chispicasUn amable lector nos ha interpretado mal, pésimamente mal. Nosotros no condenamos a nadie al infierno. En el catecismo aprendimos que Dios premia a los buenos dándoles el Cielo y castiga a los malos condenándoles al  infierno. Jesús nos dijo que el camino de la salvación es estrecho y son pocos los que entran por él. Y en su primera carta, San Pedro escribe: “Y si el justo a duras penas se salva, ¿qué será del impío y pecador (4, 18)?”. La Virgen María dijo en Fátima que son muchos los que se condenan. Esto es lo que nosotros recordamos.

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                La política es la constitución natural de una comunidad que busca el bien común. La Revolución Francesa destruyó la política con el terror y la guillotina. Y, con esta democracia que se convierte en totalitarismo, ha impuesto la anarquía y el bien particular de los partidos políticos.

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                Nuestro Señor Jesucristo dijo: “El que no está conmigo está contra mí (Mt. 12, 30). La política, también. Los partidos y sus votantes que no fundamentan sus programas políticos en la Doctrina Social y Política de la Iglesia, están contra Cristo y militan bajo la bandera de Satanás.

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                No es verdad que la violencia es mala, “venga de donde venga”. Tenemos el deber cristiano de defender nuestra vida, hasta el extremo de matar al que viene a matarme. Tengo el deber moral de defender la vida de mi madre, aunque para ello, mate al loco que intenta matarla, si no hay otra manera de inutilizarle. Tengo el deber sagrado de defender a mi patria, con toda clase de violencia justa, contra los enemigos que intentan invadirla.

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                Las libertades democráticas modernas no tienen límites. Son libertades luciferinas. El “non servian“ de Luzbel. Destrucción del niño en el seno materno, destrucción de la familia, destrucción de la sociedad y construcción de muchas estructuras de pecado que llevan a los hombres y mujeres a su perdición.

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                Nos pregunta un joven valiente: “¿Se puede dialogar con los asesinos que martirizan a millones de católicos? ¿O debemos responderles, disparando contra ellos?”. Tenemos la obligación de defender a nuestros hermanos católicos y a las naciones católicas. Los Macabeos  lo hicieron contra los paganos; los cruzados contra los musulmanes y nuestros compatriotas contra el comunismo salvaje y antidivino. Joven, esto no depende de ti, depende de las autoridades políticas. Recemos para que asesinos y corruptos se conviertan y se salven.                                                                 *                 *                 *

                Un anciano, que ha convivido muchos años con su madre, sus hermanas, sus hijas y, ahora, con sus nietas, nos ha dicho que las mujeres han cambiado mucho. Antes les gustaba ir elegantemente vestidas, atrayentes, guapas. Ahora, muchas van vestidas igual que los hombres. Entre ellas, se dicen que van muy monas, pero esas mujeres no despiertan admiración en los hombres. Dice: que me perdonen, que yo no quiero molestar a nadie, pero para mí, van ridículamente vestidas.

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                 Los democratístas suelen recordar a los católicos que Jesús dijo que si nos dan una bofetada en una mejilla, pongamos la otra. Si, si pero cuando insulten o calumnia a la Iglesia, o a uno de los bautizados, tenemos la obligación de defendernos cara a cara; sin estúpidas interpretaciones.

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                He conocido “Hispanidad”. La Web de Eulogio López. Extraordinaria. Me entusiasman sus “Enormes minucias”. Léanlas, amigos. A mi entender, solo he constatado un desliz la semana pasada. Indiscutiblemente: Sin Dios no hay creación, diga lo que diga Kip Thorne sobre el big bang “que nos empieza a contar la película por la mitad. Con Dios la visionamos desde el principio”. Pues bien, para mí, los valores no negociables (vida familia, libertad de enseñanza y bien común) es empezar la política por la mitad. Dios es la fuente y origen de todo poder político: “No tendrías ninguna autoridad sobre mí  si no te la hubieran dado de lo alto”. Lo dijo Jesús a Pilato (Ju. 19, 11). El principio de toda autoridad política es la Ley eterna, grabada por Dios en la naturaleza humana

    Padre Cano  m. C. R.