dios. Demos muchas gracias a Dios.
¿Qué es la vida religiosa? Es la sal de la tierra, la ciudad sobre un monte, el contacto sensible con Jesucristo entre nosotros que nos acompaña en la peregrinación hacia la Patria.
Las gentes mundanizadas no pueden entender la vida religiosa y menos la contemplativa. A lo más, se consideran comprensivos con una vida que dicen es más provechosa socialmente, como la de las hermanas hospitalarias, o las Servidoras de la Caridad, de la Madre Teresa de Calcuta. Pero tampoco entienden que esas mismas hermanas dediquen más de cuatro horas diarias a la contemplación y a la oración, tiempo que, según ellos, podrían también emplear en alargar más el trabajo social que realizan. Solamente el hombre espiritual puede entender que sin vida religiosa consagrada no es posible la Iglesia, ni la vida cristiana, que necesita la oración. La Iglesia perdurará hasta el fin de los siglos, porque hasta el fin de los siglos habrá vida religiosa y vida contemplativa. No es posible la vida cristiana sin oración. Solamente se salva el que ora, y el que no era se condena. Y el que ora mucho será muy cristiano, será santo.
La vida religiosa es la sal de la iglesia, que se mantiene lozana por encima del tiempo. Su sal son los monasterios. Gracias a ellos podemos los demás seguir nuestra vida de cristianos. Es la ciudad sobre un monte. Es la ciudad de Dios, esbozo de la nueva ciudad de Jerusalén que nos acogerá en la gloria. Gracias a esas ciudades de Dios, los demás tenemos fácil la orientación a lo largo de nuestra peregrinación. Decía Blondel que un locutorio de Carmelitas era la demostración Sensible de que Jesucristo está presente en la histeria, en nuestra historia. En la vida religiosa, sin libros, sin estudios, sin esquemas doctrinales, se nos hacen presentes las enseñanzas, las palabras, los hechos de nuestro Señor Jesucristo de una forma directa, humana, a nuestro inmediato alcance.
Por eso hemos de amar con toda el alma la vida religiosa, dar gracias a Dios de haber sido testigos de la generosidad de hermanos nuestros con los que hemos convivido y que nos han enseñado a entregarnos más a Dios y que hoy ruegan por nosotros para que sigamos un camino de entrega.
9 de enero. A las 11,30, la hora próxima al Angelus, Marta Fontanals traspone el umbral de la puerta del Monasterio de Tiana, que solo se abre en circunstancias semejantes, para comenzar con Jesús una vida de libertad cristiana, de Servir y vivir solamente por Jesús y para Jesús en la Orden del Carmen. Pidamos, todos unidos, que la Virgen María le conceda la perseverancia en el mismo deseo y que nosotros seamos dignos de seguir viendo a nuestro lado el paso de la Gloria de Dios.
10 de enero. A las primeras horas de la mañana, Francisco Javier Sedado, a quien acompaña el P. Martínez Cano, emprende viaje a la Cartuja de «Aula Dei», para, pasados ya los dos meses de prueba, iniciar su vida de cartujo, «centinela de la iglesia». Con el P. Martínez Cano va toda nuestra Asociación -y nuestros corazones que rebosan gratitud al Señor, que mire) la pequeñez de su esclava, la Asociación de le Inmaculada y San Luis Gonzaga.
¡Oh Señora!, danos el encanto de amar y de ser buenos.
Rvdo. P. José María Alba Cereceda, S.I.
Meridiano Católico Nº 114, enero de 1988



