13 - 1-2Después de la charla de mi esposa, empecé a hablar explicando el ciclo de la vida. Enseñando lo maravillosa que es la creación del ser humano en sus distintos ciclos en el vientre de su madre, expliqué cómo se forma el cuerpo humano empezando desde su concepción hasta su nacimiento, lo perfecto que es un niño cuando nace y la alegría de la madre al ver por primera vez a su hijo recién nacido.

Mi  esposa y yo tenemos muy claro que la mayor manifestación del amor son los hijos. Estar abiertos a la vida, hace que el matrimonio funcione, los hijos son reflejo del amor de los padres y del amor de Dios. El valor de la vida humana se descubre cuando una madre tiene a su bebé en sus brazos. Tener un hijo es una experiencia vital de amor, es la experiencia más grande del mundo. Cuando una madre da a luz a su hijo estalla el sentimiento más sublime que un ser humano puede experimentar: el verdadero AMOR.

Después  les enseñé el feto de un delfín, de un perro y de un elefante y les dije, si a esto lo llamamos delfín, perro, elefante, por qué no decimos que es un niño a un feto humano de las mismas semanas.

Les hice entender que en el desarrollo del ser humano, desde su concepción hasta su muerte, no hay ningún cambio brusco en toda su vida, ni de feto, bebé, niño, adolecente, adulto y mayor,  haciéndoles ver que no hay diferencia entre un feto de 22 semanas y un día, con él mismo el día anterior, en que sí podía ser abortado, por lo tanto se está matando a un niño y esto es asesinato. Una chica que estaba escuchando preguntó qué si es asesinato matar a un ser inocente, ¿por qué el gobierno y las leyes lo permiten? Contesté que la respuesta es que el Mal existe en el mundo.si-a-la-vida

Después de enseñarles la formación del bebé hasta el nacimiento, les expliqué cómo era un aborto en sus diferentes  prácticas, y preguntaron si el bebe estaba vivo antes de abortar y al responder que sí, que es el aborto lo que los mata y de qué manera los matan, a un chico le salió del alma y exclamó “qué bestias”. Pues sí, “los bestias” son los gobernantes que dejan que esto suceda, los médicos que lo practican y la sociedad que no hace nada para parar estos miles de asesinatos de inocentes.

Me preguntan, al ser padres de una niña con síndrome de Down, qué diría a una madre que estuviera esperando a un niño así. Respondimos, que son niños muy cariñosos y que dan muchas alegrías y que no tenemos que jugar a ser dios y decidir quién tiene derecho a vivir o no por ser distinto de los demás, pues así nadie está a salvo de que le suceda un accidente y quede lisiado. ¿Qué diferencia habría entre éste y un niño con una discapacidad del tipo que sea?

Termine la charla diciendo; Cualquiera que sea vuestra situación, merecéis mi respeto, mi admiración y apoyo, por vuestra valentía, porque os habéis enfrentado a la sociedad, y no os escondéis detrás de una puerta para interrumpir la vida de este hijo que amáis y defendéis.  Supongo que ser madre en vuestras circunstancias no es fácil. Tenéis la tarea de sacar adelante a vuestros hijos, y la responsabilidad de cómo serán vuestros hijos cuando sean mayores. Y lo hacéis, la mayoría de vosotras, solas, sin la ayuda de un padre.

El gesto valiente de la mujer que ha dicho, Sí a la vida de su hijo, es tan grande que merece el máximo respeto y apoyo de todos. Y es hermoso ver como en “Casa Guadalupe”  hay personas que han puesto en marcha este centro de asistencia para acompañar a las madres con dificultades, dándoles su afecto, cercanía y amor, y sobre todo hacerles sentir que son amadas inmensamente por Dios.

Matrimonio Sellas-Vila,  Antonio.