Rvdo. P. José María Alba Cereceda, S.I.
Meridiano Católico Nº 160, marzo de 1992
Mayo. En la fiesta de la Visitación será canonizado el Beato Padre Claudio de la Colombiére. El nuevo San Claudio, confesor de Santa Margarita María de Alacoque, fue el hombre bueno y fiel que el Señor prometió a la Santa en medio de sus tribulaciones, para que le dirigiera en todo el tiempo de las apariciones del Sagrado Corazón. Él mismo escribió en su Diario: “Sólo encuentro paz en el total olvido de mí mismo. Es necesario que nos resolvamos a olvidarnos hasta de nuestros intereses espirituales para no buscar más que la pura gloria de Dios.” Fue el primer apóstol de la devoción al Sagrado Corazón y por el olvido propio que le llevó al heroísmo de la santidad, como premio a su entrega, me recio para la Compañía de Jesús que el mismo Sagrado Corazón le diera el suavísimo encargo de propagar esta devoción por todo el mundo. Vivir, para no entregarnos a difundir, esta devoción, dedicar la vida a que el Sagrado Corazón sea más amado, más conocido, más honrado, ha de ser nuestro gozo y nuestra corona, como San Claudio de la Colombiére. Buen plan de vida.
Septiembre. El venerable hermano trapense Rafael será elevado a los aliares. El nuevo Beato ha sido Maestro en multitud de ocasiones. En lecturas espirituales, en los Ejercicios Espirituales, donde hemos escuchado grabadas sus palabras; incluso para los pequeños grupos que habéis podido peregrinar a Dueñas, para venerar sus santos restos. ¿Qué nos ha enseñado el beato Rafael Arnáiz? ¿Qué doctrina nos ha repetido? Tuvo prisa en santificarse. Se santificó con una fidelidad admirable a su vocación. La enfermedad no le hizo bajar la tensión de sus aspiraciones a la perfección. Cuatro ve ces tuvo que abandonarla Trapa y otras tantas volvió a ella para ser fiel a Dios.
¡Dios mío, cuántos pretextos urdimos para no entregarnos a Dios!
¡Qué llamada la del Beato Rafael para sacudir nuestra indolencia y dárselo todo a Dios desde el principio del día! ¿Cómo vamos a ser generosos con Dios y sentirnos invadidos de Él, si todo pasa delante de nuestras obligaciones de piedad y de oración?
Octubre. En la fiesta de nuestro patrono, San Antonio María Claret, beatificará el Papa el número más numeroso de los beatificados hasta ahora, de los mártires de la persecución del marxismo y sus aliados en España. Más de cien mártires, claretianos de Barbastro y Hermanos de San Juan de Dios. Los mártires que fueron al suplicio cantando “Por ti, Reina mía, la sangre dar” Eran jóvenes en su inmensa mayoría. Gloria de la Iglesia, gloria de España católica, y gloria de la Unión Seglar que ha tenido siempre a honra guardar con amor la memoria de los mártires que hicieron de la persecución en España, durante la última Cruzada, una de las páginas más gloriosas de la Historia de la Iglesia.
Después de los martirios de sangre han venido los martirios psicológicos que ahora vivimos. Es la permanente incomprensión y persecución psicológica de los buenos, de los que profesan la misma fe, pero que no nos comprenden y buscan en nosotros división y cambios de rumbo. ¿Qué hacer? Mirar a los mártires. Rogar por los que nos martirizan. Ofrecer nuestros sufrimientos para que vengan innumerables jóvenes a consagrarse al servicio de Jesucristo y de nuestra Reina. Y callar y esperar a que llegue la hora de Dios, que no ha de tardar.