En otros artículos hemos explicado sintéticamente la doctrina de la Iglesia sobre la muerte y el juicio particular. ¿Acabará también el mundo material y el género humano? No recuerdo que haya una doctrina oficial de la Iglesia. En su segunda carta, San Pedro dice: “Vendrá el día del Señor como ladrón y en el pasarán con estrépito los cielos, y los elementos, abrasados, se disolverán, y asimismo la tierra con las obras que en ella hay” (2 Pe 3, 7-13). En esa misma carta, dice: “Pero nosotros esperamos a otros cielos nuevos y otra tierra nueva, en que tiene su morada la justicia, según la promesa del Señor” (2 Pe 3, 13)
Santo Tomás cree que la destrucción del mundo ha de ser antes del juicio universal; otros como San Agustín, después del juicio universal. San Cirilo de Jerusalén, decía: “Pasará este mundo para que exista otro más hermoso.”
El Dr. Manuel Mª Carreira, S.I., Profesor de Fisica y Astronomía en Jhon Carroll University Cleveland (USA), ha escrito: “Nos dice la Ciencia que el universo es una sistema físico en evolución constante. En evolución hacia etapas que, inexorablemente, llevan a un fin. No sabemos con certeza todavía cómo será este fin, pero sabemos que el Universo va hacía un término de su actividad y su estructuración.”
Es doctrina de fe divina católica definida que todos los hombres y mujeres resucitarán con los mismos cuerpos que tenían en esta vida. Los cuerpos de los cristianos que fueron comidos por las fieras, los quemados vivos, etc. todos resucitarán y se unirán a sus almas inmortales y serán los mismos hombres y mujeres las mismas personas que vivieron en la tierra.
El profeta Daniel dice: “Las muchedumbres de los que duermen en el polvo de la tierra despertarán, unos para eterna vida, otros para eterna vergüenza y confusión” (Daniel 12, 1-3). Mientras sufrían el martirio, los siete hermanos Macabeos, le dicen al tirano: “Tú, criminal, nos privas de la vida presente; pero el Rey del universo nos resucitarán a los que morimos por su leyes a una vida eterna” (Macabeos 7, 9-11, 14, 23-29)
Jesús dice: “No os maravilléis de esto, porque llega la hora en que cuantos están en los sepulcros oirán su voz y saldrán los que han obrado el bien para la resurrección de la vida, y los que han obrado el mal para la resurrección el juicio” (Juan 5, 25sgs.) San Pablo, escribiendo a los corintios, les dice: “porque como por un hombre vino la muerte, también por un hombre vino la resurrección de los muertos. Y como en Adán hemos muerto todos, así también en Cristo somos todos vivificados” (1 Cor 15, 12-34).
Todos los Santos Padres han enseñado la misma doctrina que ha llegado hasta nosotros por la Tradición Divina.
En los Símbolos o Credos que se rezan en la Iglesia desde siempre afirmamos: “Creo también en la verdadera resurrección de la misma carne que ahora llevó” (León IX). El Concilio IV de Letrán definió que Jesús ha de venir a juzgar a cada uno según sus obras: “Y ha de dar a cada uno según sus obras, tanto a los réprobos como a los elegidos: todos los cuales resucitarán con sus propios cuerpos que ahora llevan, para recibir según sus obras, ora fueran buenas, ora fueran malas; estos con el diablo, castigo eterno; aquellos con Cristo, gloría sempiterna”.
Manuel Martínez Cano, mCR.