P.albacenaLa Novena de la Gracia que tenemos a la vista, en honor de San Francisco Javier, recibió este nombre por un como plebiscito popular, al comprobar el pueblo cristiano la verdad de la promesa hecha por el Santo al P. Marcelo l1astrilli, al que curó milagrosamente y prometió que concedería la gracia que se le pidiera en el transcurso de una novena para suplicar su intercesión.

Años después el P. Filipucci experimentaría en sí mismo, por un nuevo milagro que le devolvió la salud, la verdad de la poderosa intercesión de San Francisco Javier. Al P. Filipucci se le deben las oraciones de la novena que seguimos rezando y que él imprimió en Lisboa en 1695. A él debemos también la fijación de las fechas 4 al 12 de marzo para concluir la novena el día de la canonización del Santo.

Gracias a la Novena de la Gracia, tiene la Iglesia un nuevo Santo y la Compañía de Jesús un mártir. El niño Juan de. Britto, de muy delicada salud, que era paje en la Corte de Juan IV, rey de Portugal, inducido por el P. Filipucci, hizo con su piadosísima madre la novena dela gracia, y no solamente recuperó la salud, sino que pudo ingresar en la Compañía y partir como misionero al Malabar, donde halló la corona del martirio, después de llevar una vida misionera émula de la de San Francisco Javier.

El Venerable P. Hoyos, Apóstol del Corazón de Jesús, recurrió en su difícil empresa a la Novena, y confesó después haber sido visitado por San Francisco Javier, quien le dijo que complacería sus deseos y que por todo el mundo se· extendería el culto al Sagrado Corazón.

Conocidísima es la petici6n de Santa Teresita del Niño Jesús, de poder pasar toda la eternidad haciendo el bien, descargando una lluvia de rosas sobre la tierra. Confesó poco antes de morir que había pedido la gracia .de seguir haciendo el bien después de su muerte y que estaba segura de haber conseguido esa gracia, «porque por medio de esta Novena,-son sus palabras- se obtiene todo lo que se desea.».

En nuestro tiempo, fue otro Santo, el gran apóstol de la Novena. Nada menos que el Santo Pontífice San Pio X. El favoreció constantemente la difusión y conocimiento de la Novena y de la devoción a San Francisco Javier. De este Santo Pontífice son estas palabras:»Hace ya cerca de tres siglos que los fieles acostumbran a recurrir confiadamente a. San Francisco Javier, principalmente por medio del devoto ejercicio, al que por su grande y comprobada eficacia, no dudaron en llamar Novena de la Gracia.»

Son innumerables las nuevas citas que podríamos añadir. Basten las que anteceden para que nos animemos a vivir una Novena con todo fervor y con la confianza más completa de obtenerlo que el Señor nos inspire que debemos pedir.

Necesita de la intercesi6n de San Francisco Javier, nuestro Padre Santo, la Iglesia y las Misiones, la Unión Seglar y nuestras obras. También nuestra familia. Ojalá hubiera entre nosotros muchas madres como la de San Juan de Britto, que pidi6 para su hijo la salud, la gracia de ser jesuita, y la. de ser misionero. A su generosidad de madre, el Santo, la coronó con la bendición extraordinaria de ser la madre de un mártir.

Queridos míos: no empequeñezcamos nuestras vidas. Vivamos a lo San Francisco Javier, so fiando, anhelando, pensando, viviendo a lo grande, para ganar el mundo entero para Jesucristo.

Rvdo. P. José María Alba Cereceda, S.I.
Meridiano Católico Nº 149, marzo de 1991