El aborto es necesario, lo ha dicho Juan Manuel de Prada. Y es verdad. El ritmo de vida de los innumerables corruptos que hay en este mundo, necesita salarios de subsistencia y negocios satánicos que infundan miedo y terror a los ciudadanos. Lean a Juan Manuel de Prada, católico comprometido en defensa de la verdad que enseña la Iglesia, y valiente.Juan-Manuel-de-Prada

El aborto es mucho más que necesario. Es un culto a Satanás, una misa negra, ofrecida al demonio, como ha manifestado el presidente de los médicos católicos de todo el mundo. El aborto se legalizó por primera vez en las democracias socialistas populares de la U.R.S.S. Lo hicieron los enemigos de Dios que luchaban contra todo lo sobrenatural y natural. Los promotores y protagonistas del aborto, en las democracias modernas occidentales ateas y corruptoras, son los descendientes ideológicos de los comunistas, “amigos” de los pobres. ¡Todo sin Dios! ¡Nuestro dios es el becerro de oro!

Muchas veces me ha venido a la memoria la idea de que todas las ideologías creadas por el hombre sin Dios en un culto al dinero, al bienestar, al que al fin hemos llegado, después del paraíso marxista. No importa que un tercio de los trabajadores españoles cobren poco más de seiscientos euros al mes y en el mundo haya más de mil millones de personas que pasan hambre cada día. Los hijos del becerro de oro viven como reyes.

Lo ha dicho el Papa Francisco: “El antiguo becerro de oro ha encontrado una imagen nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de una economía, que no tiene rostro. ¡La persona humana está en peligro!” Historiadores competentes aventuran que la economía sin rostro la organizan y dirigen los que San Juan llama en el Apocalipsis “sinagoga de Satanás”. Los infiltrados en el Pueblo de Dios, que abandonaron al único Dios verdadero, revelado al pueblo judío, para dar culto a su nuevo dios: el becerro de oro; hoy al dólar, al euro, al dinero.

Manuel Martínez Cano mCR