Contracorriente

~ Blog del P. Manuel Martínez Cano, mCR

Contracorriente

Archivos diarios: 29 abril, 2015

Chispicas 14

29 miércoles Abr 2015

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chispicasLas ideologías modernas han planteado su última herejía en el campo de la política: “La autoridad viene del pueblo, no de Dios”. Nosotros decimos, con Cristo y la Iglesia, que toda autoridad viene de Dios. Nada sin Dios. Todo bajo la ley de Cristo Rey.

                                               *                 *                 *

                El protomártir San Esteban dijo a los que le trataban de blasfemo: “¡Duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros siempre resistís al Espíritu Santo, lo mismo que vuestros padres” (Hch. 7, 51). Ellos apedrearon a San Esteban hasta matarlo. Sus últimas palabras fueron: “Señor, no les tengas en cuenta este pecado” (Hch. 7, 60). En sus primeras palabras, San Esteban demostró su caridad diciéndoles la verdad. En las últimas palabras demostró su amor a los enemigos, como Cristo pidió.

                                               *                 *                 *

                El Concilio Vaticano II dijo que el hombre no se puede explicar sin Cristo. Muchos afirman que somos simples partículas materiales. El marxismo afirma que el hombre es mera materia y lo único que importa es lo material y lo económico. Ya Aristóteles decía que “el hombre es animal racional”. La fe nos dice que este hombre ha sido redimido por Jesucristo y llamado a la unión con Dios por la gracia santificante y destinado a ser feliz eternamente en el Cielo. Esta es la verdad.

                                               *                 *                 *

                Las manifestaciones elogiosas sobre Franco emitidas durante decenios por los Papas y los Obispos (. . . .) No suponían identificación con lo opinable de una política. Más tampoco se limitaban a alabar buenas intenciones. Se alababan como aciertos: “la ejemplaridad cristiana de la vida personal, la voluntad de servir a la Iglesia, la decisión de proyectar en la vida pública su condición de cristiano y la ley de Dios enunciada por el Magisterio eclesiástico, y la solicitud y eficacia de su servicio al pueblo español, patente en tantos campos en una larga trayectoria de pacificación y transformación”. Con palabras del Cardenal Arzobispo de Sevilla en 1961, la Iglesia bendecía a un gobernante “no solamente en el plano de la concordia, sino con afectuosidad de Madre”. (Monseñor José Guerra Campos).

                                               *                 *                 *

                He hallado el libro “Juan Pablo II en España”, editado en 1982 por la B.A.C. El día de Santa Teresa de Jesús, en su mensaje a España San Juan Pablo II, dijo: “La trayectoria biográfica de Teresa se inserta en uno de los momentos más brillantes de la historia eclesial y civil de España, que constituye su siglo de oro. Teresa de Jesús deseó participar activamente en la formidable empresa evangelizadora de la América recién descubierta. Desde su condición de mujer se determinó a hacer todo lo posible, “hacer aquel poquito que estaba en su mano”. Llevada por un designio providencial, con su labor de reformadora y fundadora de monasterios, puso en primer plano los horizontes del espíritu “Dios mediante, seguiremos publicando en próximas semanas, párrafos de San Juan Pablo II”.

                                               *                 *                 *

                La semana pasada me contaron lo siguiente: El último niño que salió del comedor de los párvulos, se fue a la capilla a hacer la visita a Jesús. La entrada está enfrente de la puerta del comedor. La señora que limpiaba las mesas, oyó varias veces decir al parvulito, “Jesús te quiero mucho, pero mucho, mucho”. Y hablaba con el Señor. Entre otras cosas, le dijo: “Jesús ayuda a la señorita que tiene mucho trabajo. Adiós Jesús, ya sé que Tú me quieres mucho, pero yo también te quiero mucho, mucho”.

Padre Cano  m. C. R.

 

 

Vida de piedad

29 miércoles Abr 2015

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A la mayoría de nosotros nos cuesta, metidos en la vorágine de la vida moderna, encontrar tiempo para Dios. Me avergüenza decirlo porque escatimarle tiempo a Dios es como decir a una persona amada que no tienes tiempo para ella, pero es así. Cuando medito sobre mi vida, cómo ocupo el día, mis obligaciones y su cumplimiento o incumplimiento, siempre acabo entonando un «mea culpa», proponiéndome dedicar más tiempo a Dios, y en definitiva fracasando en el intento.a-rezar

A veces es porque los imprevistos echan por la borda mis cuidadosos horarios: Que si mi marido me necesita para que le ayude a resolver un problema o le acompañe a tal o cual sitio; que si uno de los niños se ha dejado tal o cual cosa en el colegio y hay que llevarle a buscarlo; que si me siento con un libro de lectura espiritual y la pequeña está juguetona y no hace más que cerrármelo; que si el otro ha perdido el autobús y hay que ir a recogerlo en tal o cual sitio… y cincuenta mil razones más, todas ellas distintas cada día, todas ellas más o menos justificables o injustificables (que de todo hay).

Algunas veces, simple y llanamente me vence la pereza. Y esa es la que me duele más, porque para esa no hay excusa.

En ocasiones son otro tipo de distracciones: un programa de televisión que me «engancha» y me cuesta o no soy capaz de dejarlo cuando debo; un concierto en la plaza al lado de casa, que hace tanto ruido que parece que tengas al músico metido dentro de la habitación y no deja centrarse; una visita inesperada (también las hay) que te pilla en medio del Santo Rosario o del Mes de María, por ejemplo…

Y no vamos a negar que a veces la causa de la falta de oración es la mala organización y ciertas dosis de respetos humanos.

Sea coom sea, las dificultades están para vencerlas, y lo logremos o no, no debemos dejar de intentarlo si queremos avanzar en el camino de la santidad.

Huelga decir que es irrenunciable un mínimo de oración al día, porque no podemos decir «Señor» sin la gracia del Espíritu Santo. Porque un alma que no reza es como un cuerpo que no se alimenta y muere al poco tiempo de inanición. El mínimo que considero imprescindible es fácil de cumplir, pero creo bueno consignarlo. Sería la oración de la mañana y de la noche, la misa los domingos y fiestas de precepto, y la confesión y comunión frecuentes (al menos una vez al mes). Aparte de ese mínimo hemos de aspirar a mucho más: Misa diaria, si es posible, meditación, lectura espiritual, obras de caridad, apostolado y mortificación y presencia de Dios.

Estas son algunas de las estrategias que en ocasiones me han ayudado a salir victoriosa, con la gracia de Dios.

La Primera es huir de la tentación. Si la televisión me distrae y no soy lo bastante santa para quitarla de casa, puedo no encenderla, o esconder el mando para que sea más laborioso y complicado caer en la tentación que no caer.

Lo segundo es que si una visita inesperada o una distracción justificada me aparta de una oración o práctica de devoción ya iniciada, cuando la causa de la interrupción desaparece, se acaba lo que se estaba haciendo: si era rezar, se reza, si era lectura o meditación, se lee o se medita lo que se había propuesto.

Lo tercero, la tecnología puede venir en nuestro auxilio, y no la desdeñemos. Hay cadenas de radio y televisión como Radio María o la televisión de la Madre Angélica que rezan con su audiencia o que emiten programas formativos. Sintonizarlas en casa es una ayuda para rezar o, al menos, para mantener la presencia de Dios.

Cuarto, si no podemos sintonizar estas cadenas, hay muchas grabaciones de oraciones, conferencias o meditaciones, comentarios del catecismo o del Evangelio a la venta en librerías religiosas. Y si no las encontramos, podemos grabarlas nosotros asistiendo a charlas o en la radio. Poner, por ejemplo, una cada día es muy santificante. Y nada nos impide, por ejemplo, poner una cinta con el Rosario y rezar mientras limpiamos.

Quinto, tampoco desdeñemos la ayuda de los demás. Si me casé para santificarme con mi marido, y él para santificarse conmigo, bien puede ayudarme a ser más fiel si se lo pido (Y si no se lo pido también), y yo a él. Recordarme que es la hora de orar, rezar juntos, él y yo, o en familia. Quitarle a él, o que él me quite a mí las distracciones que son un lastre para mi santidad,…

Y acudir a la imaginación. Si alguien te distrae, siempre puedes invitarle a rezar contigo. Puedes conseguir dos cosas, que se asuste, se vaya y te deje rezar… o que reze contigo con lo que la victoria es mayor.

Mª Pilar Frigola

Mensajes de fe 31: conocer bien y amar a Dios y a la Iglesia

29 miércoles Abr 2015

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Existencia de Dios

En el principio, Dios creó el cielo y la tierra (Gen 1).

Toda casa es construida por alguien y el que ha construido todas las cosas, es Dios (Heb 3, 4). Dios es el creador de todas las cosas (Ef. 3, 9). Dios es quien ha extendido los cielos y fundado la tierra, y que ha formado el espíritu del hombre dentro de él (Zac 12, 1). Sus perfecciones invisibles, su eterna potencia y su Divinidad son, desde la creación del mundo, hechas visibles a la inteligencia por el medio de sus obras (Rom 1, 20).roma

Sus principales perfecciones

Dios es un puro espíritu, eterno, inmenso, todopoderoso; bueno, santo, justo; infinito en toda cualidad, en toda perfección. Yo soy el Dios todopoderoso (Gen 17, 1).

Yo vivo eternamente (Deut.32, 39)

Yo soy el que es (Ex 3, 14).

Dios es espíritu (Jn 4, 24).

Dios es luz (1 Jn 1, 5).

Dios es amor (1ª Jn 4, 8).

Dios es grande y digno de toda alabanza, y su grandeza no tiene fin (Sal 144, 3).

Nuestro Señor es grande y su poderes infinito, y su sabiduría no tiene límite (Sal 144,8).

Santo, santo, santo es el Señor, el Dios todopoderoso (Ap 4, 8).

Santo, santo, santo es el Señor: Dios del universo (ls 6,3).

El Señor es un Dios eterno (ls 40).

El Señor es un Dios santo (Jos 24).

El Señor es justo y ama la justicia (Sal 10).

Señor, Dios mío, vuestra grandeza es infinita (Sal 68).

Señor, Dios mío, vuestra bondad es infinita (Sal 68).

Nuestros deberes para con Él

Dios nos ha creado para conocerlo, amarlo, servirlo, bendecirlo, santificarnos, y merecer así la dicha eterna del cielo.

Conocerlo

Conocemos a Dios, apliquémonos a conocerlo (Os 6, 3).

Me complazco en la piedad y en el conocimiento de Dios (Os 6, 6).

Haced progresos en el conocimiento de Dios (Col 1,10).

La vida eterna es que os conozcan, a Vos, el único verdadero Dios, y al que habéis enviado, Jesucristo (Jn 17, 3).

Todos los días de vuestra vida, tened a Dios presente en vuestro pensamiento (Tob 4).

Yo soy el Dios todopoderoso: andad en mi presencia y sed perfectos (Gé 17, 1).

Yo mismo seré vuestra recompensa infinitamente grande (Gé 15, 1).

Amarlo

Amaréis al Señor vuestro Dios, con todo vuestro corazón, con toda vuestra alma, con todo vuestro espíritu y con todas vuestras fuerzas (Deut 6. -Mt 22.-Mc 12. -Lc 10).

Servirlo

El Señor, vuestro Dios, pide que le améis y sirváis con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, observando sus mandamientos y sus leyes a fin que seáis felices (Deuto 10, 12).

Mis mandamientos, los enseñaréis a vuestros hijos y los meditaréis (Deuto 6, 7).

Observad y escuchad todas estas cosas que os ordeno, a fin que seáis felices, vosotros y vuestros hijos junto a vosotros, a perpetuidad (Deut 12, 28).

Bendecirlo

Bendecid a Dios en todo tiempo (Tob 4, 20).

Recomendad a vuestros hijos que se acuerden de Dios y le bendigan en todo tiempo (Tob 14, 11).

Bendecid a Dios a fin de que os alegréis por todos los siglos de los siglos (Deut 13, 12).

Santificarnos

Lo que Dios quiere, es vuestra santificación… Pues Dios nos ha llamado a la santidad (Tes 4).

Sed santos, pues Yo soy santo, Yo el Señor vuestro Dios (Lev 19, 2).

Dios nos ha predestinado a ser conforme a la imagen de su Hijo (Rom 8, 29).

Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto (Mt 5, 48).

Merecer la dicha eterna del cielo

Dios hade tal modo amado el mundo, que ha dado su Hijo único para qué quienquiera que crea en El tenga la vida eterna (Jn 3, 16).

El don de Dios es la vida eterna en Jesucristo nuestro Señor (Rom 6, 22).

El Dios de toda gracia nos ha llamado a su gloria eterna en Cristo Jesús (Pe 5, 10).

Venid, los benditos de mi Padre, poseed el reino que os ha sido preparado desde el origen del mundo (Mt 25, 34).

Veremos a Dios cara a cara. (1ª Cor 13, 12). Veremos a Dios tal como es (1 Jn 3, 2).

En el paraíso, viviréis dentro de un océano de alegría, dentro de un júbilo que durará siempre, un júbilo eterno coronará su cabeza, la alegría y el gozo serán su herencia. (ls. 35). Esta alegría será tan grande que, incluso durante toda la eternidad, parecerá siempre nueva». (San Ligorio, «Preparación para la muerte», 14ª Consideración).

* * *

Dios es infinitamente feliz en Sí mismo y por Sí mismo, gozando de sus perfecciones infinitas. No carece de nada. Es por pura bondad, por amor, que nos ha creado y que quiere hacernos participar de su gloria, su felicidad eterna. Dios, siendo por su naturaleza bondad infinita, experimenta un deseo extremo de hacer participar a las almas de su dicha y de su felicidad. DIOS ES AMOR. Toda la eternidad se complacerá en colmarnos de ternura y de delicias. Procuremos, pues, amarlo bien en esta vida, como lo amaremos eternamente con tanta alegría en el paraíso. ¡Mucho más agradable sería la vida, más feliz y más santa, si se recordase a menudo cuán bueno es Dios, cómo nos ama, cómo quiere hacernos siempre bienaventurados con Él en su hermoso paraíso! Alegraos y exultad de alegría pues vuestra recompensa será grande en los Cielos (Mt 5, 12. -Lc 6, 23). Alegraos siempre. Orad sin cesar (1ª Tes 5, 16).

«DIOS GOBIERNA EL MUNDO, PERO LA ORACI6NGO-BIERNA A DIOS», afirma San Juan Crisóstomo. Por esto, ¡qué desgraciado el hombre o la mujer que pasa un día sin oración! Lo mínimo: cada mañana y cada noche las TRES AVEMARÍAS a la Santísima Virgen para pedirle la salvación de la propia alma.

Obra Cultural
Laura, 4 – Barcelona-10

Meditación 44: la presentación del niño

29 miércoles Abr 2015

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ildefonso rodriguez villar1º Ma­ría entra en el Templo. -Ya ha sido purificada y ya es considerada digna ele entrar en el Templo. ¡Con qué respeto y devoción entraría en él! -Sabía que era el lugar de la oración, dónde Dios se comunica con las almas…, la morada del Señor, aunque allí sólo estaba en símbolo y figura… y, no obstante, Ma­ría reverencia y admira aquel Templo donde residía la majestad de Dios más que en parte alguna… ¿Qué hubiera hecho si hubiera entrado en nuestros templos?… ¡Qué lección para tus faltas de respeto tan frecuentes en el santo lugar! Al entrar Ella, con su Hijo en los» brazos; santificó aquel lugar. -Nosotros vamos al Templo a santificarnos… Ella fue con su Hijo a santificar el mismo Templo.

¡Qué recuerdos para Ella!; en aquel mismo Templo fue presentada por sus padres a los tres años allí había pasado los primeros años de su niñez allí había hecho después de muchos ratos de oración su voto de virginidad al Señor… ¡Cuántas cosas decía aquel Templo a Ma­ría!

Y a ti, ¿nada te dice? ¿No recuerdas las gracias…, los sacramentos…, las inspiraciones…, las comuniones que en el Templo recibes?… ¿Te olvidas de que ante la imagen de la Virgen has tenido tantas manifestaciones del amor que Ella te tiene? -Ama, ama mucho al Templo: debe ser para ti el lugar más deseado de todos…; en ninguna parte has encontrado a Dios como allí. -Ten, sí, mucho amor al Templo… y al mismo tiempo reveréncialo. -No consientas en ti cosa que desdiga de la santidad de él…

2º Sacrificio de Ma­ría. -Pero, sobre todo, el Templo es el lugar por excelencia del sacrificio, y allí va Ma­ría a ofrecer al Señor el más hermoso y más penoso de los sacrificios…

Según la Ley, se habían de ofrecer al Señor, todos los hijos primogénitos y rescatarlos mediante la limosna de cinco siclos de plata. -Jesús y Ma­ría no se creen libres de esta Ley y pasan por su cumplimiento. -Jesús es presentado al Eterno Padre y rescatado por su Madre… ¡Qué sencillez y qué hermosura en este misterio tan sublime! -Pero misterio todo él de sacrificio no lo olvides, el sacrificio es inseparable de Jesús…, el Niño se ofrece voluntariamente a su Padre como víctima de expiación… Hoy repetiría las palabras del. Salmo: «no te agradaron los sacrificios de animales y por eso vengo yo, aquí me tienes».

Mas este sacrificio, no lo hace Él solo…, con Él está su Madre, y es Ella la que le presenta al Eterno Padre para el sacrificio.

Recuerda el sacrificio de Abraham dispuesto a inmolar a su hijo, por cumplir la voluntad de Dios. -Dicen algunos, que esta orden se dio al padre y no a la madre, porque hubiera sido incapaz de hacer ella misma este sacrificio… Pues bien aquí es la Madre la que conscientemente dándose cuenta perfecta de lo que hacía…, comprendiendo todo el significado y el alcance de esta ceremonia…, ofrece:; su Hijo para un sacrificio que más tarde se había de consumar. Éste es el ofertorio de aquella primera Misa que Cristo dijo en la Cruz. ¡Cuántas veces en aquel día de su pasión y muerte, se acordaría la Santísima Virgen de este día y de este momento!…

¡Qué bien aceptó el Padre Eterno este ofrecimiento y cómo no se contentó, como en el caso de Abraham, con la intención, sino que exigió su cumplimiento exacto hasta lo último!… ¡Qué generosidad y qué amor por parte de Ma­ría y de Jesús!

Dales gracias por este ofrecimiento pues a él deben nuestra salvación. -Ofrécete tú también al sacrificio, sea el que sea…, ofrécete como víctima de expiación y de amor… y alégrate si el Señor se digna aceptarte este ofrecimiento y quiere que te consumas sacrificándote. -Ten mucha generosidad en prometer y luego en cumplir lo que prometes como María y Jesús…

3º La Mediación de Ma­ría. -Mira en este misterio una confirmación de la mediación universal de María. -Jesús tomó carne humana en el seno de María. -En la Cruz será inmolado en unión de María, que estará junto a Ella. -En la presentación hay algo más…, quiere Jesús que María le lleve y que Ella misma, en el Templo, le ofrezca al sacrifico. -Es decir, que aquí aparece la Santísima Virgen como el sacerdote que toma la hostia en sus manos para sacrificarla. Ella es el altar del sacrificio, donde se inmola su propio Hijos…; su corazón y sus brazos, son el ara donde se consume la víctima… ¡Qué grande y magnifica es esta cooperación de Ma­ría a la obra más grande de la redención! ¡Qué confianza no debe inspirarnos pues sí la vemos unida con Dios y es la obra más gran e de Dios que es la Redención!

Imítala en sacrificarte en tu corazón… y en ese altar inmola todo lo que la desagrade, para que así no haya nada desordenado en él…

4º Él Rescate de Jesús. -Por último, piensa que la última parte de la ceremonia, era el rescate. Jesús es rescatado por su Madre, pero no para Ella…, no para gozar de su hijo…, sino para criarle y conducirle como siervo y esclavo nuestro…, que por nosotros algún día daría la vida. -Esto es que en ningún momento podemos ver ni mezcla de egoísmo en lo que hacen la Santísima Virgen y su Hijo…, Sino amor puro y desinteresado, que no mira para sí, sino para los demás.

Ya sabía Ella que todos los trabajos que en su crianza había de pasar, no serían en bien propio, sino para nosotros… y, no obstante, se ofrece al trabajo, para darnos a nosotros este bien. -¡Que gratitud hacia Jesús y hacia María!, y ¡qué enseñanzas para tu egoísmo, que siempre se mezcla en todas tus acciones! Buscar a Dios y al prójimo y nunca a ti mismo. Este debe de ser tu ideal…

Ildefonso Rodríguez Villar
Puntos breves de meditación
sobre la vida, virtudes y advocaciones litúrgica
de la Santísima Virgen María
26ª edición, Valladolid, 1965

Imitación de Cristo 112

29 miércoles Abr 2015

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Capítulo 15

Que la gracia de la devoción se alcanza
con la humildad y abnegación de sí mismo

Jesucristo.– 1. Debes buscar con diligencia la gracia de la devoción, pedirla con insistencia, esperarla con paciencia y confianza, recibirla con gratitud, guardarla con humildad, obrar solícitamente con ella y dejar a Dios el tiempo y el modo de la soberana visita hasta que venga.
Te debes humillar en especial cuando sientes interiormente poca o ninguna devoción; mas no te abatas demasiado ni te entristezcas desordenadamente.imitacion.cristo 001
Dios da muchas veces en un instante lo que negó largo tiempo.
También da algunas veces al fin de la oración lo que dilató desde el principio.

2. Si siempre se nos diese la gracia sin dilación y a medida de nuestro deseo, no podría abrazarla bien el hombre flaco.
Por eso la debes esperar con segura confianza y humilde paciencia; y cuando no te es concedida, o te fuere quitada secretamente, echa la culpa a ti mismo y a tus pecados.
Algunas veces es bien pequeña cosa la que impide y esconde la gracia, si es que debe llamar poco, y no mucho, lo que tanto bien estorba. Mas si aquello poco o mucho apartares y perfectamente vencieres, tendrás lo que suplicaste.

3. Porque luego que te entregares a Dios de todo corazón, y no buscares cosa alguna por tu propio gusto o querer, sino que del todo te pusieres en sus manos, te hallarás recogido y sosegado; porque nada te agradará ni te sabrá tan bien como el beneplácito de la divina voluntad.
Cualquiera, pues, que levantare su intención a Dios con sencillo corazón, y se despojare de todo amor u odio desordenado de cualquier cosa creada, estará muy bien dispuesto para recibir la divina gracia, y se hará digno del don de la devoción.
Porque el Señor echa su bendición donde halla los vasos vacíos.
Y cuanto más perfectamente renunciare alguno las cosas bajas, y estuviere muerto a sí mismo por su propio desprecio, tanto más presto viene la gracia, más copiosamente entra y más alto levanta el corazón ya libre.

4. «Entonces verá, y abundará, y se maravillará, y se dilatará su corazón» (Is 60,5), porque la mano del Señor está con él, y él se puso enteramente en sus manos para siempre. «De esta manera será bendito el hombre» que busca a Dios con todo su corazón, «y no ha recibido su alma en vano» (Sal 23,4).
Este, cuando recibe la sagrada comunión, merece la singular gracia de la unión divina; porque no mira a su propia devoción y consuelo, sino, sobre todo, a la gloria y honra de Dios.

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“Espíritu Santo, infúndenos la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con audacia, en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente”. Padre Santo Francisco.

"Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la construyen. (Salmo 127, 1)"

Nuestro ideal: Salvar almas

Van al Cielo los que mueren en gracia de Dios; van al infierno los que mueren en pecado mortal

"Id al mundo entro y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado" Marcos 16, 15-16.

"Es necesario que los católicos españoles sepáis recobrar el vigor pleno del espíritu, la valentía de una fe vivida, la lucidez evangélica iluminada por el amor profundo al hombre hermano." San Juan Pablo II.

"No seguirás en el mal a la mayoría." Éxodo 23, 2.

"Odiad el mal los que amáis al Señor." Salmo 97, 10.

"Jamás cerraré mi boca ante una sociedad que rechaza el terrorismo y reclama el derecho de matar niños." Monseñor José Guerra Campos.

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