“JESÚS FUE MOVIDO POR EL ESPÍRITU AL DESIERTO PARA SER TENTADO POR EL DIABLO”.

1º Es el Espíritu Santo el que nos invita al desierto de la vigilancia y de la mortificación interior y exterior, a fin de estar preparados para la tentación. A veces creemos que la tentación es algo que sale del orden querido por Dios. Estamos equivocados. Dios quiere que seamos tentados para darle gloria y .ganárnosla nosotros al vencer la tentación. Amadores sin Vencer en el combate no son verdaderos amadores. Si no caemos en la tentación, puede ser entonces una espléndida ocasión de hacernos medrar en el espíritu. Dios quiso que su Hijo fuera tentado por el diablo; debemos pensar que también hemos nosotros de ser tentados. En el Padrenuestro decimos cada vez: “No nos dejes caer en la tentación”. Señal de que la tentación nos acecha.

2º Tentación es un proceso más o menos largo, en el que el enemigo trabaja para apartarnos de nuestra consagración a Dios y llevarnos al pecado, La tentación procede de nuestra carne, del mundo y del demonio. El diablo enseñorea el mundo del que es Príncipe, agita con seducciones nuestra carne y, levanta nuestra soberbia, En toda tentación de forma inmediata o mediata y algo más lejana, hay siempre una acción satánica. Por ese motivo la tentación es siempre engañosa, es tantas veces tan inteligente, tan sutil; y coreo espiritual, tan disimulada y tan perseverante. Es porque un espíritu superior, angélico, el del diablo, la dirige.

3º Una tentación muy común para nosotros, la más generalizada hoy es la del naturalismo. Frente al naturalismo, tenemos que sobrenaturalizarlo todo, Las personas, los acon­tecimientos, la Iglesia, la Unión Seglar, la Asociación Juvenil. Hay quien nos ha abandonado y ha hecho dalo a nuestras cosas con su marcha y sus palabras de menos aprecio. Se han ido mirando las formas externas y no el plan de Dios. El que mira las personas, por santas que sean o espera que solamente resplandezca la santidad hecha a nuestra imagen y semejanza, está naturalizando lo que ve. Vendrá forzosamente la desilusión y el fracaso, Todo lo natural aburre y cansa, porque en el orden natural todos buscan sus propios intereses, Pero la Iglesia es una sociedad sobrenatural y no se entiende más que desde lo sobrenatural. La Unión Seglar es un acontecimiento en la Iglesia, que solamente puede entenderse desde la óptica de lo sobrenatural. El que se cansa, el que la abandona, el que la deja, con pretexto de personas, dichos o hechos, es porque cayó en la vorágine del naturalismo. Nubes que nunca darán lluvia fecunda. El Señor nos libre de caer en esa ten­tación que nos convierte en nubes estériles.

Rvdo. P. José María Alba Cereceda, S.I.
Meridiano Católico Nº 126, febrero de 1989

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