UNIÓN CON SU HIJO HASTA LA CRUZ
Así avanzó también la Santísima Virgen en la peregrinación de la fe, y mantuvo fielmente su unión con el Hijo hasta la cruz, junto a la cual, no sin designio divino, se mantuvo erguida (cf. Lo. 19-25), sufriendo profundamente con su Unigénito y asociándose con entrañas de madre a su sacrificio, consintiendo amorosamente en la inmolación de la víctima que ella misma había engendrado; y, finalmente, fue dada por el mismo Cristo Jesús agonizante en la cruz como madre al discípulo con estas palabras: Mujer, he ahí a tu hijo (cf. Lo. 19-26-27). (Lumen Gentium 58)
V CENTENARIO SIN PAR
Durante mi precedente visita a esta ciudad de Zaragoza me referí a una cita inminente, a la que la Iglesia no podía faltar: la conmemoración del V Centenario del descubrimiento y de la evangelización de América. Precisamente el comienzo de la preparación espiritual de dicho acontecimiento hace que esté encaminado mis pasos hacia la República Dominicana, donde se inició la evangelización del Nuevo Mundo.
Siendo éste el motivo de mi viaje, era un deber histórico, además de un impulso natural del corazón, que me detuviera antes en tierra española. Porque fue España la que abrió la comunicación entre Occidente y el Continente americano y la que, en gran parte, llevó al mismo la luz de la fe en Cristo, junto con Portugal, al que también desde aquí envío mi cordial saludo. En efecto, de Palos de la Frontera partieron las primeras carabelas, de vuestros lares salieron los primeros evangelizadores, a los que tantos otros han seguido hasta nuestros días. Desde los primeros momentos fueron gentes de España entera.
He venido por ello a esta ciudad, a postrarme ante la Virgen del Pilar, Patrona de la Hispanidad, para dar gracias a Dios por esta gesta y por la contribución esencial de los hombres y mujeres de España en una sin par obra de evangelización. (San Juan Pablo II)
EL VATICANO Y LA CRUZADA
Deducir de ello que la Santa Sede vacilaba sobre el carácter de la causa nacional, como si no suscribiese su valor de Cruzada, va contra los hechos. Y atreverse, como hace otro historiador, a poner la exposición de algunos incidentes, que causaron en su momento perplejidad, bajo el título “El Vaticano contra la cruzada” es falsear la historia. Pues nada de eso cambiaba la línea fundamental de bendición, expectación y creciente confianza en Franco. La misma discusión diplomática, en plena guerra, desmiente el título mencionado. El año 1938 en una conversación del Embajador Yanguas Messia con el Cardenal Pacelli (Secretario de Estado de Pío XI y próximo Papa él mismo con el nombre de Pío XII) el primero resumió sus quejas como el reproche cariñoso de un “hijo que no se siente debidamente comprendido y amado por el Padre, ya que nuestra guerra es una cruzada”; y el Cardenal respondió: “Lo comprendo. Es un impulso de amor. Y también para mí trátese de una Cruzada”. (Mons. José Guerra Campos)
SACRIFICIOS HUMANOS
“el Señor me dijo. . . Han construido recintos sagrados a Baal para quemar a sus hijos como holocaustos en honor de Baal” (Jeremías 19, 5) Siempre los falsos dioses, los ídolos inspirados por Satanás, han pedido que se les ofrezca en sacrificio víctimas humanas.
La diosa democracia, el ídolo de los democratistas es el fetiche más diabólico de la historia. Millones y millones de niños y niñas inocentes son quemados, destrozados, decapitados en los abortorios democratistas. Y este holocausto en la era del desarrollo, el progreso, el cientifismo, la tolerancia y la luz. La luz de Lucifer a quien invocan ciertos masones.
LA MUJER
Edith Stein
Si frente a la imagen de las cualidades puramente desarrolladas de la esposa y madre deseamos saber cómo debe ser según su misión natural, contemplemos a la Inmaculada. En el centro de su vida está su Hijo. Espera su nacimiento con alegre expectación, protege su infancia, lo sigue en todos sus caminos cercanos y lejanos como él desea, lo sostiene muerto en sus brazos: ejecuta el testamento de quien ha partido. Pero todo esto no lo hace como cosa suya, en eso es la esclava del Señor, hace lo que Dios le ha ordenado. Y por eso considera al Hijo no como su propiedad: lo ha recibido de manos de Dios, lo pone de nuevo en las manos de Dios para ofrecerlo en el templo, para acompañarlo hasta la muerte de cruz. Consideremos a la Madre de Dios como esposa: una confianza silenciosa, sin límites, que cuenta con una confianza infinita; obediencia callada; una unión fiel en el dolor, todo esto bajo la sumisión a Dios que le ha dado al esposo como protección humana y cabeza visible.
EL HOMBRE DE VERDAD
Cuando el hombre es hombre de verdad, cumpliendo todos los deberes propios, familiares, profesionales, sociales. Y, presidido por una vida en gracia de Dios, y con intención recta de hacer su voluntad, nos consigue la salvación de nuestra alma. Dios quiere que seamos eternamente felices. Depende de nuestra respuesta a su plan. Por esto salvar el alma es lo más personal, potestativo, importante, para cada hombre. De él depende la felicidad eterna o la eternidad en el infierno. Con la gracia santificante, en cualquier estado y situación, podemos honradamente cumplir todos los deberes. Sin la gracia, incluso en lo humano y temporal, el hombre es impotente para llegar al colmo de sus obligaciones. Recordemos la frase de Chesterton: “Quitad lo sobrenatural y sólo os quedará lo antinatural”.
No hay hombre verdadero, realizado, sin la aspiración de seguir a Jesucristo, Redentor y Rey de todos los hombres. Una quinteta muy antigua expresa esa verdad elocuentemente: “La ciencia más alabada – es que el hombre bien acabe; – porque al fin de la jornada – aquel que se salve sabe, – y el que no, no sabe nada”.
FAMILIA EJEMPLAR
Hace cincuenta años, conocí a una familia en Barcelona. Matrimonio católico que ha tenido 13 hijos. ¡buen número!, una carmelita, un sacerdote diocesano y un misionero. La madre de 85 años, han ingresado varias veces en el hospital. La semana pasada, fue la última. La señora enferma que había en la misma habitación, también de 85 años le dijo: “usted tranquila, ya me han operado 21 vez. Tres veces, he estado en el gran túnel de la muerte. La última no quería volver a la vida, porque estaba muy a gusto. Ahora no quiero morir porque mi hija necesita mi paga.
Este matrimonio católico de Barcelona, tiene 30 nietos y 56 biznietos y los que están esperando. Familias sencillas y obreras que están siempre contentos. Sí, quedan ejemplos a imitar.
Padre Manuel Martínez Cano, mCR