¿Qué es ser católico?
Ante el confusionismo y el escándalo que sufren muchas personas en el aspecto religioso hoy día, pienso que es mi deber proporcionaros una orientación clara y segura.
¿Quién es católico?
A esta pregunta la respuesta obvia es decir: «El que pertenece a la Iglesia Católica». y a ella pertenecen, por lo menos externamente, cuantos habiendo sido bautizados en ella, no han roto voluntariamente y públicamente su adhesión a la misma, aunque sean pecadores y no practiquen del todo y fielmente sus preceptos.
Cristianismo y catolicismo
A cualquiera se le puede ocurrir esta cuestión: ¿Es lo mismo ser cristiano y ser católico? A esto respondo que hace más de mil quinientos años, allá por el año 380, San Paciano, obispo de Barcelona, en una de sus cartas escribió esta frase, famosa en la historia eclesiástica: «Cristiano es mi nombre, y mi apellido es católico; aquél me nombra, y éste me declara».
La existencia, ya desde los orígenes del Cristianismo, de diversos grupos de cristianos sectarios y disidentes, dio lugar a esa exacta y hermosa definición de CATÓLICA a la única y verdadera-Iglesia fundada por Jesucristo y que permanecía fiel a la doctrina del Evangelio y a la tradición apostólica. De aquí que San Paciano añada a su frase: «Nuestro pueblo con este apelativo, al denominarse «católico», se distingue de toda secta herética».
Es patente que en el transcurso de veinte siglos han surgido iglesias y sectas que conservan el título de cristianas, pero que son ramas desgajadas del único y viejo tronco de la MADRE IGLESIA. Son hijos prófugos que abandonaron el hogar paterno. Mientras todas ellas son o iglesias nacionales o colectividades religiosas más o menos extendidas en algunas partes de la tierra, la verdadera Iglesia de Cristo sigue siendo la ÚNICA que es de veras CATÓLICA o sea UNIVERSAL.
Iglesia Católica
Desde siempre, el CREDO cristiano ha señalado a la Iglesia cuatro notas calificativas: UNA, SANTA, CATÓLICA Y APOSTÓLICA. Es UNA por su unidad de Fe, de Culto y Sacramentos y de obediencia al Papa, sucesor de San Pedro, obispo de Roma, vicario de Cristo en la tierra y cabeza visible de su Iglesia. Es SANTA porque Cristo, su fundador, y el Espíritu Santo, alma de la Iglesia, son la misma Santidad; porque santísima es la doctrina cristiana y fuentes de gracia divina son sus Sacramentos; porque, en medio de tanta miseria moral de los hombres, pecadores que la integran, la Iglesia no deja de engendrar en todo tiempo innumerables almas que han escalado las cumbres más heroicas de la santidad y obtenido una unión muy vital y mística con Cristo Jesús, que por el Espíritu Santo nos hace participar de la misma vida de Dios. Recordad lo de San Pablo: «Imitadme a mí, como yo imito a Cristo» (1 Cor 4, 16), Y lo de San Pedro: «Sois hechos partícipes de la naturaleza divina» (2 Pe 1, 4). Es CATÓLICA en un doble sentido de esta palabra griega: a) en cuanto permaneciendo «una» se halla extendida por toda la tierra y es la más numerosa de todas las religiones; b) y porque Cristo la instituyó precisamente para unir en Ella a todos los hombres de todos los tiempos. «Venid a Mí, todos», dijo Jesús (Mt 11, 28), que quiere hacer de toda la familia humana «un solo rebaño bajo un solo Pastor» (Jn 10, 16).
Y es APOSTÓLICA, porque Cristo la quiso edificada sobre la roca de Pedro (Mt 16, 16) y las columnas de los Apóstoles, para ser Ella a su vez «columna y fundamento de la Verdad» (1 Tim 3, 15). Por ello, se da -tan sólo en la Iglesia CATÓLICA el hecho incuestionable de lo que se llama la «sucesión apostólica», o sea, la transmisión directa, inmediata y perpetua de los poderes ordinarios de los Apóstoles, como Maestros, Santificadores y Rectores del Pueblo de Dios, en una cadena ininterrumpida desde el primer Papa, San Pedro, hasta el actual, Pablo VI, y desde los demás Apóstoles hasta el último de los obispos legítimamente consagrados.
Sólo el CATOLICISMO responde perfectamente al plan de Dios. Dios llama a todos los redimidos por Cristo a ser miembros de su Iglesia, y a Ella pertenecen, invisiblemente y sin saberlo, aun aquellos que en otras religiones sirvan a Dios «en espíritu y en verdad» (Jn 4, 23). Dichosos nosotros, los católicos, que gozamos por gracia divina, de conocer y poseer toda la Verdad religiosa y tenemos a nuestro alcance todos los medios óptimos y eficaces de salvación.
Cómo ser católicos
El solo hecho de ser bautizados ya supone una riqueza espiritual inmensa. Ante todo, la FE, luz y guía de nuestra vida temporal, que ha de ser profesada conforme al CREDO y al MAGISTERIO de la IGLESIA CATÓLICA. Después, la ESPERANZA, que nos sostiene y alienta firmemente en nuestro caminar hacia la Vida Eterna. Y como fruto exquisito, la CARIDAD, que es el amor sobrenatural a Dios sobre todas las cosas, con todo el corazón y todas nuestras fuerzas, pues es nuestro Principio y Fin; y; además, el amor al prójimo como a nosotros mismos por amor a Dios y a imitación del amor extremo conque Cristo nos amó primero a nosotros hasta dar su vida por nuestra salvación. La caridad cristiana al prójimo exige, a veces, sacrificios y, desde luego, unas relaciones de justicia, que muchos olvidan con daños muy lamentables.
Ser CATÓLICOS, pues, es cosa seria. Debemos CREER todas las verdades fundamentales de nuestra Santa Fe. La Religión supone una relación personal y consciente del hombre con Dios. Un Dios que no es mudo, sino que nos ha hablado a los hombres, sobre todo por medio de su Hijo, Jesucristo, Dios y Hombre a un mismo tiempo, desde su Encarnación (Jn 1, 1-18). La respuesta del católico a la REVELACIÓN de Dios ha de ser un Sí total, hecho de humildad, confianza y amor. Vivamos como buenos cristianos, firmes en la Fe Católica, soldados de Cristo, hijos amantes de la siempre Virgen María, Madre de Dios y nuestra, honradísimos de ser miembros vivos de la IGLESIA CATÓLICA, APOSTÓLICA Y ROMANA.
«MARÍA ES EL IDEAL Y EL AMOR, IMAGEN DE LO QUE ES POSIBLE. LA VIRGEN ES EL IDEAL DE AMOR QUE DIOS AMABA AUN ANTES DE CREAR EL MUNDO. ES LA VIRGEN INMACULADA», ha escrito monseñor Fuiton J. Sheen. ¿Qué menos que acordarse de María con las TRES AVEMARÍAS de cada mañana y cada noche, para que Ella nos lleve a Dios?
Obra Cultural
Laura, 4 – Barcelona-10