Pascual Tamburrí ha escrito que en España tenemos el gran problema del sistema educativo y sus fundamentos. Está clarísimo que no se puede votar a un partido abortista. Y nos hace esta pregunta: “¿Se puede aprobar este sistema educativo y sus fundamentos ideológicos, que entre otras cosas llevan al aborto, la eutanasia, el envejecimiento y la descomposición de la identidad nacional?”. Mosén José Ricart Torrens decía que el primer ministerio del que se apoderan los revolucionarios anticristianos es el ministerio de educación para deseducar, deformar y corromper los criterios y las almas.
“Dígase cuanto quiera sobre los diversos sistemas de educación, pero yo no encuentro ninguna base segura si no es en la frecuencia de la confesión y comunión: y creo no afirmar demasiado asegurando que, omitidos estos dos elementos, la moralidad desaparece”. Son palabras de San Juan Bosco, que ha pasado a la historia como el “Padre y Maestro de la juventud”, de quién estamos recordando el segundo centenario de su nacimiento.
Hoy se habla y escribe mucho sobre los métodos pedagógicos. Es patente el fracaso escolar y universitario de nuestros días. Un profesor de universidad ha escrito recientemente que el “debate pedagógico actual está centrado en algo que no es lo más importante en la educación. No se trata de educar en “valores”, sino en virtudes, virtudes humanas y cristianas.” Pío XI enseñaba y sigue enseñando hoy la Iglesia, que sólo la educación cristiana es una verdadera educación, porque es la única que contempla la verdadera realidad del hombre como criatura de Dios, destinado a la vida eterna.
San Juan Bosco les explicaba a sus alumnos las verdades eternas: muerte, juicio, cielo, infierno. También les alimentaba la esperanza de salvarse para ser eternamente felices en el Cielo. En su obra “El sistema preventivo en la educación de los jóvenes”, San Juan Bosco dice: “El sistema preventivo consiste en dar a conocer las prescripciones y los reglamentos de un Instituto y después vigilar de tal manera que los alumnos tengan siempre sobre ellos el ojo vigilante del director o de los asistentes, los cuales, como padres amorosos, hablen, sirvan de guía en toda circunstancia, den consejos y corrijan amablemente, lo que equivale a decir: poner a los alumnos en la imposibilidad de cometer faltas. Este sistema se apoya por entero en la razón, en la religión y en la amabilidad; por tanto, excluye todo castigo violento y procura alejar los mismos castigos suaves”, “Razón y religión son los instrumentos que debe usar constantemente el educador, enseñarlos, practicarlos él mismo, si quiere ser obedecido y conseguir su fin”.
San Juan Bosco no dividía a los hombres entre buenos y malos; derechas o izquierdas; sabios o ignorantes… Su división era: “Almas salvadas y almas que tiene que ser salvadas”. Santa Teresa de Jesús decía que: “al final de la jornada quién se salva sabe y el que no, no sabe nada”. Sabiduría, educación y santidad. Es lo que nos hace felices en la tierra y en el Cielo. “Para nosotros la base de toda santidad consiste en estar siempre alegres” (San Juan Bosco).
Manuel Martínez Cano, mCR