Nuestros militantes defienden al Papa en tres artículos
La ignorancia es muy atrevida
Quisiera hablaros de la rueda de prensa que su Santidad, el Papa Francisco, dio en su regreso de Manila, y la contestación que dio a una pregunta que le hicieron y que ha dado mucho que hablar. La pregunta, hecha por un periodista del grupo alemán, fue la siguiente:
“Usted ha hablado de muchos niños en las Filipinas, de su alegría, que hay muchos. Según los sondeos, la mayoría de la población filipina cree que el aumento de los filipinos es una de las razones más importantes de la gran pobreza en el país. En promedio, una mujer filipina da a luz tres niños en su vida, y la posición católica en relación a la contracepción parece ser una de las cuestiones por las que mucha gente en Filipinas no está de acuerdo con la Iglesia, ¿qué piensa sobre esto?”
La respuesta del Papa, entre otras cosas, fue la siguiente: “La palabra clave, para darle una respuesta, y una que la Iglesia siempre usa todo el tiempo, y yo también, es la paternidad responsable. ¿Cómo se hace esto? Con el diálogo. Cada persona, con su pastor, busca cómo realizar esta paternidad responsable.
El ejemplo que mencioné hace poco antes sobre la mujer que está esperando su octavo (hijo) y ya tenía siete que han nacido por cesárea. Esto es una irresponsabilidad. (Esa mujer puede decir) ‘no, yo confío en Dios’, pero Dios te da métodos para ser responsable. Algunos creen que, disculpen la palabra, eh, que para ser buenos católicos tenemos que ser como conejos. No. Paternidad responsable. Esto es claro y por esto en la Iglesia hay grupos matrimoniales, hay expertos en esta materia, hay pastores, uno puede buscar y sé que hay muchas, muchas maneras que son lícitas y que han ayudado.
Y otra cosa en relación con esto es que para la gente más pobre, un niño es un tesoro. Es verdad que debes ser prudente aquí también, pero para ellos un niño es un tesoro. (Alguien diría) ‘Dios sabe cómo ayudarme’ y tal vez alguno de ellos no son prudentes, esto es cierto. Paternidad responsable, pero vamos también a mirar la generosidad del padre y la madre que ven un tesoro en cada niño”.
Viendo las críticas que el Papa recibía en una red social, mi marido Antonio, zanjó el tema de esta manera:
“Vuelvo a insistir, por última vez, en la necesidad de hacer una lectura pausada y serena de lo publicado por Aciprensa, o mejor por medios fiables del Vaticano. Las prisas y el calor de la sangre no son buenos consejeros. Observo que algunos comentarios muestran, de entrada, un rechazo claro a este Papa, cuando no se le insulta, “tipejo”. La paternidad responsable, que menciona el papa Francisco, no se mide por el número de hijos que se tiene, sino por el amor que se da a cada uno de ellos. No por tener muchos hijos se es mejor católico, ni por tener pocos se es peor católico. El Papa responde a una realidad vivida en Filipinas, donde puede ser grave responsabilidad de los padres poner los medios lícitos, que el Papa menciona, para tener los hijos convenientes para el bien de la familia en situación de precariedad extrema. Medios que solo son lícitos ante situaciones verdaderamente graves, como es el caso. Y estoy totalmente de acuerdo con la necesidad del consejo de buenos sacerdotes, y no la crítica gratuita. Creo que el ser padre de 12 hijos, más tres en el Cielo, me da conocimiento del tema. En el tema del aborto el papa Francisco ha sido muy claro últimamente, y lo mismo en el tema de la familia.
Si mi padre hiciera un comentario que me desagradara y no entendiera, antes de hablar mal de él públicamente, intentaría comprenderlo, y siempre le concedería el beneficio de la duda. Pues el Papa es mi padre, es el padre de todos los católicos, el dulce Cristo en la Tierra. Y tanto criticar tiene un tufillo protestante… que un católico no se lo debería permitir. Como dice San Ambrosio “Ubi est Petrus, ibi est Ecclesia; non est Ecclesia, ubi non est Petrus”.
Ya esperas, críticas de sectores que no son Iglesia y como siempre, sacan de contexto las palabras del Papa. Pero, duele en el alma, ver que hay gente “de iglesia”, que sin esperar a saber de tales palabras, corren inmediatamente a poner su opinión, y a criticar al Papa por sus palabras. En cambio cuando el Papa nos habla de la alegría del vivir en una familia cristiana y de la defensa de la vida de los niños no nacidos, ¡ah! entonces, esos mismos que critican se quedan mudos. Como dice el Señor “quien tenga oídos, que oiga”. Señores, la ignorancia es muy atrevida, no podemos tirar piedras en nuestro propio tejado, ya hay quien las tira y muy grandes. Rezar más y criticar menos.
Me quito el sombrero, ante la respuesta que dio mi amiga, Teresa Escudero, madre de ocho hijos, en dicha red, y que ofrecemos en el siguiente articulo.
Matrimonio Sellas-Vila
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Tener hijos como conejos.
“Confío que cuando el Papa dice que no hay que tener hijos como conejos se refiere que, tanto para los católicos como para los no católicos, un hijo es una gran responsabilidad y que no se puede dejar a la buena de Dios. Me explico. Dios ha querido que las relaciones en un matrimonio sirvan para el crecimiento en el amor entre los esposos, el remedio de la concupiscencia y la procreación. Nadie tiene que decirle a un matrimonio cuántos hijos tienen que traer al mundo. La Iglesia haciendo eco a lo que sería bueno para la población mundial, para que ésta no envejezca (hecho que está pasando y que a todos nos va a afectar y gravemente), aconseja lo que más o menos ha dicho el Papa, que sería conveniente, no obligado, el tener tres hijos, de tal manera que si un matrimonio por la causa que fuere no puede tener más que uno (ya sea por salud, ya sea por no llegar a final de mes), pues no pasa nada; ahora bien si no se quiere tener más por egoísmo, por vivir más cómodamente, entonces no se cumple con la paternidad responsable.
Ahora bien, imagino que cuando dice lo de «procrear como conejos no es de católicos» se refiere a que traer hijos al mundo es algo muy sagrado y que traer un hijo al mundo no es como hacen los conejos, los gatos, cualquier animal: copulan y se olvidan de que de ese acto puede nacer un ser. Engendrar un hijo es lo más hermoso que puede haber, es fruto del amor de los padres, pero también es dedicarse por entero a su cuidado de cuerpo y alma, proveerle todo lo necesario para su educación. Y si ese matrimonio no está preparado, no va a poder ni siquiera dar de comer a sus hijos, o hay un caso muy grave de salud de la madre. Dios ha puesto esos medios naturales de los que hablaba el Papa, para ello. Aunque si aún así por no faltar a una de las tres razones del matrimonio (el remedio de la concupiscencia), viene un hijo en camino, Dios bendecirá a ese matrimonio y de una manera u otra le ayudará, no olvidemos que es Dios el autor de la vida y nosotros sólo somos un instrumento.
Cuando un católico decide tener familia numerosa porque quiere tener hijos para Dios y obra en consecuencia, eso también es «paternidad responsable». Acabo diciendo que el Papa nos dice que los católicos no pueden ser como los conejos que engendran sin ser conscientes de lo que hacen. El católico que tiene los hijos que Dios le quiera dar sabiendo que los quiere para el Cielo, y trabajando por hacer de ellos personas de bien en la Tierra, no tiene que sentirse «conejo» sino partícipe de la obra de Dios.
Cuando el Santo Padre ha hablado de esta manera ha dejado claro que el tener hijos, tanto si es uno, como quince, es de una responsabilidad tal que no se puede tomar a la ligera, que es un compromiso de amor y de por vida tal hacia esos hijos que no se puede dejar a un momento de capricho. En ningún momento ha dicho que no formemos familias numerosas los católicos.”
El Papa está con las familias numerosas. ¿Y qué ha dicho el Papa sobre las familias numerosas? Hace unas semanas, el 28 de diciembre pasado, el Papa tuvo un encuentro en el Aula Pablo VI, con la Asociación Nacional de Familias Numerosas de Italia con ocasión de su 10° aniversario. El Papa, expresó su alegría por la presencia de niños en este encuentro y afirmó que,
“… cada uno de sus hijos es una criatura única que no se repetirá nunca más en la historia de la humanidad. Cuando se entiende esto, a saber, que cada uno ha sido querido por Dios, ¡se queda maravillado del milagro que es un hijo!”
En ese sentido, se dirigió a los menores y les dijo que “cada uno de ustedes es fruto único del amor, vienen del amor y crecen en el amor. ¡Son únicos, pero no están solos!”. Porque, según el Papa, “el hecho de tener hermanos y hermanas les hace bien: los hijos y las hijas de una familia numerosa son más capaces de comunión fraterna desde la infancia. Y es que en un mundo marcado a menudo por el egoísmo, la familia numerosa es una escuela de solidaridad y de compartir; y estas actitudes van después en beneficio de toda la sociedad”.
Finalmente, aseguró que “siempre agradezco al Señor el ver a padres y madres de familias numerosas, junto a sus hijos, que participan en la vida de la Iglesia y de la sociedad”.
Y termino este escrito poniendo las palabras que dijo el Papa en Manila, el 16 de Enero pasado:
“A José le fue revelada la voluntad de Dios durante el descanso. En este momento de descanso en el Señor, cuando nos detenemos de nuestras muchas obligaciones y actividades diarias, Dios también nos habla. Para oír y aceptar la llamada de Dios, y preparar una casa para Jesús, debéis ser capaces de descansar en el Señor. Debéis dedicar tiempo cada día a la oración. Es posible que me digáis: Santo Padre, yo quiero orar, pero tengo mucho trabajo. Tengo que cuidar de mis hijos; además están las tareas del hogar; estoy muy cansado incluso para dormir bien. Y seguramente es así, pero si no oramos, no conoceremos la cosa más importante de todas: la voluntad de Dios sobre nosotros. Y a pesar de toda nuestra actividad y ajetreo, sin la oración, lograremos muy poco.
En la familia aprendemos a amar, a perdonar, a ser generosos y abiertos, no cerrados y egoístas. Aprendemos a ir más allá de nuestras propias necesidades, para encontrar a los demás y compartir nuestras vidas con ellos. Por eso es tan importante rezar en familia. Por eso las familias son tan importantes en el plan de Dios sobre la Iglesia”.
El Papa alentó a todos a proteger a las familias y a ser “ejemplo vivo de amor, de perdón y atención. Sed santuarios de respeto a la vida, proclamando la sacralidad de toda vida humana desde su concepción hasta la muerte natural. ¡Qué don para la sociedad si cada familia cristiana viviera plenamente su noble vocación! Levantaos con Jesús y María, y seguid el camino que el Señor traza para cada uno de vosotros”.
Teresa Escudero Aguilar
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Criticar es fácil
El P. Alba nos decía que “criticar es fácil, lo difícil es hacer”
En estos últimos días, a consecuencia de unas palabras dichas por el Santo Padre Francisco, he oído toda clase de desprecios y críticas hacia su persona, y me ha dolido el corazón pues no eran de fuera de la Iglesia, sino de personas, que ellas mismas se consideran “buenas”, dentro de la misma Iglesia. Y me veo en conciencia obligada a escribir cuatro letras y defender, dentro de lo poco que yo pueda, al Santo Padre, nuestro Dulce Cristo en la tierra.

Hoy en día no sabemos tener una conversación sin sacar a relucir los defectos del prójimo, y es un pecado al que nadie presta mayor importancia, pero es considerado de examen de conciencia, y es materia de confesión y enmienda.
Cuando criticamos la conducta de los demás y vemos sus faltas y pedimos implacables las máximas sanciones, deberíamos tener presente esa frase del Señor “el que esté libre de pecado, tire la primera piedra”. Nuestro orgullo nos hace ver las faltas que cometen los demás, pero un examen objetivo de conciencia nos mostraría el dolor que nosotros mismos provocamos a Dios con nuestras críticas. Para lograr la mayor gloria de Dios, para que el mal no triunfe y las almas se salven, debemos reparar nuestras faltas ¡cuan contrario a ese bien, es la murmuración y la critica! Nuestro egoísmo hace pesar más el gusto de ver los fallos de los demás, que el bien del que estamos hablando.
¿Es pecado hacer críticas al Papa? No lo sé… Pero hablar bien del Papa es de justicia, es de caridad y respeto. El Papa, sea quien sea, es el Papa. Y esa razón es suficiente motivo para asegurar nuestro respeto y nuestra obediencia. Es aquel que, en primer lugar, garantiza, porque así ha sido la voluntad de Cristo, la fidelidad al depósito de la fe. La comunión plena con el Papa es garantía de permanencia en la unidad de la Iglesia. Pero, como católico, no me basta con decir que debemos obedecer y respetar al Papa. Eso es muy poco. Hay que acogerlo, reconocerlo como Pastor universal, y amarlo. El Papa debe ser amado. Yo entiendo que la Iglesia es la familia de Dios y que, en la Iglesia, como en toda familia buena, se acoge al padre con amor.
¿Es pecado criticar cualquier gesto del Papa? Seguramente, no. Pero, si es oportuna una crítica, habrá que hacerla con respeto, obediencia y amor. Lo que yo veo absolutamente contrario al espíritu católico es un criticismo exagerado que predispone a algunos, por lo que se ve, a examinar con lupa cualquier gesto o palabra del Papa para, inmediatamente, cargar contra él.
Defender al Santo Padre es una de las grandes misiones que tiene un cristiano sobre la tierra. El amor que un católico ha de tener al Vicario de Cristo es clara señal de identidad que nos debe unir a todos en la Santa Madre Iglesia. Sabemos que el Papa puede equivocarse en la medida en que es un ser humano, como se equivocó Pedro. El propio papa Francisco dijo, en una de sus audiencias, que también hay “papas pecadores”. Es por ello que acude al Sacramento de la Confesión de manera frecuente, pues no consiste la santidad en no caerse nunca, sino en levantarse siempre.
Pues quien habla bien del Papa, lo está haciendo del mismo Cristo. El hombre fiel a Dios, no se atreverá a hacer ningún tipo de crítica al Santo Padre. Critican al Papa porque no han comprendido el Evangelio, no han entendido a Cristo, que rechaza toda crítica y murmuración a los demás. Hay gente que se esconde detrás del que “se tienen que decir las cosas por su nombre”. Gentes que se tienen por cristianas, se imaginan antes que nada, el mal. Sin prueba alguna, lo presuponen, y no solo lo piensan, sino que se atreven a expresarlo en un juicio aventurado, delante de la gente.
Qué fácil es criticar y juzgar y de esta forma llegar a despreciar a los demás. Se critica censurando negativamente a las personas y a sus actos, se juzga a las personas valorando sus acciones y se emite un dictamen o sentencia sobre ellas, pensando que se tiene autoridad para ello, de aquí al desprecio al criticado y juzgado, solo hay un paso. Por lo tanto no existe nada más grave, que juzgar y despreciar al prójimo. ¿Por qué mejor no nos juzgamos a nosotros mismos, ya que conocemos íntimamente nuestras faltas, pecados y defectos, de los cuales sabemos que debemos rendir cuentas a Dios?
Podemos llegar a un cinismo religioso, creyendo que Dios nos sobreprotege y nos evita asumir las consecuencias de nuestros actos. Pues tenemos que saber que Dios, no va a quitarnos nuestra responsabilidad histórica ante el mundo, de nuestros actos y criticas y tendremos que responder por ello.
Se ha escuchado decir en estos días que las ovejas se están cansando de la actitud del Papa Francisco. Esto, además de no ser correcto, es una gran piedra de escándalo, no solo para el crecimiento de la Iglesia, sino para la predicación del Evangelio a todos aquellos que no han oído hablar de Cristo. Es un horrible mal ejemplo para los humildes de espíritu que acuden a la Iglesia buscando a Dios y se encuentran con personas altivas dentro de ella.
En palabras del mismo Papa Francisco, “la murmuración tiene una dimensión criminal, porque cada vez que hablamos mal de nuestros hermanos, imitamos el gesto homicida de Caín”. “No hay murmuración inocente, la lengua es para alabar a Dios, pero cuando la usamos para hablar mal del hermano o de la hermana, la usamos para matar a Dios”, “la imagen de Dios en el hermano”.
Criticar es una mala costumbre que destruye nuestra alma, nuestra relación con los demás, nuestra reputación y peor aún, nuestra relación con Dios.
María Lourdes Vila Morera.




