En el evangelio del lunes de la decimoquinta semana del tiempo litúrgico ordinario, hemos leído, esta misma semana: “En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles: “No he venido a la tierra a sembrar paz, sino espadas” y esto, como dice el Señor, ocurrirá entre los propios familiares”. Yo entiendo bien lo del ecumenismo y el diálogo con otros cristianos no católicos. Pero hay diálogos que se convierten en armas de guerra ideológica. Las palabras de Jesús son claras y contundentes “quien creyere y se bautizare, se salvará, el que no creyere se condenará”.
LA MUJER
Edith Stein
“¿Se puede hablar de una vocación especial de la mujer o de una multitud de vocaciones de la mujer? En los principios del movimiento feminista las militantes radicales atacaron lo primero y reivindicaron para la mujer todas las profesiones. Sus adversarios no querían admitir lo segundo y reconocían sólo una vocación natural de la mujer. La cuestión exige el análisis de ambos puntos de vista. Ante todo proponemos la cuestión: ¿existe una vocación natural de la mujer y qué actitud anímica exige? Sólo aquél a quien una ardiente pasión polémica le ha cegado los ojos puede negar el hecho evidente de que el cuerpo y el alma de la mujer han sido formados para un fin especial. Y es afirmación clara e irrebatible de la Escritura la que desde el principio del mundo enseña la cotidiana experiencia: que la mujer ha sido destinada para compañera del hombre y madre de la humanidad. Para eso ha sido creado el cuerpo; pero a él le corresponde su particularidad anímica”.
TESTIMONIO ANTE LA MUERTE
Ricardo. Una vida sacerdotal entregada a los jóvenes en la Vocación Salesiana. Nacido a la Vida Nueva a los 53 años. Aquí tienes algunas frases del libro “Quiero ser palabra”, escrito en los últimos meses de su vida, plenamente consciente de su Pascua definitiva.
Como signo y como acto de fe y gesto de confianza yo he querido rezar en las claves del delicioso ecologista Francisco de Asís: “Hermano cáncer”. . . Al nombrarlo dentro del universo de la fraternidad también el cáncer ha perdido su veneno y se ha convertido en camino y compañero a la vez; es el “hermano cáncer”. . . ¡Alabado seas mi Señor por el hermano cáncer! “El miedo al cáncer no tiene derecho a apoderarse de mí, aunque sacuda con su presencia sorprendente mi cuerpo y mi espíritu: porque no puede imponerse por encima del Dios de la vida y del futuro, ni siquiera cuando se ha acabado toda esperanza. Él hace saltar su salvación más allá de todos los cánceres y muertes”. “(La enfermedad, el cáncer) No es una descomposición; es ya una vida nueva que se está multiplicando”. “Mi cáncer me está haciendo más comprensivo, flexible, tolerante”. “Enfermar es nacer. Volver a unas nuevas claves de existencia y de valoración, más auténticas, más verdaderas y más conformes con el corazón envolvente de Dios. . Dios es el único que marca nuestro ritmo de vida”. “No es que Dios me quiera porque valgo mucho; sino que valgo todo porque Dios me quiere”. “En el límite de mi importancia, con Dios compasivo y solidario a mi lado, voy a llegar a decir: “Sólo Dios basta”. . . Venceré el último enemigo mío, cuando ya me encuentre indefenso e incapaz de lucha: a mí mismo, diosecillo recurrente y victorioso en muchas “batallas” ante el Dios de la fraternidad y de la llamada a ir más allá de mí mismo”.
EL ALMA
El alma goza de unicidad, sustancialidad, espiritualidad, simplicidad e inmortalidad. Es única porque rige toda la vida vegetal, sensible, intelectual del hombre. Es sustancial porque es el soporte de todo el hombre. La separación de alma y cuerpo, produce la muerte del cuerpo. Y el alma es espiritual, o sea, es capaz de la abstracción, de captar conceptos inmateriales, de sentir la atracción por lo que está por encima de todo el universo. Esto reclama la simplicidad del alma, que no puede estar compuesta de lo que se pesa, de lo que se mide, de lo que se toca, de lo que se divide. Y explica que el alma es inmortal. Recordemos estos textos evangélicos: “No temáis a los que matan el cuerpo, pero el alma no la pueden matar” (Mt. X, 28). “Si quieres entrar en la vida, guarda los Mandamientos” (Mt. XIX, 17). “¿Qué aprovecha al hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma?” (Mt. XVI, 26).
CIVILIZACIÓN CRISTIANA
“No se edificará la ciudad de un modo distinto a como Dios la ha edificado;. . . no, la civilización no está por inventar, ni la nueva ciudad por construir en las nubes. Ha existido, existe: es la civilización cristiana, es la ciudad católica. No se trata más que de instaurarla y restaurarla, sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos, contra los ataques siempre nuevos de la utopía malsana de la revolución y de la impiedad: “omnia instaurare in Christo” [San Pio X, Carta sobre Le Sillon “Notre charge apostolique” (I, II)]”.
DALMACIO NEGRO Y FRANCO
Pedro Carlos González Cuevas, ha escrito el magnífico libro “La razón conservadora. Gonzalo Fernández de la Mora, una biografía político-intelectual” En la reseña del libro que hace el Catedrático Dalmacio Negro, en Razón Española, afirma: “Como el hombre vive en la historia, uno de los problemas del género biográfico consiste en insertar la trayectoria del biografiado en la tendencia temporal a la que pertenece. Y el autor lo hace magistralmente al describir la circunstancia vital de Gonzalo Fernández de la Mora [30.IV.1924-10.II.2002] dentro de la trayectoria dominante: la de la España franquista de la posguerra de 1945 a la que sirvió con “su insobornable honradez, su capacidad crítica y su inteligencia». En primer lugar, por patriotismo, en segundo lugar, por entender que la gobernación de Franco era la más eficaz desde los tiempos de Felipe II y, en tercer lugar, como defensor de la civilización occidental, esencialmente cristiana, que veía amenazada por la sovietización del pensamiento”.
SAN JUAN PABLO II Y ESPAÑA
San Juan Pablo II amaba con todo su corazón a María Santísima “Totus Tu” España, siempre amó a la Virgen Santísima. El Papa dijo en nuestra patria: “Motivo particular de esperanza es para mí la sólida devoción que este pueblo, España, con sus pastores al frente, profesa, privada y públicamente, a la Madre de Dios y Madre nuestra. Pertenecéis a una tierra que supo defender siempre con la fe, con la ciencia y la piedad las glorias de María: desde su concepción inmaculada hasta su gloriosa asunción en cuerpo y alma a los cielos, pasando por su perpetua virginidad. No olvidéis este rasgo vuestro. Mientras sea este vuestro distintivo, estáis en buenas manos. No habéis de temer. Que Jesús, modelo acabado de pastores, Hijo de María, os ayude siempre. Os bendigo en su nombre cordialmente”.
Padre Cano, mCR.
