Contracorriente

~ Blog del P. Manuel Martínez Cano, mCR

Contracorriente

Archivos diarios: 2 septiembre, 2015

Mensajes de fe 50: pero a Dios quien lo ha creado

02 miércoles Sep 2015

Posted by manuelmartinezcano in Mensajes de fe, Uncategorized

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La razón humana, honradamente, llega al conocimiento cierto de la existencia de Dios. Se pueden objetar claroscuros y enigmas, pero, como decía Newman, «mil dificultades no engendran una duda».creacion-de-dios

Uno de los tópicos fabricados con que a veces se pretende enturbiar la claridad de la existencia de Dios es el que se formula con el título de este escrito: Pero a Dios, ¿quién lo ha creado? El P. Joaquin Tapies, en su libro «Luz y vida» –del que debería proporcionarse un ejemplar a todos los españoles–, a pesar de su aparente sencillez, en un diálogo contesta magistralmente tal pregunta. El diálogo discurre entre dos personajes imaginarios –don Joaquín y Tomás– en estos términos:

«T.: Mire, don Joaquín, que no estoy muy ducho en filosofía. –J.: Tú mismo vas a discurrir por el campo de la metafísica con una seguridad sorprendente. –T.: Soy todo oídos. –J.: Qué te parece, Tomás (y sea dicho en broma), ¿se habría perdido mucho, coso de que tú no hubieras nacido? –T.: Creo que todo habría marchado de la misma manera. –J.: Luego tú no eres un ser necesario. Luego tú no tienes en ti mismo la razón de tu existencia. –T.: Es evidente. Si yo tuviera la razón de mi existencia, habría existido siempre, y no podría dejar de existir. –J.: Y si no la tienes en ti, la has de tener en otro. –T.: ¡Caramba! Si es tan clara la metafísica, ya me las echo de sabio. –J.: Ahora bien, este otro que tiene la razón de tu existencia, o él a su vez, tiene en sí mismo la razón de su existencia, o la tiene en otro. Si lo primero, tenemos el ser que existe por sí mismo, el ser que no puede dejar de existir, el ser necesario, el ser que llamamos Dios. Si, en cambio, también él tiene la razón de su existencia en otro, plantearemos la misma cuestión sobre ese tercero: o habremos dado ya con el ser necesario o habremos de seguir la búsqueda. Y como es imposible seguir indefinidamente, ya que tarde o temprano hemos de dar con el ser que tenga en sí mismo la razón de su existencia, tarde o temprano habremos encontrado al Ser primero, habremos encontrado al Ser necesario, habremos encontrado a Dios. –T.: ¿Y por qué no podría ser que el uno viniese del otro, y éste del otro y así siempre? –J.: Por una imposibilidad absolutamente matemática. Fíjate bien. Si tú recibiste la existencia de otro, ¿qué hiciste tú para existir? –T.: Nada. –J.: Esta nada, ¿cómo la explicarías en números de aritmética? –T.: Con un cero. –J.: Ahora no has de hacer más que sumar. Tú hiciste cero, el otro cero, el de más allá cero, y cada uno de todos los de la serie, por extensa que se quiera suponer, cero. Suma ahora cuánto habéis hecho todos juntos… –T.: Cero más cero, da cero. No hemos hecho absolutamente nada. –J.: Si no habéis hecho nada, absolutamente nada para existir, ¿existiríais? –T.: Hombre, esto es formidable, realmente no. –J.: Por consiguiente, necesariamente ha de haber un ser que no este en estas condiciones. –T.: Realmente, su existencia se impone con más claridad que la luz del sol. –J.: Y si no está en las mismas condiciones, señal de que no tiene la razón de su existencia en otro, si no la tiene en otro, la tiene en sí mismo. Si la tiene en sí mismo, El mismo es su existencia; nadie se la puede limitar; no puede dejar de existir. Es el Ser necesario. Es el Ser infinito. Es Dios. –T.: Casi estoy temblando ante la evidencia de este Ser soberano, cuya existencia se me presenta tan clara como dos y dos son cuatro. Pero, ¿me permite una pregunta? –J.: Habla, amigo, habla, que aquí estoy para contestarte cuanto desees saber. –T.: A Dios, ¿quién le ha hecho? –J.: Esta pregunta ya no la haces por tu cuenta, sino por cuenta de otros. –T.: Puede ser. –J.: Porque con lo que hemos dicho, la pregunta ya esta contestada. Desde el momento que Dios es el Ser necesario, el Ser primero, el Ser que existe por sí mismo, Él es la causa de todos los seres y no puede haber sido causado por otro. De lo contrario, caeríamos otra vez en la serie de los ceros, tendríamos un cero mas, tendríamos la nada; no existiríamos. Pero como no podemos dudar de que existimos, tampoco podemos dudar de la existencia de este Ser primero que, por tanto, ha de ser también necesariamente eterno; de ese Ser infinito que llamamos Dios. Pero si quieres una especie de aclaración a, la dificultad de tu fantasía, contéstame: ¿de donde sale el agua del río? De la fuente de la montaña. ¿Y la fuente de la montaña? De las corrientes subterráneas. ¿Y éstas? De la lluvia. ¿Y la lluvia? De la condensación del vapor. ¿Y el, vapor? De la evaporación del agua del mar. ¿Y el mar? –; T: Oh, no se, el mar, el mar, el mar es el depósito del agua. J.: Aquí tienes una especie de aclaración al coco que tanto atormenta a los pobres incrédulos: Yo vengo de otro, y éste de otro, y éste de otro, y al fin Dios. Y Dios, ¿de quién? –T.: Comprendo, comprendo, Dios es el mar de la vida, es la Vida misma. Preguntar quién ha hecho Dios es como afirmar que no existe nada. –J.: Claro, porque sin un Primero no hay un segundo ni un tercero, ni el último que somos nosotros; y puedes comprobarlo hasta la evidencia absoluta con una sencilla comparación: si tú no tienes un céntimo, ¿podrás comprar algo? No, por cierto. Y si yo tampoco tengo nada, ¿cuánto tenemos entre los dos? Ni para una caja de cerillas. Pero ¿y si somos mil? Si ninguno tenemos nada, todos somos pobres de solemnidad. ¿Y si somos millones? Por mas millones y millones que supongamos si ninguno tiene un céntimo, todos juntos no tendrán ni cinco. En nuestro caso, ni más ni menos. Si ningún ser tiene la existencia por sí mismo, no tenemos absolutamente nada de ser. Y, por tanto, no existimos. ¿Esta claro? Ciertamente no es tan clara la luz del sol. –J.: En cambio, se presenta el Banco de España y comienza a repartir: al uno mil, al otro ciento, a este un millón, al de más allá cien millones; y de estos, el uno da al otro, y éste a otro, y así sucesivamente. ¿Podremos ya tener dinero? –T.: Claro, sí. –J.: Supuesta o admitida, por consiguiente, la existencia de Dios, queda perfectamente explicada la existencia de los demás seres. Y podríamos poner también la comparación de los coches de un tren. ¿Qué hace cada coche para correr? Nada. Por más coches que pongamos, ¿caminará alguna vez el tren? –T.: Sin la locomotora, jamás. –J.: Queda, pues, demostrada hasta la saciedad la existencia de un Ser necesario, Causa de todos los seres; de un Ser independiente de todos los demás, superior a todos ellos, o sea, del Ser que llamamos Dios».

Por algo la Biblia declara insensatos, desrazonables, culpables, inexcusables, a los hombres que ignoran la existencia de Dios. Algo que puede explicar el caos mental de muchos y las calamidades innúmeras de la humanidad.

He tocado el rostro de Dios «donde nunca voló la alondra ni aun el águila»

Antes de su partida con destino a pocos kilómetros de la superficie lunar los astronautas del Apolo 10 colocaron dentro de su somero equipaje un poema de John Gillepie Magee. Según fuentes cercanas al centro de control espacial, dicho poema sería leído poco antes de comenzar su vuelta a la Tierra. Éste es el poema del Apolo 10 en traducción libre:

«He roto los ásperos vínculos que me unían a la tierra, bailado por los cielos, sobre alas sonrientes de plata hacia el Sol me he escapado, uniéndome a la confusión regocijada de nubes hendidas por sus rayos y hecho cien cosas. No puedes siquiera soñar cómo he girado, subido y balanceado alto, arriba, en el silencio iluminado por el Sol. Revoloteando, persiguiendo el viento alborotado me he arrojado con mi ansiosa nave a través de flotantes corredores de aire hacia arriba, al delirante y ardiente azul donde nunca voló la alondra, ni aun el águila; y, mientras empujaba mi mente hacia arriba en silencio, he apoyado mi pie en la santidad alta e inviolada del espacio. He extendido mi mano y tocado el rostro de Dios.»

HAY UNA NAVE ESPACIAL MÁS RÁPIDA, MÁS CONTUNDENTE Y MÁS EFICAZ QUE LAS QUE HAN CONQUISTADO EL ESPACIO: EL CORAZÓN DE MARÍA. QUIEN AMA A LA VIRGEN, LLEGA A DIOS. SON HERMOSAS LAS CONQUISTAS CIENTÍFICAS, PERO TODAVÍA LO SON MÁS LAS QUE ALCANZAN LA VIDA ETERNA Y LA GRACIA SANTIFICANTE. NO NOS OLVIDEMOS CADA MAÑANA Y CADA NOCHE DE REZAR, SIN RUTINAS NI MONOTONÍAS, LAS TRES AVEMARÍAS A LA SANTÍSIMA VIRGEN PARA CONSEGUIR QUE ELLA NOS TRASLADE DEFINITIVAMENTE A DIOS.

Obra Cultural
Laura, 4 – Barcelona–10

Meditación 62: María y la Eucaristía

02 miércoles Sep 2015

Posted by manuelmartinezcano in Meditaciones de la Virgen, Uncategorized

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No sabemos qué parte tomó María en la institución del Santísimo Sacramento, ni si estuvo en el Cenáculo aquella noche, ni si comulgó o no, con los Apóstoles; de todos modos son muy intimas las relaciones que entre Ma­ría y la Eucaristía existen.mariaeucaris

1º El don de María. -La Eucaristía es el don de Ma­ría por excelencia. -Él hombre tiene necesidad absoluta de Dios. -Por un instinto natural, busca a Dios y cuando no lo encuentra se lo fabrica con sus manos como hacen los pobres paganos con sus ídolos… Dios nos concedió a nosotros la gracia de satisfacer a esta necesidad…, primero, por medio de la Encarnación, y luego, por la Eucaristía…

Bajó del Cielo a la tierra a hacerse uno como nosotros y así poderle ver, conocer y amar… Era poco… Él quería más, y quiso humillarse hasta el punto de que pudiéramos tocarle…, comerle… y alimentarnos de Él… y esto no unos días… o una temporada…, sino siempre. -Por la Encarnación, tomó un cuerpo humano y vivió, entre los hombres, pero muy poco tiempo. -Solo vivió en Palestina y unos treinta y tres años… ¿Que era esto para toda la humanidad?…

Por eso inventó el modo de estar con todos y cada uno realmente presente…, íntimamente unido…, con la unión más perfecta que existe, que es la de la alimentación, por la cual lo que comemos se hace una sola cosa con nosotros… y esto para siempre…, hasta el fin de los siglos. -Por tanto, la Eucaristía es una Encarnación continuada…, es la aplicación práctica dé la Encarnación a todos y cada uno de los hombres…, es el modo que Dios tiene de satisfacer a la necesidad que todos tenemos de Él.

Ahora pregúntate: y ese don de la Encarnación, ¿quién nos le dio?… Él Padre Eterno, pero por medio de Ma­ría… Jesús encarnó y nació, pero por Ma­ría… Ella fue la que dio al mundo a Jesús… Luego si la Eucaristía es la continuación de la Encarnación, es bien claro que es la continuación del don de Ma­ría. -Ella continúa dándonos diariamente a Jesús como un día nos lo dio en el portal de Belén. -Adán nos perdió por comer el fruto que le dio la mujer. «La mujer que me diste por compañera me ha dado el fruto y he comido»… Así pecó Adán… Nosotros podemos decir lo mismo: «Señor, la mujer que nos diste por Madre nos ha dado y nos está dando el fruto bendito de su seno y por eso vivimos…, de Él nos alimentamos»,..

2º Él Sacramento de Ma­ría. -Así se puede llamar a la Eucaristía. -En los demás Sacramentos, no tiene Ella parte alguna. -En éste la tiene y muy principal. -La carne de Cristo dice Santo Tomás, no es más que la carne virginal de María. -Ella, pues, es la que facilitó la materia prima de este Sacramento. -La Virgen, con su fiat, trajo al Hijo de Dios del seno del Padre al suyo inmaculado… Él sacerdote, en la consagración, repite un milagro semejante, y a sus manos baja el mismo Hijo de Dios, pero ya hecho Hijo de Ma­ría. -Las palabras del sacerdote son, pues, como una repetición de las d? Ma­ría… Él prodigio que ellas obran, es como el prodigio y la continuación de las maravillas de Nazaret. -Así se ha dicho que la Eucaristía es una continuación de la obra de Ma­ría.

Esta obra consistió en amar y adorar a su Jesús como a su Hijo y como a su Dios. -Jesús se hizo. Niño para arrastrarnos, con su encanto y amor, al amor de Dios. -Pero de hecho, ¿cuántos conocieron y amaron a aquel Niño Dios? -Ma­ría fue el modelo de las almas enamoradas de Jesús… Ella le amó con toda la intensidad, ¡Y qué grande era! -Ahora, en la Eucaristía, Jesús se hace papo y alimento de los hombres… ¿Para qué?… También para buscar nuestro amor. -Se anonadó al hacerse hombre…; más aún, se anonada al hacerse pan… y en ese anonadamiento, apenas si tiene otro cariño y amor verdadero que el de su Madre. Sólo Ésta, con su amor, es capaz de compensarle esa humillación y anonadamiento. -Alamar a Jesús en la Eucaristía, piensa que estás continuando la obra de amor que Ma­ría comenzó en Belén… Ahora, como entonces, la mayor parte de los hombres no le conocen…, ni le aman…, ni le agradecen lo que por ellos hace. -Ahora también, como entonces, hace falta quien supla esa ingratitud…, esa enorme falta de amor. -Entonces fue Ma­ría ahora debes ser tú, con Ella ya imitación de Ella…

3º Él consuelo de Ma­ría. -¡Qué tristeza produciría todo esto en el corazón de la Santísima Virgen!…, cuando Ella viera a aquel Niño precioso y encantador, desconocido de unos…, despreciado de otros… y hasta perseguido en su misma cuna… cuando Ella considerara en su Hijo al Hijo de Dios… ¿qué sufrimiento sería el suyo al verle así tan escondido que nadie le daba el culto de adoración que merecía?

Es evidente que Jesús, ni en su vida privada…, ni en la pública…, menos aún en su pasión y muerte, recibió los honores divinos a que tenía derecho… y la Santísima Virgen tendría en eso un verdadero tormento. -Pues bien, la Eucaristía es la que puede consolara la Santísima Virgen…, aquí puede Jesús ser honrado en aquel cuerpo…, en aquella misma carne y sangre que tomo de Mapa…; ahora, la Santísima Virgen queda ya satisfecha y consolada cuando ve a las almas acercarse a honrar…, a adorar…, a amar la Hostia sacrosanta de nuestros altares. -¿No querrás dar este consuelo a tu Madre y a la vez este honor debido a Jesús? ¿Crees que en tu vida eucarística así lo haces? ¿Está tu alma contenta de ella?…

4º La Comunión de Ma­ría. -Si no es cierto que María comulgara en el día de la última cena, no se puede dudar de que, al menos, muchas veces después, comulgaría de manos de San Juan. -¡Él apóstol Virgen dando la Comunión a la Virgen de las Vírgenes!… ¡Qué espectáculo más sublime!… ¡Que comunión! ¡Con qué gusto entraría Jesús en el alma de Ma­ría!… ¡Qué bien se encontraría allí!… SI ya habla antes elegido Él su purísimo seno para encarnar…, ¿cómo no elegir ahora su corazón para morar en él? -Y la Virgen bendita, ¿cómo se prepararía? ¿Qué acción de gracias?… Si un San Luis pasaba toda la semana pensando en la comunión y empleaba tres días en prepararse y otros tres en dar gracias…, ¿qué haría Ma­ría? Imítala en su fervor…, comulga tú también -con Ma­ría y como Ma­ría-. Pasa así tu vida metido de llenó en la Santísima Eucaristía…

Ildefonso Rodríguez Villar
Puntos breves de meditación
sobre la vida, virtudes y advocaciones litúrgica
de la Santísima Virgen María
26ª edición, Valladolid, 1965

Fin del mundo y de la humanidad

02 miércoles Sep 2015

Posted by manuelmartinezcano in Uncategorized

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padre canoEn otros artículos hemos explicado sintéticamente la doctrina de la Iglesia sobre la muerte y el juicio particular. ¿Acabará también el mundo material y el género humano? No recuerdo que haya una doctrina oficial de la Iglesia. En su segunda carta, San Pedro dice: “Vendrá el día del Señor como ladrón y en el pasarán con estrépito los cielos, y los elementos, abrasados, se disolverán, y asimismo la tierra con las obras que en ella hay” (2 Pe 3, 7-13). En esa misma carta, dice: “Pero nosotros esperamos a otros cielos nuevos y otra tierra nueva, en que tiene su morada la justicia, según la promesa del Señor” (2 Pe 3, 13)

Santo Tomás cree que la destrucción del mundo ha de ser antes del juicio universal; otros como San Agustín, después del juicio universal. San Cirilo de Jerusalén, decía: “Pasará este mundo para que exista otro más hermoso.”

El Dr. Manuel Mª Carreira, S.I., Profesor de Fisica y Astronomía en Jhon Carroll University Cleveland (USA), ha escrito: “Nos dice la Ciencia que el universo es una sistema físico en evolución constante. En evolución hacia etapas que, inexorablemente, llevan a un fin. No sabemos con certeza todavía cómo será este fin, pero sabemos que el Universo va hacía un término de su actividad y su estructuración.”

Es doctrina de fe divina católica definida que todos los hombres y mujeres resucitarán con los mismos cuerpos que tenían en esta vida. Los cuerpos de los cristianos que fueron comidos por las fieras, los quemados vivos, etc. todos resucitarán y se unirán a sus almas inmortales y serán los mismos hombres y mujeres las mismas personas que vivieron en la tierra.

El profeta Daniel dice: “Las muchedumbres de los que duermen en el polvo de la tierra despertarán, unos para eterna vida, otros para eterna vergüenza y confusión” (Daniel 12, 1-3). Mientras sufrían el martirio, los siete hermanos Macabeos, le dicen al tirano: “Tú, criminal, nos privas de la vida presente; pero el Rey del universo nos resucitarán a los que morimos por su leyes a una vida eterna” (Macabeos 7, 9-11, 14, 23-29)

Jesús dice: “No os maravilléis de esto, porque llega la hora en que cuantos están en los sepulcros oirán su voz y saldrán los que han obrado el bien para la resurrección de la vida, y los que han obrado el mal para la resurrección el juicio” (Juan 5, 25sgs.) San Pablo, escribiendo a los corintios, les dice: “porque como por un hombre vino la muerte, también por un hombre vino la resurrección de los muertos. Y como en Adán hemos muerto todos, así también en Cristo somos todos vivificados” (1 Cor 15, 12-34).

Todos los Santos Padres han enseñado la misma doctrina que ha llegado hasta nosotros por la Tradición Divina.

En los Símbolos o Credos que se rezan en la Iglesia desde siempre afirmamos: “Creo también en la verdadera resurrección de la misma carne que ahora llevó” (León IX). El Concilio IV de Letrán definió que Jesús ha de venir a juzgar a cada uno según sus obras: “Y ha de dar a cada uno según sus obras, tanto a los réprobos como a los elegidos: todos los cuales resucitarán con sus propios cuerpos que ahora llevan, para recibir según sus obras, ora fueran buenas, ora fueran malas; estos con el diablo, castigo eterno; aquellos con Cristo, gloría sempiterna”.

Manuel Martínez Cano, mCR.

La masonería y el código de derecho canónico

02 miércoles Sep 2015

Posted by manuelmartinezcano in Uncategorized

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TÍTULO II

DE LOS DELITOS CONTRA LAS AUTORIDADES ECLESIÁSTICAS Y CONTRA LA LIBERTAD DE LA IGLESIA (Cann. 1370 – 1377)

1370  § 1.    Quien atenta físicamente contra el Romano Pontífice, incurre en excomunión latae sententiae reservada a la Sede Apostólica; si se trata de un clérigo, puede añadirse otra pena, atendiendo a la gravedad del delito, sin excluir la expulsión del estado clerical.

  • 2.    Quien hace lo mismo contra quien tiene el carácter episcopal, incurre en entredicho latae sententiae, y, si es clérigo, también en suspensión latae sententiae.
  • 3.    Quien usa de violencia física contra otro clérigo o religioso, en desprecio de la fe, de la Iglesia, de la potestad eclesiástica o del ministerio, debe ser castigado con una pena justa.

1371  Debe ser castigado con una pena justa:

1 quien, fuera del caso que trata el ⇒ c. 1364 § 1, enseña una doctrina condenada por el Romano Pontífice o por un Concilio Ecuménico o rechaza pertinazmente la doctrina descrita en el ⇒ c. 752, y, amonestado por la Sede Apostólica o por el Ordinario, no se retracta;

2 quien de otro modo desobedece a la Sede Apostólica, al Ordinario o al Superior cuando mandan o prohiben algo legítimamente, y persiste en su desobediencia después de haber sido amonestado.

1372  Quien recurre al Concilio Ecuménico o al Colegio de los Obispos contra un acto del Romano Pontífice, debe ser castigado con una censura.

1373  Quien suscita públicamente la aversión o el odio de los súbditos contra la Sede Apostólica o el Ordinario, con el motivo de algún acto de potestad o de ministerio eclesiástico, o induce a los súbditos a desobedecerlos, debe ser castigado con entredicho o con otras penas justas.

1374  Quien se inscribe en una asociación que maquina contra la Iglesia debe ser castigado con una pena justa; quien promueve o dirige esa asociación, ha de ser castigado con entredicho.

1375  Pueden ser castigados con una pena justa quienes impiden la libertad del ministerio, de una elección o de la potestad eclesiástica, o el uso legítimo de los bienes sagrados o de otros bienes eclesiásticos, o coaccionan al elector, al elegido o a aquel que ejercitó una potestad o ministerio eclesiástico.

1376  Quien profana una cosa sagrada, mueble o inmueble, debe ser castigado con una pena justa.

1377  Quien enajena bienes eclesiásticos sin la licencia prescrita, debe ser castigado con una pena justa.

 

http://www.vatican.va/archive/ESL0020/__P51.HTM

Página para meditar 154: la respuesta de Dios

02 miércoles Sep 2015

Posted by manuelmartinezcano in Padre Alba, Uncategorized

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Fue nuestra Asociación Juvenil de la Inmaculada y San Luis Gonzaga la gran privilegiada de la inmensa concentración de jóvenes con el Papa en Czestochowa, la gran privilegiada de la cristiandad y de millones de católicos polacos y de todas las naciones qué hubieran querido estar con nosotros en aquella hora sublime.

Eran las once de la mañana del 14 de Agosto de 1991, festividad de San Maximiliano Kolbe. Precisamente se celebraba aquel día del Santo, los cincuenta años de su martirio. No se -nos permitió celebrar la Santa Misa como pretendíamos en el Monasterio Carmelita de Auswich, donde santas carmelitas están rogando y haciendo penitencia por los crímenes de aquel campo de concentración y de todos los otros campos de concentración de nuestro siglo, tal vez el más bárbaro y salvaje de toda la historia. Había una prohibición expresa del Señor Cardenal de Cracovia. Pero el Señor, nos llevó de la mano al interior de aquel campo antiguo de concentración, donde las fuerzas diabólicas se ensañaron en la naturaleza humana hecha a imagen y semejanza de Dios. Y allí, frente a la celda donde sufrió el martirio San Maximiliano Kolbe, junto al muro en donde fueron fusilados innumerables católicos, se levanta nuestro humilde altar, y en una Santa Misa, como de catacumbas, en medio de la emoción de todos los peregrinos de nuestra Asociación y de nuestros hermanos polacos, vino el Señor a nuestro altar y a nuestros pechos para darnos respuesta de su amor y gracia, que valen más que todo lo que podemos querer y aspirar. El Señor estuvo con nosotros en aquel lugar dramático y martirial, a medio día, en la víspera de la Asunción de su Madre a los cielos, sí, sí, en la fiesta de San Maximiliano Kolbe, a los cincuenta años justos de su inmolación, tuvimos la dicha de aquel regato, que como os digo millones de cristianos hubieran deseado y que a nosotros inesperadamente se nos concedió.

¡Cuántas veces hemos sido arrinconados y proscritos, por hermanos nuestros, cuánta incomprensión y persecución nos ha marcado! ¡Cuán tas iglesias. se nos han cerrado, cuántas veces se nos ha prohibido el acceso a catedrales incluso, porque somos molestos a una política o táctica religiosa, que Dios juzgará en su dial ¡Cuán pocos nos sentimos a veces, objeto de sospecha y de distanciamiento oportuno de aquellos de quienes podíamos esperar amistad cristiana! ¡Cuántas veces, solos en nuestras procesiones, peregrinaciones, Ejercicios, manifestaciones públicas de la fe! ¡Cuántas veces, en nuestra celda, como condenados a morir lentamente no tuvimos a través de nuestros barrotes, consuelos ni de los de arriba, ni de los iguales! Para los unos y los otros, hemos sido “amigos incómodos”. Pero ¡qué regalos para nuestras pobres almas! ¡Qué respuesta la del Señor! “Yo estoy a vuestro lado. Pero os amo, no para la vulgaridad de una vida cristiana conforme con el bienestar de lo establecido, sino que deseo para vosotros la intimidad de mis santos y mis mártires. Por eso, os niego la Misa en la paz tranquila de un hermoso templo, para poner vuestra unión a Mi Sacrificio, en el lugar de los mártires, en la oscuridad de los campos de concentración donde se os margina, pero con el consuelo verdadero de mi compañía y el de mi bendita Madre.”

Queridos míos: muchas son nuestras limitaciones, pero el Señor nos dice que se complace en nosotros y que estarnos en le camino exacto, que es el del amor, la redención y la esperanza en el único Salvador Jesucristo, que reinará, con sus mártires por los siglos e instaurará en la tierra su reinado de paz, de verdad y de caridad. Guardemos estas misericordias, corno María, en nuestro corazón.

Rvdo. P. José María Alba Cereceda, S.I.
Meridiano Católico Nº 154, septiembre de 1991

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"Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la construyen. (Salmo 127, 1)"

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"Id al mundo entro y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado" Marcos 16, 15-16.

"Es necesario que los católicos españoles sepáis recobrar el vigor pleno del espíritu, la valentía de una fe vivida, la lucidez evangélica iluminada por el amor profundo al hombre hermano." San Juan Pablo II.

"No seguirás en el mal a la mayoría." Éxodo 23, 2.

"Odiad el mal los que amáis al Señor." Salmo 97, 10.

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