Contracorriente

~ Blog del P. Manuel Martínez Cano, mCR

Contracorriente

Archivos mensuales: abril 2015

Pudor y modestia cristiana

23 jueves Abr 2015

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CAM00040Como madre de familia numerosa ya que he tenido la dicha de tener 12 hijos, con chicos y chicas adolescentes, y algunos ya pasada la adolescencia, veo con preocupación cómo visten hoy nuestros jóvenes.

Da la sensación, por lo que vemos paseando por esos mundos de Dios, que la modestia en el vestir, la modestia cristiana haya desaparecido por completo. Y no solo viendo como visten las jovencitas –y los jovencitos-, sino también hombres y mujeres de más edad.  Y sorprende y es verdaderamente preocupante que este hecho afecta, no sólo a personas “del mundo”, sino también a personas creyentes y practicantes, y muchas veces devotas. Duele en lo profundo del alma el poco respeto que demuestran tener esas personas por los recintos sagrados y las ceremonias litúrgicas, a las que acuden vestidas de formas inapropiadas, por no decir indecentes.

Algunas veces, estas mismas sí muestran tener un respeto por esos lugares y ceremonias, cubriéndose los hombros con alguna prenda que oculte su cuerpo por respeto a la iglesia a la que acuden. Pero al salir,… ¿acaso no somos templos vivos del Espíritu Santo tanto dentro como fuera de la iglesia? ¿Vivimos un catolicismo de puertas adentro, en la iglesia o en la intimidad del hogar, y somos del mundo cuando estamos en él? Como decía el entonces cardenal Ratzinger ¿“vivimos en una Iglesia de paganos”?pudor, modestia y decoro

Algunos y algunas dicen que “es la moda”, “vas a comprar y no hay otra cosa”, “tapándote con una chaqueta, el vestido te queda precioso” y después, “como hace tanto calor aquí dentro” …la chaqueta que defendía nuestro pudor acaba desapareciendo. En sí misma, la moda no tiene nada de malo, pues nace espontáneamente de la sociabilidad humana, siguiendo el impulso que incita a vivir en armonía con los semejantes. Sin embargo, la moda no es una regla suprema de conducta. El Consejo pontifical para la familia recordaba, el 8 de diciembre de 1995, que «incluso si son aceptadas socialmente, hay maneras de hablar y de vestirse que son moralmente incorrectas y representan una manera de banalizar la sexualidad, reduciéndola a un objeto de consumo. Así pues, los padres deben enseñar a sus hijos el valor de la modestia cristiana, de una vestimenta sobria, de la necesaria libertad frente a las modas» (Verdad y sentido de la sexualidad humana, 97). Santo Tomás de Aquino nos enseña que hay acto meritorio de virtud en los aderezos femeninos cuando son conformes al estado de la persona y cuando se llevan con buena intención (Comentario sobre el profeta Isaías). Pero nos recuerda igualmente que el bien de nuestra alma prevalece sobre el de nuestro cuerpo, y que debemos preferir en beneficio de nuestro propio cuerpo el bien del alma de nuestro prójimo (Suma teológica). Por lo tanto, existe un límite que ninguna clase de moda puede permitirse sobrepasar, un límite más allá del cual la moda se convierte en causa de ruina espiritual.Nueva imagen

La joven y la mujer cristianas encuentran en su modestia la garante de su castidad, según la siguiente frase de san Ambrosio: el pudor es «compañero de la pureza; su presencia hace más segura la castidad» (De Officiis, I, 20).

«El pudor, decía el Papa Pío XII, es la muralla natural de la castidad, su escudo eficaz, porque modera los actos estrechamente ligados al propio objeto de la castidad. Como un centinela adelantado, el pudor lanza su advertencia al hombre en cuanto adquiere uso de razón… y le acompaña durante toda la vida; exige que ciertos actos, decentes en sí mismos en cuanto que han sido dispuestos por Dios, sean protegidos por el velo discreto de la sombra y por la reserva del silencio, como para conciliarles el respeto debido a la dignidad de sus elevadas metas» (Congreso de la Unión Latina de Alta Costura, 8 de noviembre de 1957).

La protección de la pureza no se consigue sin combatir, como explicaba el mismo Pío XII a las jóvenes de Acción Católica de Roma: «A excepción de la Virgen bienaventurada, resulta vano imaginarse una vida humana que pueda ser a la vez pura y vivida sin vigilancia ni combate… No conocéis el carácter de la fragilidad humana, ni de qué sangre corrompida fluyen las heridas dejadas en la naturaleza humana por el pecado de Adán con la ignorancia en la inteligencia, la malicia en la voluntad, la avidez del placer y la debilidad respecto al bien arduo en las pasiones de los sentidos… Mientras algunas vestimentas provocadoras sean el triste privilegio de mujeres de dudosa reputación y la señal para ser reconocidas, no osaremos adoptarlas. Pero el día en que esas vestimentas las lleven personas fuera de toda sospecha, no dudaremos ya en seguir la corriente, una corriente que quizás nos arrastre a las peores caídas» (22 de mayo de 1941). La Santísima Virgen había prevenido en Fátima a la beata Jacinta Marto que llegarían «modas que ofenderán mucho a Nuestro Señor». Esa advertencia estimula la vigilancia contra los peligros y las ruinas espirituales sembradas por las modas indecentes.

Como muy bien decía mi padre “los peces vivos nadan contra la corriente; los que se dejan llevar por la corriente son los peces muertos”. Enseñemos a nuestros hijos e hijas a ir contra corriente, a que no se dejen seducir por las modas mundanas, cuando no indecentes y provocativas. Una joven puede ir elegantemente vestida, atractiva y “a la moda” pero sin incitar a los que la ven al pecado; y no hablo de vestirse “como las abuelas”.

María Lourdes Vila Morera

Revista Ave María nº 783
julio-agosto de 2012

La gracia de la Adoración Nocturna

23 jueves Abr 2015

Posted by manuelmartinezcano in Uncategorized

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Dios es extremadamente generoso y, si somos capaces de verlo, todo el día tendríamos que estar dándole gracias por sus muchos dones. Uno de los dones que me ha concedido, es la gracia de ser Adoradora Nocturna. adoración al santisimoEs algo que conocí por referencias bastante joven, pero que no pude serlo sino cuando con más de veinte años, y con cierta independencia, tuve carnet de conducir y posibilidad de desplazarme y volver tarde a casa. La primera referencia que tuve de la Adoración Nocturna, fue la lectura de la biografía de un joven que lo era. Me impactó el detalle de que ese joven en cuestión entendía que la noche de Adoración es noche de sacrificio, y como parte de tal sacrificio, él pasaba toda la noche en vela. Mientras sus hermanos de turno se acostaban y dormían algunas horas, él rezaba las oraciones que le correspondían cuando debía hacerlo, y el resto de la noche la pasaba charlando, leyendo, estudiando,… pero no durmiendo. Esa noche no tocaba.

Años más tarde, con otras personas, deseábamos ingresar en la adoración nocturna, pero en nuestro pueblo no la había, y nos costó encontrar un turno en que integrarnos. Al final lo encontramos, y empezamos a acompañar al Señor algunas noches.

Entiendo la adoración nocturna como un compromiso que he adquirido, libre y voluntariamente, con Jesucristo, de acompañarle una noche al mes, pasando sueño, y tal vez frío. Son unas horas de intimidad con el Señor, en que puedo pararme, reflexionar, rezar, abandonarme a su Providencia.

En una charla, una vez, nos explicaron que la adoración nocturna respondía a la petición que Jesús hizo a sus discípulos en Getsemaní: “¿No habéis podido velar ni una hora?”. Pues el adorador nocturno es la persona que vela una noche, con Jesús, para acompañarle y consolarle en la agonía del huerto de los Olivos. En el Evangelio se lee que en Getsemaní, se le apareció a Jesús un ángel del cielo que le confortaba. Me gusta pensar (aunque tal vez soy muy atrevida) que en la figura de ese ángel están prefigurados los adoradores que velan por las noches, atendiendo el ruego de Jesús, y que de alguna forma le damos consuelo en su agonía.

Estas consideraciones me han llevado a tomarme muy en serio la adoración. Por supuesto que no soy perfecta, y que pese a mi buena voluntad, muchas noches me distraigo con preocupaciones mundanas, otras parece que no sé rezar, y estoy ante el Santísimo como ausente, y a veces hay flaquezas que se podrían evitar,… pero la considero una obligación que no debo abandonar por nada, simplemente porque no dejas sola a la persona que amas y está sufriendo. He conocido quien no ha ido una noche de adoración porque al día siguiente iba a una boda, o  a salir de viaje, o a una excursión con su familia, y quería dormir bien la noche anterior. Entiendo que el sueño del día siguiente es parte del sacrificio de la adoración, y me cuesta entender que un compromiso que surja al día siguiente sea razón suficiente para dejar de adorar a Nuestro Señor (a no ser que la falta de sueño pueda comprometer la seguridad personal propia o ajena). Al fin y al cabo, muchos trabajan con sueño porque, simplemente, han ido de fiesta la noche anterior. ¿No es mejor tener sueño por algo santo y meritorio, que no por dar gusto al cuerpo?

No hace mucho, tuvo lugar en Manresa un encuentro de Adoradores Nocturnos que se realiza cada dos años. En él, un sacerdote nos hizo una charla preciosa, que versó sobre el año de la Fe. Pero en un momento de la misma, nos dijo algo que me sorprendió, pero que pensándolo bien, es cierto. Nos dijo que los adoradores somos los amigos íntimos de Jesús, aquellos que él se ha elegido hoy para acompañarle en el huerto de los Olivos y en el Tabor, como hace 2000 años eligió a Pedro, Juan y Santiago. ¡Qué gracia tan grande es pertenecer al círculo de amigos íntimos de Jesús!

Mª Pilar Frigola

Mensajes de fe 30: cuento de reyes

23 jueves Abr 2015

Posted by manuelmartinezcano in Mensajes de fe, Uncategorized

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-A ver si aciertas, mamá lo que voy a pedirle este año a los Reyes Magos -dijo Luisín, mientras enarbolaba su bolígrafo y se disponía a llenar de signos más o menos inteligibles (tortura de los carteros reales) el papel de su carta-. Sin levantar la vista de su lectura, que Adoracion de los Reyes Magosabsorbía su atención, por decir algo a su hijo, la mamá, monísima, contestó: -No sé, Luisín, ¿acaso una pelota de fútbol? -¡Nooo! -Pues, ¿una bicicleta? -¡Nooo! -¿Tal vez otro tren eléctrico? -¡Nooo! -seguía diciendo el pequeñín moviendo su rubia cabecita con grandes muestras de disentimiento-. –Pues, ¿qué vas a pedirles, mi vida, a los Reyes: la luna? -¡Nooo! ¡Es demasiado gande! Este año…. este año…, no v’a pedirles ningún juguete; les v’a pedir otra cosa mucho mejor: les v’a pedir que me traigan un hermanito para que pueda jugar con él… Esta vez sí que la mamá dejó la lectura y levantó los ojos para mirar a su hijo. El niño, sin advertir el sobresalto que sus inocentes palabras habían producido, continuaba con sus razonamientos. -Sí, un hermanito; porque en el «cole» hay otro niño que se llama Juan, que tiene muchos hermanitos y hermanitas; y yo, el jueves fui con la «Chedes» a jugar a casa de Juan, y Juan me dijo que él siempre se divertía mucho jugando con sus hermanitos; y yo, como estoy solo… ¿Qué te parece, mamá, me van a traer los Reyes un hermanito? -¡No sé! ¡Ejem! -tosió algo nerviosilla; y sin más respuesta, volvió a refugiar su atención en la revista de modas; aquel artículo era verdaderamente sugestivo, «El secreto para mantenerse joven y hermosa»… -Qué te parece, mamita, ¿me lo van a traer los Reyes? -¡Ay, calla, hijo, cuidado que te pones pesado a veces! ¿No ves que estoy ocupada?

Luisín, con un gesto resignado, cogió el «boli» y empezó su carta poniendo en ello toda la atención y aplicación de que eran capaces sus cinco añitos… Aquella mamá era bien rara… Pero, en fin, ya estaba bastante acostumbrado a semejantes respuestas… Aquella mamá no era como la de Juan; ¡siempre estaba leyendo! ¡y casi nunca le contaba cosas ni se lo llevaba a él de paseo!

La vida de Luisín, vista por de fuera, hubiera podido parece.r envidiable: tenía juguetes, todos los que quería… Pero, icuántas veces, yendo en coche acompañado de la «Chedes», sus ojos se iban detrás de aquellos niños que veía pasar, cogidos de la mano, acompañados de sus respectivas mamás! Quien hubiese sabido reer en aquellos dulces ojitos, algo melancólicos, habría visto que aquel niño tenía hambre de caricias en el cuerpo y en el alma; de aquellas caricias que la naturaleza sólo ha sabido inspirar entre madre e hijo… luisln se sentía solo; en medio de la abundancia en que vivía, Luisín se sentía solo…

Llegó el día tan esperado. Luisín buscó entre el montón de juguetes al hermanito tan deseado. No estaba. -¡Qué extraño es! ¡Si yo se lo puse bien claro en la carta! -Se habrán olvidado hoy -le dijo la Mercedes, su gran confidente. A veces pasa esto, ¿sabes? ¡cómo tienen tantos encargos! ¡A lo mejor te lo traen mañana…, u otro día!, ¡quién sabe!

Pero, los días pasaban y los Reyes no se acordaban de él; y Luisín (no sé si era por eso o por otra cosa) se iba poniendo triste, muy triste, tan triste que sus papás empezaron a temer por su salud… y fueron pasando más días… -Tal vez, un cambio de aires…, un clima de mar… No se regateaban esfuerzos: lo que es dinero, allí no faltaba; y ahora, tampoco faltaba amor. Al fin, un análisis de sangre vino a sacarles de su perplejidad… -Señores -les tuvo que decir con voz entrecortada el doctor- me resulta muy penoso el comunicárselo; pero es así: su hijito no tiene cura… Se trata de una leucemia linfática; la ciencia médica no ha llegado, hoy por hoy, a descubrir sus causas ni los medios de combatirla eficazmente; los casos, gracias a Dios, se presentan muy aislados; ustedes han tenido la desgracia de que les tocara uno. Hasta hoy, nadie se ha salvado… Haremos lo que podamos, pero no les doy ninguna garantía segura. Yo debía decírselo…

El dolor de aquellos padres fue indecible. María Luisa, madre al fin, sintió despertar todos los sentimientos de piedad adormecidos, con tanto alternar en «sociedad», con tantas modas y tanta vaciedad… No sabía moverse, ahora, de junto a la camita del enfermo. El niño, por su parte, no sufría en lo más mínimo; y no acertaba a explicarse el cambio operado en su mamá; la miraba satisfecho, la besaba y sonreía, sonreía… Y una tarde del mes de octubre, cuando caen las hojas de los árboles y las últimas flores se marchitan al soplo de las primeras ventiscas, y el sol empieza a languidecer, vinieron los ángeles y, sin hacer caso del dolor de aquellos padres, se llevaron el alma inocente de Luisín, a jugar para siempre, con el Niño Jesús.

Ha transcurrido un año, desde aquel día en que Luisín escribía su carta a los Reyes Magos. Junto a la confortable chimenea, sólo hay caras tristes. Sentados, los dos esposos contemplan cómo los tizones chisporrotean en el hogar… -¿Recuerdas, María Luisa? Hoy hace un año, nuestro Luisín vivía aún… -Sí, Ramón. -No éramos dignos de tener entre nosotros aquel tesoro. Dios se valió de aquel angelito para recordarnos nuestros deberes traicionados… María Luisa bajó la cabeza avergonzada; unas lágrimas de arrepentimiento surcaron sus mejillas… Para recuperar la vida sobrenatural, nunca es tarde: Dios no desprecia el corazón contrito y humillado. Pero, aquí en la tierra, ya era tarde; ellos lo habían querido: no podía ser madre.

“ALGUNOS PIENSAN QUE ES INÚTIL REZAR PORQUE HACE TIEMPO QUE ESTÁN EN PECADO MORTAL. ESTO ES TOTALMENTE FALSO. CUALQUIERA QUE PIDE, RECIBE, DICE JESUCRISTO. SEA BUEN CRISTIANO O NO», exclama San Alfonso María de Ligorio. Esto es verdad. Mucho más si cada mañana y cada noche se rezan las salvadoras y benditas TRES AVEMARÍAS a la Santísima Virgen.

Obra Cultural
Laura, 4 – Barcelona-10

Meditación 43: Purificación de María

23 jueves Abr 2015

Posted by manuelmartinezcano in Meditaciones de la Virgen, Uncategorized

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Es este paso de la vida de la Santísima Virgen, uno de los más hermosos, donde resplandece, de modo admirabilísimo, la heroicidad de sus virtudes.present2

1º Él recogimiento. -Así mandaba la ley que las madres estuvieran recogidas cuarenta días en sus casas antes de su purificación legal… ¡Con qué gusto cumpliría la Santísima Virgen esta parte de la ley! -¡Qué amor el suyo al recogimiento y a la oración, pero, sobre todo, ahora, que tenía consigo a su Hijo!… ¿Qué podía buscar y apetecer fuera de su casa, si en ella lo tenía todo?.. Piensa que algo semejante debe ocurrir contigo…; trabaja por tener a Jesús en tu corazón, y después que 10 tengas, ¿qué más quieres…, qué más deseas? Luego SI algo apeteces, es señal de que no tienes a -Jesús, no sabes gozar de su presencia…

2º La pureza. -Recuerda que Ma­ría fue concebida sin mancha…, que siempre fue pura y limpia más que el sol, que nunca pudo manchar m con la más pequeña imperfección su belleza y hermosura. Inmaculada… y, sin embargo, aquí aparece ¡Purificándose! -¡Qué ejemplo para ti!… Ella, la que no tiene mancha, la que no tiene nada que purificar, quiere purificarse. -Esto es, que ama tanto esta limpieza de corazón, que parece que aun no está contenta, y desea, si pudiera ser, panificares más y más. ¡Ah!, ¿amas así tú la pureza santa? ¿Con ese espíritu procuras frecuentar la santa confesión y los demás medios que la Iglesia te pone para santificarte y limpiarte?… Y si ella no está contenta de su pureza, y aún quisiera, si pudiera ser más, ¿lo estás tú de la tuya?… ¿Lo estará Ma­ría al verte a ti y mirar tu alma?… ¿Encontrará allí la limpieza que Ella desea?… Medita mucho en esto, avergüénzate y pide a María este amor a tan delicada y preciosa virtud como es la pureza, hasta llegar a apasionarte por su hermosura, como Ella lo estaba.

3º La obediencia. -No estaba obligada a esta ley. -Ella bien lo sabía. -Toda su concepción y parto milagroso, había sido obra del Espíritu Santo. -Ella había sido saludada como la «Bendita entre todas las mujeres», y de Sí misma había dicho «que la llama­rían bienaventurada todas las generaciones» por las maravillas que en Ella obrara el Todopoderoso… ya pesar de toda esta grandeza no se considera exceptuada de la Ley. -No quiere privilegios cuando se trata de obedecer… y obediente como una mujer cualquiera…, como si en Ella no hubiera nada de extraordinario…, se somete gustosa a la Ley común, y así, pasados los cuarenta días, con toda presteza se pone en camino hacia Jerusalén, para ser, con su Hijo, modelo de obediencia.

Mira cómo este ejemplo nos confunde…, qué diferencia de este modo de obedecer de la Virgen al nuestro…, cuántas veces, sin razón, nos creemos dispensados de obedecer yeso que la obediencia no nos exige ni humillaciones ni sacrificios… como los que a Ma­ría exigió en esta ocasión…, porque lo que hace heroica esta obediencia de Ma­ría, fue el sacrificio que la exigió tan humillante como ahora veremos.

4º La humildad. -He aquí lo principal y lo Incomprensible de este misterio. -Ma­ría es en todo extraordinaria, pero por eso había de ser extraordinaria su humildad.

Recuerda el amor de Ma­ría a su virginidad…, cómo ante el ángel del Señor, estuvo dispuesta a dejar de ser Madre de Dios antes que dejar de ser virgen…; es para El1a la ilusión más divina de toda su vida… y, sin embargo, ahora por la humildad, llega a sacrificar hasta las apariencias de su virginidad… apareciendo como una mujer manchada que necesita ser purificada. -Parece que por amor a la humildad, se despoja de todo, hasta de ese concepto y gloria exterior de su virginidad y se humilla hasta no aparecer ni Madre de Dios, ni Virgen…; sino una mujer inmunda…

¡Qué admirable y sublime es esta virtud en Ma­ría! ¡Qué obediencia más humillante para Ella, y, sin embargo, con qué alegría obedece! ¡Con qué gusto se humilla!

Mírala bien tanto más grande, cuanto más humilde. -Contémplala confundida con todas las demás mujeres y como una de tantas…, pero mira cómo Dios no la confunde…, bien la distingue; es el lirio de candor, pero a la vez la violeta escondida de la más sublime humildad… ¡Qué gloria recibiría el Señor con el ejercicio de estas virtudes! ¡Cuánto se gozaría en Ella!

Medita profundamente…, compárate con Ella…, pon a sus plantas tú soberbia…, tu orgullo…, tu amor propio…. trabaja por imitarla.

5º Su pobreza. -No puede llevar la ofrenda de un corderillo que llevaban todas, y únicamente para las más pobres se permitía llevaran dos palomitas…; la pobreza siempre es humillante, pero mucho más cuando aparece delante de los demás. Ma­ría no se avergüenza de ser pobre y de que la tengan por tal, y la desprecien como se desprecia a los pobres… ¡Qué dichosas se hubieran considerado aquellas palomitas si hubiera podido comprender para lo que valían!… ¡Para ser la ofrenda del sacrificio de Ma­ría!

Ofrécete tú a Ma­ría como ofrenda de su sacrificio. -Dila que quieres consagrarte a Ella…, pero para que tu sacrificio valga algo, ha de ser imitándola a Ella, siendo como Ella. -Dedícate a copiar estas virtudes en tu corazón, y especialmente las que más te cuestan…, las más humillantes…, las más sacrificadas. -Ejercítate mucho en ellas.

Ildefonso Rodríguez Villar
Puntos breves de meditación
sobre la vida, virtudes y advocaciones litúrgica
de la Santísima Virgen María
26ª edición, Valladolid, 1965

Imitación de Cristo 111

23 jueves Abr 2015

Posted by manuelmartinezcano in Uncategorized

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Capítulo 14

Del ansia con que algunos devotos
desean el cuerpo de Cristo

El alma.– 1. ¡Oh Señor, «cuán grande es la abundancia de tu dulzura, que reservaste para los que te temen!» (Sal 30,20). Cuando me acuerdo, Señor, de algunos devotos que se llegan a tu sacramento con grandísima devoción y afecto, me confundo muchas veces y me avergüenzo de mí mismo al ver que llego tan tibio y tan frío a tu altar y a la mesa de la sagrada comunión; que me quedo tan seco y sin dulzura de corazón; que no estoy todo encendido delante de ti, Dios mío, ni tan vehementemente atraído y poseído de amor como otros muchos devotos que por el gran deseo de comulgar y por el amor sensible de su corazón, no pudieron detener las lágrimas; sino que con la boca del corazón y del cuerpo anhelaban afectuosamente a ti, Dios mío, fuente viva, no pudiendo templar ni hartar su hambre de otro modo, sino recibiendo tu cuerpo con indecible regocijo y ansia espiritual.jesus cruz

2. ¡Oh verdadera y ardiente fe la suya, prueba manifiesta de tu sagrada presencia en este sacramento!
Estos son verdaderamente los que conocen a su Señor «en el partir del pan» (Lc 24,35), pues su corazón arde en ellos tan vivamente porque Jesús anda en su compañía.
Lejos está de mí muchas veces semejante afecto y devoción, tan vehemente amor y fervor.
Séme propicio, buen Jesús, dulce y benigno, y concede a este tu pobre mendigo siquiera alguna vez sentir en la sagrada comunión un poco de afecto entrañable de tu amor, para que mi fe se fortalezca, crezca la esperanza en tu bondad, y la caridad, una vez perfectamente encendida con la experiencia del maná celestial, nunca desfallezca.
Pues poderosa es tu misericordia para concederme gracia tan deseada, y visitarme clementísimamente con este espíritu de fervor el día que tuvieres por bien.
Y aunque no me hallo inflamado del gran deseo de tus especiales devotos, quiero, a lo menos, con tu gracia tener tan fervoroso deseo, y pido y deseo ser participante de los que tan fervorosamente te aman, y ser contado en su santa compañía.

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