Contracorriente

~ Blog del P. Manuel Martínez Cano, mCR

Contracorriente

Archivos diarios: 4 diciembre, 2014

Esperanza activa

04 jueves Dic 2014

Posted by manuelmartinezcano in Uncategorized

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Esperanza activa

La esperanza trascendente de ciertos grupos religiosos no cristianos no es activa; es pasiva. Ahora está muy de moda echar en cara a los cristianos, a la Iglesia, una pasividad en el orden de la acción temporal. Si eso se dice como un estímulo o despertador, bien venido sea. Si se dice como afirmación o juicio sobre la realidad histórica, es de una ingente falsedad, porque el sector de la historia humana que coincide con el «activismo» es el sector cristiano. El ámbito histórico del cristianismo es el mismo en que, desde hace muchos siglos, se despliega la máxima actividad transformadora del universo. Por algo será. La esperanza es activa.guerra_campos

La actividad de la esperanza se puede diseñar con tres rasgos:

a) Lo que ahora se llama edificación del mundo, con todo lo que eso supone en todos los órdenes: dominio técnico, dominio social, reordenación, mejora del mundo. La esperanza cristiana implica la dedicación a hacer el bien a los hermanos. Lo exige la caridad; y como la caridad es amor y el amor quiere ser ilimitado, la primera obligación y actitud del hombre que vive en esperanza inspirada por la caridad es hacer el bien ilimitadamente, hacer el máximo bien posible.

Son también ilimitadas las consecuencias prácticas de esta exigencia. No basta con hacer cualquier bien para salir del paso. Estamos obligados a no cejar hasta hacer todo lo que realmente podamos. Al menos, hay que intentarlo. Así ya queda dicho que la esperanza cristiana, por exigencia de la caridad, que es su principio supremo, exige buscar eficacia. Buscarla; no precisamente conseguirla.

b) La esperanza, por ser activa, exige lo que acabamos de oír. Mas por ser esperanza, exige conjugar armónicamente la acción y la contemplación, no dejar que nuestro espíritu, nuestras ilusiones, nuestros propósitos, nuestro ser consciente, se identifique con los programas de acción, porque, en tal caso, estaríamos negando a Dios y negando al hombre. Estaríamos recayendo, como les pasa a algunos cristianos, en el humanismo ateo, aunque no se acepte con palabras. Es decir, hemos de seguir dando más valor a lo que está fuera del alcance de nuestros programas de acción, cualesquiera que fueren, que a lo que está dentro.

c) La esperanza cristiana es esencialmente trascendente. No tiene como objeto propio, ni lo puede tener jamás, aunque algunos lo digan, contra el Evangelio, un futuro histórico mejor, que vayamos a hacer nosotros. Intentar ese futuro es, sí, exigencia del amor cristiano. Se conseguirá o no. En todo caso, no hay una sola promesa en la revelación cristiana de que lo vayamos a conseguir; y por eso no es objeto de la esperanza, que tiene por fin lo prometido.

La esperanza cristiana es ultrahistórica; me remite a lo que voy a conseguir, si Dios quiere y no soy infiel, cuando me muera, aunque sea dentro de dos minutos, y no a lo que vamos a conseguir al comienzo del siglo XXI. Trabajaremos para el siglo XXI como si fuéramos a conseguir lo que nos proponernos; pero podemos fallar. Identificar la esperanza con la realización histórica de programas humanos es la negación del cristianismo, un engaño, y ninguno debe dejarse engañar y, mucho menos, engañar al prójimo. No hay promesa alguna en la revelación cristiana tampoco la hay fuera de la misma, dicho sea de paso según la cual el año 1985 vaya a ser de más plenitud vital que 1971. Todos deseamos que lo sea. Llenamos toneladas de papel diciéndolo; cosa fácil y que no está mal. No nos juguemos la vida a esa baza; juguémosla como si dependiera de esa baza: «Como si…», porque el amor exige intentarlo. Pero la esperanza, el consuelo, el sentido para la totalidad de la vida no dependen de que lo consigamos.

La esperanza cristiana es trascendente. Esto, aunque parezca extraño, combina muy bien con fases recientes de la psicología juvenil en el mundo entero. Si no me equivoco, en los últimos veintitantos años ha inundado al mundo, precisamente en los sectores juveniles, una inmensa, aplastante desilusión frente a las expectaciones suscitadas, decenios antes, por programaciones humanas. Es difícil a quien no lo ha vivido imaginar con qué ilusión, en los años 19251930, reaccionaban grandes sectores de la juventud ante determinados incentivos y programas, como el comunismo, el fascismo, el nazismo… Estos y otros programas, por ser parciales y haberse presentado con una indebida totalidad, que no les correspondía, al malograrse o al lograrse de modo deficiente, o al quedar truncados por situaciones catastróficas, generaron una actitud de desencanto radical, una desconfianza que ha informado la vida juvenil de numerosos países, aunque ya empieza a cambiar; un no querer saber nada, desencanto de esperanzas temporales.

La esperanza cristiana se realiza en la impotencia y en la muerte tanto como en el tiempo de la eficacia y del éxito feliz. Se realiza de modo más perfecto en la muerte, cuando es puro don, pura esperanza, que no depende para nada de nosotros. Antes, más que la esperanza, es la caridad la que nos empuja a entregarnos al prójimo y a desgastarnos por hacer algo con la máxima eficacia posible.

No hay tiempo para una exposición más detenida. Me limito a avisar que es importantísimo, en el momento actual, apreciar con exactitud la relación entre el reino de Dios y el progreso temporal. Convendría repasar las indicaciones del Concilio Vaticano II y del Credo de Pablo VI.

La «muerte de Dios» es antihumana.

Los cristianos que subordinan íntegramente el mensaje cristiano a la realización de programas humanos temporales, con los que identifican la esperanza, son cristianos ateos. El ateísmo cristiano no significa que no haya Dios, sino que el propósito de Cristo, o bien el resultado eficaz de su presencia en la historia, se reduce a una revelación de lo humano o a una mejora de las relaciones interhumanas. Por este recortamiento de las perspectivas y la reducción del cristianismo a lo sociotemporal, en la práctica se desvanece la diferencia entre creer en Dios y no creer. La diferencia es como un supuesto proyectado sobre el más allá: ¿Es o no encuentro con Dios la culminación de la vida en la muerte? Los ateos dirán que no; que sí los creyentes. En todo caso, se tiende a hacer coincidir las posiciones de todos en la vida actual. Se nos invita a rebajar el cristianismo hasta fundirlo, en la práctica, con todos los movimientos de mejora humana que haya en el mundo; se nos invita a recortar los elementos diferenciales o a dejarlos entre paréntesis: se supone que son factores de división.

Todo lo expuesto más arriba podría confluir ahora en esta afirmación: el cristianismo es respuesta radical para la vida, si respetamos la primacía absoluta de su elemento diferencial, como foco luminoso que, abierto a todos, da sentido a la totalidad. Si, en nombre de una supuesta y superficial unidad, damos valor solamente a la coincidencia superficial, llegaremos a una coincidencia de palabras. Pero, como se ha escamoteado el problema, habremos escamoteado también la respuesta y la solución.

José Guerra Campos

Imitación de Cristo 92

04 jueves Dic 2014

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Capítulo 53

Que la gracia de Dios no se mezcla
con el gusto de las cosas terrenas

Jesucristo.– 1. Hijo, mi gracia es preciosa; no admite mezcla de cosas extrañas ni de consolaciones terrenas.
Conviene, pues, desviar todos los impedimentos de la gracia, si deseas que se te infunda.
Busca lugar secreto para ti; desea estar a solas contigo; deja las conversaciones, y ora devotamente a Dios, para que te dé compunción de corazón y pureza de conciencia.Postales Santa Maravillas de Jesús_Página_4
Estima en nada todo el mundo; prefiere a todas las cosas exteriores el ocuparte en Dios. Porque no podrás ocuparte en mí y juntamente deleitarte en lo transitorio.
Conviene alejarse de conocidos y amigos, y tener el espíritu ajeno a todo placer temporal.
Así ruega el apóstol san Pedro que se abstengan todos los fieles cristianos, «portándose como extranjeros y peregrinos en este mundo» (1Pe 2,11).

2. ¡Oh, cuánta confianza tendrá en la muerte el que no tiene afición a cosa alguna en este mundo!
Pero tener así el corazón desprendido de todas las cosas no lo alcanza el alma todavía enferma, ni el hombre carnal conoce la libertad del hombre espiritual.
Mas si verdaderamente quiere ser espiritual, es preciso que renuncie a los extraños y a los allegados, y que de nadie se guarde más que de sí mismo.
Si te vences perfectamente, con más facilidad sujetarás lo demás.
La perfecta victoria es vencerse a sí mismo.
Porque el que se tiene sujeto a sí mismo de modo que la sensualidad obedezca la razón y la razón me obedezca a mí en todo, este es verdaderamente vencedor de sí y señor del mundo.

3. Si deseas subir a esta cumbre, conviene comenzar varonilmente y poner la segur a la raíz, para que arranques y destruyas la oculta desordenada inclinación que tienes a ti mismo y a todo bien propio y corporal.
De este amor desordenado que se tiene el hombre a sí mismo depende casi todo lo que se ha de vencer radicalmente; vencido y señoreado este mal, luego hay gran paz y sosiego.
Mas porque pocos trabajan en morir perfectamente a sí mismos, y no salen enteramente de su propio amor, por eso se quedan enredados en sus afectos y no se pueden levantar sobre sí en espíritu.
Pero el que desea andar libre conmigo, es necesario que mortifique todas sus malas y desordenadas aficiones, y que no se pegue a criatura alguna con amor de concupiscencia.

He llevado la comunión a una santa

04 jueves Dic 2014

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Vive en un pueblo de España, del norte o del sur, poco importa. En España hay muchos santos y santas que protegen a nuestra patria de la justa ira de Dios, que debiera arrasarla. Me llevaron unos familiares a su casa. Quiso confesarse y, después hablamos un poco. Su rostro traslucía la inmensa paz de su alma.missa3

Lo primero que me dijo fue: gracias padre por haber venido; el párroco le dice a mis hijas que lo llamen cuando me vean muy grave. Estoy 17 años paralítica, como ve, sin moverme. Todos los días le doy gracias a Dios, continuamente; siempre estoy contenta porque mi familia me quiere mucho, mis hijos, mis nueras y yernos; mis nietecitas. Y yo les quiero con todo mi corazón. Mi marido me abandonó y, yo le dije a mis hijos, que lo cuidaran siempre. Y así lo están haciendo. Diecisiete años sin mover ni un dedo y cada día doy gracias a Dios y a la Santísima Virgen.

Toda la familia está muy unida en torno a su santita. No se le ha producido ni la más pequeña llaga en todo este tiempo; las nietas también ayudan en la tarea de cuidar el cuerpo de su abuelita, con cremas. La madre de una de las niñas, de 8 años, me dijo: Por la tarde salí a comprar con mi hija. Me preguntó: ¿no nos despedimos de la abuela?- No porque está durmiendo – Y si se despierta y le da miedo estar solita. – No hija ella sabe dónde vamos.

Esta familia católica es feliz, como será feliz eternamente en el Cielo. El centro del hogar es la madre, la abuela, la suegra, la hermana. Las santas de nuestros días son las que calman la justa ira de Dios, el castigo que merecemos esta generación perversa, que asesina a millones de niños y niñas inocentes, en el sagrado santuario de sus propias madres y contempla, inmutable, como mil millones de personas pasan hambre, cada día, en este endiablado mundo.

Para la primera democracia norteamericana, los negros no eran personas. Para las democracias modernas, tampoco son personas los niños y niñas asesinados, con la ley democrática en la mano. ¿Cuál será la causa de esa continua injusticia inhumana y bestial?: Satanás y sus partidarios.

Manuel Martínez Cano mCR

Mensaje de fe nº10

04 jueves Dic 2014

Posted by manuelmartinezcano in Mensajes de fe, Uncategorized

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Carta de un párroco a sus fieles sobre «los testigos de Jehová»

Mis queridos feligreses:

Sé muy bien que personas, sin duda bien intencionadas, visitan a menudo muchas de vuestras casas con el pretexto de enseñar nuevas ideas religiosas presentándose con la Biblia como aval de seguridad. Y, además, la gran propaganda que hacen de sus revistas, folletos y libros. Dios nos juzgará a todos sobre nuestro proceder, pero yo me doy cuenta de mi responsabilidad, como párroco, respecto de vuestras almas. Soy Padre y Pastor en el orden espiritual y ante el tribunal de Dios se me examinará sobre mi deber de alimentar el rebaño que me ha sido confiado y de preservarlo del error en cuestiones de Fe y Moral.cura de ars

Debo, pues, en conciencia deciros que dichas personas, que se llaman «Testigos de Jehová» han sido ellas engañadas antes y, ahora, os engañarán a vosotros. Esa Ideología, esa secta de los «Testigos de Jehová», que pretende ser cristiana y, en rigor, no lo es, sabed que es muy falsa y perniciosa.

Falsa: 1) Porque no proceden de Cristo ni de los Apóstoles ni de la Iglesia, que durante 20 siglos nos ha transmitido la Doctrina Cristiana. Ellos proceden de un protestante de Norteamérica que fundó esa secta en 1872 -hace un siglo- y que desde 1930 se autodenomina «Testigos de Jehová». ¿Acaso Cristo y los Apóstoles no nos avisaron que vendrían falsos profetas que disimuladamente enseñarían falsas doctrinas?

2) Porque no creen en la Santísima Trinidad, y la Biblia dice: «Id y bautizad en el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo». En el Nombre: singular; luego, UN SOLO DIOS Y TRES PERSONAS distintas, pero de igual dignidad.

3) Porque dicen que Jesucristo no es Dios, y san Juan (1, 1-3) dice: «Y el Verbo era Dios y todas las cosas fueron creadas por el Verbo» en el Génesis (1, 1) leemos: «En el principio creó Dios el cielo y la tierra». Luego este Verbo es este Dios y en san Juan (1, 14) se dice que: «El Verbo se hizo carne», y lo dice de Jesucristo. Por tanto, este Verbo es Dios que se hizo hombre y llamamos Jesucristo.

4) Porque dicen que el Espíritu Santo no es Dios, y en los «Hechos de los Apóstoles» (5, 4) san Pedro riñe a un tal Ananías porque quiso engañar al Espíritu Santo y le dice taxativamente: «No has mentido a los hombres, sino a Dios». Más claro, Imposible.

5) Porque no creen en los Sacramentos, y dice Cristo: «El que creyere y fuere bautizado se salvará» (Marcos, 16, 16); y en otra parte afirma: «Si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis Vida» (Juan, 6, 53); y a los Apóstoles les dijo: «A quienes perdonareis los pecados, les serán perdonados, y a quienes no se los perdonareis, les quedarán retenidos» (Juan, 20, 22).

6) Porque dicen que creen en la Biblia, y no creen en la Iglesia que les ha dado la Biblia. Porque ¿quién si no la Iglesia nos enseña que la Biblia es cosa de Dios y divinamente inspirada?

Perniciosa: 1) Porque sus libros están impregnados de odio contra quienes no piensan como ellos. Al hablar, parece lo contrario; pero la malicia corre por dentro.

2) Dicen que los curas son el «demonio»; y los sacerdotes, los obispos, y el Papa venimos de otros y otros hasta llegar a los Apóstoles y Cristo prometió estar con nosotros hasta el fin del mundo. Alguno habrá malo. De los doce Apóstoles, uno fue traidor. Pero son millones los curas y religiosos que han sido buenos, santos y mártires. De 1936 a 1939, sólo en España, más de seis mil fueron, éstos sí, verdaderos testigos de Cristo.

3) Porque aspiran a la perdición de la humanidad y para ello organizan «quintas columnas» en todas las naciones. Y cuando se sentirán suficientemente fuertes dirán que Jehová enviará sus ángeles para matar a los que no sean «Testigos». Pero como los ángeles no bajarán, desde América les dirán: esos ángeles sois vosotros, pues ya dice el salmo 149: .. Ejecutar la sentencia dictada es un honor para todos sus fieles».

Tienen otros muchos errores en cuestiones en que van muy desorientados. Así afirman que sólo se salvarán 144.000. Esta cifra, simbólica, la sacan del Apocalipsis (7, 4-8), sin querer advertir que a continuación inmediata, verso 9, san Juan añade: «y una muchedumbre que nadie podrá contar, de toda nación, tribu, pueblo y lengua».

Sobre el fin del mundo han dado varias fechas y al ver que no se cumplen, dan otras. Últimamente aseguraban que acabaría en 1975, pero ahora ya lo aplazan por miedo al ridículo.

Fanáticos de la letra y faltos del Espíritu que da vida, caen en pésimas interpretaciones; así, por ejemplo, rehúsan la transfusión de sangre, ocasionando la muerte de seres inocentes; aborrecen el culto a las imágenes y nos calumnian diciendo que adoramos a la Virgen. Vosotros comprendéis muy bien que no veneramos un trozo de madera o de yeso, sino la persona que representa, del mismo modo que guardamos con respeto y cariño los retratos de nuestros padres y familiares, y no por la cartulina precisamente.

En cuanto al culto y amor -no adoración- a la Santísima Virgen María, no es difícil entender que aquella privilegiada criatura que Dios escogió para Madre de su Hijo y la quiso tan íntimamente asociada a la Encarnación y a su muerte redentora, es dignísima de toda alabanza. Jesús en la Cruz nos la dio a todos por Madre en la persona de san Juan, y no se concibe la gran familia de los hijos de Dios, que es la Iglesia, sin esta Madre Virginal y Purísima, gloria de todo el género humano, honor y modelo sublime de la mujer, «vida, dulzura y esperanza» de los desterrados hijos de Eva. No ama debidamente a Cristo quien no ama filialmente a su Madre. A Jesús se va por María, como Él llegó hasta nosotros por Ella.

Finalmente, y pues sufro por los «Testigos de Jehová» muy en particular si son feligreses míos, quiero decirles que deseo su bien espiritual y me apena verlos fanatizados con ideas extravagantes so capa de religión. Sepan que soy un verdadero Padre y Pastor, siempre dispuesto a hacerles todo el bien que pueda. Y a cuantos permanecéis fieles a la santa Fe Católica, única y verdadera, os digo que no os dejéis alucinar. Tratadlos con caridad. Evitad las discusiones con ellos porque a ellos les enseñan el modo de intentar rendiros a ellos. Si se empeñan, decidles que un sacerdote irá a hablar con ellos en privado o en público. Va veréis cómo no quieren. Señal que no buscan la Luz.

Oremos por ellos y unos por otros y por el bien de la Santa Iglesia en esta hora difícil de la historia del mundo.

Os encomienda a todos al Señor y a la Madre de misericordia.

Vuestro Párroco

«LA ORACIÓN ES EL GRAN MEDIO PARA LA SALVACIÓN, Y AL MISMO TIEMPO FIN SUMO Y PRÓXIMO DE LA VERDADERA RELIGIÓN», nos dice Pablo VI. Por esto a lo menos, cada mañana y cada noche, recemos las TRES AVEMARÍAS a la Santísima Virgen.

Meditación: la anunciación y humildad de María

04 jueves Dic 2014

Posted by manuelmartinezcano in Meditaciones de la Virgen, Uncategorized

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LA ANUNCIACIÓN. -CONDUCTA DE MARÍA. -SU HUMILDAD

1º La turbación. -A las palabras del Ángel contesta María con su turbación. -Mírala, encendido el rostro por el carmín de la vergüenza…, escucha el latido nervioso y apresurado de su corazón…, penetra en su disgusto profundo, íntimo…, parece que se pregunta a sí misma, asustada, y esto ¿a qué viene? -El Ángel le había dicho la verdad, pero le había herido en su humildad. -Más tarde reconocerá· Ella públicamente la certeza de las palabras del Ángel, y aún repetirá que todas las generaciones la llamarán «Bienaventurada»…, pero no para engrandecerse, sino para alabar a Dios. Más ahora es Ella… Ella misma el objeto de la alabanza, y por eso, naturalmente, espontáneamente, se asusta y se sobrecoge…, se pone en guardia como esperando una tentación…, como si Ella, pudiese pecar. -Acude con el Ángel a tranquilizar a María, y dile: «No temas, si Tú no tienes por qué temer, ni asustarte ante las alabanzas…, pero, sin embargo, bien está que te turbes y te asustes para enseñarme a mí la manera de recibir las que me den los hombres; enséñamelo prácticamente, Madre humildísima»…anunciacion_murillo

2º Grandeza de esta humildad. -Penetra y considera lo inmensa que es esta humildad, precisamente en este paso. -Se concibe la humildad de María en Belén, rechazada por todos… en Egipto, huyendo de sus enemigos… en Nazaret, ignorada y escondida en aquella casa de artesanos pobres y casi miserables…, en la Cruz, siendo la Madre de un ajusticiado… pero, ahora, ¡visitada por un Ángel!…, ¡buscada por Dios que la pide su consentimiento y se queda esperando la respuesta!… ¡Alabada y enaltecida hasta la altura más grande!… ¡Qué humildad más inconcebible!

Mucho menos fueron elevados Adán en el Paraíso y los ángeles malos en el Cielo… y, sin embargo, se desvanecieron con la soberbia y cayeron en el abismo. -Pero María sabe que lo que la dicen es de parte de Dios…, que es un Ángel que no puede mentir, y por lo mismo que es verdad todo lo que dice, lejos de envanecerse…, se turba y humilla más y más. -¡Qué grande, qué simpática, qué atrayente es María por su humildad! -Qué bien sabe Dios buscar la reparación del pecado que empezó por la soberbia, por medio de esta profundísima humildad.

3º Humildad verdadera. -La humildad no es apocamiento; nos hace pequeños ante nuestros ojos…, pero grandes, muy grandes a los ojos del Señor. -Así María, nunca fue más grande a los ojos de Dios que en esta ocasión. -Pero, al fin, la humildad no es de cobardes y ruines, sino de fuertes y de magnánimos. -Mira a María… turbada, anonadada, ante las palabras del Ángel…, pero conserva su juicio sereno, tranquilo, y… estudia, piensa y obra con decisión. -Eso es la  -verdadera humildad: conocer la voz de Dios, someter su juicio y propio parecer a ella y seguirla. -Y esto, aunque cueste como a María -bien sabia .los sufrimientos, dolores y espadas agudísimas que atormentarían su corazón… y, no obstante, se decide a aceptar la propuesta del Señor. – Humilde pero magnánima, viril, valiente. -Ese es el fruto de la humildad.

4º Tu humildad. -¿Eres tú semejante a María, en la humildad y en la generosidad del sacrificio? -¿No buscas halagos, sonrisas, palabras humanas? -¿Buscas lo último, lo penoso, lo humillante? -Cuando Dios te lo da ¿al menos te conformas… o protestas y deseas evitarlo? Piensa mucho en tu nada, pues así como Dios sacó de la nada las grandezas de la creación…, del conocimiento de tu nada, brotará tu grandeza. –Conoce a Dios, que es el todo; conócete a ti, que eres nada, y la conclusión será la humildad.

Ejercítate en actos de humildad interior y haz muchos actos de humillación exterior. –Agradece y ama a quienes te ayudan a humillarte con desprecios, burlas, etc…

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