La descristianización
«La descristianización, que grava sobre pueblos enteros y comunidades en otro tiempo ricos de fe y vida cristiana, no comporta sólo la pérdida de la fe o su falta de relevancia para la vida, sino también y necesariamente una decadencia u oscurecimiento del sentido moral: y esto ya sea por la disolución de la conciencia de la originalidad de la moral evangélica, ya sea por el eclipse de los mismos principios y valores éticos fundamentales. Las tendencias subjetivistas, utilitaristas y relativistas, hoy ampliamente difundidas, se presentan no simplemente como posiciones pragmáticas, como usanzas, sino como concepciones consolidadas desde el punto de vista teórico, que reivindican una plena legitimidad cultural y social»
San Juan Pablo II, Veritatis splendor, núm. 106.
La caridad
La Caridad es… la caricia de Dios cada día
La Caridad es… hacer un pequeño gesto de amor
La Caridad es… no tener miedo a la bondad y la ternura
La Caridad es… ayudar a nuestro prójimo
La Caridad es… caminar en la verdad
La Caridad es… el fruto del Espíritu que habita en nosotros
La Caridad es… el gozo de sabernos perdonados por Dios
La Caridad es… ver el rostro de Cristo en cada hermano
La Caridad es… vivir y cultivar la amistad con Dios
La Caridad es… la verdadera y única luz que guía al mundo
La Caridad es… respetar la belleza de la creación
La Caridad es… el Hijo de Dios hecho hombre
Hermanitas de los pobres
Fe y Razón
La teología católica afirma que la fe no depende de la razón, pero no es irracional. Aunque la fe supere la capacidad racional del ser humano, sin embargo no va en contra de la razón. Cuando creemos y nos fiamos de lo que nos dicen tantas personas conocidas, no actuamos contra la razón, sino que la descubrimos potenciada. El Papa Benedicto XVI, consciente de los intentos de la cultura actual de separar la fe de la razón, no cesa de recordarnos que no existe oposición entre fe y razón, entre el saber teológico y científico, sino complementariedad. Que el Señor nos ayude a creer y confiar en Él y en los hombres. Con mi bendición, feliz día del Señor.
+ Atilano Rodríguez
Anticlericalismo
«Nosotros sabemos que detrás de ese fantasma del anticlericalismo no hay más que un odio hipócrita a la Iglesia católica; pero no frente a frente como hacen los sectarios, sino llevando deslizada la lanza de Longinos entre los pliegues de la túnica de los legisladores. Pero la lucha será inútil: nosotros tenemos la garantía absoluta, suprema, del triunfo. ¿Qué tempestad puede amenazar a la Iglesia católica que a la hora presente no haya sufrido ya? Cerca de dos mil años lleva en pie, y ante ella se disgregan Estados y pueblos, y su dinastía de patriarcas y profetas llega hasta los umbrales I mismos de la Historia»
Vázquez de Mella
La Nación y el Pueblo de Dios
Lo que hicieron los revolucionarios franceses, fue monopolizar como Nación o sociedad política la representación de la Nación Histórica, parte del Pueblo de Dios en Europa. Esa fracción -la nueva oligarquía, pues todo gobierno, sea el que sea, es oligárquico-, constituyó la Nación Política, a la que está sometido desde entonces mecánicamente el Pueblo de Dios de las naciones históricas europeas. Funcionen bien o mal, los gobiernos son por lo general mediocres. El problema actual, que viene de atrás, es que, en la medida en que se han hecho portavoces del nihilismo, están destruyendo el Pueblo de Dios y las naciones reales, naturales, no artificiales, las naciones históricas, que son totalidades orgánicas. Los gobiernos de las naciones políticas representan hoy al nihilismo que, como tal, tiene que destruir también la realidad histórica para reemplazarla por otra imaginaria.
Dalmacio Negro, Razón Española, nº 191 (2015), p. 135
Cristo en la Eucaristía y en los pobres
San Juan Crisóstomo: «¿Deseas honrar el cuerpo de Cristo? No lo desprecies, pues, cuando lo encuentres desnudo en los pobres, ni lo honres aquí en el templo con lienzos de seda, si al salir lo abandonas en su frío y desnudez. Porque el mismo que dijo: «esto es mi cuerpo», y con su palabra llevó a realidad lo que decía, afirmó también: «Tuve hambre y no me disteis de comer» [Mt 25, 42], Y más adelante: «Siempre que dejasteis de hacerlo a uno de estos pequeñuelos, a mí en persona lo dejasteis de hacer» [Mt 25,45] […]. ¿De qué serviría adornar la mesa de Cristo con vasos de oro, si el mismo Cristo muere de hambre? Da primero de comer al hambriento, y luego, con lo que te sobre, adornarás la mesa de Cristo» (Homilías sobre el Evangelio de Mateo, 50, 3-4: Migne, Patrologia Graeca 58, 508-509). En fin, una vez leí una frase que sonaba más o menos así: «Quien contrapone la atención a los pobres y el esplendor de la liturgia, pretende romper en dos a Cristo».
José Ricart Torrens, sacerdote
Confiar en Dios
“Que los más grandes pecadores [pongan] su confianza en Mi misericordia. Ellos más que nadie tienen derecho a confiar en el abismo de Mi misericordia. Hija Mía, escribe sobre Mi misericordia para las almas afligidas. Me deleitan las almas que recurren a Mi misericordia. A estas almas les concedo gracias por encima de lo que piden. No puedo castigar aún al pecador más grande si él suplica Mi compasión, sino que lo justifico.”
Diario de Santa Fautina Kowalska, nº 1146
Montserrat
