La Beata Jacinta de Fátima, ha dicho que: «La mayoría de los que se condenan en el infierno son por los pecados de la carne», de la lujuria. No es este loby o aquél, quienes propagan la lujuria por todo el mundo. Es el demonio y sus secuaces.
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El democratísimo y sus estructuras de pecado, contra la ley de Dios, es la cloaca de la historia inhumana y bestial. Es el excremento del diablo. Sin Dios, la sociedad va al abismo y los pecadores que no se conviertan irán al infierno, eterno sufrimiento.
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Hay locos inteligentes y otros tontos, un loco inteligente dijo: Los que realizan abortos, son malditos salvajes. El loco tonto: Eres un carca y un facha, la ciencia ha demostrado que los embriones no son niños. Por eso pueden suprimirse, aún no tienen libertad, que es lo que caracteriza a un hombre ¡Qué desgracia estar loco y ser tonto!.
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Equiparar el matrimonio de un hombre con una mujer para siempre, con otros modos de convivencia, es despreciar la ley de Dios y la doctrina de la Iglesia Católica.
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El tradicionalismo filosófico francés es un grave error. El tradicionalismo católico español es transmisión de vida cristiana en la familia, los municipios y las naciones. Es fe cristiana, vivida intensamente, siempre.
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«¡Dios mío! ¡cuán dichoso soy por haber conservado mis principios religiosos! Sí, hay arriba un Juez incorruptible, que me puede conceder la justicia que los hombres me niegan aquí abajo» (palabras de Luis XVI de Francia horas antes de que le cortaran la cabeza los de los derechos del hombre)» ¡Tomen nota!.
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Hace unos tres años, Mercedes, era la jefa de una planta del hospital donde trabajaba. Se negó rotundamente a que se instalara un abortorio .¡Me marcho! Sus compañeras, se unieron a ella. No se instaló la máquina de guerra contra los niños. Ahora Mercedes es jefa de enfermeras de todas las plantas del hospital. Mujeres como estas necesitan España y la Iglesia ¡Valientes!.
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Del protestantismo brotó el materialismo, de él el capitalismo salvaje que generó el comunismo ateo y el democratismo infernal, que lucha insistentemente para descristianizar la Cristiandad y paganizar las naciones.
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Pablo VI, el Vicario de Cristo que clausuró el Concilio Vaticano II, en su mensaje a Franco del año 1968, manifiesta al Jefe del Estado español «el debido aprecio por la gran obra llevada a cabo en favor de la prosperidad material de la Nación Española y por su interés eficaz en el resurgimiento de las instituciones católicas».
Padre Cano, mCR