P.albacenaLa fiesta de la Inmaculada

Este año hemos podido celebrar casi con normalidad la Fiesta de nuestra Madre Inmaculada. Digo “casi” porque en bastantes lugares se trabajó, y nada menos que en las Vascongadas se hizo caso omiso de la festividad. Era penoso ver algunas industrias trabajando como un día cualquiera. Pero en conjunto no puede negarse que ha sido un triunfo del catolicismo español sobre el afán desacralizador del marxismo instalado en el poder y que todavía no lo puede todo desde él.

Por ese motivo no debemos olvidar que la lucha que empezó en el Paraíso continúa y continuará hasta el fin. Y debemos ser más conscientes que en nuestros tiempos, el combate entre la Inmaculada y Satanás ha llegado al máximo. Un desfallecimiento por nuestra parte, puede hacer que se aseguren más aún las posiciones de enemigo. No dejar nunca las reuniones, no leer ni una página de las publicaciones del enemigo de nuestra fe y de la impiedad. Nada digamos de la Televisión. Algunos andan todavía muy ligeros en este punto.inmaculada-04

La blasfema película “La última tentación de Cristo”

Debo hablaros para que no os falte criterio en este punto. Me enteré cuando ya estaba hecho, que alguno de entre vosotros estuvo en el altercado que se promovió dentro del Cine en el que se proyectaba esa blasfema película. Me dijo uno de ellos: “Quisimos ir a dar un testimonio cristiano para que no se tragara lo que salía en la pantalla la gente que iba a ver la película, mucha de ella despistada. Pero a los cinco minutos no pudimos ya resistir, pues la figura de Nuestro Señor estaba escarnecida ya desde el primer momento como en el Pretorio de Pilato y en la Casa de Herodes. Por eso no pudimos resistir y se promovió un tumulto que interrumpió la película un buen cuarto de hora”. Estuvieron detenidos día y medio en la Comisaría de Poli­cía aquellos muchachos. Lo que os digo es que no se debe uno meter en la guarida del diablo, sin ir muy bien preparado y aconsejado y con mucha oración y obedeciendo el impulso del cielo. Pero dejando eso ahora, porque pertenece a la dirección espiritual personal, tengo que alabar a aquellos jóvenes que arriesgaron su nombre por el Nombre de Dios y que han sido hallados dignos de padecer persecución y cárceles por salir en defensa de la Gloria de Dios. Que la Santísima Virgen nos alcance valentía para pronunciar una jaculatoria en voz alta cuando oigamos una blasfemia y para defender siempre los derechos de Dios cuando los hombres los pisan o desprecian.

¿Veo el mundo, las cosas, las personas con los ojos de la Virgen María? ¿Tengo fortaleza cristiana para esperar mi fuerza del Señor y no de voluntades y fuerzas humanas? ¿Más de la oración que de las palabras?

Rvdo. P. José María Alba Cereceda, S.I.
Meridiano Católico Nº 124, diciembre de 1988