La televisión es un medio de comunicación realmente maravilloso. Todavía puede aspirar a cotas de mayor progreso. Hemos de esperar la televisión en color y en relieve. Pero lo que nunca podrá hacer ninguna emisora de televisión es que el personaje que habla desde ella, personalmente se haga presente en cuerpo y alma en las miles y miles de pequeñas pantallas de los televidentes. Los hombres no pueden transmitir más que la figura, el gesto, la palabra, el color, alguna dimensión. Pero lo que los hombres no pueden hacer, es fácil y asequible al poder de Dios. Y desde el Jueves Santo en que Cristo instituyó la Eucaristía, cada vez que se celebra la Santa Misa y en la Hostia consagrada de nuestros Sagrarios está real, verdadera y sustancialmente el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo. Parece extraño que una realidad tan fuera de serie pase inadvertida para tantos hombres. Muchos son los que no asisten a Misa o están en la Misa distraídos. No hablemos de los que ni siquiera cumplen el precepto de la comunión pascual. Esta es la explicación de que subdesarrollados, subalimentados, anémicos, mucha juventud y muchos hombres languidezcan y se asfixien espiritualmente.
¿Por qué muchos dicen que no pueden cumplir los Mandamientos de fa Ley de Dios, que la moral es un fastidio, que la castidad en la juventud es imposible, que dominar sus VICIOS es superior a sus fuerzas? Porque NO COMULGAN, NO SE ALIMENTAN. Jesucristo instituyó la Eucaristía para ser nuestra fortaleza, nuestro Amigo, nuestra propia vida espiritual. Cuando se deja de comulgar o se comulga mal entonces la vida cristiana se convierte en un absurdo. No porque lo sea, sino por su falta de alimentación. ¿No será una locura querer mantener en vigor las fuerzas físicas y la salud sin comer? Si la vida física requiere su renovación, conservación y cuidados, con una alimentación sana Y adaptada, la vida moral del hombre necesita de la comunión.
¿Cuando hemos de comulgar?
La Iglesia preceptúa a lo menos una vez al año en el tiempo pascual, a no ser que por causa justa se cumpla en otro tiempo dentro el año (Cf. Código de Derecho Canónico nº 920). Pero en los tiempos modernos comulgar una vez al año es demasiado poco. Hemos de comulgar con la mayor frecuencia posible. Es una costumbre estupenda Comulgar los NUEVE PRIMEROS VIERNES DE MES. Muchos se han decidido a comulgar los domingos y fiestas de precepto cuando asisten a la Misa. Pocos, comulgan diariamente. Cada uno tiene que ver lo que le permiten sus ocupaciones.
¿Cómo hemos de comulgar?
La condición esencial para comulgar bien es comulgar en gracia santificante, o sea, con el alma limpia de pecado mortal. Quien comulga en pecado mortal, comulga, si, pero comulga sacrílegamente, o sea, que aquella comunión en vez de ser provechosa es sumamente perjudicial para su alma. A un cadáver no se le dan alimentos. Y el alma en pecado mortal está en estado cadavérico. La disposición imprescindible para comulgar bien es la limpieza de todo pecado mortal. Por esto quien conozca que está en pecado mortal debe confesarse previamente. No basta para comulgar, si se ha pecado mortalmente, hacer un acto de contrición o unirse al sacerdote cuando en el principio de la Misa invita a los fieles a arrepentirse de los pecados. Estos actos de contrición de los pecados son buenísimos, pero no bastan para poder comulgar si estamos manchados con el pecado mortal. La Comunión es lo más grande que podemos recibir. Y lo que más nos diviniza. La mayor gracia de todas las gracias. Pero hemos de comulgar BIEN. Repetimos: en gracia de DIOS.
Lo que no se puede olvidar
La preparación para comulgar bien es el alma en gracia de Dios, y estar en ayunas de toda comida o bebida desde una hora antes. Excepto en el caso de peligro de muerte. Ya sabemos que beber agua o tomar una medicina no rompe el ayuno. Pero es indudable que la Comunión produce más frutos si hay una preparación, como puede ser asistir a la Misa devotamente, concentrarse un tiempo pensando en lo que se va a hacer, y dedicar un tiempo de acción de gracias, a lo mínimo de 10 minutos. Salir disparado de la Iglesia, para charlar de tonterías con cualquier convecino y escatimar un tiempo de conversación íntima con el Señor, es tan tonto como aquel pordiosero que sabe se encuentra ante un multimillonario generoso que le dará cuanto pida y que por pereza de hablar se contenta con un mendrugo para el día, o como aquel alumno que tiene la suerte de coincidir con un profesor eminente que está dispuesto a comunicarle sus conocimientos con toda llaneza, y prefiere distraerse frívolamente con chistes baratos con sus amigos. Hay que aprovechar el tiempo de después de la comunión para hablar con el Señor. Cuanto más intensa sea, la atención y el amor que pongamos en esta entrevista interior, más rendimiento, vida sobrenatural, virtudes y gracias recibiremos de la Comunión.
Palabras impresionantes
Hace pocos años murió en Palencia un obispo extraordinario. Se llamaba Manuel González. Se le conoce mundialmente por el Obispo de la Eucaristía. Por el Obispo de los Sagrario Abandonados. Ha escrito mucho y maravillosamente sobre la Eucaristía. Te reproducimos aquí unas palabras suyas: «COMULGAR ES COMER LA CARNE REAL DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO Y CON SU CARNE, COMO ESTÁ VIVA, SU SANGRE, SU ALMA Y SU DIVINIDAD. COMO EL BAUTISMO ES PARA LA VIDA SOBRENATURAL LO QUE LA GENERACIÓN ES PARA LA VIDA NATURAL Y POR ESO SE LLAMA SACRAMENTO DE REGENERACIÓN, ASÍ LA COMUNIÓN ES PARA EL ALMA LO QUE LA COMIDA PARA EL CUERPO POR ESO PORQUE NO SE NACE MÁS QUE UNA VEZ, EL BAUTISMO NO SÉ REPITE, Y PORQUE HAY NECESIDAD DE COMER MUCHAS VECES DEBE COMULGARSE MIENTRAS MÁS MEJOR. Y LLAMAR COMIDA A LA COMUNIÓN NO ES COMPARACIÓN, SINO QUE LO ES EN REALIDAD: MI CARNE VERDADERAMENTE ES COMIDA MI SANGRE VERDADERAMENTE ES BEBIDA. COMULGAR ES COMER A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, NO DEL MODO CARNAL QUE ENTENDIERON LOS JUDÍOS CUANDO SE LES ANUNCIÓ POR VEZ PRIMERA ESTE MISTERIO, SINO SACRAMENTALMENTE»
Digámoslo poéticamente
Uno de los poetas primeros de nuestros días, es Gerardo Diego. En su producción hay una poesía titulada «Adoración al Santísimo Sacramento». Reproducimos aquí algunos de estos versos:
AQUÍ ME TIENES, SEÑOR; AHORA YA PUEDO
ACERCARME, SUMIRME EN TU INMENSA PRESENCIA
TODO EN TI CONVERTIDO, DESEADO.
Y~ SOLO EXISTO, SOY, PARA ADORARTE.
CIRCULO ERES SIN FIN Y SIN PRINCIPIO.
EN EL PAN TÚ REPOSAS Y DE ONDA EN ONDA CRECES
NACIENDO SIN CESAR PARA QUERERME,
CÍRCULO QUIERO SER COMO TU BLANCO CUERPO
COMO EL BROCAL DE ORO QUE SE ASOMA A TU SANGRE
UN REDONDO ADORARTE, ANILLO PURO,
El poeta, a pesar de la exquisitez de sus conceptos, se queda corto. La Eucaristía es la televisión divina convertida en Presencia verdadera del mismo Jesucristo en el alma que comulga. No sabe lo que se pierde el que deja de comulgar pudiendo comulgar. No sabe lo que gana el que se esfuerza cada día en comulgar con más amor. Esto no son palabras. Son realidades. Para entenderlo bien hay que experimentarlo. Y, si la fe no es bastante fuerte, entonces, preparándose con buena voluntad, confesando bien y acercándose a comulgar, la Eucaristía te resolverá todos los problemas. Porque en la Eucaristía está Dios de verdad, no en símbolo, no en imagen, sino con toda la realidad. Es necedad quedarse únicamente con la televisión de los hombres y cerrar los ojos a la televisión de la Eucaristía. Porque allí todo es figura, sonido, representación. Y en la Eucaristía es la PRESENCIA REAL Y VERDADERA DEL MISMO JESUCRISTO. ¿Por qué no comulgamos más y mejor?
Uno de los mejores teólogos de la Iglesia es el P. Gabriel María Roschini, presidente del Centro Mariano Internacional. Escribe: «RECOMENDAMOS LAS TRES AVEMARÍAS, CON TODAS NUESTRAS FUERZAS, A LOS PADRES, PARA QUE LAS ENSEÑEN A SUS HIJOS. LAS RECOMENDAMOS A LOS CONFESORES, PARA QUE LAS IMPONGAN COMO PENITENCIA O, AL MENOS, LAS ACONSEJEN A SUS PENITENTES. LAS RECOMENDAMOS A LOS PREDICADORES, PARA QUE LAS DEN A CONOCER CADA VEZ MAS, PARA GLORIA DE LA VIRGEN MARÍA Y PARA PROVECHO DE LAS ALMAS. LAS RECOMENDAMOS A TODOS, PARA QUE ABRACEN ESTA DEVOCIÓN Y LA PRACTIQUEN FIELMENTE. ¡PARA MUCHOS PODRÍA SER LA ÚLTIMA TABLA DE ETERNA SALVACIÓN!» Por esto el cristiano de verdad las reza cada mañana y cada noche.
Obra Cultural