Contracorriente

~ Blog del P. Manuel Martínez Cano, mCR

Contracorriente

Archivos diarios: 22 julio, 2015

Mensajes de fe 43

22 miércoles Jul 2015

Posted by manuelmartinezcano in Mensajes de fe, Uncategorized

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MILAGROS EN BARCELONA

Cuando se habla de milagros, aunque sea con una elemental información, ni se pueden atribuir a fanatismos indocumentados, ni a hechos lejanos y de otros tiempos. Hay milagros, ahora,  comprobables y contemporáneos. BarcelonaEntre otros testimonios, rebosantes de pruebas maravillosas y lecciones fecundas, Lourdes vale por muchos. Mauriac escribía en «Express»: «El milagro de Lourdes que contiene todos los demás es la historia de Bernardeta… Con Bernardeta, me hallo tranquilo. Entre ella y la Desconocida no hay cambios de palabra, no hay gesto que no me afecte, que no me transforme. En suma, creo, aún hoy, todo lo que esa niña ha contado; así lo creía cuando era el colegial cuya abuela había visto a Bernardeta, había hablado con ella.» Pero Lourdes no es algo pasado. Sino real, físicamente cercano, aureolado de sobrenaturales emociones y hechos extraordinarios científicamente incontrovertibles. El médico barcelonés doctor Agustín García-Díe, el año pasado, en unas declaraciones, decía: «Sí, yo he sido testigo de varios milagros auténticos. ¿Qué puede decir un hombre después de esto, qué puede decir un médico? Nada. Simplemente dar gracias a Dios. Yo digo como el doctor Carrel, francés y Premio Nobel, que cuando vio que la ciencia era incapaz de salvar un niño, lo único que hizo fue recomendar que lo llevaran a Lourdes. Años después, en un Congreso Internacional le preguntaban asombrados lo que pensaba de aquella curación del niño que había mandado a Lourdes. Y él, con toda su entereza, respondía: Eso es lo único que puede pasar en Lourdes. Eso digo. Yo he visto cerrar heridas, bajar hinchazones, recobrar el color y el pulso y la respiración a personas que estaban al borde de la muerte, a personas que los médicos mismos mandaron a Lourdes como única solución y todas estas reacciones, cómo se producían instantáneamente. Naturalmente la Iglesia no puede declarar milagros todos estos hechos. Porque la Iglesia no necesita de estos milagros ni los pide. Entonces, lo que hace es poner toda clase de impedimentos para que los casos, tan numerosos, sean reconocidos oficialmente como milagrosos y sólo elige los que tienen mayor entidad y los que aprueban los miembros del Comité Internacional. Por su parte, la ciencia pide todos los documentos Y todas las pruebas que conoce, para comprobar la veracidad de esos casos. Cuando un caso traspasa todas estas barreras, puede decirse que es completamente milagroso; pero, mientras, existen muchos otros no declarados que siguen siendo inexplicables curaciones y que sólo los pacientes y el médico los conocen. Me acuerdo de Mercedes Oliveró, una de las enfermas que fueron en las primeras peregrinaciones. Padecía una peritonitis tuberculosa. En aquella época no había nada con que curarla. Era mortal. Hoy ya existen algunos medios, pero sigue siendo una enfermedad seria, si no incurable: La llevamos en una camilla a Lourdes. Estuvimos allí un día. Al segundo, ella también descendió a la piscina y en el momento de salir se apoderó de ella una alegría y un bienestar incomparable Y gritó que ya estaba curada. La curación fue instantánea. Allí mismo lo verifiqué. ¿Sorpresa? ¿Por qué? ¿A qué habíamos ido a Lourdes? y vino cuidando a otros enfermos, cuando ella había llegado tumbada en una camilla. Hoy sigue viviendo, perfectamente sana.»

Aparte de Mercedes Oliveró, citada por el doctor García-Díe, hay otras curaciones reconocidas oficialmente por la Oficina de Comprobaciones, de Lourdes, ocurridas entre nosotros: Rosa Buxó, de Vich; Teresa Gallart, de Calella; Concepción Samada, de Barcelona; Pilar Serinanell, de Vich; Josefina Ventura, de Villafranca del Panadés; Natividad Belzuz, de Barcelona; Ángela Torner, de Badalona. Hay, además, un número muy respetable de curaciones realizadas que registran curaciones de cáncer, tuberculosis, mal de pott, parálisis infantil, etcétera, que se atribuyen únicamente a la intercesión de la Santísima Virgen de Lourdes.

Al reflexionar sobre los hechos de Lourdes, los mismos se pueden anillar maravillosamente con esas frases profundas del doctor Alexis Carrel: «Todas las sociedades que ponen al margen la necesidad de orar están en vías de decadencia. Por esto, todos los hombres civilizados -creyentes o descreídos- deben interesarse por este grave problema del desenvolvimiento de cada actividad básica de que el ser humano es capaz… ¿no se nos permitirá, pues, asegurar que  estamos sumergidos en un medio espiritual sin el cual no podremos vivir, como no podemos vivir sin el universo material, esto es, la tierra y el aire? y ese medio no será otro sino el ser inmanente en todos los seres y que a todos trasciende, al cual llamamos Dios.» Por esto el milagro ha acompañado y certificado siempre la verdad religiosa. Y también en conciudadanos nuestros ha habido milagros tangibles. Basta enterarse sin prejuicios la historia de los santos   –rubrica el doctor Carrel- nos cuenta hechos  milagrosos y no hay duda de que la mayor parte de los hechos atribuidos, Por ejemplo al Cura de Ars, son absolutamente verídicos… lo que si sabemos ya de manera segura es que la oración produce efectos palpables. por muy extraño que esto nos parezca debemos considerar como verdad eterna las palabras de Cristo: «Pedid y recibiréis, llamad y se os abrirá.» porque con la oración el hombre llega a Dios, se dignifica y vive su filiación divina. Y a Dios se va por María. Y hoy los hombres lo necesitamos mucho. Porque hay odios criminales, erotismos monstruosos, bajezas tremendas, vacíos insalvables, sufrimientos horribles, injusticias flagrantes. Pero dijo Bernardeta Soubirous, la vidente de Lourdes: «no hay ídolos de carne en el corazón en que la virgen tiene un altar.» ¿Que menos que el rezo sincero y cordial de las tres Avemarías, cada mañana y cada noche, para suplicar a la madre de Cristo y nuestra, su intercesión para lograr esta realidad hermosa y coherente, espiritual y humana, divina y trascendente, como es el hacedero «milagro» de cada día de una vida limpia, honrada, moral, cristiana?

PABLO VI HA DICHO: «LA IGLESIA ES LA SOCIEDAD DE LOS HOMBRES QUE ORAN. SU FIN PRIMORDIAL ES ENSENAR A ORAR». CRISTIANO QUE NO REZA, CRISTIANO QUE PIERDE LA FE, SE DESMORALIZA Y SE EMBRUTECE. A LO MENOS CADA MAÑANA Y CADA Y NOCHE, NO NOS OLVIDEMOS DE REZAR CON EL MAYOR FERVOR LAS TRES AVEMARÍAS A LA SANTÍSIMA VIRGEN POR NUESTRA SALVACIÓN ETERNA.

SABIOS QUE DESCUBREN LA ORACIÓN

Yo creo en un Dios personal, omnipotente, que se interesa amorosamente por mí en particular. Yo no acepto la idea de Dios como fuerza cósmica e impersonal o como un gran director de orquesta interesado de la humanidad sólo en su conjunto y no en cada una de sus unidades. Dios me ha dado la vida. Por esto estoy yo aquí. Y me invita a entrar en relación directa con Él. Esto, para mí, es la oración.»Nia-India-rezando-antes-de-comer

Doctor Andrew G. Favert, antiguo cadete de West Point y actual experto de acústica subacuática de la Marina americana y de la Universidad católica de Washington…

«Hoy los científicos se ponen con frecuencia en oración. El reclinatorio para ellos no es menos importante que el laboratorio. En éste, analizan los fenómenos. En aquél, buscan su Autor.»

Doctora Helen Taussig, de la Universidad John Hopkins, considerada como la más importante mujer-cirujano del mundo.

«El científico os sabrá decir el cómo de las cosas, pero nunca el porqué. Él conoce bien cómo se comporta la ley de la gravedad de Newton, pero no tiene ni la menor idea del porqué. Esta es precisamente la diferencia que hay entre ciencia y religión. La religión contesta el porqué. Un científico que se estime no puede decir: Me contento con el cómo; no me interesa el porqué. El tipo de científico del siglo pasado en Europa -materialista, ateo, que sólo creía en su especialidad- está fuera de moda. Hoy, el científico quiere ser un hombre como los demás, contentándose con explicaciones superficiales. Esto significa que debe atender a la moralidad o si queréis con una palabra menos religiosa: la ética. Pero la verdadera palabra es: Dios.»

Doctor Warren Weaver, director de la Fundación Rockefeller.

Obra Cultural
Laura, 4 – Barcelona-10

Meditación 56: Vida de Nazaret V

22 miércoles Jul 2015

Posted by manuelmartinezcano in Meditaciones de la Virgen, Uncategorized

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Pérdida del Niño. -Es el momento culminante de la vida oculta -hasta parece estar en contradicción con ella – Jesús, escondido…, obediente y sumiso…, ahora se manifiesta… parece independizarse. -Meditemos los profundos misterios de esta conducta -en sus relaciones con Ma­ría.bab7e26d6c276a8a1588af56d1d922b9

1º Subida al Templo. -Jesús ha cumplido ya doce años…, ya no es un niño pequeñito…, es el bello adolescente que arrastra con su belleza irresistible y con el encanto de su incomparable simpatía;  -Mírale bien…, contémplale así hermosísimo…, déjate arrastrar de Él. -Ya es a los doce años sujeto de la Ley…, debe ir como tal a Jerusalén tres veces al año a celebrar las fiestas rituales. -Ma­ría se lo diría así al Niño, muchos días antes, y Él comenzó a gozarse en el viaje, aunque ocultó las circunstancias del mismo.

Llegado el día, José y Ma­ría toman al Niño y se ponen en camino. Sígueles…, escucha lo que dicen…, mira lo que hacen…, con qué fervor van al Templo a orar a ofrecer el sacrificio al Señor.

Compara este viaje con los anteriores…; ahora no hay las inquietudes y sufrimientos del viaje a Belén…, ni los sobresaltos y temores del de Egipto…; van contentos y alegres y…, sin embargo, en este viaje les aguardaban amarguras mucho mayores que en ningún otro. -Adora los designios de Dios…, respeta su voluntad santísima, que así prepara la prueba del dolor para los suyos, cuando menos se espera.

2º En el Templo. -Mírales llegar al Templo…, es la casa de su Padre…, es el lugar donde mora Dios y habla y se comunica a las almas… ¡Qué dolor le causaría ver los abusos que en él se cometían!… ¡Qué poco respeto por parte de aquellos mercaderes que allí mismo habían instalado sus mercancías!… ¡Con qué ganas haría lo que más tarde había de hacer al arrojarlos a latigazos!… Pero no era llegada su hora. -Piensa lo que hace sufrir a Jesús cualquier falta que se cometa en el lugar santo.

Una vez dentro, Jesús el primero y con Él Ma­ría y José, se pondrían en oración… Es la primera oración que hacía en el Templo. -Ponte junto a Él, muy cerca de la Virgen y mira cómo su Madre no le quita ojo, para aprender de Él a orar y tratar con Dios… ¡Qué diría a su Padre!.. ¡Qué fervor el de su corazón!… ¡Cómo se lo comunicaría a la Santísima Virgen y Ésta se sentiría invadida de un fervor y amor especial!

Luego asistirían a todas las ceremonias… ¡Con qué atención seguirían el desarrollo de aquella liturgia! -Nada de curiosidad tonta…, ninguna pregunta innecesaria…, ningún comentario ni risas, ni bromas sobre lo que contemplaban ¿Es así cómo tú asistes siempre a los actos de culto?… ¿No te gusta comentar o reír… cuando algo te llama la atención?

Y cuando el Niño viera el cordero pascual y asistiera a su inmolación, viendo a los sacerdotes recoger su sangre en vasos de oro para verterla sobre el altar de los holocaustos, ¿qué sentiría en su corazón?… Ninguna cosa le representaba mejor a Él y a su sacrificio de Redentor, que aquel corderito inocente. -Bien comprendía que aquella sangre era muy pobre e insuficiente para borrar los pecados y desagraviar a su Padre, y una vez más repetiría: «Padre mío, aquí estoy y yo seré el que quite los pecados del mundo.» Y la Madre, adivinaría todo lo que pasaba por Jesús… ¡Estaba tan acostumbrada leer en aquel corazón!… Y Ella también renovaría con su Hijo el deseo del sacrificio para la salvación de los hombres…

3º La pérdida. -Y parece que Dios la escuchó…, la aceptó el sacrificio y quiso darla a beber del cáliz de la amargura. -Al regresar a casa de vuelta de Jerusalén, el Niño se perdió…, sin culpa de nadie. -Ma­ría, confiando en, José…; José, no dudando de que el Niño iba con Ma­ría, pues sabía que no acertaban a estar separados ni un momento…; el hecho es que el Señor permitió que al llegar al fin de la primera jornada, se encontraran sin el Niño… ¡Qué horror! ¡Qué espantoso dolor!…, ¡qué impresión la del corazón de la Virgen!

Y cuando se fueron convenciendo de que ni aquí ni allí, ni en este grupo ni en el otro se encontraba… y preguntando a todas las caravanas que regresaban, se persuadiera de que habían perdido a Jesús…, ¿qué sería aquel sufrimiento? ¡Oh espada de Simeón, qué bien penetras y qué duramente hieres el corazón de Ma­ría!… ¡Ma­ría sin Jesús!… ¡La Madre sin su Hijo!… Todo lo que pienses es nada…, no es posible que penetres en este dolor… Era necesario tener el amor de Ma­ría saber lo que para Ella era Jesús…, su Hijo su Dios…, su todo… ¿Qué hubieras hecho tú en semejante caso?… ¿Desahogarte contra los demás?… ¿Echar la culpa a otros?… Ma­ría, ni una palabra de queja a San José… Él ha obrado muy bien…; ha sido Ella la confiada…, la imprudente…, sólo en sí misma encuentra la falta. -Mírala llorando sin exageraciones dramáticas, pero demostrando un dolor profundísimo de su corazón. -Corre a consolarla…, a alentarla…, prométela tener parte siempre en su dolor, y ofrécete a buscar con Ella a Jesús… y a no aumentar con tu conducta sus dolores y sufrimientos, pues todo lo que sufre es por ti…

Ildefonso Rodríguez Villar
Puntos breves de meditación
sobre la vida, virtudes y advocaciones litúrgica
de la Santísima Virgen María
26ª edición, Valladolid, 1965

Atea o ignorante

22 miércoles Jul 2015

Posted by manuelmartinezcano in Uncategorized

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padre cano  El obispo norteamericano Fulton Sheen, batió todos los records de audición televisiva en competencia con artistas, políticos, deportistas, etc., con sus magníficas conferencias religiosas. Viajaba un día en tren, una señora se dirige a él y le dice: “usted es el obispo que habla por televisión”. “Me encanta como habla usted, no me pierdo ni un solo día su programa, pero yo soy atea”. Extrañado el obispo, le preguntó a la buena mujer: “ha leído usted la Biblia? NO, fue la respuesta. ¿Y los padres apostólicos, los santos padres, los místicos, los doctores, los papas, el catecismo. . . .? Un enchorizado de “NO” era la respuesta de la atea. Fulton Sheen, mira a su interlocutora, y le dice: “Señora, usted no es atea, usted es ignorante”.

Ateo es el que niega la existencia de Dios. Lógicamente no debería haber ateos, pues las razones apologéticas de la existencia de Dios son asequibles a la inteligencia, de tal modo que toda persona sensata y razonable puede conocer la existencia de Dios. La Bruyere decía: “Yo quisiera poder ver un hombre sobrio, moderado, casto, equitativo. . . que negase, la existencia de Dios y la inmortalidad del alma. Ese, al menos, hablaría sin interés, pero un hombre así no se encuentra”.

Hay personas muy competentes  en ciencias o letras, pero que al mismo tiempo, ignoran totalmente la religión. No han leído nada de Jesús o de la Iglesia y eso no es ateísmo, es ignorancia. Los más famosos argumentos de razón para llegar al conocimiento de la existencia de Dios, son las llamadas “cinco vías” de Santo Tomás de Aquino.

Nuestro amigo José Cepero nos está ilustrando profundamente sobre la ciencia y la fe. Nos dice que la ciencia es un camino muy hermoso que lleva al conocimiento de Dios. Werner Heisenberg, el físico que ha renovado la ciencia del siglo XX, Premio Nobel, ha dicho: “Es posible establecer contacto entre el alma y Dios, de la misma manera que un ser humano puede establecer contactos con otros seres humanos. Lo que sí creo cierto es en Dios y que de Él viene todo. Las partículas atómicas tienen un orden y una armonía que tienen que haber sido impuestas por alguien”.

Hay quienes dicen que todo viene del “azar”. H. Poincaré, les dice que “el azar no es más que la medida de nuestra ignorancia”. Pascual Jordán, catedrático de Física Atómica en la Universidad de Hamburgo, ha dicho que “la Física Moderna no sostiene ya más un concepto materialista del Universo, basado en la negación de la existencia de Dios”. Terminamos con las palabras del Premio Nobel, Paul Sabatier: “Contraponer la ciencia con la religión, es cosa de gente poco experta en uno u otro tema”.

Manuel Martínez Cano,  mCR

 

Página para meditar 148

22 miércoles Jul 2015

Posted by manuelmartinezcano in Padre Alba, Uncategorized

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P.albacenaUno de los engaños del progresismo moderno, que ha esterilizado tantos corazones generosos y ha desviado a tantos incautos, ha sido el proponer como deseo de la Iglesia el abandono de las tradiciones particulares de las asociaciones y de los institutos religiosos, el abandono de costumbres seculares y de maneras de proceder bien fundadas, en aras de un cambio que de momento sería la destrucción de lo anterior, pero que al poco tiempo daría lugar a unas nuevas formas de religiosidad, de apostolado, de presencia de la Iglesia en medio del mundo, que constituiría la nueva juventud de la Iglesia que nuestra edad necesitaba.

Para vencer la natural resistencia de quienes tenían presente la enseñanza de San Ignacio, de que “en tiempos de desolación no se deben hacer mudanzas”, se esgrimió, con las apariencias de una comprensión caritativa hacia todos, la idea del pluralismo y del respeto a todas las opiniones y actitudes, a fin de lograr una convivencia armónica entre todos. El sofisma consistía en trastocar el respeto y la caridad que se debe al hombre y a la persona que yerra, con el respeto y la intangibilidad de las- ideas erróneas. Por eso el pluralismo se entendió a la postre como la libre interpretación del pensamiento y de las maneras de proceder, como la creatividad espontánea, que sin salirse del todo de los “esquemas” que teóricamente se repudiaban, se vivía gracias a ellos y se vegetaba sobre los restos que quedaban de la fecundidad anterior.

Estaba latente en el pluralismo la idea más radical del relativismo. En ese relativismo cabía ya todo y era el sustentáculo filosófico que todo lo posibilitaba, todo lo justificaba y alimentaba con la etiqueta pluralista. Ese pluralismo traería una auténtica renovación de la Iglesia, anquilosada, parada en el tiempo, incapaz de aceptar el mundo moderno. Vendría la “primavera” de la Iglesia, Sin embargo todas estas utopías han constituido un estrepitoso fracaso. ¿Dónde están los cines debate, los cine forum, las agrupaciones juveniles sin formalismos, las experiencias mixtas, los que profetizaban tiempos de autenticidad y aperturas avasalladoras? Las iglesias se han vaciado de jóvenes, lo mismo que las casas religiosas y sólo quedan grupitos invertebrados. En Santiago lo comprobamos: cientos de miles de jóvenes, llamados por el Papa, pero sin consiliarios, sin directores, sin agrupaciones apostólicas reunidas por los nuevos profetas. Era la juventud católica, unida con el Papa, e invertebrada en todo su conjunto.

La explicación es muy clara: al romper el progresismo y sus epígonos con el pasado, no solamente rompieron con lo que decían accesorio, sino que rompieron con la tradición, sin la cual es imposible el progreso verdadero y la fecundidad. En esa situación es casi imposible volver a las fuentes y realizar la auténtica reforma que hubiera deseado la Iglesia.

Esa es la razón, por la que la Unión Seglar, siguiendo a San Ignacio, no se movió. Tuvo que oír los epítetos de conservadora, de anticuada, de integrista, de retrógrada, de tridentina etc. Se vio postergada e ignorada voluntariamente en el ambiente eclesiástico más o menos “oficioso”. Pero esta postura acaba de tener una esplendorosa confirmación con la decisión del Papa de permitir a las Carmelitas Descalzas que lo deseen seguir en todo las Reglas y Constituciones que en 1581 dejó Santa Teresa para sus monjas, para seguir así, en una reforma de fondo, el espíritu y la letra de la Santa. Más, de cien monasterios empiezan, con la bendición del Papa, esa reforma, que pone a todas esas generosas carmelitas descalzas, en consonancia, no solamente con lo que la Iglesia ha querido en el sino con el verdadero ser de una carmelita de Concilio Vaticano II, Santa Teresa.

Seamos nosotros como nos quisieron quienes nos dieron el ser: la Virgen de la Merced en 1969 y el P. Piulachs.

Rvdo. P. José María Alba Cereceda, S.I.
Meridiano Católico Nº 148, febrero de 1991

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Ateísmo hoy 8

22 miércoles Jul 2015

Posted by manuelmartinezcano in Guerra Campos, Uncategorized

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II ATEÍSMO COMO NEGACIÓN DIRECTA DE LA EXISTENCIA DE DIOS

guerra campos3Ahora sigue la exposición, lo más sencilla y elemental que me sea posible pero no carente de rigor, de las formas del ateísmo de la negación. Así como las formas de desentendimiento son de todos los tiempos, y no necesitan especial formulación por su condición primaria, las formas del ateísmo de negación han recibido su formulación clásica en los siglos XVIII y XIX. Sobreviven ahora de manera residual y como por inercia. Pueden reducirse a dos principales: 1) reacciones ante el enigma del mal y del azar; 2) interpretaciones monistas, especialmente materialistas, del universo.

1. Ateísmo por reacción ante el problema del mal.

El dilema clásico.

La primera forma es una respuesta o «solución» negativa a la pregunta sobre Dios, fundándose en la dificultad o en la supuesta imposibilidad de conciliar entre sí los . atributos propios de Dios y ciertas realidades observadas. Estamos hablando de la famosa aporía, dificultad o contradicción del Mal, que es la que subyace bajo tantas decepciones a las que hemos aludido antes. Podría recogerse en una síntesis elemental, antiquísima y, por su aparente vigor dialéctico, insuperable en su línea: Si Dios puede evitar estos males y no quiere, le falta amor aunque tenga poder; si Dios quiere evitarlos y no puede, le falta poder aunque tenga amor: y como parecen inseparablemente necesarios el poder y el amor para aceptar a Dios…, Dios no existe, o es dudosa su existencia. Esta aporía fue desarrollada en algunos escritos de la ilustración del siglo XVII-XVIII: es tópico ya el artículo de Pedro Bayle en el «Diccionario histórico-crítico»[1], en el cual expone esa inconciliabilidad entre el mal del mundo y Dios, aunque realmente el autor no llega más que a una posición escéptica o de duda.

La Teodicea.

También es sabido que estas formulaciones dieciochescas dieron lugar a la intervención de un filósofo de primer plano, Leibniz, el cual, además de tocar el tema en otros escritos, le dedicó una obra de cuyo título tomó el nombre una disciplina escolar que ha tenido fortuna: la Teodicea. Lo que pudo llamarse «Teología» (tratado sobre Dios) se llama «Teodicea»: «defensa o justificación de Dios»[2]. Tanto Leibniz como otros «defensores» de Dios -de la conciliabilidad de la bondad y poder divinos con el mal que vemos en el mundo–se inspiran en autores más antiguos, empezando por San Agustín y siguiendo por Santo Tomás de Aquino. El tema del mal ha sido muy estudiado, y se ha llegado sin duda a delimitaciones y observaciones muy atinadas[3].

Es cierto que ese tipo de consideraciones sobre el sentido del mal y su posible inserción en una bondad radical y en el marco de un destino orientado hacia el bien del mundo nunca satisface nuestra curiosidad y aún menos nuestra inquietud en la hora del dolor. Mas en todo caso contribuyen a que el obsesionado por la aporía del mal ensanche su propio horizonte y no se enclaustre en perspectivas unilaterales y a veces egocéntricas.

Especial ambigüedad en relación con la persona.

No obstante, es muy difícil para el hombre, sobre todo, para el hombre de los siglos recientes y el contemporáneo, pensar en el problema del bien y del mal sin una perspectiva antropocéntrica. No acaba de interesarle ni de convencerle una exposición que presenta una bondad del Todo, al que debe subordinarse la apetencia individual del sujeto. Entendemos la bondad como bondad para nosotros -para mí-, y sólo así nos parece aceptable. Para calificar de bueno o malo el plan universal, queremos saber si la persona humana -yo mismo-es un centro, ya que no el centro, de dicho plan. Esta pretensión está íntimamente relacionada con la tensión dramática, a la que nos hemos referido ya, que produce en nosotros la confrontación de una perspectiva objetivante (lo «natural», las fuerzas y leyes universales y necesarias, y también «ciegas») y la perspectiva del propio sujeto (la intimidad, la libertad, la persona, las aspiraciones intransferibles). Al pensar el problema del mal como problema «para mí», la bondad de Dios, considerada solamente a través de razonamientos o de los fenómenos naturales, queda a veces en una luz ambigua. Es fácil mostrar que nosotros no somos el eje de la bondad del mundo; pero no es tan fácil ver de modo convincente y consolador, que todo lo que ocurre es bueno, precisamente para mí y para cada uno.

La luz de la Revelación cristiana.

En este sentido -abramos un paréntesis-está claro que una de las manifestaciones más gozosas y estimulantes de la fe cristiana se da precisamente en este punto. Porque la respuesta a la ambigüedad de las manifestaciones de la bondad de Dios en la Naturaleza está en la Revelación de Cristo. El lenguaje de la Naturaleza es ambiguo: el fuego, el aire, el agua producen bienes y producen desgracias, y parece además como si produjesen unos y otros frutos con ciego automatismo. Cristo es la revelación personal de las intenciones de Dios, es Aquel en quien la Revelación se identifica con la persona del Revelador: por eso, la fe cristiana es asociación del creyente a esa Persona. Y Cristo nos garantiza el amor de Dios, contra todas las apariencias contrarias que subsisten, no tanto con explicaciones, que tampoco las da en forma satisfactoria, como por su solidaridad fraterna con nosotros en nuestro dolor. Así nos demuestra que, siendo nuestro destino como el suyo, estando asemejados, por la. fraternidad con Él, en la relación con el Padre, el Padre nos ama a nosotros como le ama a Él. Aunque no lo parezca. Esta demostración fáctica, insuficiente para disipar nuestras dudas o para responder a nuestras preguntas en el campo del conocimiento, es más que suficiente para fundamentar nuestra confianza con una orientación válida, no subjetiva e ilusoriamente estimulante, sino objetiva-mente fundada en el hecho histórico de Cristo muerto y resucitado.

El «escándalo» de la cruz y el «silencio de Dios«.

Pero ahora hablamos de posturas de hecho y de sus motivaciones, por 10 menos las alegadas, sean o no valederas. Y es un hecho que así como la solidaridad de Jesús con nuestro dolor y nuestra muerte provoca, en el ámbito de la fe, gratitud y confianza, se torna para otros en motivo o pretexto de oscuridad y escándalo: porque la cruz del Señor, que es esa misma solidaridad fraterna con nuestra situación ambigua, oscurece la trascendencia y el poder de Dios. Dios se manifiesta, sí, pero humilde; no luce cegador en el sol del mediodía, sino que nos alumbra el camino sobriamente con la linterna o el candil de la noche. Por lo cual hasta algunos creyentes vuelven a sentir la angustia de eso que recientemente se ha insistido en llamar el «silencio de Dios»: el silencio ante las súplicas, el silencio ante los retos y ante los sarcasmos («Si eres Hijo de-Dios, baja de la Cruz», demuestra que Dios te ama); y, como no 10 demuestra con una respuesta inmediata al reto, a algunos les parece que la falta de respuesta es falta de existencia, es vacío de Dios[4].

Entonces las señales anteriores, que habían manifestado la presencia y el amor de Dios, se desvanecen; algunos sufren la impresión tremenda de que lo fatal triunfa siempre, de que Cristo fue en un momento dado de la historia un luminar espléndido, pero que también esta luz ha sido reabsorbida y devorada por la noche, por la trágica fatalidad de las fuerzas ciegas. Y unos van a parar de nuevo al ateísmo. Otros, a una fe que ha degenerado ya en nostalgia, al modo de los discípulos de Emaús («nosotros esperábamos…»; aunque mientras decían esto en pretérito, su corazón estaba todavía ligado al Señor, quien por otra parte no andaba lejos: iba con ellos, hablaban con Él).

Progresismo ateo nostálgico.

Esta nostalgia -sobre todo en el ambiente de progresismo más o menos romántico que se dio en el siglo XIX-muchos intentaron al mismo tiempo expresarla, cantándola casi morbosamente, y expelerla, sacudírsela de encima, para alistarse en nuevas esperanzas. Es una forma típica del progresismo postcristiano, que trata de «pasar más allá» de Cristo proclamando su admiración por Él. Más de una vez he citado unos versos de un notable poeta portugués, Antero de Quental, que me parecen los más expresivos de esa actitud, compartida por otros muchos; versos que se refieren al atractivo de Jesús, al que sin embargo hay que abandonar pasando más allá, si más allá hay más luz:

¡Avante! Os martas ¡icarao sepultos…
mas os vivos que sigam, sacudindo
como o pó da estrada os velhos cultos!

Doce e brando era o seio de Jesús…
¿Qué importa? Havemos de passar, seguindo,
se além do seio d’éle houver mais luz.[5]

Parece cruel hacer en este punto una anotación inevitable: ¿»Más luz»?, al poco tiempo Antero de Quental se suicidaba.

Ateísmo-Hoy
José Guerra Campos
Obispo de Cuenca
Fe Católica-Ediciones, Madrid, 1978

[1] P. Bayle, Dictionnaire historique et critique, 1695.

[2] G. G. LEIBNIZ, Essais de Théodicée sur la bonté de Dieu, la liberté de l’homme et l’origine du mal, Amsterdam, 1710.

[3] Algunos tratados sobre el mal: SAN AGUSTÍN, passim y especialmente en las Confesiones y en De Civitate Dei 11. 22.

SANTO TOMÁS DE AQUINO: Quaestio disputata de Malo; Lib. III Contra Gentiles, c. 3, 4, 7, 10, 11, 12, 13, 14, 15; Summa Theol. l.a q. 19, 9; q. 48, artículos 1 al 6; q. 49, arto 1 al 3.

  1. SADET, Si Dieu existe, pourquoi le mal, Aviñón, 1927.
  2. D. SERTILLANGES, Le probleme du mal, Paris, 1948 y 1951.
  3. M. J. CONGAR, El problema del mal, en la obra colectiva «Dios, el hombre y el cosmos» (citada en la Bibliografía final), pp. 599-643.
  4. PETIT, El problema del mal, en núm. 20 de la «Enciclopedia del Católico en el siglo xx», Ed. Casal i Vall, Andorra, 1958.

Ch. JOURNET, El mal (estudio teológico), ed. española, Rialp, Madrid, 1965.

[4] Sobre los reflejos literarios del «silencio de Dios», cf. Ch. MOELLER, Literatura del siglo XX y Cristianismo, vol. 1 («El silencio de Dios»), edición Gredas, Madrid, 1961: introducción y análisis de obras de Camus, Gide, A. Hux1ey, Simone Weil, Graham Greene, Julien Green, Bernanos.

La oposición entre 10 «natural» y 10 «personal» aparece en el siguiente texto de GIDE: «Yo me guardo de confundir bajo ese nombre de Dios dos cosas completamente diferentes, tan diferentes que llegan a oponerse:

Por un lado, el conjunto del Cosmos y de las leyes naturales que 10 rigen: materias, fuerzas y energías. Esta es la parte de Zeus. Y podríamos muy bien llamarle Dios, pero sólo quitando a esta palabra todo significado personal y moral

Por otro lado, el haz de todos los esfuerzos humanos hacia el bien, hacia lo bello; la lenta apropiación de esas fuerzas brutales y su sometimiento a la realización del bien y la belleza sobre la tierra. Esta es la parte de Prometeo y es asimismo la parte de Cristo. …Ese Dios… no existe más que en el hombre y por el hombre. Y es vano todo esfuerzo para exteriorizarlo mediante la oración. Cristo está vinculado con él. Pero es el Otro al que se dirige cuando, al morir, lanza su grito de desesperación: «Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» Yo, que no creo, no puedo ver en eso más que un trágico equívoco. No existe abandono alguno, ya que nunca existió entendimiento; porque el Dios de las fuerzas naturales no tiene oídos y permanece indiferente a los sufrimientos humanos, tanto al de Prometeo encadenado en el Cáucaso como al de Cristo clavado en la cruz». (Texto de 1942, editado en Feuillets d’automne, Paris, 1949, pp. 257-58; traducción de Ed. Cristiandad en El ateísmo contemporáneo (citado en la Bibliografía final), vol. 1, t. 2

[5] Antero de Quental, Sonetos

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Unión Seglar de San Antonio María Claret

P. José María Alba Cereceda, S.I.

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Ejercicios Espirituales predicados por el P. Cano

Meditaciones y Pláticas del P. José María Alba Cereceda, S.I.

Varios volumenes de apóx. 370 páginas. Precio volumen: 10 €. Pedidos: hnopablolibros@gmail.com

Twitter Papa Francisco

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“Espíritu Santo, infúndenos la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con audacia, en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente”. Padre Santo Francisco.

"Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la construyen. (Salmo 127, 1)"

Nuestro ideal: Salvar almas

Van al Cielo los que mueren en gracia de Dios; van al infierno los que mueren en pecado mortal

"Id al mundo entro y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado" Marcos 16, 15-16.

"Es necesario que los católicos españoles sepáis recobrar el vigor pleno del espíritu, la valentía de una fe vivida, la lucidez evangélica iluminada por el amor profundo al hombre hermano." San Juan Pablo II.

"No seguirás en el mal a la mayoría." Éxodo 23, 2.

"Odiad el mal los que amáis al Señor." Salmo 97, 10.

"Jamás cerraré mi boca ante una sociedad que rechaza el terrorismo y reclama el derecho de matar niños." Monseñor José Guerra Campos.

¡Por Cristo, por María y por España: más, más y más!

www.holyart.es

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